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Capítulo 2


Mi estómago se tensó mientras SeokJin y Elijah se deslizaban sobre los taburetes de al lado del bar. Giré mis ojos.

—¿Qué están haciendo aquí?

—Reconocimiento. —SeokJin dejó la copa de vino en el mostrador y luego giró hacia mí. —Asegurándonos de que no faltes a tu palabra con nuestro trato para citas.

Su fuerte voz prácticamente resonó en la habitación y levanté la mirada para encontrar al barman sonriéndome.

Me bebí el contenido de mi copa. —Tengan sus brochas listas, caballeros. Después de este truco, trabajarán horas extras.

—Quizás sí, quizás no. —Elijah miró alrededor de la sala de estar. —¿Dónde está Chase, de todos modos?

—Estará aquí. —No pronto, por desgracia.

Elijah pasó sus dedos por su cabello oscuro. —Nos quedaremos a tu alrededor para asegurarnos de que no te vayas antes de que él llegue. Esa mirada de dolor en tu rostro no grita exactamente compromiso, ya sabes.

Empujé mi copa vacía. —Sería menos doloroso si ustedes dos no me estuvieran espiando.

Y si el barman se detuviera de lanzarme miradas petulantes. Y qué si mentía a un extraño por estar emocionado por mi cita. Gran cosa.

SeokJin se volvió hacia Elijah. —Estamos siendo dominantemente amables. Está comenzando a recordarme mi madre. Debemos darle a Jimin algo de espacio.

—Sí, por favor. —Asentí con la cabeza, con impaciencia.

Elijah se encogió de hombros y se levantó. —Está bien. Estaremos por allí si nos necesitas. —Hizo un gesto hacia un grupo cercano de elegantes sillones. —Y recuerda, puede ser que no quieras esta cita ahora, pero nos lo agradecerás en unos años cuando estés sacando los bebés de Chase.

Tiré las manos en el aire. —Eso no sucederá.

—Mantén una mente abierta. Nunca se sabe. —SeokJin me guiñó un ojo mientras seguía a Elijah.

Mi mandíbula se tensó y estaba empezando a reconsiderar este trato para citas. Pero raspar el papel pintado y repintar sería mucho trabajo haciéndolo solo...

—¿Otra copa? —El barman preguntó, su voz llena de humor.

Una copa llena apareció al lado de mi vacía y lo miré con gratitud. —Gracias. ¿Cómo adivinaste?

—Me lo imaginé. —bromeó, luego me tendió la mano. —Jimin, ¿no es cierto?

—Sí. —Absteniéndome de arrojar a mis amigos una mirada traviesa, deslizando mi mano en la de él... hormigueos bailaron sobre ella, por mi brazo y mi visión se inclinó. —¿Y tú eres?

Sus ojos cayeron a nuestras manos, lo que hizo que me preguntara si él sentía el mismo chisporroteo increíble de electricidad.

—Soy Jungkook.

Mi corazón se paró y fruncí el ceño. No pude evitarlo. El ardiente barman podría estar meciendo físicamente mi mundo, pero él también compartía el mismo nombre que mi ex. Necesitaba alejarme de este bar. Rápido.

Él hizo una mueca. —Oh, oh. Puedo ver que el nombre tiene un mal recuerdo para ti. No juzgues a todos los Jungkooks por el mismo libro.

Cuando apretó mi mano ligeramente, enfatizó sus palabras, no podía soltarlo. O la mirada de esos hipnotizantes ojos azules...

¡Ping! ¡Ping!

El timbre de mi celular rompió el hechizo en el que había estado y me las arreglé para tirar de mi mano y luego pasar mi dedo por la pantalla.

¡Chase! Gracias a Dios. Su mensaje decía: Lo siento, pero estoy colgado con un cliente. ¿Está bien si me esperas un rato más? Debería terminar dentro de poco.

No, no estaría muy bien si esperaba un poco. No con la “secuela” de Jungkook haciendo que mi estómago se aflojara.

Le contesté de regreso: Sí, puedo esperar. Nos vemos pronto.

Era por un trabajo gratis ¿está bien? Como cincuenta dólares la hora por dos. Sería una locura no esperar un poco más para salvar mi billetera.

Levanté mis pestañas para encontrar a Jungkook “número dos” mirándome con una expresión inquisitiva.

—A mi cita se le está haciendo tarde. —le confesé.

—¿La cita a la que ansías? —Sus labios temblaban mientras recogía mi copa vacía y la ponía debajo de la barra. —¿Qué es un trato para citas de todas formas?

Mis mejillas se sonrojaron. Oh, mortificación. —Básicamente, mis amigos... los dos que están en el sofá mirándonos… están obligándome a tener citas.

—Vamos. —Retorció un limón en una copa de agua y luego la empujó hacia mí. —No es como si pudieran hacer que las tengas.

—Ellos me tentaron con un trato para citas, que es la misma cosa. —Justo como él me estaba tentando a hablarle de mi vida personal. ¿Cómo sucedió eso? Normalmente me destacaba por abstenerme. Tal vez debería esperar a Chase en el vestíbulo… lejos del embriagador encanto de este barman. —¿Puedes darme la cuenta, por favor?

—Espera un segundo. —Dio un paso hacia una pareja que se sentó en el bar.

Mientras él se alejaba, cada parte de mí quería que volviera. Como ahora. Una oleada de ansiedad se disparó a través de mí y mis nervios se pusieron en alerta roja. Estos aleteos en mi vientre necesitaban largarse, así podría enfocarme en hacer mi casa como la escena de playa en mi cabeza... serena, reconfortante y segura. Siempre que me lo pudiera permitir.

Bajo un intenso escrutinio de mis amigos, presionándome para salir en una cita “de verdad”, me presionaba como un ladrillo de diez toneladas. La presión para mantener una mente abierta con Chase... o cualquier otro que estuviera en línea para una cita. Pero la idea de ser herido de nuevo se sintió como una prensa apretando mi corazón. No, yo no necesitaba una licencia para citas. Yo necesitaba una licencia para decorar. Y mis amigos tenían que irse.

Poniendo mis dedos a través de mi celular, envié un mensaje a Elijah: Hay docenas de bares en la ciudad. Elijan otro para pasar el rato. CUALQUIER otro. ¿Por favor?

Girando mi cabeza, vi a Elijah sacar su celular, escanear la pantalla, luego susurrarle a SeokJin. Esperemos que estuvieran discutiendo sobre un lugar alternativo. Yo amaba a mis amigos, pero era ridículo que me hubieran seguido hasta aquí.

¡Ping! ¡Ping!

Elijah respondió: Preferimos verte coquetear con el ardiente barman. ¿Cuál es su historia? ¿Soltero?

Con la amigable personalidad de Jungkook (y su gran atractivo), tenía que tener una novia. Tal vez varias. Miré hacia donde Jungkook “part deux” mezclaba las bebidas de la pareja, mientras sostenía una ágil conversación. De ninguna manera era soltero.

Escribí mi respuesta: No lo sé y no me importa. Su nombre es JUNGKOOK. ¿Necesito decir más?

Después de un sorbo de mi bebida, mi teléfono sonó y me encontré con un texto de Jin: Sellaré tu bañera si consigues el # de Jungkook.

En una última traición, mi boca se hizo agua con la oferta: Estás bromeando. Los terapeutas matrimoniales no saben cómo sellar nada.

Unos segundos más tarde: Namjoon remodeló toda su casa él mismo. Él me ayudará.

Grandiosa idea, utilizar a su novio como un arma de negociación. Dado a que sería muy agradable tomar un baño sin tener que preocuparme por que el agua se filtrara en mi pared, le envié: Acepto.

Jungkook regresó, deslizó mi cuenta hacia mí, luego retomó nuestra conversación como si nunca se hubiera ido.

—Trato para citas o no, parte de ti debe querer salir con este chico o ni siquiera estarías aquí.

—Ni siquiera una molécula —le aseguré, luego respiré hondo y solté: — ¿Puedo obtener tu número de teléfono?

Él estaba pasando mi tarjeta de crédito, pero se detuvo para mirarme... sus profundos ojos azules se ampliaron con sorpresa. Me miró fijamente durante unos segundos, como si me evaluara. Luego su mirada se guió hacia Elijah y SeokJin, luego, volvió a mí. Por un momento, incertidumbre y decepción brillaban en su expresión. De repente me di cuenta que incluso los ardientes bármanes tenían sentimientos y claramente pensaba que yo estaba jugando un juego con él.

Sintiendo como si me hubiera tragado una piedra, le dije: —Lo siento. Olvídalo.

Puso mi recibo y la tarjeta de crédito frente a mí. —¿Es esto parte de tu trato para citas?

—No. —Mi estómago se revolvió con la blanca mentira y me sentí obligado a ser honesto al decir: —Este fue un trato diferente y debes pensar que soy horrible. Pero sólo estamos jugando un juego tonto. Yo no me estoy burlando de ti. Creo que eres genial. Incluso creo que el chico con quien me voy a reunir esta noche es agradable. Pero estoy... estoy tratando de tomar un descanso de citas y mis amigos han estado presionándome, así...

—Así que has decidido regresárselas —dijo con una lenta sonrisa.

Aliviado de que él ya no me estuviera mirando como si fuera escoria, asentí.

Sus ojos se suavizaron. —¿Alguien te ha hecho daño?

Me puse rígido. —¿Perdón?

—Tú dijiste que querías un descanso de citas. Supongo que es porque un tipo te hizo daño.

¿Dañarme? Más como arrancar mi corazón fuera de mi pecho, estrellarlo contra la sucia acera de la ciudad, luego pisotearlo en una buena medida. Me encogí de hombros.

—Así es la vida, ¿no?

—No la mía. Y no debería ser la tuya tampoco.

Me quedé mirándolo en shock. Acababa de conocer a este hombre y él no sabía nada de mí...

—No es que nos conozcamos el uno al otro, por supuesto —dijo. —Así que no espero que me creas. —Me guiñó un ojo. —Creo que estás haciendo lo correcto al tomar un descanso, sin embargo. Si no estás listo para tener una cita, no estás listo. Entonces, ¿Qué obtienes si te doy mi número de teléfono? Porque eso es todo, ¿verdad? ¿No estabas planeando en realidad invitarme a salir?

Me miró con atención. Parecía casi como si quisiera que yo lo corrigiera. Pero esto no podría ser lo que él quería. Él probablemente sólo era perspicaz. Los bármanes eran los mejores consejeros del mundo, ¿no? Él probablemente podría darle a SeokJin clases. Además, trabaja en un bar, este chico conocía personas todo el tiempo. Él era sólo bueno en la charla sobre el bar, y no debía darse cuenta de cuando se pasaba de amable a coqueto.

Negué con la cabeza. —Sólo necesito tu número telefónico. Si lo consigo, Jin sellará mi bañera. Compré una casa que estoy remodelando. Si salgo en cinco citas, acordaron ayudarme a pintar el interior. Estoy esperando mi cita número uno.

—¿Cuándo tienes planeado pintar?

—Este fin de semana.

Sus cejas se alzaron y sonrió, por un momento casi me derrito y tuve ganas de alagar esa sonrisa de conejo.

—Mírate, valiente. Eso les enseñará a tratar de presionarte.

Mi boca se volvió hacia arriba y me sentí más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. Por supuesto, eso inmediatamente hizo que me preocupara. Ya era suficiente de depender de tipos para que me hicieran feliz. Por lo menos así pensaba que era...

—Así que, ¿qué te parece, entonces? —Empujé la pluma hacia él.

—Espera un segundo —dijo él, entonces se deslizó hacia abajo del bar esperando a un hombre de mediana edad.

Mis ojos inmediatamente lo siguieron hasta que mi celular hizo ping.

¿Lo conseguiste? Elijah envió un mensaje.
No.
¿Se lo pediste?
Sí.

Ya está. Dejaría que él se sintiera mal de haberme animado a pedir el número telefónico de un ardiente chico y que hubiera sido bateado. Quizás se sentirían tan mal que realmente se irían antes de que Chase llegara. O eso esperaba.

—¿Son ellos?

Mi cabeza se sacudió. Jungkook entró al cuadro otra vez (aunque nada había de este tipo que fuera cuadrado de ninguna manera, eso era seguro), había regresado.

—¿Qu...Qué? —Balbuceé.

Sonrió, las comisuras de sus ojos se arrugaron en la forma más adorable. —¿Tus amigos te enviaron mensajes de texto para ver si conseguiste mi número telefónico?

—Sí —le dije a regañadientes, no queriendo mentirle, pero no quería decir nada que pudiera hacer que mis amigos se vieran mal ante sus ojos. En el fondo, yo sabía que sólo querían que yo fuera feliz.

—¿Quieres pasar un buen rato a costa de ellos?

Si hubiera captado cualquier forma de maldad en su tono de voz, lo habría rechazado, pero no me pareció que tuviera una pizca de maldad en su cuerpo. Él era todo fácil de tratar y encantador lo que me recordaba a mí mismo que Elijah y SeokJin me habían seguido hasta aquí.

Tomé el travieso brillo en sus ojos y una chispa de diversión recorrió mi cuerpo. —¿Qué tienes en mente?

Él se inclinó hacia mí, apoyando los codos en la mesa. En un instante, su amistosa expresión se volvió hacia una llena de calor. Absorbí una respiración cuando él se acercó y colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Luego se inclinó más cerca, haciéndome temblar con cada pequeño soplo de aliento, haciéndome cosquillas en la sensible piel de mi cuello.

Prácticamente escuché a Elijah y SeokJin entrando en shock conmocionados tomando aliento atrás de mí.

—¿Qué tal esto, para empezar? —Susurró.

—No está mal —le dije, tratando de no hiperventilar.

Olía tan bien y de repente tuve la fuerte necesidad de acercarlo y darle un beso. Sólo plantar mi boca sobre la suya, sin importarme quién nos viera. Sin importarme con quién se suponía que debía reunirme o que no se suponía que debía estar saliendo de verdad. Pero el nuevo Jungkook estaba jugando conmigo. Tenía que estarlo. Así que me aclaré la garganta y decidí golpearlo en su propio juego.

Envolví mi mano alrededor de su nuca, giré mi cabeza hasta que mis labios casi tocaron los suyos, entonces susurré: —¿Esto significa que obtendré tu número?

Él se alejó lentamente. Se enderezó. Luego negó con la cabeza. —No.

Mis ojos se abrieron en estado de shock. —¿No?

—No creo que a tu cita le guste.

—Pero mi cita no está aquí y...

—¿Jimin? —Dijo una voz a mis espaldas.

Poco a poco me di la vuelta en mi asiento. Y vi a Chase. Yo estaba tan atrapado.


















































•Kat🐾

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