𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭;
"𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗺𝗯𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝘂 𝗮𝗱𝗶𝗼𝘀 𝗮𝘂𝗻 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗶𝗴𝘂𝗲"
Años más tardes.
;Jeon Jungkook
Me punsaba la cabeza luego de salir de la última reunión con nuestro más reciente inversor. Dirigir un banco no era lo que yo pensaba que sería, era muy complejo y sobretodo tenías que ser más inteligente que los clientes, haciendo ofertas que sonaran buenas pero que favorecieran más a mi banco. Mi banco, era algo que tenía mucho peso, pues aunque no era legalmente mío, la silla de la oficina principal me pertenecía, como único hijo era mio por políticas de herencia.
Aún pensaba que me quedaba grande ser director de un banco, cuando mi padre se retiró recuerdo que estaba muy asustado, yo apenas y me graduaba de la universidad, era un novato en el mundo de los negocios, cometí muchos errores en el camino, todos ellos me costaron muchos regaños pero me mostraron una manera más de como no hacer las cosas. Me esforcé, y trabajé duro para no decepcionar al hombre que había dado todo por mi.
Papá se retiró debido a una enfermedad que aunque no era peligrosa necesitaba no tener excesos, y en un banco lo que más hay es excesos. La banca Jeon, era una de las más grandes del país, las inversiones y negocios que papá realizó en sus tiempos de juventud le habían forjado un futuro prometedor del cual ahora yo estoy a cargo.
Entre en mi oficina y preparé un chupito, bueno no fue uno, fueron tres. Los necesitaba para calmar el terrible dolor de cabeza que tenía y para prepararme para el resto del día, pues apenas eran las diez de la mañana.
Llame a mi secretaria para que trajera los informes de balance general que le encargué unos días antes. Había un caso en especial que estábamos tratando de analizar. Uno de nuestros mejores clientes, o eso creíamos, quería ser más listo que nosotros al evitar los aranceles de préstamos e inversiones realizadas con su constructora y como lo que a mi me menos me gustaba era perder tiempo esperaba resolver esto cuanto antes, pues cada día que pasaba mi banco perdía más dinero.
Junha entró corriendo a mi oficina, con su cara de mosquita muerta. La tenía entre pestaña y ceja, pues cada que podía, intentaba sobrepasar líneas que jamás permitiría a un empleado.
— ¿Si, señor Jeon? — dijo apenas entró con una mirada melosa y exagerando horriblemente el sonido de su voz.
— ¿Tienes lo que te pedí? — pregunte mientras jugaba con un puro en mis manos. Ella venia más cerca a mi y trataba de ignorarla, pues aunque sabia que jamás cruzaría la linea, era de verdad una mujer muy atractiva.
— Sí, señor — respondió acercándose aún más — ¿es todo lo que necesita de mi? ya sabe, puedo darle más — dijo y descaradamente guiño un ojo.
— Junha, tienes exactamente tres minutos para sacar tu trasero de mi oficina, buscar los papeles que te pedí y regresar para que yo pueda trabajar — sonrojandose y dándome una mirada de deseo se mordió el labio y salió por la puerta.
🎑
No sé por cuántas horas trabajé en los archivos, revisando cada palabra y cifra con detenimiento para analizar un posible error de redacción o suma, algo que pudiera indicarme porque la inversión se estaba llendo a pique. No encontré nada. Frustrado me levanté de mi silla para acercarme a la ventana de mi oficina y observar el cielo y talvez así relajarme, mientras estaba ahí, la puerta de mi oficina se abrió de repente.
— ¿Cansado, señor Jeon? — Junha.
— Que seas mi secretaria no significa que puedas entrar sin tocar la puerta.
— Es que yo estaba sentada en mi silla, ya sabe, trabajando y vi que estaba tenso, así que pensé, "bueno, puede que ayude al señor Jeon a relajarse"
— ¿Y cómo? — le pregunte aún sin voltearme.
— Ya sabe, conozco muchas maneras... — la sentí un poco más cerca, pero aún seguía sin inmutarme — orales.
— No me interesan — le respondí esta vez dándole la cara.
— Eso piensa, pero luego de que me vea de rodillas, su opinión cambiará.
— No sabes de lo que hablas, Junha — la empujé con un dedo — es mejor que salgas de mi oficina, porque a diferencia de lo que tu crees yo no mezclo trabajo con placer.
— Ya lo veremos. Torres más altas han caído.
— No me retes Junha, o lo próximo que estarás haciendo es buscar un nuevo empleo. — se lamió los labios, muy exageradamente.
— Esta bien. Pero cuando quiera, estaré en mi oficina. — se dio la vuelta caminando hacia la puerta, pero se detuvo antes de llegar a ella. La vi meter las manos bajo su falda para sacar su ropa interior — le dejaré esto como regalo, señor Jeon — puso las bragas sobre mi escritorio y salió antes de que pudiera decirle algo.
¡Jesús!
Corriendo fui hasta mi escritorio a buscar una bolsa de toallitas desinfectantes para limpiar el área donde sus bragas habían quedado, pero justo cuando las estaba tomando entre mis manos para botarlas en el basurero alguien entró por la puerta.
— Wow, ¿no es que tu oficina es demasiado sagrada para un polvo? — Jimin sonreía con cinismo pero yo solo quería darle un puñetazo.
— No seas estupido. La tonta de mi secretaria ha venido a ofrecerme un oral y se quitó esto. Justo iba a botarlas a la basura.
— Mmmm — paso por mi lado para tomar un poco de whisky de mi bar — deberías haberlo aceptado.
— ¿Estas loco?
— Jungkook, no harás nada malo, y si ella está dispuesta, no veo el problema.
— El problema es, pedazo de tonto, que yo no mezclo las cosas. — dije sonando verdaderamente obvio — por muy bueno que pueda ser, no voy a ceder a la tentación.
— ¿Es por ella no?
— Y dale con eso. — evidentemente si era por "ella" — ya la he superado.
— Ja ja ja, todos sabemos que no es así. Pretendes hacerlo pero no. Jungkook, es tiempo que sigas adelante, ya han paso tres años.
— No sabes lo que dices.
— Lo se muy bien, porque eres mi amigo y te conozco, tienes que olvidarla y darte la oportunidad de amar de nuevo. — suspire cansado de siempre lo mismo — ella ya está en su tercera relación y tu aún sigues pensando en ella.
— Yo también he tenido mis rollos, Jimin.
— Exacto, rollos de una noche, no relaciones. Además, ¿hace cuánto que no duermes con alguien?
— ¿Te importa?
— Claro que si, sobre todo porque pienso en que tu miembro sufrirá por falta de uso. — se burló esperando que yo me uniera — lo que digo, es que es tiempo de que te abras otra vez.
— No hace falta, a diferencia de ti, puedo vivir sin acostarme con mujeres.
— Yo, mi queridísimo Jungkook, gozo de un matrimonio excelente y delicioso, mi mujer ve la luz todas las noches, y no solo por placer es porque también nos pertenecemos el uno al otro.
— Jimin, le voy a decir a Seulgi que te deje.
— Ya, no lo hará, ella lo disfruta más que yo.
— Bueno no quiero saber de tu vida sexual.
— ¿Tan buena fue? — pregunto dejándome un poco perdido — Ya sabes, ella, fue tan buena que te dejo sin ganas de buscar sexo en alguien más.
— Ella y yo nunca dormimos juntos.
— ¡¿Cómo?! — pregunto asustado.
— No grites — me senté en mi sillón jugando con un lápiz entre mis dedos — pero sí, es la verdad, jamás la toqué.
— ¿Y se puede saber porqué?
— Porque ella no quería, y yo no soy de los que va por la vida imponiéndose ante las mujeres. La respetaba mucho y no quería asustarla para que... — hice una pausa — no me dejara. No queria que pensara que lo nuestro era solo sexo, Jimin.
— Sin embargo te dejó. ¿Que pasó? Aún no nos dices que fue lo que pasó.
— No se, creo que le mostré mucho y se asustó de todas maneras — suspire con pesar, porque era un tema que aún no superaba — creo que..., ni siquiera sé.
