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𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 20;

"𝗢𝗽𝗼𝗿𝘁𝘂𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱"

;Jungkook

Adele descansaba en mi pecho, ambos estábamos callados y satisfechos. A pesar de su manera de disculparse, que me gustó, quería y necesitaba tocar ese tema con ella, porque era algo que dolía mucho. Cuando dijo esas palabras en la fiesta me hirió de una manera terrible, cada cosa negativa que ella decía era una muestra de que talvez no estaba haciendo las cosas bien, no es que quisiera presionarla para tener hijos conmigo, pero que dijera que no de una manera tan cruda dolía mucho.

Planeaba que nos diéramos una oportunidad para poder hacer este matrimonio mejor, nos esperaban doce meses por recorrer y no podíamos empezar a discutir desde el comienzo.

— ¿Adele? — llame su atención de la manera más dulce posible — creo que tenemos que hablar de lo ocurrido.

— No quiero discutir, Jungkook — con la voz cansada me respondió.

— No tenemos porqué hacerlo, solo vamos a hablar.

— Lo siento, ¿si? — levanto su cabeza de mi pecho para poder observarme — no debí decirlo. Me sentí tan presionada en ese momento que las palabras se precipitaron en mi boca.

— No fue solo eso, puedo comprender que no quieras tener hijos — le dije mirándola fijamente a los ojos — fue más lo que dijiste aquí.

— Estaba muy abrumada. Tu pareces anhelar un bebé y sabes que este no es buen momento. — rápidamente soltó sus palabras.

— ¿Algún día será buen momento? — la oí suspirar profundamente — ¿de verdad te arrepientes de este matrimonio?

— No es lo que yo tenía en mente como "matrimonio feliz" — dijo ella con un deje de desesperación en su voz.

— ¿Hay alguna manera en que pueda convertirse en feliz para ti? ¿Algo que yo pueda hacer para que no des la vuelta? — mi voz debió sonar desesperada.

— La felicidad no se puede forzar, Jungkook. — suspiro con pesadez y dejo caer su cabeza en mi pecho otra vez.

— Necesito que nos des una oportunidad, Adele. Una sola para que yo pueda hacerte feliz.

— ¿Qué hay de tu felicidad?

— La mía ya está completa contigo aquí.

Levanto su cabeza para sonreír y darme un beso.

Sabía que ella quería decir algo, pero era tan orgullosa como un pavo que no lo diría, no hasta que ya todas sus fuerzas estuvieran debilitadas. Sabia perfectamente que ella intentaría sabotear cualquier atisbo de sentimientos hacia mi, pero podía mentirles a todos, yo tenía la habilidad de ver a través de ella, porque la conocía y porque era mía.

🎑

Ambos nos despertamos muy temprano, habíamos dormido bien después de nuestra charla. No podía estar enojado con ella, menos si la tenía en mis brazos. En toda la noche ella no se alejaba de mí, incluso si en la mañana disimulaba y decía que era yo quien no parecía dejarla. Ella jamás lo admitiría, pero quien me abrazaba primero siempre era ella.

Entré a la cocina donde estaba ella, ya casi lista, sosteniendo una taza de café en sus manos.

— ¿No vas a tomar café? — me preguntó.

— No, gracias. Ya vamos tarde — le mencioné con la intención de apurarla.

Ella asintió y apuró su taza de café para dirigirse a la habitación en busca de sus cosas.

Cuando ella se marchó yo recibí un mensaje de Jimin.

"Es mejor que te apures.
Tenemos problemas "

"¿Que clase de problemas?"

"Im Suhua está aqui"

"Diablos"

Esos eran muchos problemas, solo podía significar una cosa, su padre quería algo, algo que solo podía obtener con juegos y negocios sucios.

Me puse el abrigo y justo en ese momento Adele apareció ya lista, tan hermosa como siempre.

— ¿Por qué esa cara? — preguntó confundida.

— No, tranquila. Vámonos.

Le cogi la mano para salir juntos de casa y llegar a la oficina, donde probablemente me esperaba un infierno.

Im Suhua era la hija de Im Joonhe, en el pasado había tenido ciertos problemas con su padre y estuve casi por casarme con ella, de haberlo hecho mi vida seria un infierno. Su papá era tan rico como el mío, pues había sacado una lujosa marca de autos deportivos, solo que tenía un problema, le gustaba pasarse en los casinos gastando el dinero ajeno y después no podía o no quería pagarlo.

Cuando tenía solo unos pocos meses en este negocio, se presentó en mi oficina ofreciendo un trato que el juraba era millonario, lo único que yo tenía que hacer era ser patrocinador de su marca por una pequeñísima cantidad de dinero, acepté porque pensé que sería una buena inversión para mí. No leí la letra pequeña. El contrato citaba en una de sus cláusulas que la única manera de deshacerse del trato era pagar al creador una ridícula cifra de cinco millones de dólares.

Cuando papá se dio cuenta creo un problema y fue a amenazarlo hasta su oficina, pero el solo le ofreció una alternativa. Casar a su hija conmigo. Mi papá se negó en redondo ante esa posibilidad pero también se negaba a pagar el dinero. Pero cuando vio que no se podía hacer mucho simplemente acepto el trato, yo me asusté y dado que casarme con la chillona e insoportable de Suhua era lo último que deseaba, me encargué yo mismo del problema, y lo solucioné, no de manera honesta pero era eso o compartir mi vida con una loca.

Ahora ella está aquí, seguro en busca de algo.

Llegamos a la oficina. Yo no podía estar tranquilo pero de alguna manera la presencia de Adele lograba calmarme.

— Buenos días señor Jeon — Junha saludó — buenos días señora Jeon — saludo a Adele con menos alegría que conmigo.

— Buenos días, Junha — Adele, a quien también parecía desagradarle, saludó falsamente.

— Lo esperan en la sala de juntas señor Jeon — Junha me informó, yo ya sabía de quién se trataba.

— Ahora voy. Gracias Junha, puedes retirarte.

Junha salió de mi oficina y Adele me quedo viendo fijamente.

— Creo que le gustas — comento normalmente.

— ¿Celosa?

— Ya te gustaría, Jeon — se alejó de mi a su escritorio — ahora largo, te esperan y me apetece trabajar sola.

Suspiré y salí de mi oficina para encontrarme con el ogro de Suhua.

Abrí la puerta de la sala y la encontré sentada con las piernas cruzadas y sonriendo.

— Hola, Jeon Jungkook — me saludo con una sonrisa desproporcionada.

— ¿Que te trae por aquí? — me senté en una de las sillas, lo más alejado de ella posible.

— Uy, nos levantamos con el pie izquierdo el día de hoy — sonrió burlona.

— Al grano — le dije con desagrado. Respetaba mucho a las mujeres pero a esta en específico la despreciaba por una sola razón. Atropelló a mi perro cuando estábamos en la secundaria.

— No son negocios.

— Entonces no me interesa.

— ¿No podemos ser amigos? Quizá podríamos conocernos — se acercó a mi y se sentó en el escritorio justo frente a mi.

— Tu y yo no podemos ser nada, aún te detesto.

— ¿Por ese estupido perro? — retórica preguntó.

— Ahora te detesto más.

— Superalo, fue un accidente. — coloco una de sus manos sobre mi hombro — He venido a verte por placer.

— ¿Estas loca, Im?

— Me gusta como pronuncias mi nombre. ¿Así lo harás también en la cama? — quise decirle algo pero antes de que lo hiciera la puerta fue abierta abruptamente.

— ¡Quita tus asquerosas manos de él! — la cara roja de Adele mostraba enfado.

— ¿Y tu quién eres como para exigirme algo? Si quiero puedo abrazarlo — se pegó a mi en un instante y Adele abrió sus ojos y su cara se puso más roja.

— ¡Soy su esposa! — Suhua se separó de mi asustada y me quedo viendo — así que si no quieres que te saque de los pelos de aquí, es mejor que te alejes de mi marido.

— ¿Te casaste con ella? Tan corriente y fea. Pudiste hacerlo conmigo — levante la mano donde tenía mi anillo de matrimonio y se lo mostré — ¿ella? Esta gorda y flácida.

— Sigo aquí, pequeña zorra. — Adele le dijo con la mirada de furia aún instalada en su rostro.

— Cuida tus palabras. Ahora sí no tienes nada que decir es mejor que te marches, yo tengo cosas que hacer con mi esposa. — me levanté de la silla y tomé de la mano a Adele, para marcharme con ella.

Una vez afuera ella se soltó de mi mano.

— Ni te emociones — no pude evitar soltar una sonrisa — no son celos.

— Lo que tu digas, corazoncito. — le dije con burla y ella se fue molesta a la oficina.

Me quedé de pie por unos minutos y sentí como alguien tocaba mi hombro.

— ¿Por qué ella Jungkook? — suspirando me di la vuelta para encontrarme cara a cara con Suhua.

— ¿No te has ido aún? — cansado le pregunté.

— Tiene el trasero gordo y...

— Y basta. Es precisamente por eso que la escogí. Una mujer tan delgada como tú, jamás soportaría lo fuerte que puedo tomarla — le dije acercándome lentamente a ella — pero eso tu nunca lo sabrás, porque jamás me atrevería a tocarte — como buena jugadora que era me sonrió.

— Estaremos en contacto, Jeon. Yo no me rindo fácilmente. — se marchó y yo pude suspirar.

Camine hacia mi oficina y cuando entré Adele estaba con los brazos cruzados en el pecho, aparentemente enojada.

— ¿Quien era ella? — me pregunto cuando me vio entrar y se puso de pie para acercarse a mí.

— Una loca como has podido ver. — la abracé, ella quiso oponerse pero al final se rindió.

— ¿Crees que de verdad estoy gorda? — me preguntó cuidadosamente.

— Mmmmm, déjame ver — me puse pensativo nada más para molestarla — da una vuelta.

Ella obedeció, aparentemente preocupada por su apariencia.

— No, no estás gorda — le dije abrazando la otra vez.

— Yo creo que sí, tal vez debería ir al gimnasio o comer más saludable — ella de verdad parecía preocupada.

— Adele, tienes la forma que todo hombre desea que su mujer tenga, para mi estas perfecta — se puso colorada en un instante — y dudo mucho que necesites hacer ejercicio en un gimnasio, puedes hacerlo conmigo todas las noches.

— No seas tonto — me dio un suave golpe en el hombro y yo le besé la frente.

— No estás gorda, jamás lo has estado, no te sientas insegura, menos intimidada por esa mujer. Tú eres tú, y justo por esa razón estoy loco por ti.

La besé en la boca cuidadosamente, demostrándole con hechos que la deseaba mucho, y que solo me bastaba que fuera ella, justo así como era para provocar un huracán dentro de mi.

🎑

Pasamos la tarde trabajando y juntando papeles, ya casi todo estaba listo para la apertura de mi hotel. Este era un negocio mío, no tenía nada que ver con mi padre, era un sueño en el que había trabajado desde muy joven y ahora por fin podía verlo terminado.

Esto sería una sorpresa para Adele.

— ¿Como vas con los muchachos? — Adele me preguntó por sus amigos, los del club.

— Va todo bien, aprenden rápido — orgulloso le respondí, porque era cierto, todos se habían acoplado tan bien en el asunto.

— Me alegra. Aún no me muestras el hotel. ¿Me llevarás a la apertura? — le sonreí y asentí.

— Sí, viajaremos a la Isla la próxima semana, será un viaje corto. — le informe pasándole unas fotos del trabajo terminado — revisalas, se que te gustará — ella empezó a ojear las fotos y con cada hoja que pasaba su sonrisa crecía más.

— ¡Es hermoso! — me dio una sonrisa deslumbrante y puso los papeles sobre la mesa — ¿cuál es el nombre?

— Eso, Adele, es una sorpresa. — le di un beso en la boca y me alejé de ella, porque no podía estar tanto tiempo cerca sin que me excitara, no sabía si eso era un problema pero tenía que controlarme, porque estábamos en el trabajo.

En una semana Adele estaría viendo algo que he hecho pensando en ella, porque como siempre ocupa todos mis pensamientos, lo único que sale de mi mente es ella. Todo si se trataba de esa mujer valía la pena, y no había manera para arrepentirme de alguna decisión tomada.

Todo lo que siempre he querido es ella.

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¿20 capítulos? Tengo tantas historias en borradores que nunca terminé por miedo, esta también empezó como parte de un borrador, pero aquí voy por el capítulo 20.

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