017.
"Te amo."
Al amanecer, los guardias irrumpieron la habitación, obligando a todos a despertar y formarse, mientras examinaban cada rincon del cuarto, con dificultad, la mujer se levantó, formándose junto a su equipo. Sintiendo nervios cada que un guardia se acercaba a verla.
Era hora del siguiente juego, como siempre todos en fila caminaron hasta el lugar donde este se llevaría a cabo, no sin antes, mostrar los cuerpos colgados de uno de los jugadores, junto a tres guardias, todos miraron la escena horrorizados, eso era lo que pasaba cuando hacías trampa en el juego.
—Este juego, se jugará en equipos de dos. –Explicó la voz del altavoz. —Encuentren una pareja con quien quieran jugar, cuando dos personas se den la mano, se convertirán en compañeros, tienen diez minutos.
Yelena se volteó rápidamente a mirar a Sang-Woo, extrañándose al ver como este extendía su mano hacía Ali, creando un ambiente incomodo entre los tres, y Gi-Hun quien también parecía querer hacer pareja con el 218.
—No se preocupen, adelante ambos harán un gran equipo. –Soltó Gi-Hun ocultando su incomodidad, cuando los cuatro se miraron entre si. Aunque Sang-Woo no se sentía mal por Gi-Hun, sino por Yelena, pero tenía un mal presentimiento del juego y decidió seguir su instinto y no jugar con ella esta vez. —Tranquilos voy a encontrar a alguien más.
El hombre tomó como segunda opción a Yelena, pero antes de que pudiera hablar, ella pasó a su lado para hablar con Sang-Woo, ignorando al hombre.
—Yel, lo siento es sólo... –El mayor intentó formular alguna excusa al ver la cara no muy contenta de la mujer.
—No te preocupes, está bien, ustedes dos serán un gran equipo. —Mintió mostrando su mejor sonrisa, esperando que no se notara lo falsa que era. —Te deseo suerte. –Se acercó a el depositando un leve beso en sus labios.
—Te amo. –Soltó el hombre cuando se separaron del beso.
—Y yo a ti. –Dijo antes de darse la vuelta para buscar su pareja, de nuevo, pasando a un lado de Gi-Hun, pero dirigiéndose a Eun-Ji, quien estaba sentada en las escaleras simplemente esperando por alguien.
—¿Quieres que sea tu compañera verdad? –Preguntó la chica, levantando la mirada, viendo frente a ella, la mano extendida de la mujer, Yelena asintió múltiples veces.
—Estoy segura de que haremos un gran equipo. –Con una sonrisa, ambas estrecharon las manos cerrando el trato, eran compañeras ahora.
Cuando entraron en el lugar donde se llevaría el juego, un guardia las guió a través de este, todo caracterizado como un clásico vecindario coreano, dando una sensación de calidez. El guardia entregó a ambas una bolsa, con 10 canicas, Eun-Ji de inmediato maldijo internamente.
—Jamás jugué canicas en mi vida. –Soltó la chica, torciendo sus labios.
—No te preocupes, yo solía ser muy buena cuando era niña. –Contó la mujer con una sonrisa. —Te explicare como jugar y después de eso, seremos un equipo invencible.
Ambas se sonrieron entre si, con cierta emoción por el juego.
Hasta que se explicaron las reglas del juego.
—Con las diez canicas que tienen cada uno, jugaran entre ustedes, el que tome las 10 canicas de su compañero, se convertirá en el ganador. –Anunció la voz en el altavoz, desvaneciendo la sonrisa de las chicas, destruyendo la emoción que tenían antes.
—No, no, no no. –Murmuró la mujer, volteando a ver al Eun-Ji, quien petrificada mantenía su mirada fija en un punto de la pared. El terror se avecinó sobre ambas.
Sólo una de ellas saldría con vida.
—Debe haber otra manera, debe haber una manera en la que ambas salgamos con vida, no se como, se me tiene que ocurrir algo. –Repitió Yelena múltiples veces comenzando a sentir el pánico a través de ella. —Debe haber una manera...
—No la hay. –Soltó la joven sin apartar su mirada de aquel punto fijo en la pared. —En este juego no importan las vidas, una de las dos va a morir hoy. –Con un cambio completo en la persona que era, la mente de Eun-Ji comenzó a viajar a través de su vida, sus recuerdos.
