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Capítulo 4

Diferente.


Taehyung y SeokJin volvieron a trabajar en su proyecto. Eran estúpidos cuando se juntaban ya que en verdad no sabían qué hacer en la compañía del otro e intentaban pretender que todo estaba bien, que nada había cambiado desde aquél día... pero lo cierto era que todo era diferente porque no existe nada más íntimo que admirar a una persona cuando está sufriendo, en ese momento todo cambia, ya no es una relación a segundo plano, la persona deja de ser un tanto desconocida y se vuelve un misterio, una cosa más de la cual aprender.

SeokJin miraba mucho a Taehyung, mientras escribía o reía, admiraba ese peculiar brillo que se posaba en sus ojos y en cómo estos formaban medias lunas, la forma tan extraña en la que sus labios formaban esa curiosa sonrisa cuadrada, sus pestañas que hacían pequeñas sombras en sus pómulos mientras entrecerraba los ojos al no poder soltar una simple carcajada.

Era simplemente maravilloso, perfecto.

Los primeros días SeokJin interpretó el mirar a Taehyung como un vano pretexto de su preocupación sobre el bienestar del moreno, mintiéndose a sí mismo de que solo quería asegurarse de que estaba bien. Que comía, dormía y bebía como debía ser.

Esa excusa la utilizó los primeros tres días. Aún estando un poco inconsciente de que no miraba a Taehyung desde el otro lado de la cafetería por un par de segundos, sinó que más bien se perdía en la figura del chico casi hasta que sonaba la campana que anunciaba el término del descanso.

Los siguientes dos días se encontró a sí mismo mirándolo más de cerca, cuando se juntaban en el descanso para avanzar en su proyecto o cuando estaban en casa de alguno de los dos, entonces supo que eso era algo más profundo que una simple mirada para ver si Taehyung se encontraba realmente bien. Bastante extraño como ya era la situación fue el comentario que salió de los labios de su novia, volviendo más real lo que Jin había estado planteándose toda la semana; algo diferente en él y Rosé lo notó bastante más rápido de lo que el castaño lo entendió.

Al principio solo se limitó a mirarla de manera confusa y encogerse de hombros o simplemente negar, pero después parecía como si el propio SeokJin tuviese ganas de hablar al respecto y tener una perspectiva diferente de su comportamiento.

Indaga en el tema hasta al fin poder llegar a una conclusión satisfactoria que despejara las dudas de su sistema y le iluminara con las causas de lo sucedido en su persona. Claro que descartó la idea de hablar a fondo sobre el tema con su novia limitándose a hacer preguntas simples y nada comprometedoras como "¿por qué lo dices?", "estoy bien, ¿por?", "no sé de qué hablas" y "¿En serio?" . Todas bastante secas y nada creíbles, así que en vez de estarse reventando la cabeza intentando caminar por terreno bastante peligroso decidió preguntar a la única persona en la que confiaba.

—Necesito un consejo —tomó asiento a su lado en la mesa y comenzó a jugar con su almuerzo—, y lo necesito ahora. Más o menos requiero palabras que me despejen dudas en menos de veinte minutos, ¿eso es posible? –el castaño volteó a ver como aquél chico lo miraba con una ceja elevada y una mueca sólo un poco visible en sus labios.

—¿Sobre qué se trata esta vez? —la voz ronca y un tanto grave del chico retumbó en los oídos de SeokJin.

—Kim Taehyung —el muchacho asintió mientras jugaba con la mandarina entre sus manos, dando por sentado que entendía hacia dónde se dirigía la plática.

—He notado que pasas tiempo con él y también he notado que lo miras demasiado, aún cuando tú tampoco te das cuenta de lo que haces. ¿Qué es exactamente lo que quieres que te aconseje?

—Ehm... quiero que me digas porqué lo hago, ¿qué pudo haber cambiado en estos días?

—Bueno Jin... No sé exactamente qué esté pasando porque últimamente no me cuentas nada pero puedo asegurarte que no eres el único confundido o sorprendido con esto.

—¿De qué hablas? —mordió su labio inferior mientras observa cómo el chico a su lado toma una posición despreocupada en la silla, dejándose resbalar un poco del asiento y cruzando sus brazos sobre su pecho.

—También te mira, me refiero a que antes de esto lo hacía... Escucho bastantes cosas por ahí —se relamió los labios un segundo antes de proseguir—, y estoy seguro que esto va de más allá de unos cuantos días. No pareces ser el único perdido en su propia cabeza... Claro que él es un poco más discreto al respecto pero también puedo ver como se pierde en ti, en tus gestos y tu forma de hablar, básicamente en todo tú.

—Pero...

—Escucha Jin—el joven suavizó su gesto un poco—. En esta escuela se sabe de sobra que eres el sueño húmedo de las chicas y algunos chicos, Kim Taehyung definitivamente entra en ese círculo y lo sé porque su amigo rubio no deja de burlarse sobre eso. Lo que sea que te esté pasando es algo por lo que él ya atravesó. ¿Sabes como se llama eso? Atracción, Jin.

—¿Qué? ¡No! —negó sorprendido— Taehyung es sólo un amigo... supongo.

—No trates de tapar el sol con un dedo, Kim SeokJin. Hay cosas que puedes ocultar y hay cosas que aunque lo intentes son demasiado evidentes incluso para tu propia salud mental.

—¿Y qué hago?

—Por el momento nada. Necesitamos que las cosas se calmen un poco y también requerimos que tu reina del drama respire por un tiempo —ambos se volvieron para mirar a Rosé quien no apartaba la mirada de ellos—. Tienes que saber lo que estás haciendo Jin. No puedes caminar a ciegas por un terreno que no conoces.

—Gracias.

—No es nada —el chico se encogió de hombros restándole importancia—. Y otra cosa, Jin... No pretendas que no pasa nada. No intentes cubrir lo que está pasando dentro de ti. Puede ser tóxico, permítete respirar aunque sea sólo un momento, no por los demás, sino por ti. Ven mañana, hablaremos más sobre esto.

—Seguro y gracias de nuevo —el chico asintió mientras volvía a poner toda su atención sobre la mandarina.

Esperó un par de mminuto, mirando a SeokJin alejarse y luego se levantó de su asiento caminando a paso lento hasta llegar a los baños donde entró sigiloso.

—¿No te enseñaron que es de mala educación escuchar pláticas ajenas, Park?

El rubio lo miró desde el espejo del baño, su piel un poco más blanca por el susto.

—Diablos.

—¿Cuánto escuchaste?

—No mucho... sólo lo suficiente para saber que SeokJin está pasando por la etapa de confusión, nada que no supiera ya —el rubio se encogió de hombros— ¿En qué momento te diste cuenta de que los estaba escuchando?

—Desde que te sentaste.

—Si que eres una jodida cámara de seguridad andante, hombre.

—No por nada soy los ojos y oídos de esta escuela.

—Claro. ¿Necesitas algo más? —lo miró desde el espejo.

—¿Cuándo fue la última vez que sonreíste, Park? Me parece que fue hace bastante, casi eras otro Jimin —el chico acomodó un mechón de color lila que caía sobre su ojo y después se recarga en la puerta esperando una respuesta.

—Oh no, chico. No vayas por ese rumbo porque no sacarás nada bueno de él.

—Solo es curiosidad de principiante... hagamos como que no sé la historia.

Jimin miró a aquél muchacho con reproche. Había cosas que pasaban en la escuela de las que todos se enteraban sin importar cuánto empeño pusieras por evitarlo, y había cosas de las que la gente aveces ni se daba cuenta. Pero Jimin sabía que estaba tratando con Min Yoongi, y él no era precisamente una persona distraída, tenía una fama que se había ganado bastante bien.

Nada se le escapaba. Era como un radar o un espía. Silencioso y observador, bastante perturbante para la gente que intentaba ser lo más discreta posible, intentando pasar desapercibida entre la multitud.

Nadie sabía exactamente qué había pasado para que se volviese tan apartado e íntimo. Su único amigo era Kim SeokJin y él parecía estar bien con eso, tal vez también podía considerarse al tinte su otro único amigo. El único color que ese chico dejaba resbalar por su personalidad era el que se encontraba en su cabeza.

La gente no se explicaba cómo alguien de cabello tan llamativo podía pasar desapercibido, pero lo lograba y eso lo hacía bastante sorprendente e interesante.

Jimin volvió en sí intentando reprimir los recuerdos, recuerdos que se podrían clasificar como gloriosos y dolorosos en un constante equilibrio por ambas partes.

—No es de tu jodida incumbencia... Además ya lo sabes, ¿qué más podría importarte a ti?

—Me gustaba el otro Jimin... El que era amable incluso conmigo, parecía alguien más real.

—Las personas cambian, ¿no crees?

—Error. Las personas no cambian... las personas se ocultan bajo máscaras de algo que no son, sólo para no tener que dar explicaciones sobre cosas de las que no quieren hablar —lo miró con intensidad—. Las personas no pueden cambiar Jimin, porque el cambiar significa saber que estás haciendo las cosas mal y los humanos no somos precisamente buenos aceptando nuestros errores.

—Bastante listo como solo un loco puede serlo.

—No te engañes. Lo que no fue es porque nunca estuvo destinado a ser. No te culpes por lo que tú no pudiste hacer porque así hubieses dejado el alma ahí... las cosas hubiesen terminado exactamente igual.

—Gracias por las palabras de consuelo, pero no las necesito.

—No te estaba consolando —el chico de ojos gatunos se giró hacia la puerta para abrirla, mirando hacia atrás una última vez antes de salir de ahí—. Dile a tu amigo que use sus cartas lo antes posible porque lo que sea que está brotando de SeokJin volverá a esconderse como un niño asustado antes de que nos demos cuenta.

—¿A qué te refieres?

—Solo dicelo, he notado cómo lo mira. Prefiero mil veces que termine con tu desastroso amigo y sea feliz a que pase toda su vida convenciéndose de que sea rubia es lo correcto o lo que necesita.

Jimin asintió no muy seguro de las palabras que escuchaba.

—Se lo diré —miró la puerta antes de también salir corriendo de ahí en busca de su amigo. Tenía que decirle a Taehyung.













•Kat🐾

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