Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✦╭ᵒ❧ Capítulo XVI: Los Xiao. ✦╭ᵒ❧

Xiao Zhan oyó el sonido chirriante de la puerta siendo azotada con brusquedad y esbozó una sonrisa divertida, ofreciéndole silenciosamente una disculpa al viejo chofer del taxi, un alegre Beta.

—Si tus ánimos no eran tan agradables para venir hasta acá hubiese sido mejor que te quedaras en Luoyang —gritó lo suficiente alto y molesto para que el Gamma lo escuchase a la perfección. No obstante, agitó la cabeza casi contrariado por su actitud infantil cuando, en su lugar, éste solo se alzó de hombros con Bao Ming en brazos, totalmente desinteresado por la leve —muy leve— reprimenda. Respiró hondo, tomó a Bao Yu y salió del taxi una vez hubo pagado y agradecido por el servicio—. Jamás pensé que en verdad accedieras y estuvieras dispuesto a seguirme. Estoy muy impresionado, no voy a negartelo.

—Nadie te siguió a ningún lado, Xiao Zhan, abstente a fanfarronear —aclaró de inmediato Yibo con una mueca de irritación en todo su rostro, tratando nulamente de reemplazar sus flocerientes nervios por una molestia inexistente. Arrastró apresuradamente sus pies hasta que se halló frente a la enorme puerta de metal que fungía como seguridad para la elegante y no menos impresionante casa de dos plantas—. Si tomé la tonta decisión de venir a Shanghái fue única y exclusivamente por los niños, no por tí. Es solo que se me hace muy injusto que ellos crezcan alejados de su familia por mi causa, y sabes, no deseo que mas tarde me lo reprochen y me tachen de egoísta.

Xiao Zhan asintió comprensivo, ajustando el gorro color rosa palo en la cabeza de la cachorra cuando la brisa helada sopló con fuerza y estuvo a punto de llevárselo.

—Que considerado, Lao Wang —canturreó burlón, pero una sola mirada fría bastó para adquirir seriedad y dejarse de juegos—, pero gracias de todas formas por ser razonable y considerar a mi familia después de lo que yo mismo me gané a pulso con mis actos. Y Yibo, no necesitas fingir conmigo, así que sonríe.

Frunció el ceño y le miró de soslayo con palpable incredulidad. —¿De qué demonios hablas?

—¿No es obvio? —se rió, pero Yibo no lo hizo y su risa se apagó al instante— ¡Aiya! Te conozco lo justo para notar lo nervioso que estás ahora, y no intentes negarlo porque entonces sí, haré algo que quizás no quieras —advirtió con determinada frialdad. 

Un escalofrío atravesó la espalda del Gamma al notar la intensidad y hambrienta avidez de su mirada que pasó de ser juguetona a lujuriosa en menos de un minuto. La boca se le secó y un adorable carmín pintó las puntas de sus orejas, pero se abstuvo a regañarlo y, en su lugar, le siguió el juego con impropio entusiasmo.

—¿Cómo sabes que no lo quiero? —inquirió adoptando una postura de ser por primera vez la presa que no pondría objeción para ser devorada y reducida a la  nada.

Acto seguido, se relamió los labios con una prepotente sensualidad que hizo al Alfa apretar la boca con fuerza, la línea de su frente remarcada al igual que la del cuello, obligándose a contenerse y no saltarle encima justo ahora.

Yibo fijó sus ardientes ojos de ciervo en los suyos, retándolo a no desistir y a atreverse.

—Wang Yibo, no me tientes —espetó con una nota de dureza en su voz, sin apartar un segundo la vista de sus tentadores labios rosáceos tan cerca de él, provocándole incluso una sonrisa descarada a éste.

—Si lo hago, ¿que vas a hacerme? —quizo saber, rompiendo en miles de pedacitos la distancia que impuso desde el preciso instante en que abordaron el tren esa mañana.

—Wang Yibo.

—¿Me besarás? —preguntó en un dulce y seductor ronroneo directo a su oído y que hizo pulsar su entrepierna— ¿Lo harás?

Xiao Zhan le sujetó de la cintura con innegable ansiedad y lo empujó hacia él haciéndole sentir al Gamma lo duro que estaba por su causa; sus ojos anhelantes y vidriosos brillaron en reconocimiento y a juego cuando sus aromas se liberaron e inundaron sus sentidos, nublandolos.

—Sí, lo haré.

Y cumplió a su promesa.

Capturó los tentadores y gruesos labios del Gamma entre los suyos, los chupó, lamió y mordió agresivamente y a su gusto con un deseo incontenible que latía fervorosamente en sus venas, pero que estaba destinado a seguir siendolo por el momento. Las piernas de Yibo comenzaron a fallarle y no pudo hacer otra cosa mas que aferrarse al cuello de la gabardina color marrón del Alfa y corresponder su húmedo y descuidado beso con todo el entusiasmo que sentía.

—Ahg, Zhan-Ge —se quejó con la voz quebradisa cuando notó el lacerante dolor en su labio inferior. Apartó a Xiao Zhan y se llevó un par de dedos a la zona, comprobando lo que su mente ya intuía de antemano—. Me mordiste.

—Sí, hice —aceptó muy quitado de la pena, reteniendo sus manos para si mismo porque si volvía a besarle no sabía a ciencia a cierta si podría contenerse, ni siquiera si sus propios hijos estaban observando—. Y no me arrepiento.

Yibo resopló, pero le fue inevitable esconder la alegre sonrisa que surcó sus labios. —Que sincero.

—Ya me conoces, Yibo —se acercó a él y susurró secretamente en su oído—; pero puedes hacerlo incluso más.

Incrédulo y con la boca abierta, le observó alzar las cejas sugestivamente, se sonrojó como una cereza madura al comprender lo que quizo decir entre líneas.

—Imbécil —exclamó golpeándolo con su puño libre, sacándole un falso quejido de dolor. 

—Seré un imbécil, pero soy el imbécil que amas, cariño —afirmó sin tomar inclusive en cuenta lo que él sentía. Y aunque sus palabras eran mas que ciertas, Yibo se mistró ofendido de alguna extraña forma.

—¡Tú...! —le señaló con su dedo tremulo.

Xiao Zhan se carcajeó de su cara avergonzada. —Calma, allí viene Xiao Jing Tong, y eso que ni siquiera tuve que tocar el timbre, a eso se le llama ser un verdadero perro —avisó el Alfa una vez percibió la figura indomable de su madre aproximarse más y más a su encuentro.

—Ella es tu madre, Xiao Zhan, y en todo caso, es un lobo puro, no un perro —corrigió Yibo dándole una mirada reprensiva por osar dirigirse a ella de ese modo insultante.

—Sé, solo estoy bromeando —repuso con una mano alzada.

—Tú y tus bromas, Xiao Zhan —giró los ojos y trató de no demostrar su nerviosismo, no ganaría nada haciéndolo, salvo sentirse mal consigo mismo por mostrar a alguien una faceta que solo un círculo reducido de personas conocen.

—Sí, sí. Pero sonríe, Bo-di. Y, por favor, no bajes la mirada —aconsejó en un bajo murmuro.

—No soy ningún cobarde —apretó los labios con fuerza, dirigiendo sus palabras a él mismo y no al Alfa. La garganta se le cerró y las lágrimas estuvieron a punto de salir de sus ojos de no ser por la mano reconfortante que se posó en su hombro y apretó en apoyo.

Se volvió hacia el dueño de ella, topándose con la sonrisa amplia y chispeante de Xiao Zhan.

—Y eso es lo que más me gusta de tí —soltó en el mejor momento, provocando que se atorara con su saliva y olvidara sus intensas ganas de llorar.

—Egocéntrico. 

Xiao Jing Tong abrió la puerta y cuando estuvieron frente a frente sus ojos gelidos e inexcrutables cayeron sobre Bao Yu y Bao Ming, brillando y volviéndose cálidos en una fracción de segundo.

—Xiao Zhan, ¿ellos son mis...? —dejó las palabras colgando, casi esperando que su hijo le confirmara antes de hacer cualquier movimiento.

—Sí, mamá. Te presento a Wang Bao Yu —levantó a la cachorra que sonreía en sus brazos y no dejaba de estirar sus bracitos hacia su abuela paterna—y Wang Bao Ming —se acercó a Yibo y le revolvió el cabello al cachorro, ocasionado que, inevitablemente, se soltara a llorar de inmediato—, mis hijos y, por supuesto, los adorados nietos que tanto me exigias —ironizó.

—¿Encuentras algo divertido en esto, Xiao Zhan? Por que créeme que yo no lo hago —le cortó su madre, tenaz—. Es más, es culpa tuya que estos hermosos cachorros crecieran sin conocer a su abuela.

—¿Es enserio que me lo estás echando en cara, mamá?

—Sí, Xiao Zhan. Hago precisamente eso, ¿algún problema? No me digas que te echaras a lloriquear aquí mismo —enarcó una ceja y dio un decidido paso adelante, extendiendo los brazos y quitándole a Bao Yu a su hijo.

—No la toques, ella es mía. —Yibo se colocó frente a Xiao Zhan, sus oscuros ojos adquirieron un brillo escalofriante hasta para la mismísima Xiao Jing Tong.

—¿Y tu eres...? —Sus ojos despectivos barrieron de arriba a bajo a Yibo, torciendo la boca cuando su aroma se tornó mucho más dulce.

Presintiendo que ocurriría un enfrentamiento allí mismo, Xiao Zhan tomó una de las muñecas del Gamma e hizo que retrocediera, viéndose en necesidad de cubrirlo con su cuerpo.

—Oh, perdón. No los presenté formalmente. Mamá, él es Wang Yibo, la ma... el papá de mis hijos, y Yibo, ella es la señora Xiao Jing Tong como ya sabias.

Las pupilas de la Alfa temblaron, su cuerpo se puso rígido como una tabla y su aroma se tornó ácido.

—¿¡Es qué acaso tú perdiste la cabeza, Xiao Zhan!? No me lo puedo creer, te lo repetí incontables veces y pareció que no te importó en lo mínimo ¿Un Alfa y un asqueroso y salvaje Gamma liados? ¿Esto es acaso una más de tus bromas? Porque sencillamente esta abominación es inaceptable no solo para mi, si no para el mundo entero —rugió Xiao Jing Tong con la cara toda roja de cólera e indignación.

El Alfa cerró los ojos, pensó, por un instante pensó que su madre olvidaría sus prejuicios estúpidos cuando conociera a sus nietos, pareciera ser que lo hizo, pero el efecto fue tan efímero que la sola naturaleza de Yibo detonó una bomba imposponible.

—Voy a sentirlo entonces por ti, madre, pero amó a Yibo tal cual es, y no solo por ser quien trajo a mis hijos al mundo, si no por la maravilla de persona que es. Y si no lo aceptas ahora, eso quiere decir que tampoco aceptaras a tus nietos, ¿o me equivoco? —le cuestionó con dureza, temiendo ya lo peor.

Xiao Jing Tong miró a Bao Yu con repulsión y se la entregó a su padre como si fuese algo que apestara. —No, no lo haces. Ten a tu fenómeno y aleja a tu familia de moustruos de aquí, ella ni su hermano ni tú son nada mío. Me decepcionas.

Sintiendo su sangre calentarse incluso el triple, fue Yibo el que se la arrebató con brusquedad y le enseñó los colmillos.

—Él único monstruo aquí es usted, señora, si es que se le puede llamar así —escupió venenosamente Yibo, abrazando a sus hijos y dando media vuelta, recio a volver de nuevo.

—Cuida tu lengua, maldito Gamma.

—No, quien debió cuidar su lengua fuiste tú, madre. Una vez ya cometí el peor error de mi vida al atreverme a rechazarlo y romperle el corazón a causa de las ideas absurdas qud me metiste desde niño, y no pienso repetir el mismo error dos veces. Solo espero que algún día te arrepientas de lo que has hecho.

—Eso no pasará nunca, Xiao Zhan —sentenció segura y con un semblante endurecido por el odio.

—Es muy pronto para decir nunca, Xiao Jing Tong. No sabe cuan decepcionado estoy de ser su hijo.

Dicho esto, Xiao Zhan, desolado y con el corazón sangrando se dio la vuelta con lágrimas en los ojos. Su madre le dio la espalda por primera vez, pero él no iba a hacerlo con Yibo y sus hijos.

Ya no.

Me duelen los dedos, pero aquí está el capítulo que prometí, por poco no lo logro.

Pd: Errores e incongruencias se corregiran cuando edite el capítulo.

Besos.

Y recuerden «No a la lectura fantasma»

🌙Yessie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro