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𝟎𝟏𝟏: 𝐌𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐨𝐬𝐚

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𝑶𝒉, 𝒏𝒐, 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐, 𝒎𝒂𝒌𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒆 𝒂 𝒍𝒊𝒂𝒓.
𝑮𝒐𝒕 𝒎𝒆 𝒃𝒆𝒈𝒈𝒊𝒏𝒈 𝒚𝒐𝒖 𝒇𝒐𝒓 𝒎𝒐𝒓𝒆.
𝑶𝒉, 𝒏𝒐, 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝑰 𝒈𝒐, 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕𝒊𝒏' 𝒖𝒑 𝒂 𝒇𝒊𝒓𝒆, 𝒐𝒉, 𝒏𝒐, 𝒏𝒐...
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Ben's POV:
La luz del día ya se coloba a través de las cortinas del dormitorio. Abrí mis párpados lentamente, tratando de despertarme. Sentía una leve presión en la cabeza. Me llevé una mano a los ojos. Mal y yo no nos emborrachamos anoche, pero igualmente fue más alcohol del que estoy acostumbrado. Aunque bueno, no hay nada que un buen café no alivie.

Traté de levantar mi otro brazo pero sentía que algo lo aplastaba. Al bajar mi vista me encontré con el rostro de mi hermosa novia. Tiene los labios entreabiertos y duerme profundamente. Su cabello morado me hizo cosquillas en la punta de mi nariz cuando besé su coronilla.

-¿Amor? - la agité suavemente, no queriendo ser brusco.

Ella balbuceó algo dormida. Esperé unos segundos hasta que empezó a reaccionar.

-Princesa, ¿podrías dejar que me levante por favor? Puedes descansar todo lo que quieras mientras que me doy un baño.

-Está bien- dijo adormilada.

Se removió un poco y rodó hacia el otro lado, liberando mi brazo. Lo estiré y me levanté. Ella se acurrucó en mi almohada y volvió a cerrar los ojos. Sonreí por lo tierna que se ve. Subí las sábanas y la cobija, arropándola para que no le de frío.

Recogí el desastre que dejamos en el suelo con nuestros disfraces y entré al baño, terminando de destensar mis músculos. Abrí la llave del agua y esperé a que estuviera lo suficientemente caliente para entrar.

Luego de unos minutos salí seco, con la toalla alrededor de mi cintura. Mal aún sigue durmiendo, así que hice el menor ruido posible para no molestarla. Me coloqué una camiseta azul marino con franjas amarillas y unos jeans. Terminé de ponerme los zapatos y le dejé una nota en la mesa de noche avisándole que iría a buscar nuestro desayuno y regresaría.

Cerré la puerta silenciosamente y caminé por los pasillos de la preparatoria. No me sorprendió no ver a casi nadie dado a que es sábado y muchos fueron a fiestas.

Sé que pasamos mucho tiempo juntos anoche, pero apenas nos vimos estos días así que quiero darle algo especial. Lamentablemente ella no tuvo mucho de niña, y me encanta poder darle detalles, aunque sean pequeños. Caminé unos minutos hasta el café que está a unos minutos de la escuela.

Le agradecí al chico de la tienda y tomé el pedido. En una mano llevo la bolsa con la comida y en la otra mi café. Al darle el primer sorbo el dolor en mi cabeza fue disminuyendo.

El regreso a Auradon Prep fue igual de tranquilo. Abrí la puerta de la habitación y la cerré detrás de mí. Al dejar las cosas sobre el escritorio me di cuenta de que Mal ya no estaba en la cama.

-¿Cielo? - la llamé.

-¡Aquí estoy! - gritó desde el baño.

Suspiré aliviado. Di unos pasos y me quedé en la puerta. Oí el agua cayendo de la regadera.

-Tengo nuestro desayuno.

-Salgo en cinco minutos, si quieres puedes ir desayunando.

-Te voy a esperar.

-Ok.

Me alejé de la puerta y le puse algo de orden a la habitación. Acomodé la cama y organicé el desayuno en mi escritorio para usarlo como mesa. Noté que el disfraz de Mal ya no estaba y había una mochila. Justo en ese momento ella salió del baño, terminando de peinar su cabello.

Se ve hermosa. Tiene un top negro y unos jeans del mismo color con cadenas doradas. No lleva ni una gota de maquillaje, lo que hace que pueda notar todos los lunares y pecas en su rostro. Ella sonrió al notar que la miraba.

Me acerqué y la rodée con mis brazos. Planté un beso en sus labios y acaricié una de sus mejillas con mis dedos al separarnos.

-Buenos días para ti también - dijo riendo, arrugando la nariz entre sus risas.

Besé esa parte de su rostro y tomé su mano.

-Mira lo que traje para nosotros - la guié hacia la mesa.

Sus ojos se iluminaron al ver todo. Le traje un café, y ambos comeremos waffles con chocolate y fresas. A ella le encanta ese café, por eso fui hasta allá.

-Huele delicioso.

Nos sentamos en las sillas y comenzamos a comer.

-Mientras que no estabas me teletransporté para buscar mis cosas a mi dormitorio - explicó- Evie me avisó que ella y Doug ya estaban de camino a casa de sus padres, así que aproveché que estaba vacio- tomó otro trozo con su tenedor y se lo llevó a su boca- Espero que no te moleste que usara mi magia.

-No, claro que no- me apresuré a decir al ver que se ponía nerviosa con ese tema- Tus poderes son parte de ti, debes aprender a manejarlos y estás en todo tu derecho de usarlos.

Noté como sus hombros se relajaban y su expresión se suavizaba.

-No quiero darte problemas. Aún aprendo a dominarla y sé que necesito práctica. Y bueno, supongo que es de las pocas cosas que me gusta haber heredado de mi madre- rió con tristeza.

Acerqué mi silla a la suya, haciendo que nuestras rodillas chocaran.

-No me darás problemas. Quiero que seas tú misma, y eso incluye a tu magia- aparté un mechón de pelo de su rostro- Además, sí no fuera por un hechizo tuyo tal vez nunca nos hubiéramos atrevido a acercarnos más al otro.

Ella rió. Una risa que hizo que mi corazón se sintiera completo.

-Debo admitirlo, parecías desesperado por querer terminar con Audrey. Tal vez era parte del plan, pero estaba algo celosa y creí que necesitabas un empujoncito para salir de eso.

Ahora yo me reí.

-Estabas bastante celosa - le hice cosquillas, provocando que soltara una carcajada- Audrey y yo fuimos amigos desde que estábamos en pañales. Terminamos siendo novios más por lo que decían todos que porque de verdad hubieran sentimientos hacia el otro.

Hice una pausa y jugué con su cabello.

-Tal vez nos atraíamos, porque no estoy seguro de que realmente nos llegaramos a gustar en el algún momento. Pero siempre supe que ella no era la indicada. Cuándo soñé contigo por primera vez supe que tú sí lo eras.

Sus pómulos se tornaron rosados. Se inclinó hacia mí y me besó.

-Tú también eres el indicado.

Rozamos nuestras narices sonriendo. Seguimos desayunando en paz, disfrutando el momento.

(...)

Pasamos el resto de la mañana viendo televisión abrazados, riendo al encontrar una de las mejores comedias que hemos visto "¿Y dónde están las rubias?".

Al llegar las dos nos fuimos al castillo dejándole un mensaje a mis padres para que supieran que íbamos en camino. Sonreí cuando sentí como Mal alzaba los brazos y gritaba de euforia. El viento hacia que los flecos en su chaqueta ondearan con el viento.

Ayudé a Mal a bajar de la moto cuando estacionamos. La ojiverde se subió a mi espalda, haciendo que riera.

-¿Qué haces pequeña?

-En primer lugar, no soy pequeña, soy un dragón - sonreí ante eso- Y segundo, quiero que me lleves.

-¿Quieres que sea tu caballito? - pregunté con diversión.

Ella asintió con la cabeza. Se sujetó con fuerza a mis hombros y mi cuello.

-De acuerdo, como usted ordene su alteza.

Mal se rió con fuerza. Corrí por el castillo, oyendo como ella reía a carcajadas. La dejé en el suelo cuando llegamos a la biblioteca, donde supuse que mis padres estarían.

Ella besó mi mejilla y ajustó su mochila. Toqué la puerta dos veces.

-¡Pase! - oí la voz de mi padre.

Abrí la puerta y ambos entramos. Mi mamá fue la primera que alzó la vista, sonriendo al vernos.

-Hola, chicos.

