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𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚

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𝑷𝒖𝒕 𝒎𝒚 𝒉𝒂𝒏𝒅𝒔 𝒂𝒓𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒚𝒐𝒖.
𝑶𝒐𝒉, 𝒕𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒎𝒆 𝒉𝒐𝒘 𝒕𝒐...
𝑻𝒐𝒖𝒄𝒉 𝒚𝒐𝒖, 𝒕𝒆𝒂𝒔𝒆, 𝒄𝒂𝒓𝒆𝒔𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒂𝒏𝒅 𝒑𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆 𝒚𝒐𝒖,
𝑻𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒎𝒆 𝒉𝒐𝒘 𝒕𝒐 𝒍𝒐𝒗𝒆.
𝑷𝒖𝒕 𝒎𝒚 𝒉𝒂𝒏𝒅𝒔 𝒂𝒓𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒚𝒐𝒖.
𝑶𝒐𝒉, 𝒕𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒎𝒆 𝒉𝒐𝒘 𝒕𝒐...
𝑻𝒐𝒖𝒄𝒉 𝒚𝒐𝒖, 𝒕𝒆𝒂𝒔𝒆, 𝒄𝒂𝒓𝒆𝒔𝒔 𝒚𝒐𝒖, 𝒂𝒏𝒅 𝒑𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆 𝒚𝒐𝒖.
𝑻𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒎𝒆, 𝒕𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒎𝒆, 𝒕𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒎𝒆 𝒉𝒐𝒘 𝒕𝒐 𝒍𝒐𝒗𝒆.
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⚠️Contenido explícito

Narrador Omnisciente:
La ciudad capital de Auradon se encontraba hecha un caos. Era la primera semana de las vacaciones de verano, así que todo el mundo se estaba movilizando para distintos para aprovechar al máximo sus días de descanso.

Unos iban a la playa, otros a las montañas o a ciudades y pueblos de los reinos vecinos. Los únicos integrantes del famoso grupo de amigos conformado por las VK's y AK's que no habían ido muy lejos fueron los reyes de Auradon.

Así como lo leyeron, Mal y Ben ya estaban casados. Habían pasado ya seis años desde su graduación en la preparatoria.

Como ambos habían discutido previo a su graduación, se mudaron juntos a un departamento cercano al campus de la universidad. Le prometieron a Bella y a Adam que pasarían todos los fines de semana posibles en el castillo. Al terminar sus carreras, con Mal convirtiéndose en artista con una mención especial en Ilustración y Ben siendo un escritor de manera oficial, regresaron a casa.

Se casaron a los veinte, justo a mitad de sus años de estudio. Seguían disfrutando su juventud al máximo, pero no negaban que el deseo de ser padres cada vez era más real. Solo que esperarían al menos unos dos años más para formar una familia. Por el momento estaban cómodos siendo solo ellos dos.

Lo que muchas personas no sabían era que a pesar de que ya tenían un par de años viviendo en el castillo, aún conservaban su departamento. Cada vez que tenían la oportunidad se iban a escondidas para al menos tener una noche o unos días de paz. Obviamente les gusta viajar cuando tienen la oportunidad, pero al tener una agenda tan apretada era menos cansado conducir tan solo unos minutos.

El lugar lo tienen decorado a su comodidad. Aparte de las áreas habituales, el espacio cuenta con 3 habitaciones. La más grande la usan para ellos y las dos más pequeñas como un estudio de arte para Mal y la oficina/mini biblioteca es de Ben. Aunque a veces ambos la usan como oficina.

Ben se despertó, estirándose lentamente al sentir el peso del brazo de su esposa apegándolo a su cuerpo. Besó su coronilla con dulzura y se levantó, teniendo cuidado de no despertarla. Le puso su almohada entre sus brazos porque sabía que buscaría algo a qué abrazarse entre sus sueños.

La arropó suavemente cuando ella se movió, rodeando la almohada. Caminó silenciosamente hasta cerrar la puerta, tratando de no distraerse con lo hermosa que se veía con los destellos de luz que se reflejaban en su rostro. Fue al baño y al salir decidió prepararse un café un poco más cargado de lo normal. Esa semana había sido bastante agotadora debido a todo el trabajo que adelantaron para tomarse dos semanas libres.

Pasarían allí unos cuatro días antes de emprender un viaje en carretera hasta el pueblo de Summerlands donde Evie y Doug tenían una casa de campo. Todos se juntarían en el lugar para celebrar el compromiso de los nombrados, así que trataban de aprovechar su tiempo a solas.

Hizo unas tostadas francesas y se aseguró de dejar bien resguardadas las de Mal antes de sentarse a comer. Pasó unos minutos leyendo en su laptop el capítulo en el cual trabajaba para su nuevo libro. Por ahora no publicaba ninguna, pero ya tenía cinco obras escritas. Terminó su desayuno y decidió ponerse más cómodo en uno de los sillones de la sala.

Al cabo de una hora entró a darse una ducha en el baño. No le pareció extraño que la pelimorada no despertara todavía. Su semana no solo había sido dura por su trabajo, sino que al estar llendo más profundo en sus sesiones de terapia estaba desgastada emocionalmente luego de revivir sus experiencias con Maléfica.

La pobre había tenido varias pesadillas que no le permitían dormir corrido. Era un milagro que estuviera durmiendo tantas horas luego de no poder conciliar el sueño como se debe durante cinco días.

Al salir de la ducha y ponerse unos pantalones cómodos regresó a la sala para seguir escribiendo. No podía negar que gran parte de lo que tenía escrito tenía inspiración en sus experiencias con su amada, por eso trataba de que todo quedara perfecto.

Estaba extremadamente concentrado en lo que tecleaba cuando sintió unas manos posarse en sus hombros y un par de labios impactar en su mejilla. Giró la cabeza y sonrió al ver los ojos verdes de Mal.

-Buenos días, mon amour.

La reina se rio y le sonrió.

-Buenos días para ti también, mon roi.

El castaño besó los labios de su esposa. Volvió a posar su mirada en lo que estaba escribiendo. Los brazos de Mal rodearon su cuello y se apoyó en su hombro para leer.

-¿Tienes hambre? Dormiste muchas horas y no has comido nada - le dijo.

-No te preocupes, comí mientras que estabas en la ducha y regresé al cuarto para lavarme la cara. Por cierto, todo quedó delicioso. Gracias - lo felicitó.

Él rio.

-No es nada, mi vida - tomó su mano y dejó un beso en sus nudillos antes de continuar con su computadora.

Mal le permitió concentrarse. Cuando se dirigió a la sala notó que él estaba bastante inspirado, así que no quería distraerlo.

-¿No tuviste ninguna pesadilla anoche, verdad? - interrogó el hijo de Bella y Adam.

Ella negó con la cabeza.

-Supongo que es cuestión de irme acostumbrando a tener que recordar todo. A pesar de eso, definitivamente hoy me siento mucho más tranquila.

Había empezado su terapia hace un año. Según lo que su psicóloga iba evaluando decidían si se verían una vez a la semana o tomaría varias sesiones. Lamentablemente esa semana había tenido tres sesiones, por eso es que estaba tan abrumada con lo que estaba procesando. Pero todo estaba teniendo sus frutos.

Ben estaba orgulloso de ella. Había notado un gran cambio en Mal durante esos meses, uno muy bueno. Notaba como ella sufría menos pensando en sus padres, como sus ataques de ansiedad comenzaban a disminuir considerablemente, como sus síntomas de estrés post-traumatico eran menos frecuentes. Cada vez se sentía más en paz consigo misma, y eso le alegraba tanto.

Los dos estaban muy concentrados en lo que el rey escribía. Había regresado al principio del capítulo para que la reina lo leyera y le diera su opinión. Mal siempre era la primera en leer todos sus trabajos. Aunque estaba particularmente interesada en este al caer en cuenta de donde venía la inspiración de su marido.

Ambos comenzaban a acalorarse. Claramente estaban conscientes de que lo que leían estaba completamente basado en lo que habían hecho la noche anterior, y tal vez en otras ocasiones.

-¿Esto está bien? - cuestionó él, tratando que su voz no fallara.

Mal hizo un ruido, pensativa. Deslizó su mano por el pecho de Ben, notando como los músculos en el abdomen del ojiverde-miel se tensaban.

-Invertiría estas dos líneas - señaló la pantalla con los dedos de su mano libre.

El rey siguió escribiendo, percibiendo como ella también empezaba a tensarse. Sentía como su piel se pegaba a la suya debido a que la pelimorada usaba el camisón que usó en la noche para sorprenderlo. Era negro, con encaje en la parte del pecho. Mal rara vez usaba cosas así, solo lo hacía por él y para sí misma, de modo que era aún más difícil mantenerse centrado sabiendo que ella solo vestía eso.

Ella mordió su labio al sentir como Ben acariciaba una de sus muñecas mientras seguía tecleando. Comenzaron a soltar suspiros, tratando de disimular. Pero ya ninguno lograba controlarse. La perdición del castaño fue sentir algo húmedo en su espalda mientras que las manos de ella apretaban la suya, intentando no perder el control. Notó como la piel del brazo que le acariciaba se erizaba.

-A la mierda esto - exclamó de repente.

Cerró rápidamente la laptop, dejándola sobre la mesa. Mal no tuvo tiempo de reaccionar cuando su espalda quedó apoyada sobre el sillón. Las respiraciones de ambos estaban aceleradas. Sus cuerpos estaban calientes, deseosos por ir más allá.

Soltó un gemido al sentir la erección de él a través de sus pantalones, el cual fue cortado por los labios de su esposo cuando comenzó a besarla. Envolvió sus piernas en la cintura de él y permitió que sus manos recorrieran la espalda de su amado.

Ladeó la cabeza, disfrutando los besos que Ben dejaba en su cuello. A veces succionaba su piel, de modo que supo que vería marcas más tarde, pero no le importó. Buscaba los puntos exactos para volverla loca, apretando sus pechos con todo y la tela que apenas la cubría.

-¿Aún estás segura de querer continuar? - le preguntó con voz entrecortada.

Mal jadeó. Asintió con la cabeza varias veces. No había manera de que lo adorara más. Aún después de tantos años seguía preguntandole cosas así.

Arqueó la espalda al sentir como él tentaba sus pliegues, húmedos por la excitación que le provocó imaginarse lo que su marido estaba escribiendo. Tomó una de sus piernas y la apoyó en su hombro, hundiendo rápidamente dos dedos en su interior mientras que otro masajeaba su clítoris. Mal soltó un gran gemido. Él sabía exactamente como tocarla para hacerla enloquecer.

Se besaron por un par de minutos hasta que él descendió por su cuerpo. Trazó un camino de besos por el interior de su muslo derecho antes de atacar su intimidad con su boca. La reina jaló su cabello, acercándolo tanto como podía a su cuerpo. Puso los ojos en blanco cuando el conocido hormigueo apareció en su estómago bajo. Ben succionaba y lamía su clítoris mientras que seguía penetrándola con sus dedos.

-Cielo... - jadeo.

-Hazlo, princesa. Hazlo por mí - le pidió él.

Sus palabras la terminaron de llevar al límite. Soltó una maldición antes de correrse en la boca de su amado. Ben la estimuló un poco más para prolongarlo hasta que ya no pudo más. Besó su cuerpo por sobre la tela del camisón hasta regresar a la altura de su rostro. Ella le sonrió con cariño. Ben despegó algunos mechones de pelo que quedaron adheridos a su frente por el sudor.

Se quedaron en esa posición mientras que ella se calmaba. El castaño se sentó con cuidado, dejando que Mal se parara. Lo tomó de la mano y lo guió hasta su habitación. Esta vez fue él quien no tuvo tiempo de reaccionar. La pelimorada lo empujó sobre el colchón, haciendo que quedara justo en el centro. Lo devoraba con la mirada, con las pupiladas dilatadas.

Lo besó con pasión, moviendo sus manos por todo su cuerpo hasta adentrarse en sus pantalones. Ben gruñó al sentir como ella lo palmeaba sobre su ropa interior. Mal sonrió, jugando con el elástico. Fue retirando sus dos prendas inferiores mientras dejaba marcas por todo su pecho y adbomen, a la vez que lo tocaba sin ningún tipo de pudor. Ben gruñía ante su toque y sus besos.

Estuvo apunto de venirse hasta que ella paró sus movimientos. La miró, desconcertado. Mal besó sus labios inocentemente, como si no hubiera estado volviendolo loco segundos antes. Se sentó de nuevo sobre él, alineando su miembro con su entrada. Ambos gimieron con fuerza cuando ella bajó lentamente hasta que sus caderas quedaron pegadas.

Tomó sus caderas para ayudarla a moverse. Ella subía y bajaba, con las manos apoyadas en sus rodillas y gimiendo su nombre. Ni siquiera le importaba el camisón que la cubría, porque era tan transparente que perfectamente podía ver como sus senos rebotaban con los movimientos. Se veía como una diosa desde su perspectiva.

Siguió saltando sobre él, sintiendo como su segundo orgasmo la alcanzaba. Se movió unos segundos más, prolongando sus sensaciones mientras que él se corría. Se echó sobre su pecho, cerrando los ojos. Ben acarició su espalda, que había quedado descubierta por los movimientos.

Retiró lentamente el camisón y lo tiró al suelo, tocando su piel ahora completamente desnuda. Les dio la vuelta. Ella jadeo al sentir como le daba atención a sus senos, besando y mordiendo con su boca uno mientras que una mano apretaba el otro. Besó delicadamente su cuello hasta dejar su rostro cerca del de ella. Mal acarició sus mejillas y le sonrió. Sus ojos verdes reflejaban muchísimo amor. Al igual que los de Ben por ella.

-Eres tan guapo y tan sexy - lo halagó- Y tan bueno para hacerme el amor.

El rey se rio y tomó su mano, acariciando sus dedos y entrelazándolos.

-Tú también lo haces muy bien, mi reina - le aseguró - Tanto que creo que necesitaremos una ronda más para comprobar lo que estamos diciendo.

La pelimorada no pudo evitar soltar una gran carcajada. Ben la siguió al oír como hacía un ruido gracioso con su nariz.

-Creo que entonces debemos hacerlo, solo para comprobar - continuó con el juego.

Ben le guiñó un ojo y Mal arrugó la nariz con diversión. Estaban recostados uno frente al otro.

-¿Crees que algún día terminen descubriendo que seguimos usando este apartamento? - preguntó ella con curiosidad.

-Bueno, si en todos estos años no hemos recibido quejas es porque no se han enterado o porque las paredes son muy buenas.

Se rieron de nuevo. Preferían pensar que era la segunda opción, más que todo por proteger la cierta privacidad que habían logrado obtener luego de admitir que no habían terminado años atrás.

Y más aún por el hecho de todo lo que habían hecho en ese departamento. Si de por sí ya habían experimentado y probado bastante en el castillo y en sus dormitorios de preparatoria, al mudarse ahí y tener un espacio propio para ambos decidieron arriesgarse más en esa área. Incluso tenían dos juguetes que realmente les gustó implementar en sus momentos. Se sentían muy seguros al tener ese tipo de intimidad con el otro.

-Te amo mucho, Ben - rozó su nariz con la de él.

El nombrado posó sus labios en su frente y la abrazó con fuerza.

-Y yo a ti, cariño.

Pasaron un rato besándose delicadamente. Al cabo de unos minutos la espalda de ella volvió a quedar sobre el colchón, con sus piernas entralazadas en las caderas de él. Ya no era sexo desenfrenado, estaban haciendo el amor. Sus manos seguían entrelazadas, se miraban a los ojos y se dejaron llevar por todas las sensaciones que les brindaba ese momento.

El rey no podía evitar disfrutar como su esposa arañaba su espalda y sus hombros. Probablemente quedarían los rasguños en su piel después. Pero lo motivaba a continuar saber que tan grande era el efecto que tenía en ella.

Ambos cayeron rendidos, abrazándose. Ben se recostó sobre el pecho de Mal. Los dos estaban jadeando, tratando de recuperar el aliento, pero con grandes sonrisas en sus rostros.

-Me alegra que hayamos decidido pasar estos días aquí antes de alcanzar a nuestros amigos - comentó él.

-A mí también - bostezó un poco- Creo que no estábamos completamente a solas desde hace mucho.

Tenía razón, desde que habían regresado a vivir en el castillo su privacidad solía ser más limitada por todo el personal que trabaja en el lugar. Obviamente ya tenían varios lugares donde sabían que no serían interrumpidos, pero era bueno estar solos.

Mal se puso a acariciar el cabello de Ben, quien le contaba lo que había escrito el día anterior. Le llenaba el corazón saber que en parte se debía a ella el hecho de que su esposo hubiera cumplido su sueño de ser escritor a pesar de todas sus responsabilidades.

Cada vez que hablaba de lo que escribía ella no podía evitar quedarse embobada oyendolo y viéndolo. Justo como él hace cuando le habla de sus obras y sus dibujos. El departamento estaba decorado por varios de sus cuadros, incluyendo un dibujo que ella le había dado cuando cumplían sus primeros meses de novios.

Ben paró de hablar al notar que Mal comenzaba a adormilarse. Soltó una risita cuando la vio tratando de mantenerse despierta para seguirlo oyendo. No la culpaba, en distintas ocasiones ella le había comentado que su voz la relajaba. Y si le sumaban el hecho de lo que acababan de hacer, realmente había aguantado mucho.

-Hagamos algo - propuso, logrando que ella abriera los ojos lentamente - ¿Qué te parece si dormimos un rato? Así descansamos más. Después podríamos hacer el almuerzo y ponernos con esa clase de dibujo que me querías dar.

La pelimorada sonrió, entusiasmada. Tenía al pobre castaño aturdido de tanto hablarle sobre una nueva técnica que había visto en Internet para dibujar. Lo había convencido de que lo necesitaba como apoyo, pero en realidad buscaba una excusa para tener una actividad que hacer juntos esos días. Si Ben lo notó, no dijo nada y le siguió la corriente.

-Acepto.

El rey se rió y volvió a estrecharla entre sus brazos. No tardaron mucho en dormirse.

(...)

Mal le tenía una sorpresa a Ben. Resultó que mientras que él escribía el día anterior, ella estuvo trabajando en una obra para él. Era la ilustración que podría ir en la portada de su libro.

-¿Qué tanto haces, cielo? - le preguntó luego de varios minutos oyendo como movía cosas.

Ella le había pedido que cerrara los ojos mientras buscaba algo. Oyó una risita y a los segundos se sentó en su regazo.

-Abre los ojos.

Ben le hizo caso. Se enterneció al tomar en sus manos lo que Mal había hecho para él. El fondo parecía ser un cielo estrellado. Dos siluetas, que reconoció que eran ellos dos, se encontraban más adelante. Estaban de pie sobre un kiosco rodeado de flores.

-Dejé dos espacios para que se puedan poner el título del libro y tu nombre - rodeó su cuello con un brazo - ¿Te gusta?

El castaño la estrechó con fuerza contra su cuerpo, haciéndola reír.

-Es precioso, mi reina. Gracias.

Mal sonrió.

-Sé que no has publicado nada de lo que has escrito, pero quería aportar algo a tu trabajo - besó su frente.

-Siempre me aportas algo en lo que escribo. Eres mi mayor fuente de inspiración - ella se sonrojó - Y creo que lo que leímos hace rato es suficiente evidencia.

Los dos se rieron.

-¿Sabes? A pesar de todos los años que han pasado, sigo pensando que jamás me arrepentiré de nuestra decisión de fingir no estar juntos.

-Yo tampoco. A pesar de las circunstancias supimos manejar todo de manera correcta. Maduramos como personas y como pareja. Me alegra mucho que lo hayamos llevado tan bien.

-A mí también.

Ambos sonrieron. Decidieron que las horas del día que quedaban las dedicarían a ver películas.

Los años pasaron, pero ellos seguían y seguirían estando enamorados por el resto de sus vidas.

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Quise sorprenderlos con un último capítulo antes de despedirme de manera oficial de esta historia.

Espero que les haya gustado.

De nuevo, gracias por el apoyo incondicional que me han dado a pesar de todo el tiempo que transcurrió hasta que al fin concluí este proyecto.

Este año probablemente sea el que dará fin a mis historias de Descendientes. Pero no se preocupen, todavía faltan dos historias más por concluir. Mamma Mia y Descendientes: Change Your Life.

Después de eso me gustaría dedicarme a una historia de otro fandom, pero por el momento no les adelantaré nada sobre esa historia🤭

Nos leemos pronto.

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 15/04/2023.

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