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006.

Voy a elegir quedarme”





Los sobrevivientes al primer juego regresaron a la habitación, todos en silencio, procesando lo que acababa de pasar. Lo único que se escuchaba eran los leves sollozos de la castaña, mientras ocultaba su rostro entre sus rodillas y Sang-Woo acariciaba su espalda intentando calmarla.

Las puertas se abrieron dejando ver a ocho guardias con mascara de triangulo portando armas, liderados por el cuadrado. Todos se pusieron de pie inmediatamente, retrocediendo asustados, Sang-Woo colocó su brazo frente a Yelena, empujándola hacía atrás para protegerla en caso de que algo pasara.

—Todos ustedes han logrado ganar el primer juego, muchas felicidades a todos. –Todos se miraron entre si nerviosos. —Es hora de anunciarles los resultados del primer juego. –En la pantalla, el numero de participantes redujo de 456 a 201. —255 jugadores fueron eliminados y 201 completaron el primer juego.

—Señor. –Una mujer de cabello largo rizado, salió entre la multitud. —Perdóneme, voy a pagar todas mis deudas, por favor. –Cayó hincada al suelo, mientras lloraba desesperada. —Señor, por favor, tengo un niño, ni siquiera he registrado su nacimiento porque aun no le he puesto un nombre, por favor déjeme ir...

Yelena soltó un suspiro pesado, mordiendo sus labios intentando contener las lagrimas.

—¡Por favor! ¡Lo siento mucho! perdóneme la vida... –Otra mujer comenzó a rogar para poder salir de ahí.. —¡Voy a pagar todas mis deudas lo prometo!

Más de los jugadores se arrodillaron, rogando por su vida, queriendo irse de aquel lugar.

—Debe haber un malentendido, no queremos lastimarlos, ni queremos cobrarles sus deudas. –Explicó con tranquilidad el cuadrado. —Les recordamos que estamos aquí para darles una oportunidad.

—¿Una oportunidad? –Exclamó Yelena indignada. —Nos hacen jugar juegos infantiles mientras nos disparan ¿Le parece eso una oportunidad?, quizá tengamos deudas, pero no merecemos morir por eso.

—Solamente es un juego... –Justificó el cuadrado, siendo interrumpido por la mujer.

—Un juego donde murieron 255 personas.

—Simplemente fueron eliminados por romper las reglas, si siguen las reglas pueden salir de este lugar con el dinero del premio que les prometimos.

—¡No necesito ese estúpido dinero del premio! –Intervino otro jugador. —Le pido que me deje salir, por favor.

El cuadrado recordó a los participantes la clausula numero uno del juego.

Al jugador no se le permite dejar de jugar.

—¿Cree que se escapará con todo lo que hace? —Exclamó otro de los jugadores. –La policía vendrá en cualquier momento y nos encontrará.

Las personas comenzaron a reclamar molestas, hasta que el guardia soltó un disparo al techo, los jugadores se agacharan asustados.

—Clausula numero dos. –El cuadrado retomó su palabra. —El jugador que se niegue a jugar será eliminado.

Sang-Woo miró a su esposa, cubriendo sus oídos con sus manos, y una marcada expresión de terror en su rostro, no podía dejar las cosas así.

Entonces recordó.

—Clausula numero tres. –Espetó el mayor con firmeza, poniéndose de pie. —Los juegos pueden terminarse, si la mayoría concuerda ¿No es verdad?

—Es verdad...

—Entonces votemos y si la mayoría quiere irse de este lugar, debe dejarnos salir de inmediato.

Los guardias aceptaron la votación, no sin antes mostrar la gran cantidad de dinero que se había acumulado tras el primer juego, 25.5 mil millones, hubo jugadores arrepintiéndose, otros mantuvieron la idea de irse, sin importar la cantidad.

—No importa cuanto sea el dinero, nuestras vidas valen más. –Dijo la mujer, cuando se acercaban sus turnos de votar. —Vamos a votar por irnos.

—Voy a elegir quedarme–Mencionó Sang-Woo, ella lo miro sorprendida.

—Cariño, podemos morir aquí.

—Y allá afuera ¿Qué tenemos? —Soltó el hombre antes de pasar a votar, eligiendo quedarse, dándole una mirada de complicidad a la castaña.

Ella no lo pensó dos veces, decidió votar por irse.

La decisión final quedaba en el 001, el más viejo de todos, lo pensó bastantes segundos, hasta terminar votando por salir del juego.

Eran 100 contra 101, el juego había terminado.


La castaña sintió como su cuerpo chocaba contra el frío pavimento, estaba atada de pies y manos, con sus ojos vendados, y en ropa interior, el pánico se apoderó de ella rápidamente.

—¡Sang-Woo! –Exclamó exaltada. —¡Sang-Woo, dime qué estás aquí!

—Aquí estoy, Yel. —Soltó luchando por desatarse.

Como pudo, la mujer de quitó la cuerda que ataba sus manos y sacó la venda de sus ojos, agradeciendo porque no hubiera nadie viéndolos, y notando a un chico moreno a su lado tratando de desatarse.

—Déjame ayudarte. –Se arrastró, para desatar al chico, y quitar la venda de sus ojos.

—Muchas gracias, señorita. –Agradeció el chico con una amistosa sonrisa, ella la devolvió terminando por desatar la cuerda que ataba sus pies

—¡Yel! –El mayor captó su atención, ella, desató sus pies primero antes de ir a ayudar a su esposo.

—¿Estás bien? –Preguntó desatando las muñecas del hombre, dándole un fuerte abrazo por los hombros. —Gracias a Dios salimos de ese juego. –El tensó la mandíbula, si por el fuera, hubiera continuado el juego hasta el final.

Los tres caminaron hasta el centro de la ciudad, parando en una tienda, estaban hambrientos y sus celulares no tenían nada de batería.

La pareja comía ramen en silencio, Yelena se sentía algo culpable por haber votado para irse, Sang-Woo actuaba más serio de lo habitual, sabía lo mucho que necesitaban el dinero, ¿Pero valía la pena el riesgo de morir por eso?

—Estás molesto conmigo ¿Verdad? –Preguntó tímidamente, sin mirar directamente al hombre.

—No lo estoy. –Mintió, claro que lo estaba ¿Pero cómo le decía eso? Casi la perdía ese día, no podía enojarse con ella por escoger vivir. —Pero ese dinero hubiera sido una gran oportunidad para nosotros. Con esa cantidad podíamos pagar nuestras deudas, ir a vivir a Estados Unidos como querías, incluso darnos lujos...

—Tener nuestra vida soñada... –Susurró, sintiendo esa culpabilidad de nuevo.

—Ya no importa. –Soltó apartando la mirada indiferente, ella enfoco sus ojos en su comida, aún con la culpa.


La castaña encendió su teléfono, viendo la exagerada cantidad de llamadas perdidas y mensajes que tenía de Alexey, maldiciendo por no tener señal, para llamarlo y decirle que estaba bien.

—Hasta luego, señorita. –Le dijo el chico moreno, cuando ella salió de la tienda.

—Hasta luego. –La mujer se despidió con una sonrisa, dándose la vuelta para dirigirse con el hombre fumando un cigarrillo en la acera, ella lo observó detenidamente, con una pequeña sonrisa asomándose por sus labios. —Se todo lo que fumar puede provocar, pero te ves malditamente sexy cuando fumas.

El mayor apartó la mirada, ocultando su sonrisa traviesa, y el leve sonrojo de sus mejillas.

—Vamos a casa. —Dijo el con su sonrisa, pasando su brazo por los hombros de la mujer.

Cómo en los viejos tiempos, una sonrisa se marcó en los laboratorios de la castaña, recargando su cabeza en el hombro de Sang-Woo.

La sonrisa se desvaneció pronto al llegar cerca de su casa.

La mujer quedó inmóvil, observando la cantidad de personas que estaban frente a su casa, una patrulla de policía vigilaba, mientras hombres que ella pudo reconocer del banco, se movían por el lugar.

—Hoy era el día, ¿verdad? –Preguntó la mujer apunto de llorar otra vez. —Hoy era el último día para pagar el préstamo.

—Yel, yo... –El hombre intentó dar una solución, pero era inútil, no podía hacer nada ante eso.

—Mi padre trabajó duro para comprar esa casa. –Reclamó, con las lagrimas corriendo por su rostro. —Todo lo que tenemos estaba ahí, y lo perdimos. –La mujer dio la vuelta, alejándose de la casa, molesta. Sang-Woo corrió tras ella.

—¿A dónde vas?

—A un maldito Motel ¿A donde más podría ir? –Respondió irritada. —Mi hermano no está en la ciudad y no tenemos otro lugar donde quedarnos.

—Lo siento tanto... –Soltó el hombre, decepcionado de si mismo.
La mujer lo ignoró, caminando molesta con el tras ella.


La pareja se encontró recostada en la incómoda cama del Motel, ambos dándose la espalda, cada uno metido es sus pensamientos, reflexionando cada decisión tomada en sus vidas, pero sobretodo ella pensaba en que harían ahora que habían perdido su hogar.

El hombre sollozó silenciosamente, no le gustaba ser visto llorar, lo hacía sentir débil.
Estaba decepcionado de todo lo que había hecho, sentía que había arruinado lo mejor que tenía en su vida, aquella relación, de estaba cayendo a pedazos por sus decisiones, y no podía sentirse más culpable.

Si tenía la oportunidad de volver al juego, la tomaría sin pensarlo, tenía que arreglar todo, de alguna manera.

Yelena escuchó los sollozos, por más molesta que estuviera, Sang-Woo no lloraba casi nunca, su corazón se rompía al ver al hombre en ese estado.

Se dio la vuelta, sin decir una palabra, abrazó al hombre, rodeándolo con sus brazos, entrelazando sus manos.


















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Hola! Espero les haya gustado.

Mañana vuelvo a la escuela, así que haré lo posible para seguir publicando seguido.

Btw, si les gustó voten y comenten.

El siguiente capítulo lo estoy escribiendo con Hold On de Chord Overstreet sonando, así que agárrense, porque la cosa va a estar heavy.

Alessandra

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