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𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 32;

"𝗧𝗲 𝗮𝗺𝗼"

;Jungkook

¿Qué haces aquí? — cuando salí del hospital lo que menos me esper ver fue a Adele en casa.

Sí, me pareció sospechoso verla salir del hospital tan rápido, sin siquiera conocer al bebé de Hoseok.

— Primero que nada, hola — se acercó a mi y me tendió su mano, pero no fui capaz de tomarla, estaba nervioso. Al ver que no tomaba su mano, la retiró — bien, esto será más difícil de lo que creí.

— Mira, es mejor que te marches, no creo que haya nada de que hablar, a menos que sea algo relacionado con el divorcio. — talvez estaba siendo muy rudo, pero no quería mover cosas que hacían mi corazón doler.

— Ya sé que estás enojado, pero necesitas escucharme — pidió con calma.

— ¿Para qué?

— Para que yo pueda decirte algo que tengo atorado en mi pecho, algo que necesita salir. — suspiré pesadamente, pensando en aceptar.

— No estoy seguro...

— Solo escucha, ¿sí? — asentí con calma, ella se acercó más a mi hasta pegar nuestros cuerpos perdidamente.

— Adelante — traté de alejarme porque necesitaba espacio.

— Necesito que estés callado — parecía más vulnerable que yo, con los ojos llorosos y su cuerpo helado — me han amenazado — se acercó para susurrar en mi oído — siete mujeres muy malhumoradas han llegado a mi casa y me han dicho que si no hablaba contigo me cortaban una teta.

Sonreí, sin que ella pudiese verme porque estaba pegada a mi oído. Quería poner mis manos en su cintura, y tocarla, tal vez olvidar todo y dejar a un lado lo sucedido, pero esperaba que ella hiciera algo que me diera señal de que quería estar conmigo, porque a pesar de lo que dije, yo aún no perdía la esperanza.

— Cuando nos conocimos, mi mundo se detuvo y puedo decir que me enamoré profundamente. Por un mal entendido te dejé... — la interrumpi porque necesitaba preguntar.

— Define mal entendido — mala mía, me agarró el paquete y me lo apretó, haciendo que jadeara de dolor.

— Te dije que te quedaras callado — amenazó, yo asenti quejandome de dolor. Sentí alivio cuando ella me soltó — continuo, te dejé porque crei que te estaban obligando a casarte conmigo, medio escuché una conversación de nuestros padres y pensé que hablaban de nosotros.

Esas palabras empezaron a tener sentido en mi, porque en aquel entonces estábamos tan bien juntos que me fue imposible creer que ella ya no me amaba.

— Me equivoqué y te dejé, un gran error. Juro que sufrí mucho, traté de olvidarte y reemplazar tus caricias, tus besos y todo lo que hacía contigo, pero no pude, porque cada vez que trataba de hacerlo, te recordaba y te quería más — quería decirle que a mi me pasaba lo mismo, pero temía por las joyas de la familia — en algún punto logré sacarte de mi cabeza pero no de mi corazón, por eso evitaba encontrarme contigo, porque de hacerlo quien sabe que pude haber hecho.

Me miró a los ojos, ellos estaban tan chispeantes como miles de estrellas juntas, como el universo entero.

— ... cuando te vi en la oficina hace unos meses me di cuenta de que en realidad no había podido superarte y cuando me hiciste la propuesta de matrimonio la acepte más por mi que por otros, sin embargo lo arruine. No debí decir lo que dije, no debí decir que no quería hijos contigo, no debí decir que era un error, porque solo estaba mintiendo, porque en realidad todo mi ser añoraba con estar contigo — mi corazón se conmovió — cada día que compartimos juntos se sentía tan bien, todo era calma y felicidad, porque eras tú, porque definitivamente no hay otro hombre para mí más que tu, y porque no hay otra mujer para ti mas que yo — joder, claro que así era — y dudo mucho que algún día podamos estar separados.

— ¿Por qué me estás diciendo todo esto hasta ahora? — le pregunté, con un sabor amargo en mi garganta.

— Te estoy diciendo esto porque te amo — detuve todo el aire en mi interior, incapaz de procesar esas palabras — jodidamente te amo, Jungkook — me besó castamente en los labios — y estoy dispuesta a demostrarlo.

— No... tu, de ninguna manera — le dije con palabras enredadas.

— Te amo, y haré de todo para que puedas verlo, y para que puedas perdonarme ¿aún me amas? Necesito que me digas que sí, dilo, Jungkook — me pidió suplicante, con pequeñas lagrimas en sus ojos.

— ¿Con esa carita de pena, me estás diciendo que quieres estar conmigo? — tomé su rostro en mis manos y lo acerqué el mío.

— Y tu, con esa cara de macho dominante, ¿me estas diciendo que estás dispuesto a estar conmigo?

— Joder claro que sí — no pude más y la besé.

Era un tonto, un tonto felizmente enamorado de una mujer que podía conmigo, que dominaba todo mi ser y que me hacía vulnerable, pero hoy, definitivamente escucharle decir que me amaba había tumbado cualquier duda del poder que ella tenía sobre mi. La besé con fuerza, tocando su cuerpo y colando mis manos debajo de su vestido, porque quería tocar más de lo que debía.

Pero ella no me lo permitió, al contrario de eso colocó mis manos en su cintura, al tiempo que me besaba con más pasión, de manera obscena. El beso era caliente, la había extrañado tanto, con todo mi ser.

— Te extrañé tanto, tan malditamente tanto — le dije a como pude en medio del beso, ella no respondió, solo un gemido me dio a entender que ella también lo había hecho.

Empecé a arrastrarla hasta la habitación donde estaba durmiendo, a como pude la cargué, ella enredó sus piernas alrededor de mi cintura y pude sentir lo caliente de su cuerpo, mis pantalones también estaba sufriendo, y puedo jurar que estaba por correrme, incluso sin haber entrado en ella.

La tiré sobre la cama, su mirada era sensual y prometedora, la mía igual. Empecé a desvestirme con calma, dejando que ella observara todos mis movimientos. Ella se lamia los labios haciendo que mi presión arterial se elevara a un máximo histórico, porque la deseaba mucho.

— ¿Por qué tardas tanto?

— Porque quiero y puedo — ella sonrió con salameria y empezó a desnudarse por su cuenta.

Justo como lo sospechaba, ella no llevaba nada debajo, no sabía y no entendía cuál era su problema con la ropa interior, pero cada vez que la desnudaba no había nada debajo de su ropa.

— Parece que tendré que darte ciertas órdenes para que empieces a usar ropa interior — me acerque a ella con cuidado, quedando frente a frente.

— Obligame — me retó. Rápidamente le de la vuelta para que quedase boca abajo y poder ver su precioso trasero.

— ¿Ya te he dicho que tienes un trasero hermoso? — le pregunte mientras lo tocaba — pero creo que le hace falta algo.

— ¿Qué cosa... — no le di tiempo de terminar su pregunta porque le di una palmada — ¡eso me ha dolido!

— No me importa. — le di una más fuerte, haciendo que ella se quejase.

Cuando su trasero ya estaba lo suficientemente rojo, supe que ya era tiempo de pasar a lo mejor de nosotros.

Rápidamente me quité los boxers y eleve su trasero.

— Abre más las piernas — le ordené — no es suficiente para mi.

Me obedeció sin pensarlo y de una sola vez me perdí en ella.

Dándole todo lo que tenía, haciendo que con cada golpe ella sintiera cuanto la había extrañado, cuanto la necesitaba y cuanto esperaba este momento.

🎑

Rode sobre la cama, alejandome del cuerpo sudoroso de Adele, cansado al igual que ella.

— ¿tenías una meta el día de hoy?

— ¿Te estás quejando? — le dije aún con cansancio en mi voz.

— No, solo pregunto.

La abracé y la pegué a mi, sin importarme el sudor entre nosotros, porque no solo fue una vez o dos, fueron muchas más.

— Jungkook, hay algo que tengo que decirte — mis ojos se sentían pesados y todo lo que quería era dormir con ella.

— ¿No puede esperar hasta mañana?

— No, tiene que ser ahora. — suspiré, esta mujer siempre lograba hacer que me deseperara — Y tenemos que ir a la sala.

— No, eso sí que no, de aquí no me levanto — le advertí cansado.

