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⏳CAPÍTULO TRES⏳

Lo dije en serio, mi anhelo más profundo era que Jungkook fuera feliz después de mi muerte. Esperaba que conociera a un hombre o una mujer de buen corazón que le ayudaran a seguir adelante, que le brindaran apoyo y amor incondicional. Que le ayudaran a cumplir sus sueños, a alcanzar sus metas y a encontrar la felicidad que se merecía. Me sentía terrible porque tuvimos muy poquitos años juntos, a pesar de que comenzamos nuestra relación en la preparatoria y que nos conocemos prácticamente de toda la vida. Nos acabábamos de casar hace solo dos años, y la idea de dejarlo solo tan pronto me llenaba de tristeza y arrepentimiento.

—No digas esas cosas, Jimin —dijo Jungkook en medio de sollozos, su voz temblando de emoción—. No puedo vivir sin ti. Eres mi todo, mi razón de ser.

—Debes continuar —susurré, tratando de calmarlo con mi voz suave—. Debes seguir adelante, Jungkook. No te detengas por mí. Haz que tu vida sea plena, llena de amor y felicidad. No me olvides, pero no te quedes atrapado en el pasado. Mira hacia el futuro, hacia un futuro brillante que te espera.

—Pero ¿cómo puedo hacerlo sin ti? —preguntó, su dolor y desesperación palpables en el aire.

—Tienes que intentarlo —repliqué, con una sonrisa triste—. Por mí, por nosotros, por nuestro amor.

—Basta, es mentira. ¡Estás bien! ¡¿Okay?! —Me apretó con fuerza.

Y lo abracé con fuerza, como si en medio de ese abrazo pudiera encontrar la cura del cancer. Como si en ese abrazo estuviera mi salvación.

—Jun...

—Shh... —Colocó su dedo índice en mi labio—. No digas nada, vamos a dormir.

—Bueno.

No me di cuenta de la hora en la que me quedé dormido en los brazos de mi esposo, pero al despertar me sorprendí porque él no se encontraba a mi lado. Me estiré en la cama como de costumbre y al ver el reloj en la pared me di cuenta de que eran las tres de la tarde con treinta y cinco minutos. Había dormido bastante, me puse de pie yendo directo al baño para cepillarme los dientes y verme en el espejo porque estaba seguro de que mi rostro estaba hinchado a causa del llanto.

Le sonreí con falsedad a mi reflejo en el espejo, de verdad tenía los ojos hinchados, incluso la nariz estaba irritada de tanto que la limpiaba porque cuando lloraba mucho sacaba mocos.

Después de asearme y hacer mis necesidades me dirigí a la cocina, seguramente ahí estaba Jungkook preparando la comida.

Al menos eso era lo que pensaba.

Pero Jungkook no estaba en casa, busqué por todas partes sin lograr encontrarlo. Entonces pensé que podría haber ido a comprar algo ya hecho para comer, así que decidí llamarlo.

Una, dos, tres, cuatro, cinco llamadas y no contestó. ¿Dónde estaba?

Seguramente algo se le atravesó en el trabajo.

Le llamé a Yoongi para asegurarme, él fue mi amigo antes de ser amigo de mi esposo. Nos conocimos en la secundaria. Así que le tenía la suficiente confianza para marcarle cuando Jungkook no atendía mis llamadas.

—¿Jimin? ¿Qué pasó? —contestó de inmediato.

—Estoy buscando a Jungkook. ¿Están en la oficina?

—No... Hoy descansamos porque el proyecto fue aprobado.

—Oh... Bueno, supongo que entonces salió a comprar algo preparado para comer. ¿Quieres venir? Me gustaría contarte algo.

—¿Me estás invitando a comer? —preguntó riendo.

—Sí, hay algo importante que me gustaría contarte.

—Bueno, llego en treinta minutos.

—Gracias.

Finalizando la llamada le escribí a Taehyung, él también era mi amigo y merecía saber lo que me estaba sucediendo. Quería pedirles su apoyo para ayudarle a Jungkook cuando no estuviera.

A las cuatro de la tarde con veinte minutos llegaron, sin embargo mi esposo seguía sin aparecer.

—¡Traje alcohol del fino! —gritó Taehyung al llegar y saludarme de beso.

—Bienvenidos, pasen...

—Yo pasé por pollo frito, no supe qué comeríamos, pero de todos modos quise traer algo extra —dijo Yoongi y sonreí.

—¿Por qué diablos tienes los ojos hinchados? ¿Te hizo llorar ese cabron? ¡Jeon Jungkook! —gritó Taehyung—. ¡¿Dónde estás?!

—Jungkook no está... —murmuré—. No lo encuentro y creo comprenderlo. Tomen, tomen asiento.

—¿Pelearon? —cuestionó Yoongi y negué con la cabeza.

—¿Seguro? —preguntó Taehyung—. Te ves terrible.

—Serviré el pollo que compraste —le dije a Yoongi—. Porque no pienso cocinar.

Llevé los platos a la mesa, después comenzamos a comer entre risas. De verdad los quería tanto, esa se sentía como mi última comida antes de irme al mundo de los espíritus. Mis amigos se veían llenos de vida, de sueños, de esperanza. ¿Cómo se tomarían la noticia que estaba a punto de darles?

—¿Y qué era eso que nos querías decir? —preguntó Taehyung con comida en la boca.

—Bueno... Tiene algo que ver con mis ojos hinchados —susurré dejando la pierna del pollo en mi plato.

Apenas y le di un par de mordidas, de verdad, no tenía apetito.

—Sí pasa algo entre tú y Jungkook. Por eso su comportamiento extraño de anoche... —dijo Yoongi entrecerrando los ojos.

—Ya te dije que Jungkook y yo estamos bien. —Suspiré.

—¿Y por qué no está en casa? Siempre está aquí, desde que supo que me gustabas en la preparatoria, nunca me ha dejado estar en una misma habitación contigo y mucho menos a solas.

—¿Lo que pasa tiene algo que ver con tu llanto? —preguntó Taehyung—. ¿Es algo grave? ¿Te despidieron? Si es así, no te preocupes, le puedo decir a mi padre que te contrate en el juzgado.

—Tengo cancer —dije en un murmuro casi inaudible.

—¿Qué dijiste? —preguntó Taehyung.

—Dije que tengo cancer —contesté con voz más fuerte y clara.

Ambos se quedaron en silencio, sus rostros... Nunca imaginé que mis amigos pudieran verme con tanto amor y lástima al mismo tiempo. Taehyung se puso de pie de inmediato con lágrimas en los ojos para abrazarme y llenarme de besos en el cuello mientras repetía una y otra vez que estaría bien. Yoongi, por su lado se quedó en silencio, escaneando mi rostro con tristeza. Les dolía porque me querían.

—No tengo cura. —Suspiré—. El médico me ha dado tres meses de vida, anoche le comenté a Jungkook y tal vez por eso no está en casa. Yo pienso que está muy triste y...

—¡Ese cabron se va en tu peor momento! —gritó Yoongi poniéndose de pie al mismo tiempo que golpeaba la mesa.

Tae y yo nos asustamos.

Pero Yoongi estaba furioso más que nada por la noticia, lo conocía bien. Él se acercó a mí abrazándome con fuerza, apretándome sin decir palabra alguna.

—Por eso luzco de esta manera, ayer me dieron los resultados —dije en medio del abrazo—. Quiero pedirles un favor...

—Lo que sea, nosotros estamos para ti —dijo Taehyung.

—En mi ausencia, cuando fallezca... Cuiden a Jungkook, tal vez decaiga.

—Deberías estar centrado en cuidar de ti mismo en lugar de pensar en tu marido ausente —masculló Yoongi alejándose de mí y tomando su teléfono para marcarle.

—No va a contestar —le dije regresando a mi asiento—. Desde que me desperté le he estado mar...

Me quedé en silencio al notar que había una carpeta tirada por un lado del sofá, fui a verla. Tal vez Jungkoook salió de casa buscando ese documento, le había pasado en varias ocasiones que perdía documentos y se volvía loco buscándolos por horas.

Me puse de pie, tomé la carpeta y al abrirla sentí que el mundo bajó mis pies temblaba.

Ya sabía la causa de la ausencia de Jungkook.

Me había dejado para siempre.

VAMOS DE MAL EN PEOR😭

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