Dejó el marca libros sobre la página que leía y se levantó del sillón. Me abrazó con fuerza y luego a Mal. Mi papá la siguió poco después.

-Nos alegra verte, querida. Esperábamos que aceptaras nuestra invitación- le dijo mi mamá.

Mal le sonrió.

-No me la perdería por nada.

Ellos volvieron a su sillón y nosotros nos quedamos en el del frente. Hablamos sobre la fiesta de Chad y la escuela, incluso sobre planes a futuro.

-Ben nos contó que has estado aplicando para varias universidades aquí en la ciudad. ¿Cómo vas con todo ese tema? ¿Ya has recibido alguna respuesta? - preguntó mi papá.

-Bennyboo eres un chismoso - me djo, provocando que mis padres rieran. Yo solo me limité a sonreírle- Voy bien, de verdad que me tiene muy emocionada poder conseguir una beca y estudiar lo que me gusta. Y no, por el momento no me han respondido nada. Pero supongo que es algo pronto para eso, así que no me preocupo.

-Te aceptarán en todas a las que solicitaste, estoy segura - le dijo mamá.

Mal sonrió y me miró de reojo. Creo que ya no está tan preocupada por hablar con ellos, de hecho la noto muy cómoda.

-Saben, hay algo curioso de lo que queremos hablarles, aprovechando que ambos están aquí - expresó mi papá.

Esta vez sí nos miramos directamente. Apoyé mi brazo sobre el respaldar, quedando justo detrás de sus hombros. No quiero hacerle sentir incómoda frente a mis padres, menos sin saber que quieren decirnos.

-¿Es algo malo? - cuestioné.

Ahora fueron ellos quienes se miraron. Noté como ambos trataban de encontrar las palabras adecuadas para lo que querían expresar.

-Creo que depende de como se lo tomen- contestó mi padre.

Mamá tomó su mano, controlando sus nervios.

-Sabemos que ustedes terminaron hace un mes, y aunque nunca nos explicaron las razones quisimos respetar su privacidad. Al fin y al cabo el próximo año serán adultos - comenzó él.

-Solo que nos surgió una duda hace un par de días - siguió mi madre- Encontramos algo en tu habitación que nos dejó algo... ¿Preocupados? No sé si esa sería la palabra pero...-sacó algo detrás de su espalda.

Mal y yo casi pegamos un brinco al ver lo que mi madre tenía en sus manos. Era la caja de condones que nos había dado Evie para molestarnos. Decir que ambos estábamos rojos era poco, parecíamos a punto de explotar.

El mismo pensamiento pasó por nuestras cabezas. Mierda.

-¿Qué... Qué hacían registrando mi cuarto? - fue lo que atiné a preguntar.

Mi mamá puso los ojos en blanco y mi papá parecía querer aguantar la risa, como si se hubieran esperado esa reacción de mi parte.

-No fue apropósito, tu mamá estaba guardando un libro que quería que leyeras - respondió papá con calma.

-Y no nos cambies de tema, jovencito- me regañó ella, apuntándome con su dedo índice.

Mal tomó mi mano delicadamente, tratando de no alterarse. Esa no era la forma en que esperábamos decirles lo nuestro.

-No queremos criticarlos, ni mucho menos juzgarlos, solo queremos que sean honestos con nosotros- aclaró mi progenitor.

-¿Ustedes han... - mamá tragó saliva- ¿Ustedes han estado juntos?

Entiendo que debe haber sido difícil decir eso para ella, al fin y al cabo soy su único hijo. Su bebé. Claramente ninguna madre quiere que su hijo crezca rápido.

Ambos asentimos, sintiendo como otra vez la sangre se nos subía al rostro. Mal bajó la mirada y yo apenas podía mantenerla en ellos, era vergonzoso.

Mi mamá suspiró.

-Como dijimos antes, no queremos invadir su privacidad ni juzgarlos. Aunque si nos gustaría que confíen en nosotros, sobre todo tú, Ben. Eres nuestro hijo- dijo.

Asentí ante eso, sintiendo que tal vez los había decepcionado o estaban molestos conmigo.

-Solo queremos saber que pasa entre ustedes dos. ¿Son novios? ¿Amigos? ¿Amigos con derechos? - preguntó mi papá.

Mal casi se atragantó con su saliva al oír esas sugerencias.

-Nosotros, em...

-Nosotros seguimos siendo novios- me interrumpió la pelimorada.