— Ay amigo, estás perdido.
— Desde que la conocí lo he estado.
Estuvimos un rato más en silencio meditando mis palabras y preguntándome porqué entre todas las mujeres tenía que enamorarme de ella.
🎑
Más tarde ese día, cuando regrese a la mansión familiar papá me esperaba en la sala, pero no estaba solo, conocía con quien exactamente estaba. Era Jung Yungjae.
— Buenas noches — salude en cuanto puse un pie en la sala — señor Yungjae, que milagro — le dije tendiendo mi mano al tiempo que hacía una reverencia.
— Hijo, que bueno que llegas — interrumpió mi padre — estaba aquí hablando con mi amigo de algo importante.
— ¿ A sí?
— Si Jungkook — esta vez fue Yungjae el que respondió — Veras, Adele acaba de graduarse de la universidad de negocios y pues ella necesita encontrar un lugar para tener un poco de experiencia — no, definitivamente, no — y pues, luego de hablarlo con tu padre pienso que sería buena idea que trabajara en el banco.
— Mmmm, pero usted tiene un negocio puede aprender ahí. — le respondí más que nada por no tener problemas en el futuro.
— Si lo sé, pero quiero que tenga independencia, si se queda conmigo sabrá que podrá cometer errores y salir ilesa, pero si trabaja contigo se que le castigaras por cada error cometido.
— ¿Yo?, ella es prácticamente de la familia, tampoco lo haré.
— Si lo harás, Jungkook. — esta vez fue mi padre — te conozco y se que jamás perdonas un error.
— Lo sé.
— ¿Entonces señor director?
— Esta bien, puede trabajar conmigo. Pero la enviaré a casa por un error cometido. Yo no perdonó faltas, señor Jung.
— Eso exactamente es lo que quiero.
Me retiré de la sala alegando que estaba demasiado cansado. Fui a mi habitación para darme un baño y pensar en lo que se avecinaba, todos mis esfuerzos se irían a la basura.
Paso más o menos una hora cuando escuché que tocaban mi puerta.
— Adelante.
— Jungkook, hijo, ¿tienes tiempo?
— Para ti siempre papá.
— Se que no te agrada la idea de tener a Adele con nosotros — dijo mientras se sentaba en la esquina de la cama — pero me gustaría que la ayudaras.
— Lo haré.
— Dejame hacerte una pregunta hijo — dijo mi padre dándome una sonrisa de cariño — ¿aún la quieres?, se que es algo personal, pero quiero meterme en tus asuntos al menos una vez. — sonreí ante eso, pues el jamas había preguntado por mujeres, o mi vida privada.
— Sí, padre. Me gustaría decir que no, pero la verdad es que sí — mi padre sonrió y apretó mi hombro.
— Lo sabía. Talvez, ahora puedes acercarte a ella de nuevo.
— No, ella no me quiso antes, no lo hará ahora.
— ¿Como sabes?
— Es obvio, Adele me dejó cuando todo parecía estar bien, me llevo a lo más alto y luego me dejo caer. — mi padre suspiró con pesadez.
— Hijo, en esa época su madre murió, talvez solo estaba asustada.
— Yo le di mi hombro para que se apoyará, pero creo que lo tomo como lástima y se fue. No hay nada que pueda hacer.
— Inténtalo. Si la quieres lo suficiente podrás.
— No puedo querer por los dos padre. La apoyaré en todo, porque es de la familia, pero no me involucrare — mi padre me vio incrédulo, dudando de mi fuerza de voluntad — ella ya tiene a alguien más, y es tiempo de que haga lo mismo papá.
— Ya lo veremos, te conozco y eres como yo, solo te enamorarás una vez y ya lo has hecho. — sorpresivamente me dio un beso en el cabello, haciendo que me sorprendiera — ¿qué? Soy tu padre, y te quiero. Buena noches hijo.
— Buena noches papá, yo — era un poco raro decirlo — también te quiero.
Sonrió y cerró la puerta de mi habitación y me dejó ahí pensando, y aferrándome a la idea de que Adele nunca sería mía.
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