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𝗘𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹, 𝗳𝗶𝗻 𝗱𝗲 𝗮ñ𝗼

;Jungkook

Estaba siendo sin dudas un último día del año caótico. Yo no era un experto en esto de la paternidad y mi hija de solo unos pocos meses de vida no podía entender eso.

Adele confío en mi al encargarme a la bebé por unas horas mientras ella iba a hacer no se qué a casa de su padre. Se suponía que era fin de año y que debía de estar conmigo para poder besarla cuando se diera la media noche. Faltaban solo dos horas y ella aún no aparecía y la bebé lloraba a todo pulmón.

— Se bueno con papá — le hablé a mi hija con voz suave — Soy un tonto y no se muy bien cómo cuidarte — mi voz no funcionaba y ella continuaba llorando.

Según Adele, la bebé lloraba porque tenía hambre o porque el pañal estaba sucio.

— Vamos a revisarte — le dije.

La puse sobre la mesa luego de asegurarme que había algo suave para que su cabecera estuviera segura. Desprendi los botones del overol rojo que traía e intenté hacer a un lado el cangurito que llevaba puesto debajo. Jamás entenderia porqué su madre estaba tan obsesionada con ponerle tanta ropa. En efecto, la bebé estaba toda embarrada de popó y en ese momento exacto quise llorar.

Yo no tenía miedo de hacer este tipo de cosas, la mayoría de veces era yo quien se encargaba de hacer el trabajo sucio porque Adele pasaba muy cansada durante el día y no me parecí justo no cumplir con mi parte de ser padre.

Con mucho cuidado fui quitando el pañal, el olor llegó a ser bastante fuerte.

— Wow, según yo tu solo bebes leche del pecho de tu madre — ella detuvo su llanto y empezó a chupar sus dedos — Ya veo que tienes hambre — hablar solo o pretender hablarle a la bebé ya era algo de lo que me había acostumbrado — cuando mamá regrese podrás succionar su pezon. Te envidio por eso — le dije. Ella me dio una sonrisita, la más bonita que alguna vez había visto.

Estaba tan enamorado de mi hija que si alguna vez creí que Adele era la mujer que más amaría en este mundo, estaba equivocado. Adele podía conseguirse otro marido, pero mi hija no se conseguiría otro padre.

Cambié el pañal sin ninguna dificultad, escuchando los balbuceos de mi hija la tomé de nuevo en mis brazos y fui en busca de un biberón.

— Tu mamá dejó leche para ti — abrí el refrigerador y saque las bolsitas de leche que vi a Adele sacarse esta mañana — Es una gran mamá, ¿no lo crees? — le dije con una sonrisa, mientras ella seguía succionando sus dedos.

Calenté la leche para que Hyo pudiera tomarla. Cuando estuvo lo suficientemente tibia la serví el un biberón y se la di a la bebé.

—Parece que mamá se va a tardar un poco más — me senté con ella en el sofá, frente al ventanal de casa mientras observaba la brillante luna del cielo nocturno de Seúl.

Hyo fue cerrando sus ojos a medida que succionaba la leche, mientras todo estaba en silencio.

— Fuieste lo mejor que me pasó este año — le di un pequeño beso en su frente — Te amo más que a nadie.

Ella estaba dormida por completo, aun con  el biberón en su boca apretandolo.

Empecé a sentir sueño. Adele no estaba y aunque tenia hambre no podía comer sin ella en la mesa, así que me salía mejor dormir por unos minutos mientras mi mujer aparecía.

☁️

Un poco tiempo después sentí que algo se removia en mis brazos. Evidentemente me quedé dormido con Hyo sobre mi. Asustado al pensar que podía estar cayendo de mis brazos me acomodé mejor. Al abrir bien mis ojos me di cuenta de que era Adele quien estaba tomando a la bebé.

— La llevaré a la habitación — aun aturdido restregue mis ojos y asentí.

Adele desapareció por la sala directo a nuestra habitación. Por obvias razones la bebé dormía con nosotros y aunque en algún momento pensé que eso sería un problema, me daba cuenta que no era así porque desde que la bebé llegó no le he tocado ni un solo pelo a Adele. Ambos siempre estamos demasiado cansados y cuando intentamos pasar a algo más la bebé se despertaba y empezaba a llorar. Sin embargo, no me importaba.

Me levanté del sofá y caminé a la cocina, mientras me desprendía de los primeros botones de mi camisa. Adele apareció unos segundos después.

— ¿Qué tango hacías? — le pregunté, mientras miraba como ella sacaba la comida del horno.

— Necesitaba hablar de algo muy serio con papá — me dijo, mientras se quitaba el abrigo que aún llevaba puesto, revelando el cortisimo vestido que llevaba debajo — Deja de babear.

— Es tu culpa, tu y tú sexy cuerpo me provocan todo el tiempo — me acerqué a ella y puse mis manos sobre su cintura para empezar a acariciarla — ¿Qué es eso serio que necesitabas hablar con mi suegro?

— Eso no te incumbe — apartó mis manos de su cuerpo y se dio la vuelta para mover unos platos que estaban sobre la encimera de la cocina.

— Mmmm. Por si no lo has notado, todo lo que tiene que ver contigo me interesa — aproxime mis caderas a su trasero y me pegué aun más a ella.

— Primero vamos a comer — me dijo divertida — Luego ya veremos...

— Primero dime lo que hacías y luego te dejo tranquila — empecé a subir mi mano hacia sus pechos y cuando alcancé su escote metí la mano y toqué un pezon.

— Esta bien — dijo en un suspiro. Inclinó su cabeza hacia atrás y la puso sobre mi hombro — No estaba donde papá.

— Me has mentido — le dije. Apreté entre mis dedos su pezon hasta que la escuché gemir — Mereces un castigo.

— Sabes que no te tengo miedo...

— Ya veremos eso — utilicé mi otra mano para moverme a su otro pezon — Ahora dime la verdad.

— Fui a recoger un regalo para ti — detuve por un momento mi ataque a su pezon — Está en la entrada, ¿me dejas ir por el?

— Mmmm — la solté y ella salió de manera rápida hacia la entrada.

Mientras esperaba trataba de calmarme porque de seguir así era probable que no iba a aguantar toda la noche, y hoy estaba dispuesto a llegar hasta lo más profundo.

Apareció de nuevo en la cocina con un gran cuadro en sus manos.

— No te di nada para navidad así que pensé que esto sería buena idea — me dijo, dándome el cuadro e invitándome a abrirlo — Ábrelo.

Se alejó de mi y siguió trastenado cosas en la cocina seguramente ñara poder cenar.

Quité el papel de la envoltura y empecé a ver lo que parecía ser una imagen. Cuando lo descubrí por completo me quedé helado.

Jesús.

Era una foto de Adele, desnuda en medio de una sala de color rojo, sentada en un sillón de terciopelo rojo. Tenía las piernas cruzadas, usando sólo unos zapatos de color negro y un antifaz. Sus pechos estaban completamente descubiertos y una pequeña sonrisa cruzaba su rostro.

— ¿Qué hiciste? — le dije, sorprendido.

— Ya que te gustan tanto mis pechos, pensé que era buena idea dartelos en una foto. He visto como los ves cada vez que amamanto a Hyo, algunas veces creo que deseas ser tu — me dijo riendo.

— Por favor, dime que esta foto no te la tomó un hombre — ella se acercó a mi de manera seductora y me dio un beso en los labios.

— Me la tomó una mujer — me dijo suavemente — Pero nadie te asegura que no tengo una pequeña atracción por las de mi sexo.

— No te atreverías — le dije — ¿Qué hiciste?

— Puede que le haya dado un beso — me dijo seductora.

— Y puede que yo te folle aquí sobre la mesa de la cocina para que recuerdes que yo soy el único que puede hacer eso — puse el cuadro a un lado y la tomé a ella de la cintura — Nunca lo hemos hecho en esta cocina...

— La comida... — la tomé de las piernas y la subí en la encimera.

— Puede esperar, yo no.

Le quité el vestido de un solo tirón. Dejé al descubierto sus pechos, sus lindos y grandes pechos.

Ella sonreía mientras veía lo desesperado que estaba por quitarle todo lo que traía puesto.

— ¿Tienes prisa? — me preguntó, sonriendo mientras se mordía el labio.

— Mucha. Hace mucho que no lo hacemos...

— Bien, esta noche soy toda tuya — ella se acercó a mi y empezó a quitarme la camisa.

— Todas las noches eres mía — me desabroche los pantalones — Ahora, si eres tan amable, abre las piernas.

Las abrió tanto como pudo y aproveché para quitarle la diminuta tanga que llevaba puesta. Completamente desnuda sobre la mesa me di cuenta de cuan enamorado estaba de esta mujer.

— Vamos — me dijo, aproximando sus caderas hacia mi — Hazlo ya.

Pensé en ponerme un condon pero sabía que podíamos arriesgarnos. Me dijo que aún no estaba tomando la píldora por recomendaciones médicas, pero no creo que importe si vienen más hijos.

Mientras me acomodaba en su entrada miré a mi izquierda, donde se encontraba un reloj. Solo un minuto más y sería año nuevo.

Empecé a restregarme contra su entrada, para ponerla al límite. Justo cuando dieron las doce entré en ella de una vez, gimiendo los dos al mismo tiempo mientras nos mirábamos a los ojos.

Feliz año nuevo, mi amor — ambos dijimos lo mismo al mismo tiempo.

Nos besamos tratando de callar nuestros gemidos, mientras embestia de manera más fuerte, disfrutando de lo que me había perdido por unos meses, amando la manera en la que me apretaba y la forma en la que me hacía sentir cada vez que estaba dentro de ella.

☁️

Una vez exhaustos, sudorosos y saciados, la llevé a la habitación, olvidando la cena por completo.

La coloqué sobre la cama, ella estaba con los ojos cerrados mientras yo me aseguraba de que la bebé durmiera tranquilamente. Satisfecho al ver que la bebé estaba tranquila me metí a la cama y la abracé contra mi pecho.

— ¿Estás cansada? — le pregunté. Acaricie su espalda y le di un beso en la cabeza.

— Mmmmm — tenía sus ojos cerrados y su respiración empezaba a ser pesada.

— Me encantó el regalo — nos cubrí a ambos con la sabana, listos para dormir — Y que no se te olvide que te amo.

Feliz año nuevo ❤

En mi país aún faltan 4 horas, pero quería darles esto como regalo.

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