Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3


—Park Jimin —dije, inclinándome hacia el altavoz del teléfono en mi escritorio del trabajo.

—Tengo a SeokJin en la línea para ti. Otra vez. —William, nuestro recepcionista, gritó con voz tensa. —Él no tomará un no por respuesta.

Esta era la tercera vez que SeokJin había llamado y también tenía dos mensajes de voz de él en mi celular.

Esperando que él no le hubiera dado al pobre William un regaño, cedí. —Está bien, pásamelo.

Esperé por el ring, entonces arrebaté el auricular. —Ahórrate el aliento. No quiero hablar acerca de Chase, ayer por la noche, ni nada remotamente relacionado con citas. Y, prepárate, porque en cuatro días más, estarás…

—Estoy comprometido. —dijo SeokJin, pero su voz carecía de cualquier rastro de emoción.

Mi frente se arrugó mientras me recostaba en la silla de mi oficina. —Si esto es algún tipo de truco que tú y Elijah han inventado, no lo entiendo.

—Bueno, entiende esto: Yo. Estoy. Comprometido.

Mi pecho se hinchó. —¿Namjoon te lo propuso? ¿Cuándo? Sólo te dejé anoche.

—Esta mañana. Tomamos su bote para una carrera rápida en el Delta para probar el nuevo esquí de agua de Nam. Cuando me tiré al agua para refrescarme, me tiró un salvavidas blanco con un “¿Quieres casarte conmigo?” escrito alrededor de él en letras rojas brillantes.

¿Namjoon se lo propuso en un salvavidas? No me extrañaba que no sonara entusiasmado.

—Felicitaciones, bebé. Eso es tan... creativo de su parte.

SeokJin y Namjoon habían sido compañeros de historia antes de que se dieran cuenta de sus sentimientos el uno por el otro y se convirtieran en una pareja. Me imaginaba que él se lo propondría en un antiguo pergamino o algo igualmente histórico (y, mmm, aburrido). ¿Pero un salvavidas?

—Es una loca broma, pero muy dulce y pensante —dijo él, su tono se suavizó un poco.

—Bueno, como alguien de afuera, no lo entiendo. —Me reí. —Pero estoy muy feliz por ambos.

—Gracias —dijo tajante.

—¿Qué otra cosa está pasando? —Miré el reloj, entonces miré el montón de papeles en mi bandeja de entrada con los que tenía que empezar a trabajar en la siguiente hora antes de la cita número dos. —Porque suenas como alguien que le prendió fuego a su museo de historia favorito.

SeokJin suspiró. —Es mi culpa, de verdad. En mi prisa de alegría, cometí el error de llamar a mi madre con la buena nueva. Ahora, ella está haciendo demandas sobre dónde nos casaremos… en hotel Geoffries, que, según ella, es el único lugar apropiado en Sac... y su salón no está disponible dentro de dieciocho meses. Así que marquen sus calendarios durante un año a partir de febrero. Al parecer, será hasta entonces que me casaré.

—Eso es ridículo —le dije recordando lo difícil que había sido para todos, mientras planeaba mi boda con mi ex.

—Ahora tengo que hacerlo o arruinaré la boda de sus sueños del único hijo que tuvo... sí, efectivamente usó esa oración conmigo. Grandioso, ¿eh?

Su madre sabía cómo darle un viaje de culpa, eso era seguro. —¿Qué dice la madre de Namjoon?

—Ella está encantada y piensa que el Geoffries suena encantador. —SeokJin suspiró. —Si hubiera protestado, incluso en lo más mínimo, hubiera tenido una excusa que mi mamá no podría echar en mi contra.

Negué con la cabeza sintiéndome mal que el día de su compromiso hubiera sido desinflado. —Por lo menos vas a casarte con la persona correcta. Eso es grandioso. No olvides que pasé por todo el drama de la preparación de la boda por un prometido que se había metido con la dama de honor.

—Siento que hayas tenido que pasar por eso. —SeokJin gimió. —Tal vez las cosas funcionen con Brian Burnside y planees tu boda de verdad, antes de lo que piensas.

Rolé mis ojos. —Así no sucede.

Luego, por alguna extraña razón, una imagen de Jungkook el barman, apareció en mi cabeza. Llevaba un esmoquin, sus ojos azules atentos a los míos y su boca curvada hacia arriba abiertamente reluciendo su hermosa sonrisa de conejo mientras caminaba hacia él...

El auricular se deslizó de mis manos y golpeé contra el escritorio con un bang y me apresuré a recogerlo y ponerlo de regreso en mi oreja.

—¿Jimin? ¿Estás ahí?

