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―𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟤―

El camino a la casa del Barón fue tardado, tal parece que estaba lejos del puerto. Daichi tenía nulas expectativas en cuanto a contar con el apoyo del Lord, pero Hanamaki le brindó las esperanzas que necesitaba.

Lo que para su madre fue un cuento de terror resultó ser uno de hadas con final feliz para la actual Baronesa, parece que si eran parientes después de todo. Lady Saint Clair era la hermana menor de su padre (por lo tanto su tía), hace muchos años hicieron un viaje y terminaron en el mar inglés en dónde conocieron a sus respectivas parejas; Mitsuri conoció a Lord Saint Clair y éste la desposó un mes después dando lugar a un escándalo minúsculo donde un aristócrata inglés se casaba con una rebelde americana. Lo contrario a su madre; Ginebra nació en el seno de una familia acaudalada siendo la hija de un Vizconde, considerada una beldad y flor londinense, pero tuvo que huir a Gretna Green para casarse con el hombre americano que la sedujo (o eso le dijeron) y poder irse con él.

Gracias a tormentosa situación él fue considerado erróneamente como un bastardo, aún cuando sus padres se unieron de forma legal y fue concebido después de esto.

— ¿Tienes idea por qué me hicieron venir hasta acá? —Le preguntó a Hanamaki.

—Por desgracia no, recuerda, somos familia por parte de tu padre. —Respondió tranquilo—. Tu abuelo ha fallecido, eso es todo lo que se. Mi madre puede darte más respuestas de las que necesitas.

En cuanto bajaron del carruaje vio al matrimonio esperando en las puertas de la casona. El Barón parecía una versión adulta de Hanamaki, quizás por eso lo aceptaron y no cuestionaron su matrimonio.

— ¡Oh! Pero si es mi sobrino, eres todo un hombre. —La Baronesa corrió hasta poder abrazarlo y acunar su rostro, sus ojos marrones contenían sus lágrimas—. Eres igual a tu difunto padre. —No pudo contenerse y terminó llorando. Daichi agradeció el cumplido y se presentó a su tío político que después lo invitó a pasar a su casa.

La casa de los Saint Clair era grande, algo modesta comparada con otras edificaciones que vio antes de llegar, pero acogedora. Comparada con su casa en América esta era un palacio.

— ¿Cómo estuvo tu viaje, cariño? —Daichi no estaba acostumbrado a los motes amorosos que usaba su tía, pero no quería arruinarle la emoción de su primer encuentro.

—Ajetreado —respondió antes de engullir un trozo de carne—, fue un viaje largo y muy estresante.

—Recuerdo la primera vez que viaje en barco —habló ella—, vomité la primera semana hasta acostumbrarme. Llegar a Londres fue lo mejor, nunca creí extrañar el suelo.

—Viajar es una travesía vigorizante —mencionó el Barón—. Especialmente cuando hay un buen clima, todo depende de la ruta que sigas.

—Cruzar el Atlántico no es nada vigoroso —dijo Daichi.

—Tiene razón cariño, es una travesía larga y tediosa. —Habló Mitsuri y sorbió de su taza de café—. ¡Varys, más panecillos!

— ¿Y a qué te dedicabas en América, primo? —Preguntó Hanamaki.

—Comercio, agricultura, ganadería, perfumería. Hacía cualquier cosa que me dejara dinero. —Relató.

—Puedo ver que no eres un hombre que pierda el tiempo, Daichi. —Halagó su tío.

—Con dos hermanos y la viuda de mi padre no puedo darme el lujo de no hacer dinero.

— ¿Quieres decir que tengo más sobrinos? —Preguntó la Baronesa emocionada.

—Mako y Hiroshi de diez y ocho años. Son los hijos de la segunda esposa de mi padre.

—Lamentamos la pérdida de tu madre. —Mitsuri tomó su mano demostrando su apoyo—. Ginebra era una mujer como ninguna otra, no había nadie igual a ella.

— ¿Qué saben de su padre? —Cuestionó. Mitsuri miró a su esposo.

—Lord Torrington falleció a hace unos meses del año pasado, su abogado habló con su majestad y ella fue muy indulgente en pedir tu regreso.

— ¿Qué, ella les dio permiso? —Bromeó entre risas.

—El título de tu abuelo es lo que llamamos un par británico, su majestad es quien decide a quién dárselos o quitárselos. La Reina Charlotte permitió que lo ostentaras siempre y cuando venga en el testamento. —Explicó el Barón—. Tengo entendido que hay más parientes vivos de Lord Torrington.

— ¿Más parientes?

—Primos lejanos, pero tú eres su nieto, sangre de su sangre, sería estúpido de su parte el negarte tu lugar.

—Tu abuelo fue un hombre rico —dijo Hanamaki—. Ve el lado bueno, recibirás miles de libras y tendrás un título para heredar a tus hijos.

— ¿Todos los Lords son así de ricos?

—Al contrario cariño, cada uno tiene lo que merece. Takahiro tiene negocios con el Duque de Somerset, es un buen hombre, son amigos desde Eton.

—En realidad nos conocimos en Oxford.

—No sabía que los Lord estudiaran —mencionó el americano.

—Tener un título es más que solo poseerlo. —Habló Lord St. Clair—. Es saber administrarlo, ser un líder para aquellos que están a tu disposición, en la casa o en las residencias podrán ser dirigidas por nuestras esposas, pero nosotros somos quienes llevan el pan a la mesa, el despilfarro y el escándalo puede ser la ruina de una familia.

—Créame que lo entiendo mi Lord, fue el escándalo la ruina de mi difunta madre.

—Ginebra no tuvo la culpa, la sociedad es quien dictó la culpabilidad donde no la hay.

— ¿Asististe a la universidad, Daichi? —Preguntó Hanamaki con curiosidad.

—Lo hice, tengo una carrera en economía con especialidad en comercio. Era la única que había disponible.

—Aún así tienes conocimiento en muchas áreas, eso es de admirar.

—Algunos negocios no funcionaron como esperaba, perdí mucho dinero en inversiones fraudulentas y perdí casi todo mi capital. —La vergüenza con la que contaba sus penas era mucha, se necesitaba valor para poder dar a conocer algo así.

—Sobrino, si estás de acuerdo, podríamos patrocinarte esta temporada en lo que arreglas tus asuntos legales en cuanto tu herencia, podrías incluso hacer negocios con mi hijo.

— ¿De verdad?

—Conocí a tu padre, si aseguras esos negocios fueron fraudulentos aún cuando parecían legales, te creo. Además somos familia, no voy a negarte la ayuda.

—Tu tío tiene razón, podría presentarte en sociedad para que conozcas a más gente. —Mitsuri parecía la más emocionada de los dos con esa idea.

—Escribiré al abogado de tu abuelo, concertaré una cita avisándole de tu regreso, así podremos acelerar el proceso.

—Gracias mi Lord.

—Somos familia, es lo menos que puedo hacer. —Bebió una copa de oporto—. Takahiro, deberías presentarlo a tu grupo de amigos, de ese modo conocería más gente y tendría respaldo.

—Creo que incluso la Duquesa sería de ayuda. —Recordó Lady Saint Clair—. Su madre es prima de Ginebra por línea materna.

— ¿Cuánta familia hay en este lugar? —Preguntó Daichi.

—Digamos que medio Londres es familia pero ese medio Londres no lo sabe.

Daichi tenía en su mente algo claro. Aceptaría el patrocinio de sus tíos, conocería a su círculo para hacer negocios y se volvería el nuevo Lord.

Necesitaba volverse el nuevo Lord.

Al día siguiente a primera hora pudo reunirse en las oficinas del abogado su supuesto abuelo. Asahi lo acompañó para hacerlo más oficial, y Hanamki, bueno él insistió en estar presente en la lectura.

—Caballeros, buenos días. Mi nombre es Ikkei Ukai. —El abogado era ya un hombre de la tercera edad, quizás llegaba a los setenta, tenía el cabello corto y grisáceo y una pequeña barba en la parte inferior de la mentón. A pesar de su edad, parecía estar bien construido y ser atlético—. Usted debe ser el nieto en cuestión.

—Daichi Sawamura. —Se presentó extendiendo su mano.

—Definitivamente es el nieto de Lord Torrington, tiene su carácter.

—Con todo respeto, no creo tener nada que ver con ese hombre. —Respondió tajante.

—Tome asiento, estoy seguro le interesa lo que voy a leer. —El abogado sacó unos papeles de su maletín, estaban pulcramente acomodados y en orden—. Vamos a dar lectura al testamento y última voluntad del difunto Lord Torrington.

Todos asintieron ante la orden implícita de guardar silencio.

Yo, Barnabas Edevane, aún con mis facultades mentales y con el favor de su majestad la Reina y el Príncipe regente. He decidido heredar mi título, mis propiedades y mis cuentas bancarias a Daichi Sawamura quien fuera hijo de mi hija. —La emoción quería destilar de los poros del hombre, la salvación de su futuro estaba frente a él—. Para poder ostentar y hacer uso de estas debe cumplir mi última voluntad. Una vez leído mi testamento, el caballero en cuestión debe desposar a una dama miembro de la aristocracia inglesa en la siguiente o presente temporada. De no cumplirse lo anterior estipulado, el título y todo lo que se confiere será heredado por el siguiente hombre en la línea de sucesión.

Maldito hijo de puta.

—Señor Sawamura, me he tomado la  molestia de no llamar al segundo sucesor de su abuelo. —Dijo Ukai.

— ¿Por qué no lo hizo? —Preguntó.

—Espero no ser juzgado por ello, pero considero que usted es el heredero legítimo de su madre, no es justo que otro posea lo que le corresponde. —Respondió cortés—. Su majestad dio el permiso que usted heredara con las condiciones de su difunto abuelo. Yo personalmente daré fe este suceso.

—Entonces le enviaré la invitación a mis próximas nupcias. —Daichi suspiró pesado.

—Me temo que si el abogado del siguiente en la línea se entera de esto podría tratar de arruinar sus planes, debe tener cuidado mi Lord. —Lord tan pronto se había convertido en uno—. Consiga una esposa, yo me encargaré de llevar todo en orden.

— ¿Puedo confiar en usted? —Se atrevió a preguntar, en el fondo esperaba que sí.

—Le doy mi palabra, mi Lord —Prometió—. Mi nieto Keishin es un excelente abogado y ambos llevaremos este caso, además mi socio es el contador y administrador de las cuentas del vizcondado, ningún penique saldrá de esas arcas sin su autorización.


Daichi se cuestionó si maldecir a los muertos era lo correcto, probablemente no, pero no estaba de mas el poder maldecir al bueno para nada de su abuelo. Maldito viejo senil, ojalá su enfermedad lo haya hecho sufrir.

Debía suponerlo, ¿por qué sería amable para retractarse? Maldito viejo.

—Podremos buscar una dama adecuada. —Hanamaki llevaba todo el camino hablando sobre cómo hallar a la candidata adecuada, enlistando a las solteras, a las debutantes y a las viudas—. En Londres abundan las doncellas.

—Pero no todas son miembros de la aristocracia. —Contestó con saña—. Estúpido, no pudo controlar el matrimonio de mi madre y ahora pretende controlar el mío estando en la tumba.

—La verdadera pregunta es si deseas tanto ese dinero para casarte con una desconocida.

Con su terrible situación económica anhelaba ese dinero, necesitaba darle una vida digna a su familia, pero ese estúpido anciano arruinó todo.

— ¡¿Dónde supones que encontraré una doncella rica, con título y los contactos suficientes para convertirme en Lord?! ¡No existe tal cosa!

O eso suponía él.


Helou helou! Regrese, espero hayan disfrutado el capítulo. Díganme sus opiniones o corajes.

Nos vemos pronto. ❤️

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