⏳CAPÍTULO DOS⏳
Changbin decidió tomar el toro por los cuernos y bajó mi pantalón de un tirón, dejándolo caer por mis piernas, metiendo las manos abajo de mi bóxer. Acarició mis nalgas mientras deslizaba la prenda gris. Se arrodilló decidido, sosteniendo mi miembro erecto con fuerza, no dudó en pasar su lengua desde los testículos hacia el glande.
Me miraba excitado y con pupilas dilatadas desde el suelo, metiendo mi pene en su boca al mismo tiempo que lo masturbaba. Soltaba gemidos invadiéndome de saliva, lamiendo, chupando e incluso mordisqueando gustoso.
—Basta, me voy a correr —le dije casi sin aliento y se detuvo.
Yo no pensaba con la cabeza, tampoco con el corazón, mi cuerpo era quien mandaba, mi excitación, el deseo de probar lo prohibido. Él se quitó el pantalón con premura, sonreí al ver su cuerpo semidesnudo y no dudé en girarlo, empinarlo y darle la primer embestida que le sacó más de un gemido.
Lo penetré una y otra vez hasta lo más profundo de su cuerpo, abriendole el aro rosa con mi dura y caliente carne.
Changbin tensó todo su cuerpo, mientras las rápidas embestidas, se volvían frenéticas. Comenzó a gritar de manera escandalosa, tanto que enfurecí, no era para tanto. Así que molesto lo penetré más duro hasta hacer que su cuerpo temblara mientras soltaba el último gemido antes de correrse y relajarse.
Eso significaba que era mi turno.
Me corrí afuera de su cuerpo, manchándole las nalgas y parte de su espalda. Sintiendo temblores exquisitos que relajaron todo mi sistema nervioso. Tomé servilletas de la mesa limpiándome la punta de mi pene, después me coloqué los boxers y el pantalón. Finalmente me acerqué a mi amigo que estaba exhausto en el sofá, ya se había cubierto con una manta.
—¿Dormirás aquí conmigo? —preguntó de manera dulce y sonreí negando con la cabeza.
—Follamos y estuvo genial, pero... —No eres Jimin.
—¿Pero? —preguntó con mejillas sonrojadas.
—Somos amigos, Changbin. —Suspiré—. Soy un esposo fiel y...
—¿Esposo fiel? —El pelinegro se echó a reír al de manera escandalosa, igual de escandaloso como sus gemidos—. Jungkook, acabas de cogerme. ¡No eres fiel!
—Define fidelidad. —Acaricié su cabello amistosamente, después agarré las llaves de mi auto que se habían caído al piso.
—¿Quieres que te diga? —cuestionó divirtiéndose, entonces tomó su teléfono buscando en internet el significado de la misma. Lo supe porque siempre hacía eso—. Fidelidad, que guarda fe, o es constante en sus afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones y no defrauda la confianza depositada en él. —Leyó, luego de hacerlo me miró a los ojos—. Acabas de defraudar la confianza que Jimin depositó en ti.
—Todavía lo amo. —Encorvé los hombros—. Además, no tiene porque enterarse.
—Le voy a decir.
Enfurecí.
Lo tomé del cuello con fuerza sin despegar la vista de cada una de sus expresiones.
—No seas infantil, Changbin. Lo que hicimos fue un error, y un error lo comete cualquiera. Más te vale que no lastimes a Jimin porque si lo haces no me haré responsable de la pérdida de cada uno de tus hermosos dientes. —Lo solté y sonreí de nuevo—. Solo no seas lioso, y se agradecido por el momento placentero que acabamos de tener juntos.
—Eres un cabron.
—Y al parecer te frustra saber que a pesar de haberme follado mi corazón le sigue perteneciendo a mi esposo porque esperabas que luego de esto lo dejara para irme corriendo a tus brazos. ¿O me equivoco?
—¡Lárgate de mi casa! —gritó furioso.
No dije nada, simplemente me giré sobre los talones y avancé a la puerta con pasos firmes, cruzando el umbral sin cerrarla. Me dirigí a mi automóvil, que estaba estacionado en la calle, y al entrar me sumergí en un silencio reflexivo. Revisé mi teléfono con una mezcla de ansiedad y culpa, y vi que tenía varias llamadas perdidas de Jimin, mi hermoso esposo, cuyo rostro se me aparecía en la mente.
De verdad que tenía que redimirme después de lo que había sucedido, porque la culpa comenzaba a carcomerme los huesos, como un gusano que se alimentaba de mi conciencia. Al estar con Changbin, había confirmado que amaba realmente a Jimin, que mi corazón le pertenecía a él, y que nada ni nadie podría cambiar eso jamás. Estar con él había sido delicioso, hablando de placer y pasión, pero mis sentimientos y mi corazón le seguían perteneciendo a mi esposo, eso era algo que no cambiaría jamás, sin importar lo que sucediera. La culpa me pesaba en el pecho, y sabía que debía encontrar la manera de hacer las cosas bien de nuevo.