—Sí... sólo, eh, dejé caer el teléfono. —La imagen del ardiente barman en su traje, aún ardía en mi mente y empecé a abanicarme a mí mismo. —Jinnie, ya sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero trata de recordar que ésta boda se trata de ti y de Namjoon.

—Que se lo digan a mi mamá. —Él gimió. —Mi cliente de las cuatro en punto está aquí, así que me tengo que ir.

—No hay problema. ¡Felicidades de nuevo por tu compromiso!

—Gracias y mantén una mente abierta en tu cita de esta noche. Nunca se sabe...

—Ya veremos —le dije, luego colgué el teléfono tratando de borrar la imagen de Jungkook en su esmoquin de mi cabeza.

En su lugar se grabó más y la esquina de su boca apareció en esa forma arrogante como si quisiera decirme que sabía que yo quería borrarlo de mi mente y que él no iría a ninguna parte.

—Chase cree que soy un tonto. —Eran poco después de las cinco cuando me incliné hacia el espejo en mi oficina, separé mis labios estirándolos en una sonrisa baja y apliqué protector labial mientras me preparaba para la cita número dos.

—¿Tú? ¿Un tonto? —Elijah tiró de un pañuelo de papel de la caja y limpió una pequeña mancha brillante fuera de mis labios. —Él no lo cree.

—Oh, lo cree. Y no lo culpo. —Mis mejillas se sonrojaron mientras revivía la sensación de la respiración de Jungkook contra mi cuello. —Empecé nuestra cita permitiendo que el barman se acercara a mi cuello.

—Sí, eso fue ardiente. Pensamos por un momento que desecharías tu cita con Chase y te irías con el nuevo Jungkook. —Elijah me dio una sonrisa de aprobación en el espejo y luego giró los ojos cuando fruncí el ceño. —Oh, supéralo. Eres un hombre soltero y él te dejó esperando en un bar. Nada inteligente de su parte.

—Pero eso no significaba que debía dejar que el barman se pusiera tan fresco conmigo. —Bueno, había sidouna actuación pero él no sabía eso.

Fresco. Eso era lo que Jungkook el barman, me recordaba. Un soplo de aire fresco que me había hecho sentir vivo.

—Chase trató de sobrepasarse conmigo fuera del hotel después de una sola cita.

Tonto. Podría haber estado tatuado al otro lado de mi frente.

Elijah lanzó la mano en su cadera. —¿Te has detenido a pensar que quizás a él, sólo le gustas? ¿Que él estaba tratando de reclamarte antes de que el barman girara tu cabeza y te robara?

Demasiado tarde para eso. Mi cabeza sin duda se había girado y yo no había sido capaz de dejar de pensar en Jungkook. ¿Y ahora lo estaba imaginando con un esmoquin? Loco. No obstante, la imagen seguía repitiéndose en mi cabeza…

—¿Hola? Jimin, ¿estás ahí?

Alejé mis pensamientos y recordé la pregunta de Elijah. —¿Dices que si creo que a Chase le guste tanto? Es posible. ¿Si creo que él tomó la decisión equivocada al tratar de sobrepasarse en la acera? Definitivamente.

Él me dio un arreglo a mi cabello Rojo Ramera. Está bien, se llama Cherry Berry, pero tendrían que cambiar su nombre después de la forma en que me había comportado la noche anterior.

—Jimin, para ser justos con Chase, había terminado con él antes de que comenzara. No estarás planeando salir con él de nuevo, ¿verdad?

Hice una mueca, culpable de los cargos. —No. Y no estoy planeando ir a otra cita con Brian Burnside tampoco.

Torciendo un mechón de pelo oscuro alrededor de su dedo, él me miró en el espejo. —Creo que estás tomando todo este asunto de las citas con el espíritu equivocado. Esto no se supone que es una tarea. Nos preocupamos por ti. Sólo queremos que consigas superar a Jungkook y comiences a divertirte de nuevo.

Me divertí mucho anoche. Con el nuevo Jungkook. Ugh. Quería arrancarme los pelos. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ese barman? Él era un don juan y me había atrapado.

Él me apretó el brazo. —Pareces enfadado. Tal vez deberíamos poner fin a este trato para citas. Si no quieres salir con Brian…

Negué con la cabeza. —De ninguna manera. Quiero salir con él. —Y lo haría. Al igual que me gustaría salir mañana con el amigo de softball del marido de Taehyung. Eso me dejaría con solo dos citas más para planear hasta que él y SeokJin estuvieran a mis órdenes. —Esas cinco citas estarán hechas ésta semana, así que prepárate para pintar mi casa este fin de semana.

Sí, eso era donde yo tenía que enfocar mis pensamientos. De vuelta a mi casa. De vuelta a mi nuevo y bello comienzo sin tener que preocuparme acerca de un hombre que fuera a hacerme daño con el tiempo.

Mi celular sonó y miré la pantalla. ¿Una llamada de mi papá? Extraño, acababa de hablar con él hace un par de semanas cuando había cerrado el depósito. Habíamos tenido una buena relación, pero no hablábamos a menudo, lo que sólo podía significar que él tenía un propósito. Como yo no tenía tiempo para una conversación, lo dejé pasar al correo de voz.

Agarré mi brillante abrigo que hacía juego con mi sedosa camisa negra acompañados con mis botines café —Bueno, me voy.

Él dio un paso atrás cuando abrí la puerta de mi oficina. —¿Dónde se reunirán tú y Brian?

—En El Geoffries.

Los ojos de Elijah se abrieron. —¿En serio?

—Sé lo que estás pensando, pero fue sugerencia de Brian.

Tampoco era mi culpa que durante mi cita de anoche con Chase, la mesera hubiera traído mi bebida y me pasara una servilleta con una nota escrita en ella. "Lo siento si he hecho las cosas difíciles para ti. Vuelve mañana y te doy mi número telefónico. Promesa. Jungkook."

Esa había sido la parte más interesante de la noche después de que Chase había llegado, a pesar de que aún no podía entender el porqué. Chase había sido magnífico y una cita decente... a pesar de que el tipo no sabía nada sobre texturizar una pared.

Mel me había advertido sobre Brian Burnside y su falta de empleo, pero seguramente mi madre sabía mejor ya que ella siempre me presionaba sobre pescar un tipo corporativo que pudiera “proporcionarme una buena vida”. Lo que, por favor, yo podía cuidar de mí mismo. Pero Brian Burnside debería ser una buena compañía para una noche. Me daría cuenta en El Geoffries.

Sabiendo cómo Jungkook ocupaba mis pensamientos, debería haber sido más inteligente y hacer reservaciones en otro lugar. Demasiado tarde, sin embargo, porque Brian dijo que tenía algo especial planeado allí. ¿Tal vez un delicioso postre? El estómago me rugió al pensar en ello. Sólo tendría que evitar el bar, eso era todo. Debería ser fácil ya que me encontraría con Brian directamente en el restaurante.

Le envié un texto rápido, confirmando nuestros planes. Él contestó: Por supuesto. ¡Con ansias de verte!

Mientras caminaba varias cuadras para El Geoffries, revisé mi correo de voz:

Hola Jimin. Es tu papá. Estaré en Sacramento el viernes para una reunión de negocios. Si funciona para tu horario, me gustaría ver tu casa antes de irme. Llámame tan pronto como le hayas dado un vistazo a tu calendario. Adiós.

La tensión se arrastró por mi columna vertebral mientras colgaba el teléfono. Desde que Elijah me había recordado que mi padre me había dado el pago inicial de mi casa, insignificantes preguntas habían acechado mi cerebro.

¿Por qué mi padre y yo nunca hablábamos de algo profundo? No era como si él fuera autoritario o sentencioso como mi mamá. Debería haber sido capaz de decirle cómo me sentí de abandonado cuando se había mudado a Seattle. Y cómo mi ruptura con mi ex me había devastado.

Pegar una sonrisa siempre había sido la dinámica de mi familia, pero estaba empezando a preguntarme si eso era algo bueno. Quiero decir, empecé a abrirme con Jungkook muy fácilmente y apenas lo conocía. Jungkook. ¿Por qué estaba pensando en él otra vez?

Cuando llegué al hotel, una turba de reporteros me recibió en la puerta y uno puso un micrófono en mi rostro.

—Buenas noches caballero. ¿Ha venido a participar a “Descendiendo por la Diabetes”?

—No —dije, recordando el anuncio en el vestíbulo. Aunque me preguntaba de qué se trataba el evento, me concentré tratando de pasar por los periodistas dado a que no me gustaba estar en el centro de atención... posar en el fondo era mucho más mi estilo —Estoy, eh, aquí para cenar.

Dos porteros flanqueaban las puertas dobles de oro y me hicieron pasar de manera segura en el interior. Lancé una sonrisa de agradecimiento a cada uno de ellos.

—Gracias.

Cuando entré en el vestíbulo, me quedé sin aliento. Una vez más, admiraba la belleza del hotel. Todo era de mármol pulido y madera oscura y una decoración sutil, pero con clase. Era un destino de primera clase en Sacramento, pero nunca antes había tenido que apartar a la prensa para llegar.