Dirigí mi mirada hacia su rostro. Agarré su mano y la acerqué hacia mí.

-¿Estás segura de estar lista para contarles? - le pregunté en un murmullo- No quiero que tomes lo que te dije anoche como una obligación para hablarles de eso.

-No me siento obligada. Creo que ambos lo necesitamos, más que todo tú. No quiero que tengas problemas en el futuro con ellos por haberles ocultado esto por tanto tiempo.

Besé sus nudillos y le sonreí. Ella devolvió el gesto.

-¿Terminaron y volvieron o qué fue lo que pasó? - interrogó mamá con curiosidad.

Negué con la cabeza y rodee a Mal con mis brazos. La ojiverde se recostó en mi hombro.

-Nunca terminamos- respondí.

-¿Entonces porqué nos dijeron a nosotros y a todos lo contrario? - preguntó mi papá.

-Es algo complicado de explicar - dije.

Miré a Mal, asegurándome de que quisiera seguir continuando con la conversación. Ella me sonrió.

-Fingimos terminar para librarnos de la prensa y el consejo real. Y bueno, necesitábamos un respiro de todo lo que decía la gente de nuestra relación, más que todo yo.

Noté como la mirada de mi progenitora se iba ablandando al oír a mi novia.

-¿Hablaban mal de ustedes?-se preocupó.

-Sí, más que todo sobre mí - contestó la pelimorada.

Besé su frente.

-¿Pero porqué? Eres una chica muy dulce y con un corazón enorme, querida.

Lo que le dijo mi papá pareció subirle un poco el ánimo.

-¿Es por eso que estabas nerviosa cuando hablaste conmigo aquel día? - preguntó mi mamá. Mal asintió- Perdón si te hice sentir incómoda, no fue mi intención.

-No me incomodó- la tranquilizó- La razón por la que Ben no les dijo nada es la misma por la que tardamos en decirles a nuestros mejores amigos. Esperábamos adaptarnos un poco a que nuestra relación fuera privada.

-Y fue mi idea todo esto - me apresuré a decir antes de que tomara toda la responsabilidad- Me di cuenta de que era algo que ambos necesitábamos, sobre todo Mal.

-Lamentamos haberles mentido. No quiero que se molesten con Ben por esto. Lo hizo porque me ama- noté como sus ojos brillaban al decir eso- Y como yo lo amo sé que era importante para él que lo supieran.

Besé su mejilla, provocando que ella soltara una risita. Por el contrario de lo que esperaba, mis padres lucían realmente felices por ambos, nada enojados.

-Está claro que estamos sorprendidos por esto, pero nos alegra que nos confiaran toda esta información- dijo papá.

-Y aunque tal vez falte mucho para que den un paso más grande, ya te consideramos parte de la familia, Mal.

Los ojos de mi novia se pusieron llorosos, pero podía notar como se emocionaba al oírlos decir eso.

-¿Puedo abrazarlos?

Mis padres rieron ante su pregunta.

-Claro que puedes- le dijo mi mamá.

Extendieron sus brazos hacia ella. Mal caminó hasta ellos y los abrazó.

-Siempre serás bienvenida aquí- dijo mi padre.

Me hicieron señas para que me uniera al abrazo. Casi me lancé sobre ellos, haciendo que rieran. Mal escondió su rostro en mi cuello.

-Gracias- le susurré a mis padres.

Los dos me sonrieron. Los cuatro nos separamos y cada uno volvió a su asiento.

-Preguntaré esto por curiosidad, y están en todo su derecho de no responderme- hizo una pausa- ¿El fin de semana que papá y yo nos fuimos de viaje ustedes durmieron juntos? - preguntó con diversión.

-¡Mamá! - le reclamé.

Hicieron que nos sonrojaramos, de nuevo. Ellos simplemente rieron.

-Olvídalo hijo, ya se delataron- se burló él.

Mal se tapó la cara con las manos.

-Que vergüenza.

-No hay nada de que avergonzarse, es algo natural. Sobretodo siendo adolescentes - mamá se rió- Aunque debemos admitir que nos alivió saber que sí se cuidan, es muy pronto como para que nos den nietos.

Seguían riéndose, mientras que Mal y yo no dejábamos de estar con las mejillas rojas.

-¿Podríamos cambiar de tema, por favor? - les pedí.