Llegué a mi casa, entrando a hurtadillas, como si fuera un ladrón sigiloso. La pequeña cachorra que adoptamos Jimin y yo me recibió en silencio, pero al olerme pareció detectar mi infidelidad, así que se fue corriendo a su cama ignorando mi llegada.
Entré a la cocina, encontrándome con la cena que Jimin había preparado. Me estuvo esperando, lo sabía y mi corazón sintió un pinchazo de culpa.
¡Mierda! ¡¿Por qué me cogí a Changbin?!
Entré a la habitación, mi rubio esposo seguía dormido, abrazaba la almohada con fuerza. Yo me metí a la ducha, necesitaba quitar de mi cuerpo esa sensación terrible de culpa y el aroma de sexo culposo.
Salí enredado en una toalla, me coloqué unos boxers y me deslicé en la cama para abrazar a Jimin. Logré notar que estuvo llorando pues la almohada estaba empapada y sus párpados se notaban hinchados.
¿Por qué llorabas, corazón?
Finalmente coloqué mi brazo abajo de su cuello. Al sentirme me abraza acurrucándose y subiendo su pierna encima de mi cuerpo como de costumbre. Siento un ligero mariposeo en el estómago, lo amo.
De verdad que lo amo y de verdad soy un completo estúpido que no merece un amor tan hermoso como el que él me obsequia día con día.
—Jungkook... —murmuró en mi pecho con voz ronca.
—Shh... Shh... No te despiertes, estoy aquí. —Lo abracé fuerte.
—Preparé la cena, pero no pude esperarte despierto. Lo siento...
—Cariño. —Besé su cabeza, era claro que yo lo sentía más y que yo era una mierda de persona. ¿Por qué se disculpa por algo tan simple como quedarse dormido?—... No te preocupes, yo debí avisar que la reunión se extendería.
—¿Fuiste a la casa de Changbin? —cuestionó con ojos entrecerrados.
—Sí.
—¿Ce-cenaste? —Se relamió los labios.
—Sí.
—¿Qué cenaste?
—Ramen.
Y Ramen Incluso en el doble sentido, pero no ina a decir eso. Jimin pareció notar mi nerviosismo porque se apartó de mi lado sentándose en la cama y tallándose los ojos.
—¿Por qué tienes los ojos hinchados? ¿Lloraste? —pregunté para desviar cualquier tipo de atención hacia mí, quería que la conversación girara en torno a él.
—Es que... —Bajó la mirada.
Estaba jugando con sus pulgares, hacía eso cuando estaba nervioso, apenado o triste. ¿Qué pasaba por la cabeza de Jimin? ¿Sospechaba de alguna forma acerca de mi infidelidad?
—Dime...
—Jungkook, estoy enfermo —dijo finalmente.
Pronto comenzó a llorar.
Era un llanto silencioso, lágrimas que caían como cascadas por sus mejillas. Mi corazón palpitó con fuerza desesperado por saber la causa del llanto extremo de mi esposo.
—¿Empeoró la anemia? —pregunté acercándome a él y posando una mano en su espalda.
—Mucho... —Siguió llorando.
—Ay cariño, no hay nada que el medicamento y la ciencia no puedan curar. Necesitas tomar tus medicinas, alimentarte bien, no saltarte las comidas y dormir temprano. —Acaricié su espalda—. Te cuidaré.
—¡Tengo cancer! —gritó de la nada. Pude notar que tomó muchas fuerzas y valor para decirlo.
—¿Qué? —Solté su espalda.
—Estoy muy mal, ni siquiera las quimioterapias ayudarán. Tengo metástasis por todo el cuerpo, el médico me dijo que lo máximo que me queda son tres meses de vida. —Giró el rostro para verme a los ojos—. Por eso quería cenar contigo hoy, para decírtelo.
Mientras él sufría en silencio la enfermedad diagnosticada yo lo engañaba...
Mientras él lloraba en la almohada porque le han dicho que le queda poco tiempo de vida yo penetraba a Changbin.
¡¿Qué clase de basura soy?!
Cuando me di cuenta mis mejillas estaban invadidas de lágrimas. Me dolía bastante porque amaba con locura a Jimin, y la culpabilidad pesaba todavía más en mi pecho. Era una sensación que nunca antes había sentido, desearía regresar el tiempo y quedarme en casa, escucharlo, no haberle sido infiel.
—¿No vas a decir nada? —preguntó más calmado, sus mejillas y ojos estaban rojos e hinchados.
—Ven aquí. —Lo tomé del brazo jalándolo a mi cuerpo para abrazarlo.
Pareciera que tenía un globo enorme en mi garganta porque no pude emitir palabra alguna. Lo único que quería era consolarlo, pero me sentía hipócrita al hacerlo a causa del engaño. ¿Por qué tuvo que enfermar él? ¿Por qué un ser tan hermoso y puro como mi Jimin? ¿Por qué no estaba enfermo yo en su lugar?
—Quiero que rehagas tu vida cuando yo no esté. Tal vez te sea difícil, pero yo aprobaré cualquier relación que decidas tener en el futuro.
Mi niño, no digas esas cosas porque me haces sentir peor.
TE PASAS JUNGKOOK😭🫵🏻
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