Sabía que no había manera de evitarlo. Con el fin de llegar al restaurante del hotel, tenía que pasar por delante del bar. No buscaría a Jungkook, sin embargo. Mantendría los ojos al frente. Derechos.

¿A quién estaba engañando? No iba a ser capaz de resistirme a echar un vistazo. Pero eso estaba bien. No era como si me detuviera a charlar. O a conseguir su número de teléfono. Aunque, si lo hacía tendría mi bañera sellada...

Oh Dios. ¿Qué era lo que estaba mal conmigo? Apenas y conocía al tipo. Tal vez sólo estaba mirándolo como una forma de superar a mi ex Jungkook (la sabandija tramposa). Pero eso era lo tenía que hacer para remodelar mi casa. Y a diferencia de un coqueto incidente con un ardiente barman, mi acogedora nueva casa me mantendría a salvo y caliente para el futuro previsible.

Mientras pasaba junto a la barra, casualmente giré la cabeza... luego fruncí el ceño. Había una mujer barman rubia sirviendo esta noche. No había señales de Jungkook. ¿Estaba en un descanso? ¿O se le había olvidado que tenía la noche libre cuando había escrito esa pequeña nota en mi servilleta?

Una ráfaga de decepción me inundó, pero traté de quitármelo de encima mientras me dirigía al restaurante donde encontré a Brian esperándome. Él no era tan guapo como Chase (o Jungkook), pero era lindo de una forma deportiva. Además, según mi mamá, era arquitecto. Y los arquitectos debían saber mucho acerca de la renovación de una casa, por lo que podríamos hablar de un interés en común durante la cena. Tal vez aprendería algo de información relevante para mi casa.

—Hola Brian. —Elevé mi mano cuando me detuve frente a él. —Así que finalmente te conozco.

Él sonrió de una manera que no era exactamente repugnante e incluso podría ser interpretada como linda si yo estuviera en una cita de verdad, lo cual no estaba.

—Encantado de conocerte a ti también —dijo dándome un suave apretón de manos. —¿Cómo está tu madre?

—Está estupenda, gracias. —Disparé un último vistazo a mis espaldas. Todavía la barman rubia. Lo que sea. Forcé las esquinas de mi boca hacia arriba. —¿Has estado esperando mucho tiempo?

Juntó sus manos apretándolas. —En realidad, llegué un poco temprano como parte de la sorpresa.

Parpadeé. —Bien, no tengo ni idea de lo que quieres decir con eso. ¿No cenaríamos?

—Tendremos la cena después. —Él movió sus cejas, luego giró su cabeza y puso su mano en el lado de la boca. —Mi cita está aquí ahora.

Me estremecí con la sonoridad de su voz. La anfitriona de cabello oscuro se acercó y nos dio una encantadora sonrisa.

—¿Gustan tomar algo antes de comenzar?

Miré desde la anfitriona a Brian. —¿Antes de empezar con qué?

—Sí, definitivamente necesitamos un trago primero. —Él me dio una pícara mirada y empezó a seguir a la anfitriona. Entonces se detuvo cuando se dio cuenta que yo no estaba detrás de él. Él extendió las manos. —Confía en mí, te va a encantar esto.

¿Confiar en él? Ni siquiera lo conozco.

—En realidad, no me encantan las sorpresas. —Apreté mi abrigo alrededor de mis hombros, teniendo dificultades para mantener mi compostura. —¿Podrías por favor decirme lo que estamos haciendo?

Si sus planes eran cortos, podría ser capaz de conseguir despegar un poco de papel esta noche.

—Bien, soltaré la sopa. — Su rostro se iluminó como si hubiera ganado la lotería de California, luego levantó los brazos e hizo gestos como si estuviera subiendo una cuerda. —Haremos rappel aquí, en el hotel Geoffries.

Me eché a reír. —Lo siento. Sonó como si dijeras que haríamos rappel en el hotel.

Él asintió con entusiasmo. —Eso es correcto.

Mi boca se congeló. —¿No estás bromeando?

Él negó con la cabeza. —El evento de “Descendiendo por La Diabetes” cuesta $,1000 por ticket y me gané dos boletos en la radio. Haremos rappel desde la terraza de la piscina que está en el quinto piso. ¿No es increíble?

—Sí —le dije, encontrándolo increíble que él pensara que yo haría rappel por el costado del maldito edificio. Manteniendo la calma, miré mi sedosa camisa, después mantuve el dedo hacia arriba. —Déjame correr a casa y cambiarme a mi equipo de escalar montaña.

Yo no regresaría.












































































•Kat🐾

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro