Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✦╭ᵒ❧ Capítulo XXIX: Infelicidad ✦╭ᵒ❧

—Así que, ¿él te lo obsequió? —Yibo asintió con una resplandeciente y bobalicona sonrisa de tonto enamorado, sosteniendo con posesividad y maravilla el teléfono inteligente entre sus manos.

En Jie no pudo evitar alegrarse y compartir su felicidad a partes iguales, su mejor amigo había sufrido mucho —quizás, demasiado—, tanto que incluso una vez llegó a pensar el que estaría pagando para merecerlo, sin embargo. Verlo brillar y resplandecer como el mismísimo sol, sin una pizca de preocupación o incertidumbre encima como en el pasado si, hizo que sus ojos se humedecieran.

—Ji'er ¿por qué lloras? —le cuestionó, adoptando una expresión llena de angustia. Dejó el móvil a un lado y cogió sus manos con perceptible inquietud—. Si tines algún problema, bien sabes que puedes acudir a mi, para eso son los amigos, mas los hermanos jurados, ¿no?

Ella se rió, enternecida por la forma tan insistente en que no dejaba de preocuparse por alguien que ni siquiera era su sangre, pero así era Yibo. Siempre pendiente de quienes realmente le importaban.

Y ella lo hacía.

—Tonto —le dio una sutil palmada en la mano que hizo chillar de la impresión al Gamma. En Jie empujó el pequeño plato del pastel de durazno que ambos pidieron hace unos minutos y le hizo una seña con la cabeza para que comiera. Yibo lo hizo, claro, sin antes rodar los ojos—. ¿Cuándo vas a dejar de estar al pendiente de los demás, y estarlo por ti mismo antes que nadie?

—Sabes que nunca, Ji'er. No soy un egoísta —infló las mejillas, saboreando el pastelito con un brillo extraño en los ojos. Instintivamente, su mirada barrió todo su alrededor, pero el pánico que iba creciendo en su pecho por no hayar a sus mellizos se atenuó cuando recordó que su Alfa se quedó con ellos en la casa con tal de que disfrutara plenamente de la mañana con En Jie en su día libre.

Yang Mi parecía realmente estar poniendo todo de su parte para ser una mejor persona. Antes, gozar de un día de descanso a la semana sería como pedirle a Yang Mi que le aumentara el suelo, curiosamente, ya era una realidad ahora, como también, un horario menos abusivo y un salario mediocre.

Se alegraba por ella, pero mas lo hacía por En Jie y los demás empleados.

—Sé. Y te agradezco profundamente el que seas tan atento y comprensivo conmigo, pero A-Yi, un día simplemente no tendrás tiempo para mi, y lo comprenderé perfectamente —se encogió en la silla, desdichada y miró sus manos con resignación, no podía reprocharle nada. Esa era la ley de la vida—. Tienes a tu propia familia ahora, mientras que yo...

—Deja de decir estúpideces, Lu En Jie —ordenó en un tono frívolo que la hizo sollozar en automático. Suspirando con pesadez, extendió una de sus manos sobre la mesa y secó sus lágrimas con la yema de sus dedos, acaparando la atención de la Beta—. Pueda que si, tengas un poco, solo un poquito de razón, mi familia se ha vuelto mi mayor prioridad, pero eso no significa que me olvidaré de ti.

—Lo siento, A-Yi. Eso solo que... —desvió la mirada, avergonzada de estar siendo un problema para él.

—¿Solo qué...? —la instó a continuar, apretando sus manos.

En Jie bajó la mirada.

—Creí que te habías olvidado de mi —balbuceó en un hilo de voz—. Cuando... te fuiste a Shanghái con él y los cachorros, llegué a temer que me olvidarías. Los días pasaros, luego llegaron las semanas y tú, no me enviaste ni siquiera un mensaje de texto o me llamaste. —Yibo abrió la boca, listo para dar su argumento pero ella agitó la cabeza y la cerró, cohibido—. Me reproché cientos de veces por ser tan cabeza dura, porque no tenías forma de comunicarte conmigo, ¡lo sabía!, pero yo no quise ver eso y solo te odié. Perdón, A-Yi.

