Capítulo 7
Llegué al trabajo la mañana del miércoles y encontré a Jung Taehyung esperando en mi oficina... más como durmiendo en realidad. Llevaba una camisa maternal color salmón de lindos botones celestes que mostraba su adorable panza. Tenía los ojos cerrados y su mano descansaba protectoramente sobre su vientre como globo.
Ver el brillo de su anillo de bodas en su dedo, hizo que una imagen de Jungkook llevando un esmoquin llegara a mi cabeza. Sus preciosos ojos azules, su encantadora sonrisa de conejo y su personalidad coqueta, habían sido lo único en lo que podía pensar hasta anoche. Ahora en lo único que podía pensar era en sus besos suaves como plumas que me hacían derretir. E hizo que mis nervios se pusieran en alerta roja.
Aclarando mi garganta con fuerza, me senté en mi escritorio. —Buenos días, Taehyung.
Sus ojos se abrieron de golpe y él se llevó una mano a la mejilla. —¿Jimin? Lo siento, debo haberme quedado dormido.
Me reí entre dientes. —¿Patadas de bebé toda la noche otra vez?
Su boca se estiró en una sonrisa. —Sí, él será absolutamente un jugador de fútbol.
—¿Ya supieron el sexo? —Pensaba que ellos habían decidido esperar.
—No, sólo quise decir “él” como bebé en general. Hoseok cree que será divertido sorprenderse y no quise arruinar eso por él. —Su boca se tensó. —No es como si él fuera el que va a tener un baby shower con sólo colores neutrales sin embargo.
—Yo, eh... —Parpadeé, aturdido. Nunca había escuchado a Taehyung pronunciar una sola palabra negativa acerca de su maridito. Sonaba tan perfecto que pensé que era ficticio. Su falta de sueño debió haberle llegado. Eso o las hormonas. —¿En qué puedo ayudarte?
—El papeleo FMLA para mi licencia de maternidad. —Él empujó una pequeña pila de papeles hacia mí. —¿Y Jin?
Mis ojos se dispararon hacia los papeles. SeokJin me había dejado un mensaje de voz anoche renegando que si Taehyung no dejaba de preguntarle por su madre él se volvería loco.
—No me digas que el compromiso se ha cancelado. Sé que ha estado estresándose por…
—Todavía en dieciocho meses a partir de ahora. Ese es el problema. —Él se enderezó, trató de cruzar las piernas sobre su vientre burbuja en varias ocasiones y finalmente se rindió. —Tenemos que convencer a Jin de no escuchar a su madre.
Dado a que su estrecha amistad venía desde hace mucho más tiempo que conmigo, yo sabía que Taehyung tenía buenas intenciones. Pero el correo de voz de SeokJin dejó claro que él quería que Taehyung se contuviera.
—No creo que sea buena idea.
Taehyung me miró como si me hubiera crecido una tercera cabeza. —A la madre de SeokJin le importa más dónde se casará su hijo, que el casarse con el hombre que ama. Todo es cuestión de apariencias, no de matrimonio.
—Su mamá puede ser difícil, —le dije, pensando en mi propia madre— pero ella ama a Jin y sólo quiere que su boda sea lo más bella posible. Dieciocho meses no es tanto tiempo.
Taehuyng resopló. —Podría ser una vida. No tenemos garantías en la vida.
Incluso el tiempo juntos de los padres de Jungkook había sido interrumpido, pero ese no era el punto. —Él no quiere hacerle daño a su mamá. Creo que hay que respetar su decisión.
Él se burló. —Si hubiera escuchado a mi propia madre, todavía tendría citas en línea en lugar de con el amor de mi vida.
Asshh. Eso hubiera sido una tragedia ya que eran la pareja perfecta (menos con la decisión del género del bebé).
—La mamá de Jin no está en contra de Namjoon. Ella sólo quiere la mejor de las bodas para ellos.
Taehyung negó con la cabeza. —Ella quiere la mejor apariencia y, sí, el salón de baile Geoffries es increíble. Pensé en alquilarlo también, pero rechacé la idea dado a la lista de espera. Hay un montón de otros lugares para la boda perfectamente aceptables que se reservan con sólo dos meses de espera. Lo sé porque eso es lo que hice el año pasado.
Un punto válido. —Incluso si yo estuviera de acuerdo contigo, SeokJin nunca le rompería el corazón a su madre de esa manera.
Él golpeó su dedo índice contra el escritorio. —Esta boda no debe ser sobre lo que quiere su madre. Se trata de que SeokJin y Namjoon se comprometan entre sí y se conviertan en familia. Él necesita enfrentarse a su madre de una vez por todas.
La idea de hacerle frente a mi propia madre me aterrorizó. —Nunca sucederá. SeokJin es práctico como yo. Él puede que no se case con Namjoon en el marco de tiempo que quiere, pero estarán casados en dieciocho meses y luego todo el mundo será feliz.
Sus cejas se juntaron y sus ojos se desorbitaron y se volvieron locos. —¿Hasta que su madre decida que Jin no debe saber el sexo de su propio bebé y luego qué supone que debe hacer? ¿Darle la razón de nuevo? ¿Cuándo termina? ¿Cuándo llegará a vivir la vida que él quiere?
Mi boca se abrió. —Uhm...
—Cierto. Uhm. —Taehyung se inclinó hacia atrás en su silla, mirando como si necesitara otra siesta después de ese apasionado discurso. —Tenemos que hablar con él. Convencerlo de que se case cuando quiera y donde quiera es lo que hay que hacer.
Negué con la cabeza. —Nunca va a suceder, cariño.
Aferrándose a la mesa para sostenerse, se puso de pie. —Bueno, lo voy a intentar.
Asentí con la cabeza, mirándolo contonearse en su camino hacia la puerta. —Hey, ¿Tae?
—¿Sí?
Me mordí el labio inferior. —Deberías decirle a Hoseok qué tanto quieres saber el sexo de tu bebé. Esto no debería ser sólo acerca de lo que quiere él, sino lo que tú quieres también.
Él parpadeó cuando le señalé su propia lógica. —Tienes razón. Voy a hablar con él. Gracias Jimin. Y diviértete en tu cita con Kyle esta noche. Es un buen prospecto.
—Claro. Nos vemos más tarde. —Mi teléfono sonó y arrebaté el auricular.
—Park Jimin.
—¿Estás libre para almorzar hoy? —La voz de SeokJin chilló al otro lado de la línea. —Necesito hablar contigo. Es acerca de la boda.
Oh, no. ¿Y ahora qué? Eché un vistazo a mi calendario. —Puedo encontrarme contigo al mediodía. ¿Dónde?
Jin dejó escapar un suspiro. —Wok N'Roll en Old Sac.
—Ahí estaré. —Colgué el teléfono y tuve la extraña sensación de que algo grande había sucedido.
Sólo esperaba que la boda siguiera en pie.
Tan pronto como el camarero en Wok N'Roll se fue con nuestros pedidos para almorzar, SeokJin se volvió hacia mí con lo que sólo podía describir como una sonrisa maníaca. —Aquí es donde Nam y yo nos vamos a casar. Estoy tan emocionado.
Examiné el informal restaurante Chino luego saqué la barbilla hacia atrás, completamente confundido. —¿Quieres decir en Old Sac?
SeokJin negó con la cabeza. —Aquí, en el Wok N'Roll.
Mi boca se abrió. Él parecía hablar en serio. No tenía palabras.
Él levantó las manos. —Después de que Taehyung se fue anoche, caminé alrededor de mi condominio... el que decoré a la perfección cuando cedí ante mi obsesión de remodelación después de que Jake y yo terminamos... y la realidad me golpeó. A pesar de que me encantaba mi hogar, no quería vivir allí durante los próximos dieciocho meses solo.
Levanté mi agua, bebí, luego puse la copa hacia abajo y señalé lo obvio. —Tú no estás solo. Tienes a Gina.
Él se rió como si hubiera dicho la cosa más graciosa. —Gina es una fabulosa compañera de habitación. Quise decir que no quiero vivir sin Namjoon.
¿Qué pasó con lo de no querer hacerle daño a su madre?
Mi cabeza giró desde SeokJin a ciento ochenta grados por el hecho de que él estuviera planeando su boda de ensueño en un restaurante chino y que su comportamiento normalmente de calma, hubiera sido sustituido por un personaje parecido a una muñeca Kewpie vuelta loca.
—Uhm, ¿existe un significado histórico para este lugar del que no esté al tanto?
Su sonrisa pareció congelarse mientras negaba con la cabeza. —No, pero hay una sala de fiestas atrás y estará disponible en seis semanas, que es cuando me voy a casar con Nam.
Bien, yo sólo lo diría. Alguien tenía que ser la voz de la razón. —No puedes tener tu boda aquí.
SeokJin parpadeó como sorprendido. —¿Por qué no?
¿Quería que yo le hiciera una lista? Bien, podía hacer eso.
Sostuve un dedo a la vez. —Uno, porque aquí huele a chow mein. Dos, la salsa de soja no va a salir del traje de novio. Y tres, una galleta de la fortuna no es un pastel de bodas.
Él chasqueó los dedos. —No había pensado en galletas de la fortuna. Pondremos nuestros nombres y la fecha en esos pedazos de papel dentro de las galletas.
Eso en realidad sonaba lindo...
Negué con la cabeza para despejar el pensamiento. —¿De verdad quieres caminar por el pasillo pasando por una pecera con un letrero de neón encima de ella diciendo “Nadie lo hace como nosotros”?
Él inclinó la cabeza. —Ellos tienen disponibilidad en seis semanas. Me voy a casar aquí y no hay nada que ni tú ni mi madre puedan decir para hacerme cambiar de idea.
—Si pensara que realmente querías casarte aquí, te apoyaría. Sólo creo que estás siendo imprudente y… —Mi boca se congeló cuando el apuesto prometido de Jin entró en el restaurante con otra mujer.
Una preciosa mujer. Ella llevaba un traje de diseñador de pantalón, con el pelo recogido en una baja y apretada cola de caballo, y su afilada expresión sin sentido, advertía a todos que no se metieran con ella. ¡Y ella estaba con Namjoon!
Mi corazón se hundió y me entraron ganas de llorar. SeokJin me dio una mirada extraña, luego giró sobre su hombro hacia donde yo estaba mirando. En vez de apretar los dientes o alucinar, levantó la mano y saludó con una sonrisa.
Namjoon le devolvió la sonrisa. No era exactamente el aspecto de alguien capturado siendo infiel. Tal vez me salté a conclusiones...
Namjoon le dijo algo a la mujer, luego se acercaron a nuestra mesa. Se inclinó y besó a SeokJin en la mejilla. —Hola, cariño. Jimin.
Le di un pequeño ademán.
—Me gustaría que ambos conozcan a Jill Parnell. Ella trabaja con Charlie en Corbett, Grey y Shaw. Nosotros nos vamos a reunir para almorzar y pensé que sería divertido encontrarme contigo aquí.
SeokJin sonrió y le tendió la mano a Jill. —Encantado de conocerte.
En lugar de morder su cabeza como el tiburón que parecía ser, Jill aceptó la mano de SeokJin con una cálida sonrisa. —A ti también.
Una vez más, hice un ademán.
—Que tengas un buen almuerzo. —SeokJin sonrió y se volvió hacia mí mientras Namjoon y Jill se dirigieron hacia la entrada para encontrarse con el hombre que acababa de entrar. —Charlie es una buena amiga de Nam. Están hablando de abrir su propio bufete de abogados juntos.
—Suena como un paso emocionante. —Mirando a mi alrededor, me mordí el labio. —Regresando al lugar de la boda, sin embargo. Me temo que estás cometiendo un error Jin. Sé que no serás feliz decepcionando a tu madre con esto.
—Tú y yo tenemos muchas cosas en común cuando se trata de madres Jimin. —SeokJin se inclinó hacia atrás mientras el camarero ponía nuestros platos en la mesa. —Pero he cambiado desde que conocí a Nam. El amor hace que estés dispuesto a tomar grandes riesgos porque la recompensa vale la pena. Podría casarme con él en una tienda de campaña y aún sería el mejor día de mi vida. Mi mamá va a tener que estar de acuerdo.
Inmediatamente pensé en Jungkook. Él no era el tipo de club de campo con el que mi madre siempre me había empujado, pero me encantaba estar cerca de él. Tal vez valdría la pena tomar un riesgo.
Deslizó sus palillos en su salteado de arroz. —No recibimos muchas segundas oportunidades en la vida y Nam es mi segunda oportunidad. Tú tienes una hermosa casa… ¿quieres realmente estar en ella solo para siempre?
—Hasta esta semana hubiera respondido que sí. —Pero relajándome con Jungkook por el muelle no me había sacado de mi lugar feliz… compartir el espacio con él, lo había hecho mejor. Más cálido. Más completo.
—¿Y ahora?
—Iré a mi cita número tres esta noche. —Eché un vistazo hacia donde Namjoon estaba almorzando con la bella mujer de pelo negro.
Al igual que yo, SeokJin había sido engañado antes. Pero él no había tenido una onza de celos al ver a Namjoon con esa bellísima abogada porque confiaba en él. Tomé una decisión.
—También voy a enlistar la cita número cuatro.
Las cejas de Jin se arquearon. —¿Con quién?
Mi ritmo cardiaco se aceleró sólo de pensar en él. —El barman del hotel Geoffries.
Ahí está, lo dije. No había vuelta atrás. Esta noche, le pediría a Jungkook una cita.
Sólo esperaba que él dijera que sí.
Después del trabajo, me dirigí hacia el hotel Geoffries para encontrarme con la cita número tres. Sí, escogí la ubicación, pero Kyle había preguntado dónde quería ir y el hotel parecía conveniente ya que necesitaba sellar la cita número cuatro, tan pronto como fuera posible (antes de que me asustara y cambiara de opinión). Se sentía demasiado impersonal para preguntarle a Jungkook vía telefónica, razón por la que había llegado temprano al hotel para mi cita.
Revisando mi reloj, mis botines hicieron clic a través del vestíbulo mientras me dirigía hacia el bar.
—¿Jimin?
Me detuve en el centro del vestíbulo de mármol, hormigueo corrió por mi espina dorsal con la masculina voz familiar. Miré por encima de mi hombro y, por supuesto, Jungkook estaba de pie detrás de la consejería, vestido con su sexi sonrisa.
No podía detener la sonrisa que se extendía por mi rostro o la felicidad que me llenaba observarlo. Me acerqué a la mesa, luego coloqué mis manos en el mostrador.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Sus ojos se arrugaron. —Trabajando.
—Eso es obvio. —Me reí. —Pero, ¿qué haces aquí en la consejería y no por allá en el bar?
Se inclinó sobre el escritorio. —Supliendo. Manuel tiene la noche libre.
Disparándole una mirada inquisitiva, bromeé —¿No es ser un conserje una obra de arte? Como en aquella película de Michael J. Fox, ¿For Love or Money?
Él sonrió. —¿No crees que puedo hacerlo?
—No estoy seguro. —Me incliné hacia él y aspiré su picante aroma. —Pero sin embargo haces un asombroso martini Geoffries.
—Si tomas un descanso de tu cita, tendré uno aquí esperando por ti —dijo, luego se enderezó y dio un paso atrás.
Fruncí el ceño. —Pero...
—¿Jimin Park? —Dijo una voz masculina detrás de mí.
Giré alrededor. —¿Sí?
Delante de mí parado había un rubio, alto y musculoso hombre quien bien podría rivalizar fácilmente con cualquier dios griego. Retiro lo dicho. Con esa corona de oro, complexión atlética y brillantes ojos verdes, podría ser en realidad un dios griego... si uno había descendido a Sacramento llevaba una camisa de polo, como esa.
—Kyle Harper. —Él extendió su mano. —Te reconocí por la foto que Taehyung me enseñó.
Guau, Taehyung no me había dicho que Kyle Harper estaba ardiente.
—Llegas temprano. —Mi frente se arrugó con la prontitud de mi cita. No le había preguntado a Jungkook todavía y ¿qué si él salía del trabajo antes de que tuviera la oportunidad? ¿Qué tan tarde trabajaba un conserje temporal de todos modos?
Mientras yo seguía allí de pie, Kyle me dirigió una extraña mirada. —¿Vamos?
Dado a que parecía descortés pedirle que esperara un segundo mientras comprobaba si el conserje estaba libre mañana por la noche, sonreí cortésmente. —Seguro.
Mientras nos alejábamos, miré hacia atrás a Jungkook y le lancé una mirada de disculpa. Él no lo hizo, sin embargo, pasándome una mirada de comprensión.
De hecho, los músculos de su mandíbula se tensaron y el habitual brillo en sus ojos desapareció.
Kyle había hecho una reserva, así que nos acomodaron enseguida en una mesa de la esquina al lado de una cascada interior. Cuando la camarera tomó nuestra orden de bebidas, pedí sólo agua. Me imaginé que sin bebidas, sin aperitivo y sin postre podría acelerar esta cita. Desafortunadamente, Kyle no parecía preocupado por el tiempo porque pidió una cerveza. Suspiré.
—¿Cuánto tiempo hace que conoces a Taehyung? —Preguntó Kyle.
—Unos pocos meses. —Miré detrás de mí en dirección hacia la entrada, como si pudiera ser capaz de ver a Jungkook a través de una especie de visión de rayos x. No funcionó.
Kyle abrió su menú, pero mantuvo sus ojos en mí. —¿Él dijo que trabajaban juntos?
—Mmm. —Abrí mi propio menú, eligiendo lo primero que vi, luego volví a cerrarla. —¿Estás listo para ordenar?
—No todavía. —dijo lentamente. Él me miró con curiosidad y luego comenzó a buscar en el menú.
Después de unos cuantos segundos, mis rodillas empezaron a rebotar. ¿Por qué le estaba tomando a Kyle una eternidad elegir un plato? No era como si el menú fuera tan grande. Lo miré de cerca, preguntándome si se daría cuenta si enviaba un mensaje rápido debajo de la mesa.
Él levantó la vista de su menú y me pilló mirando. Oh, sí. Se daría cuenta.
—¿Está todo bien Jimin?
—Grandioso. —Tamborileé mis dedos contra la mesa. —El camarón Scampi luce bien.
—Lo tendré en cuenta. —Sus cejas se levantaron y se volvió de nuevo al menú.
La camarera llegó con nuestras bebidas. —¿Están listos para ordenar?
Kyle abrió la boca...
—Sí, voy a querer el camarón Scampi por favor. —Mi cabeza giró hacia mi cita. —¿Kyle?
Dejó el menú abajo y se echó hacia atrás. —¿Puedo oír sus especialidades?
Mi cuello se puso rígido. ¿Acaso este hombre tenía todo el tiempo del mundo o qué?
—Discúlpame un minuto mientras corro hacia el... baño. —Salí de la cabina y corrí por las escaleras antes de que cualquiera pudiera responderme.
Mientras me apresuraba hacia el vestíbulo, enderecé mis jeans y luego corrí mis dedos por mi cabello mientras trataba de reunir el valor para pedirle a Jungkook una cita... si él no hubiera salido de trabajo, es decir.
Volé por el bar, bajando el pasillo y dejé escapar un suspiro de alivio cuando lo vi detrás del mostrador de la conserjería. Otro empleado estaba a su lado y reconocí a la mujer de rapel la pasada noche. Era extraño que ella hubiera trabajado con él en el quinto piso y ahora hubiese pasado a estar trabajando en el mostrador de la conserjería con él hoy. Ella no hizo más que mirarme mientras trotaba, dado a que estaba ayudando a un invitado.
—Has vuelto. —dijo, cuando me paré frente a él.
—Lo siento. Mi cita llegó temprano. —Rolé mis ojos de una manera que decía “lo que sea” —Así que no tuvimos oportunidad de terminar nuestra conversación.
Y no te he preguntado si quieres salir a una cita todavía. Gulp.
Su rostro se relajó y su boca se curvó hacia arriba mientras sacaba un copa de martini y agitaba desde abajo de su escritorio y me sirvió una bebida de color rosa que tenía que ser un Martini Geoffries.
—Como lo prometí.
Justo lo que necesitaba para darle a mi coraje un poco de impulso. —Tú eres el más considerado conserje/barman de todos.
Él rozó sus labios sobre mi oreja. —Cariño, no has visto nada aún.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Oh guau.
Llevé la copa de martini hacia mis labios, tomé de mi bebida y el dulce líquido rodó abajo en mi garganta. —Delicioso. ¿Qué hay en ella?
Él negó con la cabeza. —No puedo decirte. Es un secreto de la familia Geoffries.
Solté una carcajada. —No es como si los Geoffries fueran personas reales.
Él se rió entre dientes. —¿Crees que son extraterrestres impostores?
—No. —Me reí. —Supongo que nunca pensé acerca de ello. Sólo bebo en el hotel…
—Y haces rapel...
—Exactamente. —Toqué su antebrazo y sus fuertes músculos se flexionaron bajo mis dedos.
Echó una mirada hacia mi mano mientras yo (con pesar) la quitaba de su brazo. —Puedo decirte que este martini fue nombrado por Bona Geoffries. Es su bebida favorita, y su marido le traía una copa cada noche mientras ella le preparaba la cena.
—Suena romántico. —Tomé otro dulce sorbo. —Mi esposo nunca haría eso para mí, porque yo rara vez cocino.
¿Acababa de decir esposo? ¿Cuándo había puesto la idea del matrimonio de vuelta en la mesa?
Jungkook se acercó a jugar con un mechón de mi cabello. —Me gustaría llevarte una bebida cada noche. Probablemente podrías convencerme de cocinar para ti también.
Mirando fijamente sus etéreos ojos, mi estómago se volcó. Sabía que ésta era mi oportunidad. Quiero decir, debía gustarle si estaba dándole vueltas a mi cabello entre sus dedos varoniles y ofreciendo (hipotéticamente) que me traería bebidas como el romántico magnate hotelero, Sr. Geoffries.
Tragué saliva, luego solté. —¿Quieres ser mi cita número cuatro de mañana por la noche?
Sorpresa momentánea cruzó su rostro, luego negó con la cabeza. —No, no creo que sea una buena idea.
Mi corazón se hundió. —¿Por qué no?
Sus ojos brillaron. —¿No estás en una cita en este momento?
—¡Oh Kyle! —Tomé la mitad de mi martini, luego lo puse de nuevo sobre la mesa. —Será mejor que vuelva porque él estaba ordenando la cena y…
—Espera. —Metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta y sacó dos tickets. —¿Quieres ir conmigo al ballet esta noche?
Mi cabeza daba vueltas. —¿Me estás pidiendo una cita?
Él negó con la cabeza. —No, es sólo por diversión. Una de las ventajas de ser el conserje es que tengo dos entradas adicionales para ver La Cenicienta.
Incliné mi cabeza. —¿Te gusta el ballet?
Sus ojos mostraban diversión. —¿A quién no le gusta el ballet?
A mí, por ejemplo. La única vez que había ido fue cuando mi papá me había llevado después de que mis padres se separaron y había pasado todo el tiempo tratando de no llorar. Pero eso había sido hace más de una década. Y estar al lado de Jungkook en una sala oscura no sonaba exactamente horrible. Tal vez podría incluso hacerle saber de lo que se estaba perdiendo por rechazarme...
Tomé un último sorbo de mi Martini Geoffries (yum). —Me apunto.
Su rostro se iluminó. —Grandioso. ¿Nos encontramos aquí en una hora?
—Muy bien. —Me apresuré atravesando el vestíbulo, pasé por el bar y subí las escaleras hasta el restaurante.
Encontré a Kyle reclinándose en su asiento con la mitad de su cerveza tomada.
—Lo siento. Eso llevó más tiempo del esperado.
Me encogí. Eso no sonó muy bien. Kyle tomó un sorbo de cerveza, luego se enderezó de nuevo. —Es obvio que no estás interesado en mí Jimin. Eso está realmente bien…
—No, eres genial. —Negué con la cabeza rápidamente. —De hecho, me encantaría prepararte una cita con mi amigo Elijah.
Su frente se arrugó. —¿No estamos en una cita?
Oh, esto era muy incómodo.
—Sí... —Mi voz se apagó y me encogí al darme cuenta de que era hora de decir la verdad. —Lo siento, pero yo sólo accedí a salir contigo a causa de mis amigos. Les dije que no estaba listo para citas y me empujaron a volver al juego, así que hice un trato para citas, lo que no fue justo para ti. Entonces conocí a un tipo que trabaja para el hotel, y yo no quise, pero creo que me he enamorado de él. Eres muy agradable e increíblemente guapo y no quería que perdieras el tiempo.
En lugar de irritarse o enojarse, él se rió. —¿Guapo y agradable? Eso tiene que ser el mejor discurso de rechazo de todos los tiempos.
Sintiéndome como una sabandija, levanté mi frente. —¿No estás molesto?
—En realidad, lo estoy. —Él sonrió, mostrando sus blancos dientes. —Si estás interesado en este otro tipo, ¿qué haces aquí conmigo? Ve por él Jimin.
¿Quién era yo para discutir con un dios griego?
•Kat🐾
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