
✦╭ᵒ❧ Capítulo XIX: La Vida de pareja es muy compleja. ✦╭ᵒ❧
Yibo exhaló con brusquedad, sus tremúlas palmas acarician lentamente el pecho descubierto y mojado del Alfa, la bata de baño yace completamente abierta en la parte de arriba y los ojos oscuros y nublados en deseo devoran la lechosa piel expuesta sin una mínima pizca de vergüenza.
Debatiéndose entre besarlo hasta robarle el aliento o deshacerse de su piyama, abrirle la piernas y hacerle el amor duro y apasionadamente hasta reducirlo a simples temblores, Xiao Zhan se abstiene a no alimentar oscuras fantasías en el estado en que ambos se encuentran, así que solo le contempla desde arriba con ojos enamorados.
—Zhan. —La sedosa voz del Gamma le sacó de sus pensamientos acerca de cuán hermoso Wang Yibo es, y de lo malditamente afortunado que resultó ser al tener su aceptación de vuelta aún cuando lo había marcado para siempre con palabras crueles y despreciables que de solo acordarse su pecho se aprieta de agonía y dolor.
Así que empujando los recuerdos no gratos de su mente, se limitó a pensar y disfrutar plenamente el hoy; no va a dar entrada al pasado doloroso y al futuro incierto porque entonces se llenará de temores e inseguridades absurdas que lo único que lograran será separarlos.
No quiero eso para nosotros, él ya ha sufrido lo suficiente como para volver a pasar por lo mismo, pensó con un atisbo de angustia, pero la desechó rápidamente y una sonrisa de medio lado surcó sus sensuales labios en tanto reprimía la fuerte risa que hacía cosquillas en su garganta cuando sintió sus manos traviesas viajar hasta su nuca y atraerle hacía si con una mirada penetrante y anhelante.
Sin poder controlarse un segundo más debido a las legibles expresiones del Gamma debajo suyo, se echó a reír libremente y acarició los labios regordetes y secos con la punta de su pulgar, provocando que se estremeciera entre sus brazos y el agarre en su nuca se volviese más vigoroso.
—¿Qué pasa, bâobèi? —se hizo el desentendido.
—Bésame —pidió él, enfebrecido y con un precioso puchero que calentó su corazón y algo más.
—¡Āiyā! Mírate, Lao Wang, pareces un adorable cachorro exigiendo cariñitos —se burló, y como recompensa se ganó un duro golpe en el pecho que el otro no lamentó darle— ¿¡Acaso tratas de matarme!? Por poco y me dejas sin corazón.
Dibujó en su rostro la expresión más lamentable y la sonrisa más sardónica que jamás nadie haya visto jamás, pero sus trucos no funcionaban, al menos, Wang Yibo no se los tragaba ni dormido.
Rodando los ojos con deliberado fastidio, dijo—: Sabes, tengo tantas dudas sobre ti que a veces no se que diablos pensar —sacudió la cabeza con contrariedad.
Parpadeando con innegable intriga, Xiao Zhan frunció la nariz sin entender a lo que se refería, según él, ellos estaban bien, o al menos, eso pensaba. Él no podía meterse en los pensamientos de Yibo y mirar dentro de ellos, no se podía, así que no debía dar por echo algo sin antes hablarlo primeramente.
—¿Dudas? ¿Sobre mí? —se señaló con los ojos entornados, había miedo en su mirada juguetona que fingía excelentemente que no pasaba nada, pero una de las rendijas de sus ojos le reveló a Yibo lo aterrorizado que se sentía por dentro a causa de sus palabras.
Yibo asintió despacio y dejando ir un suspiro exhausto, ciertamente, la noche había terminado siendo más larga y agotadora de lo imaginado, y es que a sus hijos se les dio por armar tremendo berrinche en plena madrugada sin tener un poco de consideración hacia sus padres.