Pero con Yelena era diferente.
—No puede ser así, tiene que haber alguna forma, tal vez no estoy pensando lo suficiente. –Continuó Yelena, aferrándose a esa esperanza de que ambas avanzaran al siguiente juego.
—Que inteligente fue tu esposo al no hacer pareja contigo, un verdadero acto de amor. –Rió sarcásticamente, aterrada por dentro de lo que podía suceder, pero luciendo completamente tranquila y pacifica por fuera. —Bueno, ¿empezamos a jugar? –Miró a la mujer, con sus verdes ojos cristalizados.
—¿Jugar? –Cuestionó la mujer extrañada, suponía que Eun-Ji, estaría igual de asustada que ella.
—Sabemos como funciona esto, si no jugamos moriremos las dos. –Mostró una sonrisa triste. —¿Qué otra cosa podemos hacer?
—No podemos jugar, no sería justo. –Yelena comenzó a moverse al rededor de la pequeña zona donde se encontraban, intentando idear un plan que funcionara, pero nada con sentido venía a su mente. —Tu no sabes jugar y yo sí, no tendríamos igualdad de oportunidades.
—¿Entonces? ¿Lo dejamos al la suerte? –Se recargó en la pared, pasando sus manos por su rostro, resignada. —¿Hacemos piedra, papel o tijera? Así decidía todo con mis amigas.
Yelena lo pensó, era lo más justo, ¿No? cualquiera podría ganar, pero aunque no quería dejar morir a Eun-Ji, tampoco quería morir ella.
Al final, no le quedaba de otra. —Está bien. –Soltó un pesado suspiro, sentándose en el piso de tierra, tomando su abdomen con fuerza, el dolor incrementaba con cada momento que pasaba. Pero la chica negó levemente con su cabeza, imitando a la mujer al sentarse también.
—Tenemos treinta minutos aún, no quiero que seamos las primeras en terminar. –Pasó su mano por su cabello antes despeinado, y ahora gracias a Yelena peinado en una casi perfecta trenza, ella sonrió al recordar ese momento, tan simple, pero para Eun-Ji, había significado tanto. —Podemos hablar, una de las dos morirá hoy, al menos quiero que nos conozcamos antes...
—¿De qué quieres hablar? –Preguntó resignada, la chica se encogió de hombros recargando su rostro en sus rodillas.
—No lo sé. –La chica comenzó a buscar en su mente que pregunta podría hacer. —¿Cómo conociste a señor inteligente?
—Odia que lo llamen señor. —Dijo Yelena soltando una pequeña risa, pero tras eso, la mujer pasó sus manos por su rostro con con terror, de no saber si podría ver a Sang-Woo de nuevo. —Fue gracias a Gi-Hun y a mi hermano, un día bromearon con la madre de Sang-Woo diciendo que debería presentarnos, porque ambos estábamos solteros en ese momento. –Una lagrima rodó por su mejilla, limpiándola de inmediato. —Ellos sabían que estaba mal por la muerte de mi padre y pensaron que eso me alegraría y así fue, nos vimos en un restaurante un par de semanas después, me agradó de inmediato, y supongo que yo a el, porque salimos varias veces más después de eso, en la tercera cita me besó por primera vez, eso sentó las bases para que saliéramos más seguido, pero al final decidimos que ya no estábamos en una edad para relaciones casuales, ambos estábamos listos para asentarnos y creo que así fue, me pidió matrimonio un año después. –Una sonrisa nostálgica se formó en su rostro.
—¿Qué te hizo fijarte en el? –Cuestionó extrañada la chica, los veía a ambos, y eran personas completamente diferentes entre si. —¿Era menos serio que ahora? –Yelena soltó una pequeña risa por el comentario.
—Siempre fue alguien serio, pero no era alguien odioso en ese aspecto, tenía sus momento en los que se relajaba y era la persona más dulce del mundo. –Los recuerdos de aquellos bailes en la cocina bajo la tenue luz de la lampara llegaron a su mente, haciéndola derramar otra lagrima. —Pero supongo que fue el contraste entre ambos lo que hizo que encajáramos perfectamente. –Entonces la sonrisa nostálgica se desvaneció. —Pero las cosas se deterioraron con el tiempo, y ahí es donde llegamos aquí. –Señaló el lugar con sus manos, observando el reloj, apenas habían pasado nueve minutos del juego.
