Capítulo 9
Jungkook no podía creer la persona que está viendo justo ahora, durante un año jamás creyó que esto pasará, lo que recordaba, era ver a su progenitor queriendo llevárselo a un lugar desconocido pero Seokjin había aparecido a tiempo y logró sacarlo de su antiguo hogar.
Aquel hombre aparentaba de casi llegar a los cuarenta años, su cabello era un castaño más oscuro, se veía un poco mal, las ojeras lo decían y lo agotado que se ve. Se preguntó como pudo resistir aquello. Jungkook sabía la razón del estado de su padre, no sentía nada, pero malos recuerdos lo ponían mareado.
—Papá. — Murmuró extrañado al ver que aquel hombre salió del auto para después dirigirse a él. — ¿Qué haces aquí?
El mayor soltó un suspiro y sonrió tranquilo, sentía un poco sus ojos acuosos de poder ver a su único hijo, el arrepentimiento lo torturaba internamente.
—Vine por ti. — El castaño menor frunció el ceño. — Sé lo que estuve a punto de hacer, por mi culpa tu madre me dejó y ahora tu.
—Por lo que veo al parecer sigues yendo a apostar, ¿Papá crees que no me doy cuenta? — Lo miró de pies a cabeza. — Mírate, te ves acabado.
—Debes escucharme. — Lo tomó por ambos hombros. — He conseguido algo de dinero, conseguiré un buen lugar para empezar desde cero, te va encantar.
Jungkook no podía creer lo que está escuchando, empezó a negar con la cabeza zafándose del agarre, no podía permitir convencerse ante aquellas palabras, sabe que su padre no cambiará. Estar al lado de aquel hombre de nuevo solo habrá tortura, y nadie sabrá lo que sucederá después si su progenitor ganara aquella batalla. Debe poner cartas sobre el asunto.
—No cambiarás. Lo mismo le dijiste a mamá y ¿Qué hizo? Se fue. — Tomó la perilla de la puerta, listo para entrar a la casa y dejar a su progenitor. — Creí que eras un buen padre para mí, pero por el cuestión de tiempo demostraste que no lo eres. — Sentía sus ojos picar y su labio inferior temblar, no podía destrozarse así, no enfrente de él.
Jeon Junghee para nada contestó, no podía aceptar en que aquella oportunidad de que todo sea como antes, jamás va pasar, no valoró a su hijo y esposa.
—Lamento por haberte intentado llevar a alguien quien no conoces. — Su voz sonó rota. — Por favor, ven conmigo y podré ser el buen padre que deseaste.
—Esto no tiene perdón, "Papá". — Empujó un poco la puerta.
Estuvo a punto de adentrarse pero fue evitado con tan solo tomarle el antebrazo, el sonido de la puerta golpearse con algo fue brusco, Jungkook hizo una mueca de dolor ante la fuerza de aquel agarre, con la intención de jalonearlo.
—P-Por favor, no seas así al igual que tu madre.
Jungkook estuvo a punto de contestar, pero la voz de Seokjin evitó que lo haga, se sintió aliviado a la vez.
—¿Tu qué demonios haces aquí? — Volteó a verlo encontrándolo con un semblante serio, supuso que escuchó el gran estruendo de la puerta, se sintió salvado. — Suelta a Jungkook y largo, antes que llame a la policía.
El hombre lo hizo, de inmediato Seokjin colocó a Jungkook por detrás para protegerlo.
—Seokjin no puedes hacer esto si sabes que soy su padre y tengo derecho de ver a mi hijo.
—¿Cómo se te ocurre aparecer por aquí? Después de querer apostar a tu propio hijo vienes aquí a pedir ¿Disculpas? — Jungkook no resistió, empezó a llorar silenciosamente mientras se dedicaba a escuchar aquella discusión. — ¿O me equivoco, "tío"?
El mayor apretó los dientes y decidió dirigirse al auto para irse de ahí, pero antes le sonrió de manera burlona, mirando al rubio.
—Recuperaré a mi hijo si o si. — Seokjin encogió de hombros sin interés.
—Yo lucharé por la custodia de Jungkook para que un monstruo como tu, no me lo quiten y no lo volverás a ver.
Se adentró a la casa con Jungkook y cerró la puerta a sus espaldas, sentía la sangre hervir del coraje y su pecho doler al notar el rostro del menor.
Lo tomó por ambas mejillas haciendo que alzara su cabeza, con sus pulgares limpió aquellas lágrimas para después apegarlo a su cuerpo para rodearlo con sus brazos.
—Todo estará bien. — Murmuró. — No dejaré que te arrebaten de mi lado y el de Namjoon.
Jungkook hipeó mientras se aferraba más al mayor, porque no podía dejar de ser un llorón, dolía demasiado saber que su padre volvió para engañarlo, dolía también no saber de su madre. No quería volver a la pesadilla e intentar seguir adelante, no quería alejarse de Seokjin ya que era lo único que tenía, su corazón estaba en trizas al perder el amor que tenía.
Al separarse, el rubio acomodó el cabello del menor que cubría un poco sus ojos, para después sonreírle, pero sabía que su sonrisa era para demostrarle que está bien.
—Ve a tu cuarto a cambiarte, Namjoon llegará a tiempo para comer, te aviso ¿De acuerdo? — El menor asintió alejándose de él para subir por los escalones.
Seokjin jamás se imaginaría no tener aquel muchacho en casa, se había acostumbrado demasiado su presencia sin importar que permanezca todo el tiempo encerrado en su habitación, no quería volver a verle sufrir, le estresaba en que ese hombre volviera aparecer y ahora deberá luchar en que no le rebaten a Jungkook. Evitará que eso suceda, él merece seguir adelante de alguna manera, debe ser feliz de nuevo y superar de lo que ha vivido.
Había pasado horas desde aquel reencuentro, Jungkook durante la comida, ni siquiera soltó una palabra, es más, ignoraba por completo a Seokjin y a Namjoon, por más que aquellos preguntaban su día, su respuesta era usando el silencio. Después de ello, jamás salió de su habitación, eso preocupó tanto a Seokjin.
Miraba el techo, pensaba varias cosas en como sería si aceptaba irse o lo que podría pasar después.
Sus ojos estaban hinchados debido que había llorado demasiado, sus labios rojizos se encontraban secos, sentía sus párpados pesados y se sentía cansado. Por más que intentó dormir, no pudo.
Cambió de posición sobre su cama y estiró su mano hasta la mesita de noche para tomar su celular, al encenderlo se había cegado un poco debido la iluminación, había tenido algunos mensajes pero al parecer no eran nada importantes.
Al ver aquel dicho número, había recordado algo, hizo una mueca indecisa y pensó varias veces si sería buena idea contar.
Necesitaba hablar con alguien para desahogarse, sin importar en que volviera a llorar, aunque no le resulta cansado hacerlo.
Negó con la cabeza y apagó el celular para volver a dejar donde lo tenía, Jungkook no se atrevió a buscar a Seokjin o Namjoon para que lo escucharan lo que piensa, se sentía atormentado y aterrorizado en que su padre lograra separarlo de Seokjin, la única familia que tiene.
Cerró los ojos dejando caer lágrimas otra vez, su respiración era algo pesada y detestaba sentir un nudo en la garganta.
¿Por qué le tocó esta clase de vida?
Ni él mismo lo sabe.
Jungkook deseó en que su madre estuviera ahí, abrazándolo, escuchándolo, mientras le animaba con las mismas galletas y el jugo de manzana. Quería sentirse amado, seguro. Quería gritar en que necesitaba ayuda de una vez, luchar contra aquellas decepciones.
Suspiró de manera débil, sus inseguridades le ganaban al momento, convenciendole que no puede en el intento, pronto logrará en que Jungkook se rindiera poco a poco.
Abrió los ojos, se limpió las lágrimas con su manga de su suéter, se sentó en el borde de la cama y sacó un sobre azul por el bolsillo de su pantalón. Recordó que lo había encontrado de nuevo en su casillero pero, esto fue extraño ya que los sobres eran blancos, no le importó para nada, sacó la hoja de ahí y la desdobla para ver lo que decía.
Tus ojos son luceros,
Tus labios de terciopelo,
Y un amor como el que siento,
Es imposible de contenerlo.
Si yo fuese mar y tu una roca,
Haría subir la marea para besar tu boca.
Últimamente he visto que sonríes, espero que este momento te haga sonreír o, incluso, haya logrado que esas mejillas se volvieran rojas.
-Anónimo.
Intentó soltar una sonrisa pero... No pudo, solo logró romperse aún más.
Deseó en que jamás estuviese en ese estado y ser como un chico normal, Jungkook anda cansado de llorar, cansado de dormir, cansado de tener esa negatividad en su interior.
Ojalá encontrar la cura.
—Jungkook. — Habla Jisoo mientras lo perseguía junto con Lisa y Yugyeom por los pasillos del instituto, los pasos del castaño eran rápidos. — ¿Estás seguro de dejarle la carta en tu casillero?
—De alguna manera debe recibirla, es anónimo y sería ilógico que seamos la burla de todo el instituto por buscar el enamorado de Jungkook. — Lisa decidió responder, ella estaba de acuerdo a lo que su amigo está a punto de hacer.
Los cuatro al llegar al casillero, Jungkook agregó el código y lo abrió, milagrosamente no hay carta aún. Era un lunes, y su primera clase es filosofía. Tomó lo que iba necesitar, finalmente dejó la carta siendo visible para su enamorado.
Al cerrar la puerta de su casillero, recibió una mirada orgullosa por parte de Manoban.
—Ahora si, no hay marcha atrás.
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