No podría culparlos aunque quisiera, porque no podía hacerlo jamás, eran sus cachorros preciosos y los amaba con el alma. Ellos únicamente habían empezado a presentar las primeras reacciones que un cachorro de su edad naturalmente efectuaría; y es que acostumbrarse a un cambio drástico en su entorno era si bien algo que les tomaría su debido tiempo, y lo comprendía perfectamente.
Si le estaba siendo difícil a él, obviamente a sus hijos mucho más, debía ir teniendo mucha paciencia aunque no gozara ni del 40% de ella.
—Sí.
—¿De qué tipo? Cuéntame, quizás y pueda disiparlas en un instantéamen de esa linda cabecita —canturreó el Alfa peinando hacia atrás su cabello azabache y descubriendo en el acto su frente, perdiéndose en las expresiones de sus hermosos ojos centelleantes que lo dejaron sin aliento por un instante.
—Idiota, haste para allá —demandó con indulgente molestia, empujándolo y escondiendo el rostro de él— ¿Cuántas veces te he dicho que odio que me toquen el pelo? ¡Mira como me lo has dejado!
Yibo le lanzó un mirada furtiva, alimentando inmensos deseos de matarlo mientras peinaba su lacio cabello con la yema de sus dedos, echo bolita contra el marco de la cama. No obstante, al notar el tierno sonrojo en sus pálidas mejillas, Xiao Zhan se carcajeó bajo sus ojos fulminantes que parecían querer traspasarle el cerebro.
—¡Cielos, Wang Yibo! Eres tan adorable que me dan ganas de morderte esas mejillas —sostuvo su estómago y se limpió una lágrima. De pronto, una maliciosa sonrisa adornó su rostro, y Yibo no pudo evitar encogerse en su sitio a sabiendas que él iba a atreverse más que nadie a hacer exactamente eso.
Una hola gigantesca de calor trepó por su estómago, calentando todos los lugares de su cuerpo, inclusive, los más recónditos. Avergonzado al permitir que sus deseos fuesen exhibidos y llenaran el ambiente en un segundo, apretó los dientes y se estremeció con su cercanía.
—Ni se te ocurra, Xiao Zhan —advirtió tratando de aparentar severidad y fortaleza, pero nada de eso sirvió porque el Alfa se le lanzó encima de nuevo, inmovilizándolo entre la cama y su cuerpo, y al vislumbrar una mirada oscura inundar sus ojos, tragó saliva— ¡Zhan!
—Quieto, bâobèi —gruñó airado cuando se sacudió como un loco, tratando de salir de sus garras a como diera lugar, muerto de vergüenza por estar siendo dominado por un Alfa.
Yibo temía perder el control de sus emociones y acciones, pero ese fue el precio que corrió al decidir darse una segunda oportunidad con el Alfa, volverse tan o incluso más débil y manejable que un Omega no estuvo nunca en sus planes pero, cuando un Gamma se enamora, lo hace para siempre. Pierde su valentía y se transforma en un ser co-dependiente de amor.
Tan... indignante, sopesó con desagrado e ira.
Sí, lo era.
Sobre todo, cuando su pareja sentimental los abandonaba, es por ello que tendían a relacionarse sólo con Betas y Deltas, porque eventualmente los Alfas corrían mayor riesgo de encontrar a sus parejas destinadas y botarlos sin interesarle mucho si morían o se volvían locos.
—¿Qué diablos estás tratando de...? Hmm... —su voz murió al instante en que la exigente boca de Xiao Zhan cayó sobre la propia y le silenció con abrumante pasión.
Por supuesto, él le respondió enseguida, pasándole los brazos por el cuello y hundiendo sus largos dedos en la suavidad de su espeso pelo castaño claro, se arqueó y gimió en su boca cuando sus caderas se encontraron con la dura erección del Alfa. El corazón le dio un vuelco y su lobo saltó dentro de su mente, feliz y agradecido de estar finalmente entre los brazos de su primer y único amor.
Acarrearía con las consecuencias de enamorarse de un Alfa él solo, pero una cosa si era cierta; no iba a dejarlo ir de su lado.
Nunca.
Se sentía atontado, viviendo el magnifico y dulce sueño que anheló vivir desde que sus miradas se entrelazaron por primera vez. La cabeza le daba vueltas y vueltas y, pronto, las posiciones cambiaron en un segundo y él se hayó a horcajadas del Alfa, respirando con dificultad y colando ansioso sus manos dentro de la bata de baño, tocando el firme pecho con las pupilas dilatadas y un crecimiente deseo calentando sus venas.
—Me has dicho que querías que te besara, Yibo. Ya lo hice, ahora, ¿qué más quieres hacer? —le miró con suspicacia, sus párpados pesaban tanto que deseaba cerrarlos.
Con los ojos iluminados de emoción, Yibo humedeció sus labios y esbozó una sonrisa de insólita perversión.
—Míralo por ti mismo —dijo con voz jovial y mientras descendía y se ubicaba en el medio de sus piernas velludas, donde el arco de su intimidad latía adolorido y exigente de atención a través de la bata.
Con el corazón queriendo escapar de su boca ante las intenciones atrevidas del Gamma, Xiao Zhan colocó una poderosa mano sobre la muñeca que trataba de deshacerse del nudo de la bata y pasó saliva con fuerza, reteniendo su control.
—¿Estás seguro de hacer esto? —se inquietó, sus ojos cristalizados de deseo volvieron a la normalidad—. Sabes que no tienes porque hacerlo.
Yibo se detuvo en seco y un sentimiento de insuficiencia llenó de inseguridades su pecho, bajó la mirada—. ¿No quieres?
—¡Por supuesto que quiero, Yibo! —bramó con seguridad el Alfa, incorporándose en la cama y atrapando con su mano restante el rostro atormentado, instándolo a mirarlo directamente a los ojos—. No existe nada de ti que yo no deseé, así que, por favor, no albergues ideas erróneas porque él único que va a lastinarse serás tú.
—Entonces, ¿por qué...? —las lágrimas amenazaban con salir, y no quería eso, así que tomó una honda bocanada de aire y se obligó a no derrumbarse.
—¿Te detengo? —completó la pregunta y, mordiéndose el labio inferior con impotencia, Yibo murmuró un débil «sí». Xiao Zhan agitó la cabeza y buscó en su mente las palabras correctas para no herirlo más de lo que ya había hecho con sus actos abruptos—. Yibo, no es que te esté rechazando, es solo que me siento lo suficientemente agotado hasta para caminar, apenas pude ser capaz de lavarme los dientes y tomar una ducha. Anoche no dormimos bien y temo que te estés sobre esforzando en querer complacerme, entiendo que me desees tanto como yo te deseo a tí pero, la salud es primero.
—Pero quiero hacerlo —se quejó con obstinación, tal cuál un cachorro berrinchudo, le dio un manotazo a la mano que sostenía su rostro y tiró con brusquedad de la otra que sostenía su muñeca. Una vez obtuvo su libertad de vuelta, se puso en pie y planeó refugiarse en el baño, lejos de los ojos escrutadores del Alfa.
—¡Joder, Yibo! Algún día vas a matarme —siseó Xiao Zhan atrapando a último minuto su muñeca y tirándolo a la cama en un rebote.
Y antes de que incluso Yibo planeara abrir la boca y comenzar a pelear por la bochornosa situación que pasó, Xiao Zhan sonrió disimuladamente y le besó con abundante pasión, su lengua delineó el labio inferior y Yibo gimiteó y se convulsionó cuando la sumergió dentro de la tibieza de su boca y profundizó el beso más y más hasta que el aliento les faltó y la sangre se les subió a la cabeza.
Jadeando, y liberando feromonas de excitación, el Alfa acarició con su índice la nariz, los labios y el cuello del Gamma, poniéndolo a temblar de deseo.
—Zhan —chilló mirándolo con ojos entrecerrados y labios brillantes por la saliva.
Xiao Zhan rió ante la agradable vista.
—¿Aún quieres hacerlo?