—Llevan casados seis años, ¿no es así? –Yelena asintió. —¿Cómo llegaron a este punto sin divorciarse? Las cosas deben estar muy jodidas para terminar aquí. –La mujer realmente se tomó el tiempo de cuestionar eso, a pesar de todo, las constantes peleas que tenían hubieran sido para cualquiera un motivo de separación.
—Ni siquiera yo lo sé. –Se encogió de hombros, mordió sus labios intentando contener más lagrimas que se avecinaban. —Aún hay amor, es lo único que nos ha mantenido juntos, creo que fue porque eso nos unió en primer lugar. –Otro recuerdo de ambos vino a su mente. —No me malentiendas, el dinero es indispensable, pero no suficiente para separarnos.
Eun-Ji asintió con tristeza, sintiendo por fin las lagrimas aproximándose a salir, mirando hacía arriba para evitar que brotaran.
—Lo he visto mirarte, siempre luce tan amargado, pero te mira de una manera tan dulce cuando estas distraída, y se preocupa por ti como si fueras lo más importante para el. –Su esfuerzo para retener las lagrimas fue en vano, pues de los ojos de Eun-Ji, las gotas rodaron rápidamente. —Hubiera dado todo por tener algo así... –Yelena frunció el ceño confundida, posando una de sus manos sobre el hombro de la chica.
—Aun puedes tener eso, aun eres joven. –Entonces la mujer entendió, era una mujer de cuarenta años, por más cosas que quisiera hacer al salir, por más planes para el futuro que haya pensado, Eun-Ji era una chica tan joven para morir ahí. —Tu tienes que salir de aquí, yo tuve el tiempo suficiente, pero tu aún tienes tanto por vivir...
Eun-Ji negó limpiando sus lagrimas con sus mangas. —No es así, no lo entiendes... –Soltó con su voz entrecortada. —Yo no tengo nada ahí afuera.
—No digas eso, tienes amigas, tu lo dijiste... –Yelena no quería morir, pero era egoísta preferir salvarse ella, ante todo, trataba de convencer a Eun-Ji de ganar.
—¡No lo entiendes, no es así! –Exclamó molesta haciendo a la mujer retroceder. —Antes de venir aquí estaba a punto de ir a la cárcel, tuve mi oportunidad de tener algo y lo arruiné. –Ocultó su rostro entre sus rodillas, Yelena, se acercó a ella lentamente, intentando darle un abrazo de consuelo, pero la chica la apartó.
—No puedo dejar que pierdas, niña, las cosas no pueden estar tan mal allí afuera, siempre hay un modo de salir de esos malos momentos. –Soltó comprensiva, con ese optimismo que la caracterizaba.
—Maté a mi novio... –Yelena abrió sus labios sorprendida sin saber que decir al respecto. —Nunca entendí lo que la gente sentía cuando hablaba de amor. Mis padres eran unos completos monstruos conmigo y entre ellos, que cuando vi la oportunidad. –Hizo una pausa, tomando un suspiro, sintiendo que se ahogaba con sus propias lagrimas. —Me escape con mi novio de secundaria, sólo teníamos diecisiete y creímos que podríamos formar una vida juntos, decidimos vivir juntos, hasta que la realidad nos golpeó.
El sonido de un disparo a dos hombres que jugaban junto a ellas las hizo sobresaltarse, viendo de frente el cuerpo ensangrentado del sujeto caer con un agujero de bala en su pecho. Yelena miró el cadáver con impresión, soltando un par de lagrimas, por gotas de sangre que habían salpicado su rostro, pero la chica ni siquiera se inmutó, simplemente continuó hablando.
—Nos llenamos de deudas muy rápido, el comenzó a beber hasta quedar totalmente ebrio, y yo luché demasiado para conseguir un empleo decente, ya nadie te contrata si no tienes experiencia previa. –Una risa falsa salió de sus labios. —Al poco tiempo quedé embarazada, no me abandonó durante ese proceso, pero me trató como la peor clase de basura por eso, pero cuando nació el bebé, dijo que cambiaría, eso sólo duró un mes. –Para ese punto, las lagrimas se detuvieron, de sus palabras no salía tristeza, sólo rabia y dolor, se sentía tan mal, que ya no sentía nada en lo absoluto. —Un bebé es una responsabilidad y el no estaba dispuesto aceptarlo, fui tan estúpida por creerle...
—Ji, nada de esto es tu culpa no había modo en que lo supieras...
—Sí lo había, hubo millones de banderas rojas y yo las ignore, fui sólo una tonta enamorada. –Otro disparo sonó cerca de ellas, sin inmutar a ninguna de las dos, Yelena quedó en silencio, escuchando a la joven desahogar todo el sufrimiento acumulado. —Soporté tantas humillaciones, maltrato, engaños, y no me di cuenta hasta hace una maldita semana. –Entonces las lagrimas volvieron. —Volví de mi trabajo, lo encontré en la sala, de rodillas con un cuchillo y las manos manchadas de sangre, al lado de el, estaba la cama de nuestro bebé, y sólo pude ver una mancha de sangre en ella, pero quince minutos después era yo la que se encontraba de rodillas, con un cuchillo en mi mano, y el cuerpo de mi novio en el suelo con la sangre brotando de su cuello... No pude permanecer más tiempo en esa casa, era como estar en el mismo infierno, ese mimo día me reclutaron para ser parte del juego, sólo acepté participar porque no tenía nada más que hacer...
Un silencio se formó entre ambas, ¿Qué más quedaba por decir? No había palabras de aliento en ese momento, no había nada que se pudiera decir.
—Cuando salimos de aquí, después del primer juego, vi mi rostro en las noticias, encontraron ambos cuerpos en la casa y creen que yo los maté. –Una seca risa salió de sus labios, mientras continuaba intentando limpiar las lagrimas de sus ojos hinchados. —Fue una de mis amigas la que me acusó, si salgo de aquí, iré a la cárcel, no importa que haga. –Tomó la bolsa con canicas entre sus manos, lanzándola delicadamente a la mujer. —Jamás tendré lo que tu tienes, tu mereces ganar más que yo...
La chica estaba dispuesta a levantarse, lista para avisar al guardia su derrota, pero la mujer la detuvo jalando su brazo con fuerza.
—No, no puedes hacer esto, Eun-Ji, no voy a dejarte perder, piénsalo bien. –Rogó la mujer, tratando de convencer a la chica de tomar otra decisión. —Eres demasiado joven para morir, yo tuve una buena vida, debe haber algún modo de que tu tengas la tuya allá afuera. –Soltó con desesperación.
—No la hay, en todos estos días jamás pensé en que podría estar esperandome al salir, porque se que no sería nada bueno... –Agregó con tristeza, pero suavizando la expresión que mantenía antes. —Pero tu tienes algo allá afuera, te escuché ayer en la noche hablando con Sang-Woo sobre sus planes en el futuro. –Una lagrima rodó por la mejilla de la chica, atravesando su ahora tranquilo rostro, conforme con lo que estaba a punto de hacer. —He vivido la mitad de años que tu, y perdí lo que tu aun puedes tener, sería egoísta si decido ganar.
—No hagas esto, por favor. –Lloró la mujer, cuando sintió a la chica soltarse del agarre, caminando hacía el guardia, informando que había perdido.
—Quería ser joven para siempre, y así será. –Sonrió por ultima vez, dejando caer la ultima lagrima, cuando el guardia apuntó su arma directamente a su cabeza. —Gracias por dejarme ser parte de tu equipo sin conocerme, estoy muy agradecida por eso.
El arma disparó.
—Jugadorá 371, eliminada. –Anunció la voz femenina por el altavoz.
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Hola, si les gustó voten y comenten por favor me ayudarían mucho.
Única pregunta, ¿Ustedes jugaron a las canicas en su infancia?
Vi una entrevista de Variety donde HoYeon dice que ella ya no jugó canicas (supongo que fue algo que ya no le tocó)
Pero me sorprendió porque yo, aka una weona de 16 años, si llegué a jugar varias veces a las canicas en mi infancia. Y ustedes??
Btw, los veo en el siguiente capítulo, estamos taaaan cerca del final.
-Alessandra
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