— Bien, entonces ya vuelvo.

Se levantó de la cama completamente desnuda y le vi recoger su vestido para ponérselo de nuevo.

Cerre los ojos por un momento, esperando a que ella hiciera lo que sea en el infierno que tenía que hacer.

Luego de unos minutos volvió, con un sobre en su mano. Me lo tendió y lo tomé.

— ¿Qué es esto? — le pregunte mientras abría el sobre.

— Lo papeles de divorcio ya firmados — asustado por las palabras que estaba escuchando los abrí con más prisa.

En efecto, su firma estaba ahí, y eso solo significaba que ella estaba aceptando el divorcio. Senti mi corazón doler.

— ¿Veniste aquí solo para esto? ¡¿me dijiste que me amabas solo para dejarme de igual manera?! — le grite desesperado. Apurado me levanté de ma cama y me empecé a vestir.

— Cálmate porfavor — todo en mi era furia y dolor.

— ¡¿Que me calme?! Con un demonio, claro que no lo voy a hacer. ¿Esto es un juego para ti? — le dije y sentí las lágrimas bajando por mis mejillas.

— Claro que no es un juego, de hecho quería decirte esto desde el principio...

— Sin embargo dejaste que me ilusione otra vez al pensar que había solución entre nosotros. — ella suspiró y puso sus ojos en blanco.

— Te estoy dando el divorcio porque no quiero que esto siga de esta manera — la mire con furia — cada palabra que dije antes fue cierta, te amo, pero quiero que las cosas sean diferentes.

— Ahora si no te estoy entendiendo.

Miré que se puso de rodillas y sacaba algo de algún bolsillo de su vestido. Confundido levante una de mis cejas.

— Te doy el divorcio con la única condición de que aceptes casarte conmigo otra vez. Sin trato de por medio, solo nuestro amor, solo nosotros — ella definitivamente siempre estaba un paso adelante de mi — ¿Jeon Jungkook, aceptas casarte conmigo? — abrió la caja misteriosa que tenía en sus manos y me mostró un anillo.

¡Jesús! Con esta mujer nada era normal.

— ¿No vas a responder? — me preguntó ante mi silencio. Porque yo estaba de pie, con los boxers a medio muslo y sin comprender que era lo que estaba pasando — ¿dime? Me están doliendo las rodillas, me encantaría estar así por otra razón, pero de verdad, necesito que respondas.

— Joder, claro que sí — la levante del piso y la besé con fuerza, porque lo necesitaba y porque la amaba — Te amo, Adele, juro que lo hago.

— Yo te amo más. — me dijo suavemente.

— Yo te amo más de lo que algún día podrás saber. — ma cogio la mano y puso el anillo — ¿de dónde lo sacaste?

— Tengo contactos — me reí y la abracé — arruinamos el orden de todo esto, primero era pedirte matrimonio y luego hacerte el amor.

— Me da igual, puedo hacértelo otra vez.

Me besó, mordiendo mis labios y dándome con sus besos los te amo más preciosos de mi vida.

🎑

Estábamos acostados en la cama, desnudos otra vez y con nuestras piernas enlazadas.

— Gracias por aceptarme otra vez — me dijo suavemente.

— No había manera en el universo de decirte que no — le dije abrazando la más fuerte — te voy a demostrar todos los días que eres mi luz.

— ¿Y tu la rosa? — no entendí eso último, ella lo notó y levantó su cabeza apoyando la en su mano — del libro, platero y yo — me recordó, y recapitule nuestra primera conversación — "las lumbreras del ocaso...

— ... prenden las últimas rosas — terminé la frase.

En este momento comprendía que cada espacio de nosotros estaba conectado desde antes, porque ella era mía y yo suyo.

Joder, te amo, Adele.

Al final de todo, éramos esa luz y esa rosa. Porque justo en el momento más hermoso del día, ambos nos dábamos lo que necesitábamos, ella me ofrecía la belleza de una rosa, y yo trataría de alumbrarla por el resto de mi vida.

;Fin

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Supongo que este es el final.

Gracias por leer, puedo que no haya sido tan perfecta, pero de verdad disfruté haciéndola.

Mañana les daré el epílogo y puede que un capítulo extra.

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