-Está bien- dijo mi padre entre risas.

Y justo como si el destino quisiera ayudarnos, Ding-Dong llegó para avisarnos que podíamos pasar al comedor para almorzar.

(...)

Los cuatro apenas podíamos movernos luego del último bocado. La Señora Potts había preparado lasaña y de postre comimos unos mini brownies.

-Invitenme a comer más seguido - bromeó Mal.

Nosotros reímos.

-Puedes quedarte el resto del fin de semana si quieres. Nos encantaría poder hablar más contigo - le pidió mi madre.

-Sería un honor.

-Sabemos que dormirán juntos. Así que les pedimos que por hoy no traten de darnos nietos. Dejen que nos acostumbremos a la idea.

Mal se rió por la broma de mi papá al igual que mamá, mientras que yo negaba con la cabeza.

-No dejarán de molestarnos con ese tema ¿verdad? - pregunté.

Ambos negaron riendo. Sonreí ante eso. Tomé la mano de Mal.

-¿Me acompañas a caminar? Hay algo que quiero mostrarte en el jardín.

-Claro.

Nos levantamos de la mesa.

-En la noche haremos nuestra noche de juegos familiar. Así que pónganse cómodos temprano, porque tu madre ya tiene todo planeado.

La castaña hizo un gesto con la mano, restándole importancia.

-De acuerdo.

Entrelazé mi mano con la de Mal y nos dirigimos al jardín. Estábamos en silencio, pero era un silencio cómodo y agradable. La pelimorada frunció el ceño al ver que nos dirigíamos a una parte que no conoce.

-¿A dónde me llevas, Florean? - preguntó con curiosidad.

-No seas impaciente, Igna. Ya lo verás.

Mal blanqueó los ojos al oírme usar su segundo nombre. Me reí por lo bajo.

Pasamos unos árboles llenos de flores hasta llegar a un montón de lianas y enredaderas. Mal alzó las cejas sin entender que haría. Pasé mi mano libre por detrás de una de las plantas y giré el pomo de la entrada.
Sonreí ampliamente al ver la sorpresa y la admiración en los ojos de ella, parecía una niña entrando a una juguetería.

El lugar es una especie de cúpula por la cual la luz solar entra desde arriba. Las paredes están hechas de plantas y el suelo está repleto de orquídeas y rosas de todos los colores, las flores favoritas de mi madre. Hay una fuente con un banco enfrente y dos columpios hechos de flores.

-¿Qué es este lugar? - preguntó.

Me paré detrás de ella y rodee su cintura, dejando mis manos sobre su estómago.

-Puedes llamarlo como quieras. Un escondite, un refugio. Lo importante es que es un lugar en donde ambos podemos venir a relajarnos y distraernos.

-¿Cómo el Lago Encantado?

Asentí sonriendo.

-Puedes venir cuando quieras, ya sea conmigo o sola- le di la vuelta con delicadeza- Eres la primera persona a la que traigo.

-¿De verdad? - preguntó ilusionada.

-Así es - acaricié su cabello- Ni siquiera Audrey, Jane, Chad, Lonnie o Doug lo conocen.

Nos dirigimos hacia los columpios.

-Mi mamá descubrió este rincón del jardín cuando estaba embarazada, así que papá y ella lo acomodaron por unos años hasta dejarlo como un espacio para mí.

Los dos observamos a dos mariposas que revoloteaban, siguiéndose la una a la otra.

-Me dijeron que cada vez que necesitara alejarme de las presiones de ser el heredero podría venir hasta acá y no me molestarían al menos que fuera necesario, y así fue.

Mal me miró. Los rayos del sol se reflejaban en su preciosa melena morada. Tomé una de las flores que cayó de un árbol y se la coloqué detrás de su oreja.

-Te amo.

Sonreí.

-Y yo a ti.

Su mirada se tornó maliciosa.

-¿Quieres ver quien llega más alto en los columpios?

Me reí.

-Acepto el reto.

Estuvimos ahí hasta el atardecer, divirtiéndonos como niños pequeños entre risas y competencias.

(...)

Mal's POV:
El fin de semana con Ben y sus padres fue lo mejor de mi semana. Nos divertimos tanto jugando juegos de mesa y viendo películas. Incluso seguimos viendo álbumes de fotos de mi novio de niño y los tres me contaban anécdotas de su infancia.

Solté una risita, tapando mis labios con mis manos, tratando de no delatarme. Estaba escondiéndome del castaño. Ya era el atardecer del día siguiente y para fastidiar a Ben decidí que hiciéramos un juego de las escondidas. Mañana en la mañana debíamos volver a la preparatoria y aprovechabamos las últimas horas del día.

Corrí cuando me encontró escondida entre unos arbustos. Nuestras risas se oían en todo el jardín y no nos importaba.

Solté una carcajada cuando me levantó por la cintura y caminó hacia la sombra de un árbol. Me dejó apoyada en el tronco, aún con las risas de ambos flotando en el aire.

-Por fin pude ganarte en algo, amor.

-No te acostumbres a eso, cariño - acaricié su mejilla- Soy muy competitiva.

Se acercó a mí, dejándome atrapada entre su cuerpo y el árbol. Podía sentir su calida y mentolada respiración sobre mi rostro.

-Creo que esta vez gané justamente.

Mi corazón se disparó al tenerlo tan cerca de mí.

-Entonces creo que te mereces un premio- lo tomé de los hombros para acercar más su cara a la mía.

Él sonrió, encantado ante esa idea.

-¿Y cuál sería ese premio?

Rocé su nariz con la mía.

-Este.

Junté sus labios a los míos, besándolo con toda la pasión y amor en mi cuerpo. Ben tomó mi cintura con su mano y la otra la dejó junto a mi cabeza. Sonreíamos entre besos, sintiéndonos las únicas dos personas en el universo.

Cuando acepté ser la novia de Ben hace seis meses, jamás imaginé todo lo que eso conllevaría.

Sí, tenía claro que los ojos de todos estarían sobre nosotros, pero no pensé que las cosas pudieran llegar tan lejos.

¿Y por qué no lo hice a pesar de todas las señales?

𝑰 𝒔𝒂𝒊𝒅 𝑰 𝒘𝒐𝒏'𝒕 𝒍𝒐𝒔𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒐𝒍, 𝑰 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒊𝒕...

Cuatro palabras.

𝑰 𝒔𝒂𝒊𝒅 𝑰 𝒘𝒐𝒏'𝒕 𝒈𝒆𝒕 𝒕𝒐𝒐 𝒄𝒍𝒐𝒔𝒆, 𝒃𝒖𝒕 𝑰 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒔𝒕𝒐𝒑 𝒊𝒕...

Me enamoré de él.

𝑶𝒉 𝒏𝒐, 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐, 𝒎𝒂𝒌𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒆 𝒂 𝒍𝒊𝒂𝒓...

Acepté seguir a su lado a pesar de que la gente no lo supiera.

𝑮𝒐𝒕 𝒎𝒆 𝒃𝒆𝒈𝒈𝒊𝒏𝒈 𝒚𝒐𝒖 𝒇𝒐𝒓 𝒎𝒐𝒓𝒆...

Acepté porque me di cuenta de que me volví adicta a estar junto a él.

𝑶𝒉 𝒏𝒐, 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝑰 𝒈𝒐, 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕𝒊𝒏' 𝒖𝒑 𝒂 𝒇𝒊𝒓𝒆
𝑶𝒉 𝒏𝒐, 𝒏𝒐...

Me volví adicta a sus besos y a sus palabras.

𝑶𝒉 𝒏𝒐, 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐, 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒎𝒂𝒌𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒆 𝒂 𝒍𝒊𝒂𝒓...

Me di cuenta de que sin él, probablemente no sería lo que soy ahora.

𝑰 𝒌𝒊𝒏𝒅𝒂 𝒍𝒊𝒌𝒆 𝒊𝒕 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉...

Sé que estando unidos, podemos ser imparables.

𝑶𝒉 𝒏𝒐, 𝒕𝒉𝒆𝒓𝒆 𝑰 𝒈𝒐, 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕𝒊𝒏' 𝒖𝒑 𝒂 𝒇𝒊𝒓𝒆...

Y esa sensación que nos provoca a ambos por el simple hecho de estar juntos.

𝑶𝒉 𝒏𝒐, 𝒏𝒐...

Es algo por lo que vale la pena convertirme en una mentirosa.

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Amo su amor😍✨

Llegamos a la mitad de la historia. Pero tranquilos, aún falta mucho por contar sobre estos dos tortólos.

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 12/12/2021.

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