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𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟵;

"𝗙𝗮𝗺𝗶𝗹𝗶𝗮"

;Jungkook

La semana ya iba pasando rápido, y yo aún no había tenido la audacia de comunicarme con papá para informarle mi matrimonio. Me sentía un poco egoísta por hacerlo mientras el se encontraba de vacaciones con quien parecía ser su novia, esa era la razón por la cual no quería llamarlo, pero tenía que actuar rápido, porque de no ser así, Adele podía irse de mi lado. No dejaría de tener ese miedo hasta que nos declararan marido y mujer en el altar, no podría evitar sentir miedo, no si ella aún se mostraba esquiva y un tanto fría.

Esta mañana que la saludé paracia simplemente hacerlo por no ser grosera, era un hecho que me dolía pero desde antes sabía a que me enfrentaba, sabía que no sería fácil hacer que ella confiara en mi, pero estaba dispuesto a intentarlo porque de verdad esta era la última vez que intentaría estar con ella, si no funcionaba tendría que resignarme y dejarla ir, sobretodo prepararme para lo que sería una dolorosa despedida, algo a lo que yo tenía miedo si se trataba de ella. Tenia un poco de culpa por tratar de acercarla a mi con un trato, pero de hacerlo de otra manera, ella no habría aceptado.

Si se trataba de ella en un momento normal, yo hasta hubiese comprado todas las flores de Seúl, llevarla a cenar, llevarle serenata, viajar con ella, son cosas que de verdad me hubiesen gustado hacer por ella, pero dado que sabia que lo que obtendría es un rechazo, tenía que acudir a otros medios. Aunque claro, podía hacer lo de las flores y la cena, pero honestamente tenía un poco de miedo para hacerlo y que ella me dijera que no. La mayoría de mis miedos se trataban de ella haciéndome a un lado.

Tratando de dejar de pensar en ella me profundice en mi trabajo, que también la involucraba a ella, pues estaba revisando las posibles ofertas de empleos para los futuros ex trabajadores del Festeo.

🎑

Unas horas más tarde, ya me había encargado de hacer los ajustes en las propuestas y sobretodo ya había encontrado áreas de trabajo para los treinta y dos involucrados en el asunto. Siendo honesto, hasta había creado nuevos puestos para que ninguno de ellos se quedara fuera. Esperaba poder obtener buenos resultados, pero de no hacerlo al menos tendría a Adele como recompensa.

Unos toques en la puerta llamaron mi atención.

— Señor Jeon — mi secretaria hizo acto de presencia — su padre lo espera en la sala de juntas, con carácter urgente.

Solamente asenti y me preparé para ir donde mi padre, que sorpresivamente estaba de vuelta y seguro ya enterado de la noticia de mi matrimonio. Salí rápido de mi oficina para ir con mi papá.

Cuando llegue lo vi sentado, con su semblante tranquilo, justo como siempre lo había sido.

— Hola papá — lo saludé tan pronto como abrí la puerta — es bueno verte.

— Hola hijo, ¿te sorprende?

— Sí, creí que tu crucero tardaría un mes.

— Pues sí, pero mi acompañante descubrió que le teme al océano justo cuando íbamos a mitad de camino — me dijo con una sonrisa — además, de que me entero por ciertas fuentes que mi hijo anda envuelto en un negocio ilegal — justo cuando iba a decirle que ya todo estaba casi solucionado me interrumpió — y no solo eso, también me entero por otras fuentes, que mi único hijo se casará sin decírmelo.

— Papá puedo explicar.

— A eso he venido, te escucho. — parecía divertido con la situación.

— Verás, un cliente que solía ser buen cliente hizo un negocio fraudulento con ciertas inversiones que estaban destinadas a otra causa, te juro que no sabia nada, lo descubrí hace muy poco pero puedo asegurarte que he tratado de hacer todo lo correcto y el asunto ya está casi le resulte — le expliqué evitando los detalles más jugosos.

— Entiendo la parte del negocio — me dijo mientras me sonreí — pero el otro asunto no.

— Soy débil.

— No es razón.

— Papá, sabes por cuánto tiempo he estado pensando y anhelando una oportunidad más con ella, y ahora que tengo el chance de hacerlo, necesito probarlo.

— ¿Tan mal te tiene?

— ¿Tu que crees? — le dije mientras agachaba la cabeza y negaba.

— En ese aspecto eres como yo, cuando los hombres de la familia Jeon se enamoran de una mujer, esa mujer posee el corazón de ese hombre por la eternidad, incluso si la mujer ya no está — sabia que lo decía por mamá y por mi parte creo que tenía razón.

— Bueno, supongo que tengo el Jeon demasiado grabado.

— ¿La amas?

— La pregunta hasta parece innecesaria papá, pero sí, la amo como no tienes idea. Incluso si ella no me quiere, estoy dispuesto a apostar todas mis cartas. — le dije sonando lo más sincero posible.

— Un matrimonio no es fácil. Hay altos y bajos, los problemas abundan, pero como consejo sabio te digo que nunca será correcto irse a la cama enojado con tu pareja. — asentí, escuchando muy claramente — y dada tu elección de mujer, te aseguro que por las noches tendrás siempre que pedir disculpas.

— ¿Como sabes? — le pregunte mientras sonreía — algo me dice que mamá te hacía pasar por momentos difíciles.

— Todas lo hacen, pero hay tantas maneras de disculparse — me guiño el ojo y yo negué.

Pasamos al menos una hora charlando, el dándome consejos de matrimonio y yo divirtiendome con cada cosa que decía. También hablamos de la cena de compromiso y de lo bien que estaríamos todos en familia, porque eso es lo que éramos, una familia. Mi papá parecía contento, le agradaba de idea de Adele como nuera, y eso era algo que alegraba mi corazón, todo eso me decía que ella era la mujer perfecta para mi, solo que ella necesitaba verlo de la misma manera, ella también necesitaba ver que estábamos hechos el uno para el otro y yo me encargaría de mostrárselo, era mi trabajo como su futuro esposo hacerla sentir amada tal y como era.

🎑

Luego de la charla con mi papá me preparé para salir del banco, había un lugar al que quería ir, y quería que Adele estuviese conmigo.

— ¿Has terminado ya? — le pregunte suavemente.

— Sí. — me respondió mientras sonreía a la vez.

— Quiero que me acompañes a un lugar. — ella asintió con la cabeza y se apresuró a coger sus cosas. Le dendi mi mano y ella la cogió.

— ¿A dónde vamos? — me pregunto mientras la guiaba a la salida.

— Ya lo veras, se que lo recordarás cuando estemos ahí.

— Bueno señor misterio. — me dijo en modo de broma.

Salimos del banco directo al estacionamiento, le abrí la puerta del lado del copiloto y espere a que ella se abrochara el cinturón.

Conduje atravesando la ciudad por al menos treinta minutos. Y en todos esos minutos no pude dejar de verla, de profundizar en lo hermosa que era, cada gesto, cada suspiro que soltaba era lo único que me hacía recordar que era humana, una humana casi perfecta, porque su apariencia era sublime y no parecía real, lo dudaba cuando la luz de la ciudad se colaba por lo vidrios y le encendía la cara, justo como lo hacen las luces de atardecer a las rosas, así era ella, hermosa y perfecta y no me cansaba de observarla, porque quería que cada momento a partir de ahora se quedara grabado en mi, justo como lo hicieron los días en los que fuimos algo más real.

Llegamos al lugar esperado. Era un lugar muy especial para nosotros dos, ella se dio cuenta al instante del lugar donde estábamos, me miró con los ojos brillosos y la cara conmovida, en ese momento supe que había tocado su corazón y talvez algunas otras partes de su alma.

Sin decirle nada me bajé del auto para abrirle la puerta. Cuando estuvo fuera le tendi la mano.

— Vemos — le dije mientras la encaminaba a un gran invernadero.

— ¿Por qué me trajiste aquí? — me pregunto.

— Este fue el lugar donde nos besamos por primera vez — el recuerdo de ese día vivía intacto en mi cabeza y no había manera de que pudiese sacarlo de ella.

Recuerdo haber estado persiguiendola por casi toda la ciudad, pero a ella le encantaba poner todo difícil y como a mi me gustaban los retos no me importó perseguirla. Luego de tanto correr acabamos aquí, recuerdo empujarla contra la puerta y besarla, nuestro primer beso, transmitiendo en el proceso todo lo que las palabras no podían decir, pero haciendo lo que el corazón podía permitir sentir. Esa fue la primera vez que probé sus labios, em ese entonces no  me di cuenta, pero ahora creo que el sabor de ella había quedado en mi alma para siempre.

— Entremos — le pedí suavemente mientras la dirigía hacia adentro, cuando entramos ella parecía sorprendida.

— Pero, Jungkook, ¿qué es todo esto? — pregunto refiriéndose a todas las rosas que se encontraban llenando todo el espacio. Había pedido trescientas sesenta y cinco rosas, y todas ellas llenaban la habitación.

— Todo esto, Adele, es una rosa por cada día que estemos casados. Te doy trescientas sesenta y cinco rosas, como promesa de un año. — ella parecía conmovida y feliz.

— Es demasiado.

— Si se trata de ti nunca será demasiado — le dije mientras la giraba a mi pecho y la miraba a los ojos — siempre habrá mucho si estoy yo a tu alrededor.

— Pero aún no estamos casado.

— Lo sé, pero no tengo paciencia y quería hacerlo ya.

— Me encantan, muchas gracias Jungkook — me dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.

— Hay más de donde salió esto, pero no quiero asustarte y hacer que corras.

— No importa, tómate tu tiempo.

Luego de eso nos besamos como solo nosotros sabíamos hacerlo, con pasión y abandono, con deseo y con la necesidad de cruzar líneas de cordura.

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