—Sí, por favor —suplicó con el rostro sofocado de excitación, sus manos sosteniendo con vigorosa ansiedad la espalda de Xiao Zhan—. Te quiero en mi boca.
Soltando una maldición en el aire debido a la imagen mental, Xiao Zhan se mordió la lengua y su respiración se descontroló, sus colmillos picaban y anhelaban enterrarse en el cuello del Gamma y reclamarlo como suyo. Debía controlarse si no quería que por culpa de sus instintos acabasen en una desgracia.
—Te propongo algo mejor.
—Mm... —apenas y pudo abrir los ojos, la desvelada comienza a pegarle duro y Xiao Zhan lo notó— ¿Cómo qué?
Fingiendo pensar, se tomó unos largos minutos y cuando percibió que el cuerpo debajo suyo se volvía flácido y el agarre en su espalda se debilitaba, sonrió complacido.
—Dormir, Bo-di. Dormir —susurró.
Besó su frente con adoración y se acostó a su par, lo atrajó hacia él y, de inmediato, Yibo se acurrucó en su pecho, reconociéndolo entre sueños. Ocultó una risita, pero inevitablemente sus ojos resplandecieron de amor cuando la nariz de Yibo se puso a olfatear su cuello y le provocó cosquillas.
Cerró los ojos y cayó rendido, los débiles rayos del sol se asomaban por la ventana pero no le importó. Recuperar sus horas perdidas de sueño era mas importante ahora.
—Buenos días, Zhan —saludó Yibo arrastrando perezosamente los pies hacia Xiao Zhan que se movía familiarizado por la cocina con un gracioso delantal rosa.
Xiao Zhan levantó la mirada al percatarse de su presencia y sonrió burlón.
—Buenas tardes querrás decir, Baobei. Son pasada las dos.
—¿Así? No te creo —susurró
en respuesta, situándose detrás de él y abrazándolo cariñosamente por detrás, todavía algo adormilado.
—Créelo entonces, porque no estoy bromeando —repuso Xiao Zhan apagando la estufa y acariciando sus manos envueltas alrededor de su estómago— ¡Cielo santo! Jamás imaginé que cuidar cachorros fuese tan agotador, no voy a negar que lo pensé, pero nada se acercó remotamente a la realidad.
Yibo tarareó y pareció estar disfrutando de su desgracia, pero no le reclamó nada al Alfa. Él también pasó por esa difícil etapa, era cosa acostumbrarse al horario oscilante de los cachorros.
—Pobre cachorrito, estás muy cansado, ¿verdad? —le habló con dulzura y se embriagó de su aroma a Vodka y lluvia, plantó un reconfortable beso en su espalda que lejos de confortarlo, le produjo un choque de electricidad en la espina dorsal.
—Sí, estoy —se lamentó—. Pero no importa, ya me acostumbraré a la nueva rutina.
—¿Seguro?
Se volvió y lo tranquilizó con un efímero beso en los labios—. Sí, no te preocupes ¿Café?
—¡Ah! —no comprendió hasta que Xiao Zhan se movió de su lado y sacudió los granos de café frente a su rostro con cierta diversión—. Oh, eso. Sí. Sí, por favor.
Asintiendo, Xiao Zhan le sirvió una taza de café y antes de que incluso planeara echarle azúcar, la mano de Yibo lo detuvo.
—¿Así solo? —incrédulo, Xiao Zhan devolvió la porción de azúcar a su lugar.
—Sí, así está bien. Gracias —agradeció sonrojado, tomó la taza caliente entre sus manos y sopló suavemente antes de dar el primer sorbo—. Mm, esto era lo que me hacía falta.
Xiao Zhan se unió rápidamente a él con su caffe latte y lo miró abochornado por desconocer ese dato importante.
—Lo siento.
Yibo levantó la mirada sin entender porque que se disculpa
—¿Porqué? —exigió saber, confundido, pero Xiao Zhan no lo miró y, en cambio, se alejó en silencio, apesadumbrado—. Xiao Zhan, ¿qué pasa?
Yibo dejó su café en la encimera de la cocina y lo siguió hasta el living.
—Nada, no me pasa nada —respondió al percatarse que lo siguió y que no puede ir a esconderse a ningún otro lado sin ser seguido por el Gamma hasta la muerte.
—Xiao Zhan. No mentiras —riñó Yibo con los brazos cruzados delante de él, aparentemente enojado por guardarse las cosas.
—Tú ganas —suspiró derrotado, dándole un largo trago a su taza y comenzando a tocer después.
—¡Maldita sea, Xiao Zhan! ¿Qué acaso no sabes lo caliente que eso está? —exclamó horrorizado y preocupado Yibo, dando un paso adelante y arrebatándole de las manos la taza de café casi vacía y colocándola en la mesita de centro—. Tú mismo lo preparaste ¡Por el amor de Dios!
—Descuida, ya pasó —quizo tranquilizarle con una sonrisa despreocupada pero Yibo no caería.
—Ven acá y déjame rebisarte la boca, Xiao Zhan. Pareces un cachorro y no un Alfa adulto —reprendió de inmediato Yibo cuando se hayaron sentados en el sillón de tres plazas y escuchó sus quejidos—. Abre la boca, necesito revisar tu lengua.
—¿Para qué? Estoy excelente, no hay necesidad de hacer eso.
—Xiao Zhan.
—Wang Yibo.
Frustrado producto de su claro berrinche, Yibo se puso en pie y se alejó con un gesto ensombrecido.
—Bien, es tu problema, resuelvelo solo.
—No es para tanto, Yibo —se rió nerviosamente y a duras penas, reteniendo el lacerante dolor en su lengua para si mismo— ¡No hay necesidad de hacer un drama! —espetó cuando la silueta del Gamma se perdió en el pasillo de las habitaciones.
El sonido de una puerta abriéndose se oyó seguido de un golpe delinerado.
—¿¡Quién mierda hace dramas!? —Yibo, encolerizado, rugió desde alguna parte del apartamento.
Desparramado en el sillón con el corazón latiéndole a mil por hora y una sonrisa bobalicona plagada al rostro, Xiao Zhan se acordó de algo y saltó.
—¡Oye, Yibo! ¿Quiéres desayunar? —cuestionó esperando una confirmación.
Sin embargo, todo lo obtuvo fue un—: ¡Vete a la mierda, Xiao Zhan!
Rompiendo en carcajadas, respondió de vuelta—: Ok ¡Me iré a donde tu digas, bâobèi!
Dentro de la habitación de invitados, el rostro de Yibo se puso rojo como una cereza, sus mejillas ardieron al rojo vivo y el corazón se le dio un brinco de felicidad.
—¡Eres un maldito imbécil, Xiao Zhan! —aseveró con una gigante sonrisa que iluminó sus ojos.
—¡Sí tú lo dices entonces lo soy!
—¡Vete a la mierda!
Xiao Zhan ovacionó—: ¡Ya me has mandado a la mierda! ¿No hay otro lugar más agradable?
Una brillante idea cruzó su cabeza y, mientras arrullaba a Bao Yu y amamantaba a Bao Ming, el diablillo que llevaba dentro de él, emergió.
—¡Lo hay!
—¿Así? ¿Y cómo se llama? —la voz curiosa del Alfa se dejó oír después de al menos pasado un par de minutos.
Besó la mejilla de su príncipe que sonrió y le picó la nariz a su princesa que balbuceó en sueños.
—¡El infierno!
Enmudecido, Xiao Zhan fue fiel testigo de las sonoras carcajadas que inundaron el apartamento. No cabía duda que, muy en el fondo, el Gamma también era un travieso cachorro.
—¡Yo también te amo, Yibo!
•
•
•
Hola, aquí está el capítulo. Nos vemos la próxima semana 😁
Besos.
Y recuerden «No a la lectura fantasma».
🌙Yessie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro