Capítulo 5
Colgaba en el aire por encima de la ciudad, con el miedo en mi mente de lo que ocurriría a continuación. En esos pocos segundos, con mi vida fuera de mis propias manos, el pánico llenó todos los poros de mi cuerpo… hasta que una mano cálida se apoderó de la mía. Al mismo tiempo que mis talones se conectaban con el lado del edificio, mi mirada se dirigió a la derecha y unos hermosos ojos azules me saludaron.
La boca de Jungkook se volvió hacia arriba. —De lujo encontrarme contigo aquí.
El calor fluyó a través de mí momentáneamente, entonces el terror regresó. —Por favor, dime que habías hecho esto antes.
—No te preocupes. Estás en buenas manos. —Apretó mi mano como para enfatizarlo. —¿Cómo te sientes?
Tragué saliva. —Como que estuviera de pie contra la pared de un edificio en zapatos que son mucho más lindos de lo que son de cómodos.
Sus ojos viajaron a lo largo de mi cuerpo, con un rastro de calor siguiendo su camino. —A veces hay que abandonar la comodidad para vivir la vida que deseas.
Mirándolo a los ojos, no pude dejar de preguntarme si estaba hablando de mí o de sí mismo. —¿Crees que yo quiero una vida con zapatos bonitos?
—Bueno, obviamente. —Él miró hacia abajo a mis botines marrón otra vez. —Entre otras cosas...
Las mariposas revoloteaban en mi vientre y tuve que recordarme a mí mismo que no había un cable de seguridad para salvarme de él. Si mi ex, consejero inversionista, podía hacer trampa, ¿cuáles eran las probabilidades de que un encantador barman lo haría, cuando tenía decenas de personas a su disposición?
Remodelación. Debes centrarte en la remodelación. —A lo que tengo que llegar por el trabajo de pintura gratis de mi casa.
Él se rió entre dientes, luego dio instrucciones a Dave para empezar nuestro descenso. Mientras las largas y musculosas piernas de Jungkook daban un paso atrás, se volvió hacia mí.
—Además de pintar el interior, ¿hay cualquier otro proyecto en la casa en el que estés trabajando?
—Mmm... ¿Por dónde empezar? —Le dije inesperadamente cuando mi cuerda comenzó a moverse y el pulgar de Jungkook se frotó en la parte superior de mi mano. La sensación de su piel contra la mía se sentía demasiado bien y de inmediato me alarmé. Así que me solté de su agarre y me enfoqué en poner un pie detrás del otro mientras la cuerda pasaba a un ritmo constante. —Una de mis cosas favoritas acerca de mi casa es que está en el río de Sacramento. Hay escalones al final del patio que conducen a mi propio muelle.
Sus cejas se fruncieron con curiosidad. —¿Tienes un barco?
Estabilizando mi velocidad por el costado del edificio, negué con la cabeza. —No tengo un barco, pero me encanta estar cerca del agua desde que... bueno, me encanta estar en el agua.
Jungkook abrió la boca...
—Los propietarios anteriores dejaron una mesa de madera de color rojo desteñido con sillas por el muelle. —rápidamente pasé a otro tema— Llevo una copa de vino cada noche para relajarme. Bueno, no esta semana ya que estoy, ya sabes, haciendo rapel en un edificio y todo eso.
La comisura de su boca se levantó e intercambiamos una mirada que me calentó el vientre.
Me aclaré la garganta. —Hay un gran espacio en el muelle. Cuando pueda permitírmelo, pondré azulejos por toda el área. Primero, voy a raspar la pintura de la mesa y las sillas, luego pintaré la madera de azul profundo como el océano.
Y como los ojos de Jungkook...
Él sonrió, pareciendo disfrutar de mi parloteo. —Eres muy ambicioso.
—Es un gran ajuste. Sólo necesita un poco de atención. —Imaginar cómo se vería mi casa después de haberla terminado, me daba una serena sensación... la misma sensación que había tenido esa semana que habíamos pasado por la playa de Kauai, justo antes de que mis padres se hubieran separado. —Toda la casa es una gran remodelación de los ochenta, pero estoy reemplazando lo viejo con mi estilo. Haciendo mía la casa.
Sus ojos brillaban como si entendiera lo que estaba diciendo. Mientras se inclinaba hacia atrás, me concentré en poner un pie detrás del otro.
—No es que no disfrute un poco de ayuda, aunque... la tendré este fin de semana, de Elijah y de SeokJin. Bueno, si Jin está disponible.
Frotó los nudillos por su barbilla. —¿No es su ayuda parte del trato para citas?
Pensando una vez más en su llamada telefónica, dije: —Sí, pero él y su novio acaban de comprometerse y su madre le dio a la palabra “autoritaria”, un nuevo significado. Él insistió que SeokJin y Namjoon se casaran en el hotel Geoffries, pero lo más temprano que pudieron conseguir reservar, fue dentro de dieciocho meses a partir de ahora.
Sus cejas se juntaron. —¿Cuál es el apellido de SeokJin?
—Kim. —Lo miré fijamente, preguntándome por qué me preguntaría eso. —Lo conociste anoche. Llevaba la playera blanca de polo.
—Me acuerdo de él. —Asintió con la cabeza, pareciendo sumido en sus pensamientos.
A medida que el silencio se adentró, empecé a sentirme incómodo. ¿Por qué le había dicho tanto de mí? ¿Y por qué quería decirle más? La atracción que sentía hacia él me puso nervioso.
Necesitando una distracción, miré hacia arriba para ver la distancia que habíamos cubierto y era aproximadamente un piso. Increíble que hubiéramos llegado tan lejos y yo no hubiera necesitado un sedante.
Me volví de nuevo a Jungkook, el cual encontré observándome fijamente con esos increíbles ojos.
—¿Eres dueño de tu propia casa? —Le pregunté, sin tener idea de lo que era el salario de un barman.
Hubo una incómoda pausa, entonces él finalmente dijo: —Soy nuevo en la zona, así que me quedo aquí.
Mi frente se arrugó, recordando su código fuera de área de la ciudad. —¿Estás viviendo en el hotel?
—Por ahora. —Disminuyó la velocidad mientras bajábamos del edificio al lado mío y traté de no mirar hacia la musculosa figura de sus piernas. —Si estás interesado, acabamos de reemplazar las baldosas del patio en la terraza del jardín y tenemos una gran cantidad de baldosas sobrantes. Son de estilo Mediterráneo. Fáciles de instalar también... hay un video en línea que muestra cómo, paso a paso. Si lo deseas, puedo echar un vistazo a tu espacio y ver si las baldosas funcionarían allí.
Guau. Alguien dispuesto a ayudarme con mi remodelación y sin ataduras... eso era algo nuevo.
—Eso es muy amable de tu parte Jungkook. Gracias.
—No hay problema. Te mostraré las baldosas cuando lleguemos abajo.
¿Cuándo lleguemos abajo? La risa brotaba dentro de mí. Había olvidado lo alto que estábamos. Perdido en mi conversación con Jungkook, me sentía como si estuviéramos de paseo (hacia atrás) por una montaña o algo así. Era difícil creer que me había preocupado... Entonces miré debajo de mí. Nada.
Mi estómago cayó y mis pies se detuvieron mientras me quedaba boquiabierto al extenderse la oscuridad. Las luces de la ciudad eran puntos borrosos.
—Oh... por... D…
—¿Jimin? No mires hacia abajo. Mírame. —La voz de Jungkook era baja, tranquila y dominante. —Justo aquí Jimin. Alza los ojos.
Quería mirar por encima de él. Realmente quería. Pero el horror me había agarrado con sus garras, sosteniéndome cautivo y no pude apartar mis ojos del gran espacio vacío por debajo.
Mis rodillas temblaban de terror cortándose a través de mí. En algún lugar en el fondo de mi mente, me di cuenta que la cuerda había dejado de moverse y estaba vagamente consciente de las voces en mi auricular. Incluso sentí manos agarrando mi cintura, pero no podía apartar mis ojos. No podía dejar de imaginarme en espiral bajando hacia mi muerte.
—N... no pude...
De repente, mi punto de vista fue bloqueado y labios calientes cubrieron los míos... el terror dentro de mí inmediatamente cesó. ¿Qué demon…? No podía hablar. No podía pensar. Con la boca de Jungkook capturando la mía, había sido sumergido dentro de un tipo diferente de espiral. Uno donde mi corazón dio un vuelco sin el pánico de morir, sino de la increíble calidez que fluía a través de mí.
Yo quería más...
Mi boca se abrió y la lengua de Jungkook se conectó con la mía. Escalofríos vibraban en mi cuello y revoloteaban bailando a través de mi vientre mientras buscábamos, explorábamos y nos saboreábamos el uno al otro. Deslicé mis dedos en el grueso y alborotado cabello, acercándolo más. Sus brazos se deslizaron alrededor de mí, sus dedos acariciaban mi espalda y entonces sentí algo frotando insistentemente contra mi mejilla... tirando de mí fuera de la niebla celestial en la cual había estado.
Mis ojos se abrieron de golpe y vi los nudos de la cuerda amarilla contra mí, recordándome del peligro... sólo de no caer al pavimento abajo. Me aparté de Jungkook bruscamente y él me estudió con los ojos entrecerrados. Mi corazón latía con fuerza y mis ojos se abrieron.
—¿Por qué hiciste eso?
—Para distraerte. —Ahuecando mi rostro, sus pulgares rozaron mis mejillas y luego apoyó su frente contra la mía. —¿Funcionó?
—Sí. —le dije, saboreando la sensación de su piel contra la mía. Sólo que ahora estaba asustado por una razón totalmente diferente.
Más tarde esa noche, mi timbre sonó y caminé hasta la puerta principal en mis pantalones de pintura. En los veinte minutos que había estado en casa, ya había tocado la pintura blanca en los gabinetes de mi baño.
Durante todo el tiempo que había estado pintando, el beso de Jungkook seguía repitiéndose en mi mente. Nada bueno. Bloqueando el beso de mi cabeza, abrí la puerta para encontrar a mi hermana frente a mi porche.
—¡Mel! ¿Qué estás haciendo aquí?
Ella entró, cerró la puerta tras de sí y empujó la pantalla del teléfono celular en mi rostro. —¿Éste eres realmente tú?
—¿El qué es realmente yo? —Tomé el teléfono y me quedé mirando la imagen en la pantalla. Ahí estaba en color. Yo. Jungkook. Pegados a un costado del hotel Geoffries. Besándonos. La reseña abajo de la foto se leía: Radio Love. Di un grito ahogado. —¿Qué demoni...?
Mel agarró el teléfono, dio un golpecito a algo en la pantalla, luego comenzó a leer. —Brian Burnside y Jimin Park encontraron el amor gracias a la estación de radio de Sacramento local. Todo esto comenzó para la pareja cuando el Señor Burnside ganó las entradas de Descendiendo por la Diabetes para…
—¡Alto! — Apreté mis manos a mis oídos, me dejé caer en el sofá de mi sala y gemí. —¿Cómo pudo pasarme esto a mí?
—En serio. —Mel se sentó al lado de mí, mirando fijamente la foto en su teléfono. —Tú no eres así, bajando como una araña por un edificio y yo realmente no me imagino a Brian Burnside como tu tipo. ¿Es un buen besador al menos?
Recordar la sensación de los labios de Jungkook sobre los míos, encendió un fuego en mi vientre. —Yo no besé a Brian Burnside.
Mel miró la imagen para mí. —Um...
—El chico de la foto es el barman del hotel Geoffries. No puedo creer que nuestro beso esté en Internet. —Enterré el rostro en mis manos. —Estoy tan avergonzado.
—Y yo tan confundida.
Enderecé mi espalda. —Brian ganó entradas para hacer rapel en el hotel Geoffries pero él se asustó y se negó a bajar.
—Sí, eso suena más como el Brian que conocí. Todo charla, y nada de acción. —Mel dio unas palmaditas en mi muslo. —Me alegro de que éste no fuera Brian, pero ¿cómo acabaste haciendo rapel con un barman? Uno con un físico fabuloso, nada menos. Y, eh, ¿cómo ustedes dos terminaron con un beso en la boca? Un barman no parece ser de tu tipo tampoco.
Oírla decir que Jungkook no era de mi tipo, provocó un nudo formándose en mi vientre y mi frente se arrugó.
—¿Por qué no es de mi tipo?
Mel levantó sus palmas hacia arriba. —No te pongas como un manojo de nervios. Parece que escogerías a alguien más como…
—¿Choi Jungkook? —Le dije, encogiéndome ante el sonido del nombre de mi ex.
—Bueno, sí. —Mel se encogió de hombros. —Hombre de negocios de cuello blanco. Socio del Club de Campo. Menos toda la parte sobre el engaño.
Me recosté en el sofá, saqué una de las almohadas decorativas del sofá en mi regazo y lancé mi mano en el aire.
—¿Quién sabe cuál es mi tipo? Ni siquiera quería una cita en primer lugar.
—¿Estaban tú y el barman en una cita?
—Su nombre es Jungkook, y no. —Aunque, tal vez podría pedirle una cita. Nos habíamos besado, después de todo. Y el beso había sido increíble.
Mel frotó su mano contra su sien. —Déjame ver si entiendo. No quieres una cita, pero vas a cinco citas para que así SeokJin y Elijah te ayuden a pintar. Y no estás interesado en cualquiera de los tipos con los que estás saliendo, pero besaste al único tipo con el que no estás saliendo y su nombre es Jungkook. ¿Es eso cierto?
—Sí —le dije, teniendo un mal tiempo al creer en el caos resultante de dos citas. Todo lo que había querido era hacer de mi nueva casa, un oasis de tranquilidad.
—Por favor, dime que el apellido del barman no es Choi.
Me devanaba los sesos. —No tengo idea de cuál es su apellido. Ni siquiera lo conozco.
Sin embargo, no podía dejar de pensar en él.
Mel extendió sus dedos a través de la pantalla de su teléfono celular y luego lo sostuvo en alto para mostrarme el acercamiento de la foto de Jungkook besándome.
—Parece como si conocieras parte de él de cerca y personal. Woo... bebé, ¡eso es ardiente!
Mel tenía razón. La foto estaba ardiente. Sus manos agarraban mi cintura. Mi mano clavándose a través de ese espeso cabello despeinado para acercarlo más. Y nuestras bocas devorándose la una a la otra...
Mirando nuestro momento personal plasmado en el Internet, me hizo sentir expuesto. Como esa cámara había expuesto a todo Sacramento, lo que había sucedido. Suspiré.
—Mi mamá va a enloquecer cuando vea esto.
Mel inclinó la cabeza, pensativa. —No si ella piensa que estás besándote con Brian Burnside.
—Pero no saldré con Brian de nuevo. Nunca. —Apreté la almohada en mi regazo. —Cuando acabamos el rapel, aterrizamos en el jardín del patio del Geoffries... que estaba libre de periodistas, por suerte... y Brian me estaba esperando, así que tuve que reunirme con él para nuestra cena gratis de cuatro estrellas.
Las cejas de Mel se arquearon. —No busques la simpatía ahí. Comí macarrones con queso esta noche.
—Pero yo quería cenar con Jungkook. —dije, resultando difícil de creer que acaba de admitir eso en voz alta.
—¿El nuevo Jungkook?
—Exactamente.
Mel asintió. —Sólo me aseguro.
—Pero no puedo enamorarme de un coqueto barman. No lo haré. Eso sería como rogar por un corazón roto. —Negué con la cabeza. —No, es mucho más seguro remodelar mi casa.
—Hablando de... —Su rostro se iluminó y ella buscó en su bolso grande— ¡Tada! La inauguración de la casa feliz.
Sorprendido, eché un vistazo a la rectangular caja blanca en sus manos. —¿Para mí? Tú no tienes que darme nada.
Me entregó la caja y di una palmada.
—No pude resistir.
Mi corazón se hinchó gracias a Mel. Rompí el sello dorado de la caja y saqué el jarrón azul espuma con tema marino que había admirado en la boutique en Old Sac.
—¡Mel! No puedo creer que volviste para esto.
—Tenía que hacerlo. —Ella apareció emocionada, tomando el jarrón con ella y colocándolo en el estante oscuro de la habitación. —Sabía que iba a ir perfectamente aquí. ¿Lo ves?
El florero azul con tema marino parecía increíble en la madera oscura y se complementaba más por el cartel de cisne negro y blanco de Lake Ballet que había enmarcado junto a la estantería. El ballet al que mi padre me había llevado en nuestra primera visita de padre e hijo después de que él se fuera.
Miré hacia atrás y adelante entre el cartel y el jarrón mientras me daba cuenta de que si mis padres no se hubieran divorciado... un dolor fantasma me atravesó recordando ese momento... entonces no tendría a Melanie como una hermana. Mis ojos se aguaron. Oh, la ironía de la vida.
La cara de Mel se tensó y ella se apresuró a regresar, luego puso su mano en la mía. —¿Ya no te gusta el jarrón?
—No, me encanta. —Mi boca se extendió en una pequeña sonrisa. —Y yo también te quiero.
Me abrazó. —Y yo también hermanito.
Enviar un mensaje o no enviarlo, esa era la cuestión.
Me quedé mirando la servilleta de papel cuadrada que contenía diez dígitos aparentemente inofensivos. Le había confesado a Mel que Jungkook me había dado su número. Ella había buscado rápidamente el código de área en línea, determinada a que era del sur de California y luego insistió en que yo le llamara esta noche.
Diez dígitos. Un teléfono. Difícil decisión.
Me levanté y rodeé la mesa de café, mirando suspicazmente el celular encima de ella y la servilleta cuadrada. Entonces me tiré de nuevo en el sofá y me hundí en los cojines. ¿Qué daño podría causar enviar un mensaje amigable? El hombre había bajado a rapel desde un edificio por mí, de esa manera no tendría que ir yo solo. ¡Tan romántico!
Oh, por favor. Agarré ambos lados de mi cabello. No había sido por romance. El tipo era el barman del hotel. Probablemente había estado buscando una excusa para ausentarse del trabajo durante una hora. Tal vez incluso había recibido puntos extra por ayudar a un cliente asustado (moi). Por otra parte, tal vez no.
Sólo le enviaría el mensaje. Sí, lo haría. Uno solo. Para ser cortés. Incluso mi madre aprobaría los buenos modales. Antes de que pudiera cambiar de opinión, saqué mi teléfono y escribí:
Gracias por bajar a rapel por el edificio conmigo.
Después de enviarlo, apreté los dientes. ¿Qué tan poco convincente era ese mensaje? Ni siquiera lo había firmado con mi nombre. Probablemente ni sabría quién lo envió y lo ignoraría. O lo eliminaría. O...
¡Ping! ¡Ping!
Pasé mi dedo por la pantalla para encontrar un mensaje de respuesta del número de teléfono de diez dígitos del sur de California: Cuando quieras Jimin.
Impulsado por el entusiasmo que recorrió a través de mí, me mordí el labio inferior y contesté bromeando:
¿Cuándo quiera? ¿Qué tal ahora?
Todo mi cuerpo se congeló. ¿Había sólo enviado realmente esto? ¿Y si él pensaba que hablaba en serio? Ese beso en serio había revuelto mi cerebro y...
¿Cuál es la dirección?
Mordiéndome el labio, escribí: Mi casa es sólo de un piso. Y no tengo cuerda.
Ahí está. Seguro. Cerré la conversación.
¡Ping! ¡Ping!
Corrí con mi dedo por la pantalla, leí: ¿Qué tal si te llevo ese excedente de baldosas de las que hablamos? ¿A ver si te gustan? Te las hubiera mostrado antes, pero decidiste cenar con tu amigo.
Tranquilizándome por su visita la cual era sólo por el bien de mi patio trasero, escribí mi dirección y pulsé enviar.
Mi teléfono sonó: Voy en camino.
Dejé caer el teléfono como si estuviera en llamas. Jungkook estaba en camino. Para mi casa. Por la noche. Mi corazón comenzó a golpear a mi oído.
¿Muy nervioso? ¿Yo? Bueno, tal vez DEMASIADO.
Dado a que Mel me había empujado a llamarlo, rápidamente le envié un mensaje: Me dijiste que le enviara un mensaje a Jungkook y ahora él va a venir. ¡Ayuda!
Sentado en mi sofá, mis rodillas se recuperaron mientras esperaba el sabio consejo de mi hermana. Luego de sentirme ansioso, mi celular sonó. Pasé mi dedo por la pantalla y leí.
No entres en pánico. Vas a estar bien. Sólo cámbiate esas sudaderas horribles.
Mis ojos se dispararon a mi atuendo y a la pintura salpicada en mi camiseta y pantalones deportivos. ¡Ay!
Gracias.
Escribí de regreso, entonces me levanté para correr a mi armario cuando escuché desde mi mesa, sonar el celular nuevamente.
PS No te olvides del protector labial. Al juzgar por esa foto, lo necesitarás.
Rápidamente, escribí de nuevo: Sólo traerá baldosas para mostrarme. Es para la remodelación.
Aunque me aseguraba ésta vez a mí mismo que era sólo por el bien de mi casa, busqué en mi cajón el protector de labios y luego lo deslicé sobre ellos. Sólo por si acaso.
•Kat🐾
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