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—¡Vamos hyung! ¡Solo tienes que saltar!—Exclamó entre intensas carcajadas el pálido joven de fino porte y facciones tan delicadas como los pétalos de una fragante flor, pero igualmente tan afiladas que resaltaban el lado varonil de su rostro. El joven azabache de ojos tan azulados como dos brillantes zafiros extendió sus brazos cubiertos de costosas telas que le vestían de nobleza, dirigió sus hermosos zafiros a su mayor y le sonrió tan bonito que pudo transmitirle un poco de seguridad.
El mayor, dueños de castañas hebras, movió su cabeza negando rotundamente mientras sus temblorosos brazos seguían aferrándose con terror al tronco del viejo y frondoso roble en medio del bosque.
—¡No puedo hacerlo! —Gritó atemorizado, aún sin despegar sus brazos de aquel árbol. —¡Joven Jeon, mis piernas se han acobardado y se niegan a saltar!—El nombrado rodó sus ojos divertido, la brillante sonrisa de relucientes dientes aún seguía pintada en sus finas facciones.
—Culpas a tus piernas de cobardes, ¡pero mi querido hyung, llevas rato temblando como un venado recién nacido!—Jimin volteo a verle con sus verdosos orbes casi cerrándose en una mirada que destellaba en recriminación. —¡Vamos hombre, solo lánzate! Mis brazos te sujetaran y mi pecho sera tu soporte, no tienes porque temer.
La rama en la que estaba sujetado el de abultadas mejillas se crujió por los fuertes vientos haciendo a Jimin chillar atemorizado.
—Os juro querido príncipe que si he de morir aquí, mi alma lo perseguirá hasta que su cuerpo se desvanezca, lo atormentare hasta que muera.
Jungkook no pudo soltarse a reír, su mayor siempre era un espectáculo y él siempre seria su fiel espectador.
—He de vivir con esa condena, Jiminie. Ahora solo salta, estaré aquí para atraparte. —El nombrado trago hondo y luego tomó impulso con sus pies saltando por encima de aquel 'feroz lago' —que no era mas que un pequeño riachuelo que separaba el bosque a la mitad— finalmente si cintura siendo apresada por los brazos contrarios y su cabeza descansando en un amplio pecho perfumado con las flores mas fragantes de todo el reino.
Cuando sus pies por fin reposaron en el pasto, su corazón comenzó a latir de nuevo.
—¿Ves? ¡Nada malo le ha pasado! Le dije que yo le sostendría. Ahora ¿qué lugar exploraremos primero? ¡Me emociona encontrar un tigre rayado! ¡O quizás una jirafa!
—¿Estás loco? Oh, no jovencito. Usted y yo volveremos al palacio, su padre debe estar por llegar y no queremos que se moleste. —Dijo bien pegado al pecho contrario, aferrándose a Jeon aún con el temor invadiendo su menudo cuerpo.
Jungkook bufó frunciendo su entrecejo.
—¡Hyung! ¡Acabamos de llegar! ¿Por qué hemos de irnos tan pronto?— El azabache hizo morritos con sus rosados labios, inflando infantilmente sus abultados mofletes de ardilla. Jimin rió bajito y sostuvo entre sus manos las mejillas ajenas para apretarlas ligeramente.
—Ya se lo dije, señorito. No podemos quedarnos más tiempo y su padre esta por lleg-
El sonido característico que emitía el gañido de un Halcón le hizo callar abruptamente abriendo sus finos ojos con sorpresa. Jungkook entendió segundo después el temor que se pintaba en el rostro ajeno.
El rey acababa de llegar, y ellos no estaban de la forma mas presentable posible.
—¡Santo cielo, es hora de irnos!— Exclamó Park envolviendo su mano en la muñeca de Jeon para jalarlo mientras movían sus piernas apresurados. —¡El rey va a colgarme! ¡Y todavia no he dado mi primer beso!
—Se puede saber ¿Por que la tardanza? ¿Y qué ropajes llevas puesto hijo mío? ¡Pareces un pordiosero! Park Jimin te exijo una explicación razonable o de lo contrario tu cabeza rodará. —El Hombre de finas vestiduras habló, su demandante voz rebotando sobre las paredes en forma de eco.
El de hebras castañas tragó duro mirando sus pies, negándose inconscientemente a enfrentar la dura mirada que el Rey Jeon le dedicaba. —Y santo Dios, mírame a los ojos cuando vayas a hablar, estás siendo muy descortés.
—Me disculpo verdaderamente, su grandeza. No hay excusa para los hechos cometidos, todo fue causa de mi impertinencia, le ruego que cualquier castigo que desee aplicar recaiga sobre mis hombros, el joven Jungkook de nada debe culparlo.
Jimin levanto su mirada encontrándose con los intimidantes jazmines que pertenecían al azabache mayor. Un hombre con un parecido innegable con su su hijo menor, pero con facciones más marcadas y varoniles que demostraban su avanzada edad. Poseedor de un elegante porte y ojos tan intensos como los de una cascabel.
—Me parece una falta de respeto muy grande Joven Park, y el castigo para usted sera tan grande como su error. Escuché que su hermano ha mejorado bastante y sería una lastima que su costoso tratamiento dejara de ser costeado por mí. —Las palabras del rey hicieron a Park morder su labio inferior sintiendo el ardor en sus ojos ir en aumento progresivo.
Su hermano, su querido hermanito menor. El rey sabía lo mucho que su salud dependía de ese trabajo y cruelmente se lo hacia notar en cada momento.
—Su grandeza, yo...
—La culpa fue mía, padre. —La voz del Jeon más joven hizo aparición cortando las palabras de su mentor quien se giro hacia él anonadado.
—¿De qué estas hablando, hijo mío?— Inquirió el hombre sentado en el trono, tamborileando sus dedos llenos de costroso anillos en el posa-manos con genuino interés. —¿Aseguras que Park esta mintiendo?
Jungkook asintió elevando su azulada mirada al rostro serio de su padre. —Como he dicho antes la culpa es totalmente mía, hyung solo trataba de encubrirme. El error lo cometí yo, así que os suplico gran rey que sea yo quien reciba el castigo. —Jungkook se inclinó ante el hombre de la corona mostrándose totalmente arrepentido y cabizbajo. Eunwoo suspiró rendido ante el impertinente muchacho, ya se le estaba haciendo común sus actos de rebeldía.
—Esta bien, hijo mío. Ante tu falta recibirás el castigo adecuado, lo hablaremos después de la cena esta noche. Ahora Park— El nombrado le miro esperando su mandato,— Llévalo a cambiarse esos harapos, el futuro rey no puede ser visto con esas fachadas. Esta noche tendremos visitas y los quiero en la mesa a tiempo. ¿Quedó claro? No mas juegos ni escapadas.
—Sí, padre. —Contestó Jungkook sin mirarle— Con su permiso nos retiraremos.
—Permiso concedido, ahora sal de mi vista. Toda esta ridiculez acaba de causarme un dolor de cabeza. —El hombre de caro traje hizo un gesto con su mano corriéndolos de aquel sitio con ese simple gesto. —Váyanse de una vez. No quiero ver sus rostros hasta la noche.
Los Jóvenes reverenciaron para luego levantarse con muecas tristonas dibujadas en sus rostros, Jimin tomo el hombro del azabache y lo guió hasta la salida.
Cuando las figuras de los jóvenes desaparecieron de su vista, el rey soltó el aire que en sus pulmones picaba. El mas pequeño de sus hijos siempre lograba sacarle de quicio con sus niñadas. Era tan parecido a ella, que no había duda de que la sangre de esa mujer corría por sus venas.
—¡Hee Seon!—Llamó al nombre de brillante armadura y este se reverenció de inmediato mostrando su absoluto respeto.
—Mande, su alteza.
Con dos dedos masajeando sus cien, los labios del monarca se movieron en una firme orden:
—Necesito que busques a Ji Eun. Dile que necesito hablar con ella.
Lalisa Manoban, la joven de doradas hebras y sonrisa tan dulce como el caramelo estaba vistiéndole con nuevas telas, más limpias y suaves que las que traía anteriormente. Mientras ella le vestía, Jennifer, otra joven igual de hermosa que la rubia posaba sus suaves dedos por los salvajes rizos negruzcos del príncipe, peinando sus cabellos de tal manera que su pulcra frente quedara al descubierto al igual que sus gruesas cejas; otras dos pulían con finas telas de algodón sus zapatos dejándolos tan brillantes y limpios que podía reflejarse un rostro en ellos, por último una pequeña castaña cuyo nombre era Roseanne maquillaba sus lechoso rostro con blancos polvos, delineando finalmente sus redondos ojos con una fina pintura que hacía resaltar el azul de sus orbes.
—Joven Jeon, usted siempre logra hacer latir mi corazón con lo guapo que es. —Comentó una de las cinco chicas, Jisoo, era el nombre de la bonita pelirroja. Las mejillas del príncipe se pintaron de rosa tras tantos elogios a los cuales todavía no se acostumbraba.
—Oh, Jisoo noona. Me ha hecho ruborizar, gracias por sus elogios.
Los rosados labios de Jeon eran magullados por sus blancos incisivos en un gesto nervioso que todas las jovencitas que le atendían no pudieron pasar por alto. Ni mucho menos la mirada frígida que el risueño Park dirigía a la ventana, con el fin de ignorar al más joven de la habitación.
—Lo siento. —Soltó de repente el joven sorprendiendo a las muchachas. —Jiminie hyung, lo siento, me comporte como un verdadero tonto y provoque que fuera regañado de esa manera. Sé lo importante que es para usted este trabajo y lo fundamental que es para su hermanito la costosa medicina, y yo solo lo hago mas difícil porque soy maldito egoísta que no sabe seguir una simple orden, perdóneme se lo suplico.
Jimin se sorprendió por completo ante las palabras del pequeño Jungkook quien le miraba con sus bonitos orbes a punto de derramar lágrimas.
—Oh, Joven Jeon...—Se levantó de inmediato para rodear entre sus brazos al azabache quien hundió su rostro en el pecho del castaño callando sus sollozos. —Sabes que odio que hables así de ti mismo. No estoy molesto contigo, dulce príncipe. Sé muy bien cuales son tus deseos pequeño. Mi silencio se debe a la angustia que aflige mi corazón al no saber nada de Jihoon desde hace días me siento un poco preocupado y el rey no hizo mas que empeorarlo. Pero ya basta bonito no tienes por que derramar tus lagrimas. —Los suaves y esponjocitos belfos de Park se posaron en la mejillas de Jungkook haciéndolo reír bajito y provocando un suspiró encantado por parte de las muchas de servicio quienes le miraban enamoradas.
—¿Esta seguro de eso, hyung? Mis malas acciones solo te hicieron pasar un mal rato, fui un egoísta y usted me ha enseñado lo malo que eso puede ser. —Las rojizas mejillas y la mirada inocente de Jeon derritieron el corazón de Jimin quien negó mirándole con ternura.
—Estoy completamente seguro, pequeñín. Ahora no llores más, no eres un chico malo, además Las muchachas acaban de arreglarte y seria de muy mal gusto que desperdiciaras su trabajo. —Dijo Jimin con voz calmada pero ligeramente autoritaria. —Ahora vamos, ya casi es la hora de la cena y no queremos llegar tarde de nuevo.
Jungkook asintió contagiándose de buenos ánimos. Tomó el brazo que el castaño le extendía y este le miro con una tierna sonrisa. Avanzaron así por los extensos pasillos de aquel inmaculado castillo hasta que sus pies dieron a parar frente el comedor principal.
Una larga mesa de madera oscura era el centro de su atención, esta era cubierta con las telas más costosas y suaves de la india, esas que el rey había conseguido en una de sus muchas conquistas. La sillas de bordes dorados eran acompañados de suaves colchas de color carmesí traídas como un regalo de los reyes de España. Los platos provenientes de Japón, pulcros y caros reposaban en la mesa siendo bañados por la sutil luz que aquel enorme candelabro de piedras preciosas podía otorgarle. Y no se podía dejar pasar las flores de hermosos colores que también decoraban dándole vivacidad a la lujosa habitación.
Jeon suspiró agotado, algo que hizo a Jimin apretar su mano. —Acabará pronto, te lo prometo. —Susurró buscando reconfortarlo.
—Eso espero.
Una sonrisa surcó los labios de Park cuando su mirada se encontró con una cabellera pelirroja, unas hebras tan llamativas como su atractivo dueño.
—SeokJin...—Ese era el nombre de aquel apuesto muchacho de piel tan nieva como una perla y labios tan abultados como un algodón, iba de blancas vestiduras que resaltaban a la perfección su hermosa figura. Kim SeokJin el primer hijo de la familia Kim, reyes prestigiosos del sur de Europa, capitán de la caballería real y fiel protector del Príncipe Jungkook. Aunque también admirado por su impresionante aspecto físico, llegando a ser considerado uno de los hombres más hermosos de la realeza.
Y también un verdadero rompecorazones.
—¡Jungkookie! ¡Justo la persona que esperaba ver!—. Una hermosa, cálida y brillante sonrisa se formó en los esponjosos labiales del pelirrojo quien al mirarle lo saludo con mucha alegría. —¡Vengan aquí! ¡Me emociona volver a verlos!
Y Jungkook no esperó una invitación, ya que inmediatamente se lanzó a los brazos de su primo favorito. —¡Hyung! ¡Que grata sorpresa tenerte de nuevo aquí! Así que eras tú el invitado, no hay nada que me haga mas feliz que volver a verte. —Confesó encantado el de zafiros ojos hundido en el abrazo.
—Yo también te extrañe, corazón. Pero no soy yo la sorpresa—El rostro de Jeon se pinto de curiosidad ante las palabras del más alto.
—¿No eres tú? ¿quién mas puede ser?
—No tengo idea, pequeño. Oh, Jimine...—El pelirrojo habló y el nombrado solo volvió a mirarle con una sonrisa que convertía sus ojos dos finas lineas.
—Me da gusto ver tu rostro nuevamente por estos lugares, Capitán SeokJin. Su presencia aquí siempre ha sido grata para mí. —El hombre pelirrojo sonrió socarrón acercándose peligrosamente al mas bajo para rodear con su brazo la cintura del castaño, quien se apegó mas a su toque. —Estoy contento de volver a tenerlo cerca.
—Yo estoy aún más contento de saber eso, Joven Park. —Dijo como respuesta lamiendo sus labios con coquetería. —A pesar de conocer las bellezas de este mundo, la tuya sigue sorprendiéndome en cantidades desmesuradas. —Sostuvo la mano del castaño y plantó sus dulces labios el la suave piel del muchacho provocando que las mejillas de Park se pintaran de colores tan vivaces como las mismas flores.
—Me siento alagado por sus palabras, Capitán...
—Basta de formalidades, Jiminie. Sabes que puedes hablar libremente conmigo. Estoy demasiado ansioso de poder contarles todos mis viajes por el mundo y de enseñarles los presentes que especialmente traje para ustedes, pero eso debe ser en otro momento, por ahora esperemos al rey para cenar. No quiero desatar su furia y que su cara se ponga roja de ira. —Comentó esto ultimo acompañado de una peculiar carcajada que se pudo escuchar en toda la habitación.
—Veo que volviste de tu viaje, querido sobrino. —Las risas pararon justo cuando la demandante y gruesa voz de rey resonó en en las paredes de la habitación haciendo que ambos hombres se separaran de inmediato ante la ácida mirada que el azabache mayor les dirigía. —Es un gusto tener a ti y a tus bromas de nuevo en mi palacio, Capitán Kim SeokJin.
¡Primer capitulo por fin publicado! YEAHHH♥
¿Qué les pareció? uwu
¿Qué creen ustedes que sea la sorpresa? jejej
Por último quiero desearles una feliz víspera de navidad a todos!♥ espero que coman mucho y disfruten con su familiares uwu
¡Los amo preciosuras!♥
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