—También pérdoname a mi, por favor, Ji'er. No actúe de la manera correcta, y aunque Zhan me dijo que necesitaba tener un teléfono a la mano para comunicarme, lo tomé a loco y no entendí, o solo no quise entenderlo. Hasta que esa tipeja comenzó a acercársele demasiado y desperté doblando inclusive mi orgullo —manifestó, airado.

—Me da gusto que él te haya echo reflexionar. Un móvil no es un gasto innecesario ni un estorbo como pensabas constantemente y te lo reproché cada que tuve oportunidad, osea siempre —sonrió, tan llena de nostalgia—. Ese pequeño aparatejo puede ser de mucha utilidad para mantener la comunicación con las personas que queremos, ni que decir de una excelente ayuda en caso de una emergencia.

Yibo rodó los ojos.

—Sí, sí, sí. Ya entendí, mamá.

—Estás creciendo —reconoció con una genuina sonrisa.

—¡Por supuesto que estoy creciendo, Ji'er!, no voy a ser joven toda la vida —exclamó con una altanería que le hizo ver aún mas adorable.

En Jie se rió y asintió de inmediato.

—Lo que quise decir es que, has madurado.

—¡No me compares con una fruta, Ji'er! —reclamó de inmediato con un mohín en los labios mientras picaba el pastelito con el tenedor y hacia sonidos extraños.

—De acuerdo, cachorro grande —palmeó su cabeza sutilmente y Yibo apartó casi enseguida su mano de su cabello con una fiereza que la hizo retroceder y parpadear consternada. Carraspeó y fingió que no le sorprendía ese cambio abrupto de ánimo—. Me refiero a que antes eras muy obstinado para entender cuando estabas en un error, pero ahora... Ahora eres perfectamente capaz de reconocer tus propios errores sin armar un escándalo primero, eso te convierte en un verdadero adulto, A-Yi. Felicidades.

Las orejas de Yibo se colorearon al escuchar el elogio de su amiga, y se rió internamente como un niño pequeño.

—Ni te creas —cogió su vaso de chocolate caliente y tomó un sorbo, gimoteando de gusto frente a En Jie que empezaba a analizar que estaba mal con él. Definitivamente Wang Yibo tenía algo, pero no sabía que—. Aún sigo siendo un obstinado, pero no se lo digas a Zhan, por favor —le guiñó el ojo, cómplice.

La Beta se carcajeó y agitó la cabeza.

—Eres un caso, Wang Yibo.

—Un caso que no tiene arreglo —dijo con mucho orgullo.

—¡Por supuesto! Pero dime una cosa —le hizo una seña que se acercara y preguntó con mucha intriga—: ¿A qué tipeja te referiste hace rato?

El rostro de Yibo se contrajo de amargura y si, celos.

Muchos celos.

—¿No es obvio? —sonó brusco, pero En Jie ignoró eso.

—¡Oh, mi Dios! —cubrió su boca y cuchicheó por lo bajo—. ¿Yang Dilireba?

—La misma —afirmó con un revoltijo desagradable en el estómago. Pronto, una idea se le ocurrió—. Lu En Jie, necesito que me hagas un favor.

—No. De ninguna manera —movió sus manos dramáticamente frente a su cara con tal de no verlo y caer—, conozco esa expresión y créeme que no es nada buena. Además, no me llamas por mi nombre completo por un favor cualquier.

—Ji'er, ¡te lo suplico! —juntó sus manos y adoptó una expresión lastimera y excesivamente desesperada—. De ti depende que no haga una locura antes de tiempo.

—¿Tan grave es? —Yibo asintió con ahínco. Se cruzó de brazos—. A ver, escupe de una vez.

—Es sencillo. Lo único que quiero que hagas es —la invitó a acercarse y ella enarcó una ceja por tanto misterio, pero cedió al final—, reportarme cada minúsculo paso que esa mujer y mi Zhan hagan cada que visiten a la señora Yang.

—Yibo, no creo que sea lo correcto —se alejó, espantada por esa inseguridad que, desconocía, poseía—. Si él se entera te reprochará por mandarlo a espiar, ¿qué acaso no le tienes la suficiente confianza? Esto es serio, A-Yi, no puedes dudar así de la persona que elegiste como tu compañero de vida.

—Confío en él, pero en ella definitivamente no. Presiento que trama algo —comentó, afilando su mirada.

—Sigo creyendo que es una mala idea. Tal vez son solo alucinaciones tuyas, y es comprensible, a nadie le gusta que traten de quitarle lo que es suyo. Aunque sigo creyendo que en este mundo, nadie es de nadie —dijo, tratando de hacerlo desistir, pero Yibo era terco como una mula.

Y cuando se le metía una idea, difícilmente alguien podría hacerlo cambiar de opinión.

—¡Por favor, Jiejie! —chilló y atrapó de nuevo sus manos, esta vez, con brusquedad—, no lo hagas por mi, hazlo por mis cachorros. Si esa mujer lo pone en mi contra y le hace ver que tal vez no soy el mejor compañero para él, ellos van a quedarse sin su papá.

—No seas tan dramático, Wang Yibo.

—¡Ji'er! No estoy jugando, esa resbalosa es capaz de hacer eso y más, ¿qué no te enteraste el porque su matrimonio fracasó?  —En Jie negó y Yibo gritó, enterrándole descuidadamente las uñas—. ¡Se metió a la cama de un Alfa casado y destruyó en el acto no solo su propio matrimonio, si no el de alguien más! Ella no va a tentarse el corazón esta vez, mi Zhan le atrae y créeme que no es conocida como una mujer que se quede con las ganas. ¡Pero no voy a permitirlo!, no destruirá mi familia y tú vas a ayudarme, Ji'er. De lo contrario, tres niños pagarán las consecuencias de no haber protegido a su padre.

—Estas pero... —se calló de golpe, parpadeando, incrédula—. ¿Tres niños dijiste?

—Si —desvió la mirada, apenado de haber liberado esa información que únicamente él conocía.

—¿No me digas que..?

—Tendré otro hijo de Zhan, ji'er —confesó guiando una mano a su aún plano vientre.

—Pero A-Yi, ¿que no se estaban cuidando?

—Sí, pero... —se mordió el labio inferior con vergüenza.

—Wang Yibo, ¿qué hiciste? ¿No me digas que te embarazaste a propósito para retenerlo a tu lado? —increpó, temiendo no equivocarse.

—¿Por quién me tomas, Ji'er? ¡Por supuesto que no! —se indigno de su claro desconfianza—. La primera vez usamos protección pero la segunda ya no, la calentura siempre nos terminaba ganando y olvidabamos cuidarnos. Así que Zhan me compró las píldoras anticonceptivas, eran mas eficientes siempre y cuando las tomara todos los días, aunque para eso debía quitarle el pecho a los cachorros, sin embargo. No imaginé que cometiera un par de descuidos y, bueno, me quedé de nuevo.

—¿Ya le diste la noticia?

—No —respondió con las manos en la cara, aungustiado—. Tengo miedo de como pueda reaccionar.

—¿Porqué?

Yibo suspiró con pesadez.

—Hace un par de días lo llamaron del colegio en el que imparte clases de baile y le dijeron que ya no se presentara. Traer a un bebé ahorita que no tiene trabajo, y con la responsabilidad de criar a dos niños más, ¡será imposible para él! —se lamentó, empezando a sollozar con descontrol—. Estoy pensando no decirle y buscar un trabajo de medio tiempo, pero si ahora que no lo sabe no me deja trabajar, menos lo hará si le digo que estoy embarazado.

—Hay, Yibo. —En Jie lo miró con lástima.

Se cubrió la cara y se soltó a llorar desgarradoramente, y aunque todos en la cafetería lo observaban con pena, imaginando que era un Omega por su aroma dulzón, no los miró de vuelta ni les reclamó como deseaba. Únicamente se concentró en aligerar un poco de preocupación.

—Es mi culpa —se reprochó, y a En Jie no le quedó de otra que abrazarlo y tratar de calmarlo.

Al final, lo logró y lo acompañó a casa aún cuando Yibo se rehusó, pero eso a llamar a Xiao Zhan, eligíó la primera opción. No iba a darle a su pareja mas problemas de los que su ya tenía.


Dilireba salía de la ducha cuando notó la presencia de alguien mas en su habitación. Enarcó una ceja hacia el intruso sentado cómodamente en su cama.

—¿Qué estás haciendo aquí, Yang? —le exigió saber, cruzándose de brazos mientras retiraba la toalla de su cabeza y secaba su largo cabello.

—Necesito que hablemos —fue su respuesta.

—¿De qué?

—De nosotros.

Quiso reírse por lo honestas que sonaron sus palabras. Yang Yang en verdad era un ingenuo, y pensar que estaba enamorada hasta los huesos de aquel hombre cuando podía tener a quién ella quisiera a sus pies.

Era patética, pero muy pronto dejaría de serlo y empezar ser ella misma aun si se lastimaba en el camino.

—¿Nosotros? Ya no hay un nosotros, Yang Yang —le hizo saber de forma desinteresada.

Yang Yang se levantó y le acarició superficialmente la mejilla, cuando intentó besarla, lo esquivó y se dirigió a su closet mientras buscaba que ponerse.

—No seas tan fría conmigo, Reba. No ahora que finalmente seré un hombre libre, tal cual como soñaste —expresó abrazándola por detrás.

Se rió desoladamente y se dijo que ella no podía atreverse a construir su propia felicidad por encima del sufrimiento de su hermana. Antes no pensó en lo que hacía, ni en las consecuencias que tendría esa relación clandestina con su cuñado, pero ahora, y gracias a Xiao Zhan, quien se había vuelto un excelente confidente, abrió los ojos y despertó del sueño que tejió basado en meras fantasías.

—Soy una Delta, Yang Yang —dijo, pero era obvio, su aroma repugnante  a vinagre, envolviéndola entera, lo demostraba.

—Sé —depositó un suave beso en su sien a modo de confort y aceptación—. Lo supe desde el principio.

Ella cerró los ojos, y se aferró a él aún cuando no era correcto. Una lágrima traicionera de deslizó de uno de sus ojos.

—¿Tú cómo...?

—No soy ningún estúpido, Yang Dilireba. Desde el primer instante en que me atreví a besarte y acabamos en la cama mas tarde, descubrí tu verdadera naturaleza, al igual que la de tu hermana. Aún que con ella me tomó mas tiempo, ahora entiendo porque siempre abusaba de los inhibidores.

—¿No te da... asco estar con una Delta?

—¿Porqué lo haría?

—No soy una Omega, una Beta sería mejor que esto —comentó con repulsión hacia ella misma.

Yang Yang la hizo girar hasta que estuvieron frente a frente y cogió su hermosísimo rostro con decisión.

—Créeme, cariño, a mi no me van los Omegas, las Betas mucho menos.

—¿Las Deltas si? —cuestionó con un brillo de esperanza en sus ojos húmedos.

—Sí —y también los Gammas, pensó—. Y ahora finalmente podremos estar juntos y formas nuestra propia familia, tal como soñamos durante estos dos últimos años.

—¿Qúe si no puedo darte un hijo? —Al ser una Delta, las posibilidades de embarazarse eran pocas, mas aún, dar a luz a un niño completamente sano.

Yang Mi perdió muy pronto a su hijo producto de su naturaleza, y a ella le aterrorizaba pasar por la misma situación.

—No me importaría —insistió, oliéndola con embriagante deseo y ese extraño amor que sentía por ella.

—¿De verdad?

—Dilireba, ¿estarías dispuesta a casarte conmigo después de divorciarme? —preguntó.

Y para Dilireba aquella petición fue un sueño a punto de cumplirse. Quizás mas tarde se arrepentiría y se reprocharía por su elección, pero tenía ganas de ser egoísta y elegirse a ella sobre los demás.

Mas tarde iría a llorar al hombro de Xiao Zhan y oiría sus reclamos, mientras tanto, disfrutaría de aquel pequeño trozo de felicidad que únicamente Yang Yang está dispuesto a ofreserle aún cuando conoce su naturaleza original.

—Mil veces te diría que si —respondió conmovida hasta las lágrimas, lanzándose sobre su boca antes de que ambos cayeran sobre la cama y dieran rienda suelta a la pasión.


Yibo era incapaz de conciliar el sueño esa noche, así que se incorporó en la cama y encendió la lámpara que minutos atrás el Alfa apagó creyendo que finalmente se había dormido.

—Zhan, ¿qué piensas sobre la posibilidad de tener un bebé? —preguntó de la nada, sabiendo de antemano que todavía estaba despierto.

—¿Porqué la pregunta?

—Simple curiosidad —se limitó a responder.

Xiao Zhan se giró hacia él y siguió sus pasos hasta que estuvo cerca de él, su espalda descansando sobre el respaldo de la pieza.

—¿Otro hijo? Primero que nada, quiero dejar muy en claro que no tengo nada en contra de tener hijos uno detrás de otro, pero Yibo, no me gustaría que mis hijos tuvieran carencias y que yo como su padre y cabeza de la familia no pudiera cubrirlas —aclaró con madurez.

Yibo asintió y jugueteó de manera descuidada con sus manos bajo la mirada expectante de su pareja.

—¿Lo dices porqué te despidieron?

—Sí.

—Zhan, si yo, por alguna razón...

Los ojos de Xiao Zhan, se oscurecieron.

—No, definitivamente estás loco, Wang Yibo. Traer a un niño inocente a este mundo cuando no tenemos prácticamente nada que ofrecerle, no nos hará ser mejores padres.

—Me estás diciendo que en dado caso que estuviera embarazo de tu hijo, ¿me obligarías a abortar? —quiso equivocarse, pero su actitud fría y la respuesta que a continuación le dio, lo dejaron pasmado.

—Preferiría eso a condenarte a cuidar de tres niños la mayor parte del tiempo. Soy el soporte de esta familia y sea como sea, tengo que sacarlos adelante pero, Yibo, no quiero ser el responsable de cortarte las alas mientras te lleno de niños con tal de que no te vayas de mi lado.

A este punto, Yibo ya no lo escuchaba, sus oídos zumbaban horriblemente y un dolor inmenso apuñaló su corazón haciéndolo pedazos en cuestión de segundos. 

—Tengo que ir al baño —balbuceó completamente ido mientras abandonaba la cama.

—Yibo, ¿qué tienes? ¿Dije algo que no te agradó? Si es así lo siento mucho, pero estoy muy estresado y ya ni se lo que digo, el dinero se me empieza a terminar y ni siquiera tengo un traba...

Bastaron menos de cinco pasos para que Yibo colapsara bajo los ojos atónicos de Xiao Zhan que corrió a auxiliarlo antes de que su cabeza se golpeara contra la pata de la cama.

—¡Fan Xing, llama a una ambulancia. Tu hermano se desmayó!

Gracias por leer. Esto se está poniendo bueno. ¿Las sospechas de Yibo respecto a Dilireba serán ciertas? ¿Dilireba perdonará verdaderamente a Yang Yang y hará como si nada pasara? ¿Cuánto tiempo podrá Yibo esconder su embarazo de Xiao Zhan? Los sabremos en el siguiente capítulo.

Besos.

Y recuerden «No a la lectura fantasma.»

🌙Yessie

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro