Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✦╭ᵒ❧ Capítulo X: La razón detrás del Dolor. ✦╭ᵒ❧

—Si piensas que voy a entrar allí estás muy equivocado, Xiao Zhan —espetó Yibo con impetuosa determinación, señalando con un movimiento indignado de cabeza la lujosa butic situada a un costado de ellos.

Y de ninguna manera él iba bajarse del coche, adentrarse en la tienda y comprar el atuendo que mejor le llamase la atención con una sonrisa descarada decorándole la boca y haciendo ojos ciegos al precio —horrorosamente— alto en la etiqueta.

¡Por supuesto que no!

El que le haya traído hasta allí a base de mentiras y producto de la asombrosa astucia de la que Xiao Zhan gozaba desde su nacimiento, le hizo sentirse un completo idiota. Un idiota al que podían manejar con tanta facilidad que le asustaba y, al mismo tiempo, le producía curiosidad.

Debatiéndose entre sentirse ofendido, afligido o molesto, Yibo no sabía que pensar o que medidas tomar a continuación.

No obstante, una cosa si era cierta; él no necesitaba nada suyo aunque su economía financiera dijese lo contrario. Si el Alfa deseaba ser un alma bondadosa y hacer su beneficencia del día entonces adelante, no se opondría, siempre y cuando no fuese él quien recibiese la caridad por que se la echaría a la cara en medio de furiosos insultos de los que se iba a morir el muy maldito.

—¡Vamos, Yibo! ¿Acaso no puedes ser solo un poco más flexible con mi persona? —A través del espejo retrovisor, Xiao Zhan le miró con una decepción profunda que casi se sintió mal por haber rechazado su amabilidad por lo que garantizó ser un cuarto de hora, sin embargo.

¿A quién diablos se le cruzaría por la cabeza que él no se sentiría completamente cómodo con su atuendo y se ofrecía con galantería a comprarle ropa elegante sin antes consultárselo al menos?

Sí, al distraído e imbécil de Xiao Zhan.

Su actitud no tenía sentido, pero es que... ¡Diablos! Que humillante se sintió eso. Comprendía a la perfección que Xiao Zhan no lo estaba haciendo con intención de herirle y recordarle con silenciosa crudeza que no podía siquiera comprarse ropa bonita. Es solo que se había acostumbrado a la fuerza a su independencia y a salir adelante sin que nadie mostrara un mínimo de interés por ayudarle que todo se volvía muy extraño de repente.

—No puedo, Xiao Zhan. Pero yendo al punto verdaderamente importante ¿Porqué me trajiste aquí? No habías dicho antes que iríamos a cenar. —Yibo frunció las cejas y la línea rígida de sus labios se pronunció todavía más al encontrar solo un silencio desconcertante en respuesta—. ¿Vas a defenderte o solo quieres que me quede con tontas suposiciones?

Se escuchó un suspiro hondo, y cuando sus ojos deseperados por una pronta respuesta se encontraron con los cafés claros del Alfa, retuvo la respiración. Temiendo lo que éste tenía para decir en su defensa.

No me decepciones, por favor, casi lloriqueó.

—¿Porqué quieres oírlo, Yibo? Creí que solo te bastaba con recibir regalos sin necesidad de oír explicaciones. Al menos, eso es algo que la mayoría de las personas haría. Omegas, sobre todo.

¿Lo arruinó? Sí. Xiao Zhan hizo exactamente eso.

La gruesa vena en su frente saltó, estupefacta y exaltada con la mayor incongruencia que el Alfa estaba diciendo. Sus manos se cerraron en puños, y quizo golpearlo, de verdad, su ser entero rugía por zarandearlo y hacerle reaccionar a costa de golpes.

Inhaló y exhaló violentamente, sus feromonas comenzaban a llenar de a poco el interior, y sabía con certeza que sus hijos únicamente se volverían inquietos por su causa.

—¿Eres idiota, Xiao Zhan?

Por que ya nada de lo que éste hiciera o dijera cambiaría las circunstancias. Y le valía un bledo estarse comportando como un ingrato, y si, infantil también, pero Xiao Zhan se había ganado su trato esquivo y tajante a gritos mudos.

¿Cómo se le ocurría compararlo con un Omega cuando estaba en su fase de calor?

¡Por Dios! Se volvía mas sensible y violento en esa etapa. Además, él era un Gamma. Si. Un salvaje Gamma ¿¡Tan difícil era eso de entender!?

—Yibo. Yibo. Wang Yibo —canturró Xiao Zhan con una mueca de desesperación y una pizca de rabia—. Sabes, hasta hace poco desconocía esa faceta tuya.

Yibo alzó las cejas, y con un gesto de desconcierto absoluto, inquirió—: ¿De qué hablas?

Xiao Zhan silbó, cada músculo en su expresión facial contrayéndose mas y mas conforme los segundos pasaban.

—¿No me digas que no lo has notado? Me sorprente, joven Wang. Me sorprende demasiado —dijo con un tinte de burla impresa en su tono que le desagradó.

—Déjate de rodeos, Xiao Zhan. Ahora no estoy para tus bromitas estúpidas —bramó, rechinando los dientes y obligándose a respirar lo suficiente para no perder la paciencia y estallar una vez más.

Pelear no resolvería nada. Y se estaba hartando de darle vueltas al mismo asunto.

Xiao Zhan asintió.

—En el pasado nunca fuiste caprichoso, cerrado u obstinado —comentó bajando la mirada, dubitativo si la sinceridad aplicaba en este caso—. Solo no puedo evitar sorprenderme al verte actuar de esa forma. Es... interesante.

—¿Es enserio, Xiao Zhan? —Yibo se rió por lo bajo, incrédulo. Acto seguido, se llevó una mano a la cabeza, peinando sus hebras azabache con dedos tremúlos y helados. La calefacción no le ayudaba mucho en su condición alterada— ¿No se te pudo ocurrir algo más?

Xiao Zhan rió divertido.

—¿Comó qué?

—Mira, aprecio en verdad el que seas así de educado conmigo, pero no hay necesidad de. Xiao Zhan, conozco perfectamente el carácter de mierda que me traigo —explicó pausadamente, y cuando ambos se echaron a reír, queriendo de, algún modo, romper el hielo, Yibo lo agradeció—. Soy un amargado, un maleducado, un grosero y lo que tú quieras, la lista es extensa, así que rélajate un poco y respira. No tienes que disfrazar nada que pueda hacerme sentir mal, por que prefiero tu sinceridad a que me digas mentiras.

—Gracias por aclararlo. —Sintiendo el alivio embargarle, el Alfa le sonrió agradecido.

Alzándose de hombros, Yibo respondió escondiendo una sonrisa de medio lado—: De nada, Xiao Zhan.

Los minutos se hicieron largos, y solo cuando pequeños copos de nieves danzaron en el aire, cayendo en un ruido sordo al pavimento, seguido del estrepitoso llanto de su hijo, Yibo parpadeó con tanta fuerza que casi se le nubló la vista.

—Voy a calmarlo. —Yibo tuvo el impulso de avisarle aún si no era necesario.

Xiao Zhan asintió, sus ojos parecieron brillar mas de lo usual, pero Yibo no le tomó importancia. Él solo estaba viendo cosas donde no las había.

Si, seguro.

—No hay problema.

Tomó en brazos a su pequeño príncipe con una dulzura y cariño infinito que la boca de Xiao Zhan se secó, a su vez, su corazón golpeteó contra su pecho y un lindo rubor se extendió a través de sus orejas, mejillas y cuello al presenciar en primera fila la enternecedora escena.

Y cuando el Gamma se desabrochó la mitad de los botones de su camisa blanca y un pezón hinchado y rojizo salió fuera, sudó frío.

No es momento de tener esos pensamientos ahora, Xiao Zhan. ¡Controlate!, se autoregañó.

Bao Ming pataleó en el regazo de su papá, listo para armar una pataleta y demostrarle sus buenos pulmones, pero éste lo acunó en su pecho. Su boquita abierta y babeante se cerró en torno al duro pezón, sorbiendo con gran entusiasmo cada gota de leche materna mientras se aferraba a su camisa y entrecerraba los ojos, satisfecho de estar siendo alimentado primero.

—Hermoso.

Yibo levantó la cabeza de golpe, sus ojos expandidos en conmoción observaron el rostro sonrojado y maravillado del Alfa sin dar crédito a lo que oyó.

—Has... —se estremeció de la cabeza a los pies al percibir la intensidad abrumadora y quemante con la que Xiao Zhan lo miraba— ¿Has estado mirando desde un inicio?

Abochornado por ser atrapado infragántil, no le quedó mas que remedio que asentir con la cabeza y tragar saliva en seco en un vano intento de controlar sus inestables emociones y la posesividad que le corroía desde adentro las entrañas ¿Cómo pudo él perderse de esos momentos?

No podía hayar una respuesta acertiva.

Eventualmente, conocía el día exacto en que aquellos cachorros fueron engendrados, pero en ese entonces, se encontraba tan intoxicado de alcohol que no previó las secuelas de no haber usado protección. Más interesado en olvidarse de lo que aconteció en medio de una desordenada cama de hotel que de lo que pudiese suceder mas tarde.

Cuán arrepentido se siente por evadir una responsabilidad que recayó con todo el peso del mundo sobre un chico de veinte años. Arruinó su vida, destruyó sus sueños y le hizo cargar con todo el paquete.

Sólo.

Nunca va a olvidar su cobardía y sus prejuicios inhumanos. La culpa gravada como lava ardiente tatuada en su pecho y mente no le van a conceder un solo minuto para descansar; siempre recordara el día en que sus caminos colisionaron y uno de ellos se llevó todo el impacto.

—Hice —respondió en un frágil hilo de voz. Cerró los ojos y rememoró las escazas situaciones en las que le aligeró la carga.

Quizo llorar de la impotencia, sus intentos no parecían ser suficientes.

—Hmm. Sólo cierra la boca.

Yibo retomó su tarea y continuo arrastrando la punta de su índice sobre la regordeta mejilla de su cachorro. Notando la forma graciosa en que sus labios se estiraban, la alegría no le cabía en el pecho cada que se perdía en los rostros angelicales de sus hijos.

—Wang Yibo ¿Acaso no te enseñaron a respetar a tus mayores? —Yibo le lanzó una mirada de muerte que le hizo levantar las manos en alto y soltar un grito nada digno de un Alfa—. Bien, me callo.

—Más te vale —dictaminó el Gamma dándole una última mirada tenaz antes de centrar toda su completa atención en los dulces soniditos que su cachorro hacía cada que sorbía.

Claro, sin descuidar a la pequeña Bao Yu que parecía empezar a reclamar su ración de comida también.

—¿Qué te parece, Yibo?

No respondió enseguida, en su lugar, se dededicó a examinar un poco el lugar y adaptarse al nuevo entorno. El restaurante al que finalmente Xiao Zhan les había llevado luego de lanzar un juramento al aire y advertirle que después no emitiera la menor queja, era en verdad algo que no esperaba.

Por donde quiera que mirara, el lujo y la dedicación saltaba en sus ojos, y casi se horrorizó cuando fueron guiados hacía el interior y recibió de inmediato todas las miradas.

Comprendió entonces que este era un restaurante de etiqueta, y Dios sabe que medidas tomó Xiao Zhan para que le permitieran la entrada a él así de fachoso y desarreglado. Sus hijos vestían la mejor de las prendas, puesto que el Alfa, enfurecido con sus rechazos, le soltó que si él no quería recibir un obsequio de su parte lo entendía, pero que a sus hijos no los incluyera en su egoísmo. Estuvo a punto de bajarse del coche, tomar a Bao Yu y Bao Ming en brazos y volverse a su casa, total, quedaba cerca.

No lo hizo a último minuto, y no sabe si abofetearse o sentirse feliz por su decisión.

—Es elegante. Quizás demasiado —comentó en un susurró lo último, alzando la barbilla y adquiriendo una porte retadora cuando un Alfa frente a su mesa se cubrió la nariz y dijo: «No puedo creer que este lugar le permita el acceso a un malviviente Gamma como ese. Sabrá Dios que artimañas usó para embrujar a ese pobre Alfa».

—Sí, lo es. Pero si no te sientes cómodo, podemos irnos en cuanto gustes —le propusó con una sonrisa comprensible que a duras penas logró mantener. Conciente del comentario tras su espalda y del Alfa hijo de perra que estaba haciendo sentir mal a su acompañante.

Yibo agitó la cabeza, sorprendiéndole.

—¿Porqué deberíamos?

—Yibo. Sé que eres lo suficientemente fuerte, pero no me gustaría que... —fue interrumpido por la cortante voz del Gamma.

—Shh. Dime una cosa ¿Este lugar está o no abierto al público? —quizo saber, sin dejarse amedentrar y haciendo oídos sordos a los hirientes y despectivos comentarios a su alrededor, uniéndosele al Alfa que no dejaba de intentar intimidarle sin éxito alguno.

Desconcertado con aquella pregunta, Xiao Zhan afirmó a Bao Yu mejor contra su pecho y soltó—: Lo es.

—Exactamente, Xiao Zhan. Nadie puede sacarnos de aquí a menos que lo intenten, si lo hacen, que se atengan a las consecuencias porque no voy a quedarme callado —profirió con severidad y estrellando su puño contra la mesa.

Los cuchicheos se detuvieron y, para su sorpresa, ninguno de los melliizos se exaltó por el golpe.

Xiao Zhan esbozó una gigante sonrisa, se sentía orgulloso de la gran persona en la que se había convertido. Si el dolor traía madurez y formaba a una mejor persona, entonces quizás ese era el punto de sufrir siempre y cuando aprendieran una lección. Lo importante es que no se estancaran y salieran adelante.

—No sabes lo orgullo que me siento, Yibo —dijo con el pecho apretujado y una solitaria lágrima corriendo por su mejilla derecha.

Asustado, Yibo alargó su único brazo libre y la atrapó con su pulgar, tomándose el atrevimiento de acariciar la tersa piel todo el tiempo que pudo.

—¿Porqué?

—Es complicado —atinó a decir, cerrando los ojos e inhalando una larga calada del aroma dulzón de Yibo.

—No me importa.

—Yibo ¿Qué voy a hacer contigo? —negó sutilmente, sintiendo su corazón querer salir fuera de su boca.

—¿Qué tal si me besas y te callas? —le propuso en un arranque de deseo.

Los ojos de Xiao Zhan se abrieron de golpe, y al hacerlo, no esperó encontrarse cara a cara con el hermoso y sonrojado rostro de Yibo, sus alientos mezclados y sus corazones galopando a un mismo son.

—Yibo —se lamió los labios, respirando con fuerza y sosteniendo la mano del Gamma con una desesperación que no supo de donde vino.

Quería besarlo, apropiarse de esos labios esponjosos y brillantes por la saliva hasta hacerle perder la cabeza. Sí, el quería tanto...

—Buenas noches ¿Qué desean ordenar?

Sus miradas espantadas volaron hacia el rostro de la mesera, una bonita Beta rubia de ojos chocolate que les sonreía con picardía, como si no hubiese interrumpido un momento íntimo hace solo unos segundos.

¡Mierda! Yibo quería tanto matarla por arruinar ese casi beso que su aroma se hizo mas intenso y ácido. Únicamente fue capaz de poner mala cara y apretar los dientes con tanta fuerza que le dolió la mandíbula.

Una vez ordenaron y la cabellera rubia desapareció de su campo de visión, un silencio tenso y que podía cortarse con un cuchillo afilado cayó sobre ellos, y nada de lo que el Alfa hizo sacó una sonrisa de Wang Yibo, quien se dedicó enteramente a ignorarle por las siguientes dos horas.

Paciencia, Xiao Zhan, se dijo mientras observaba a Yibo darle de comer una deliciosa papilla al glotón de Bao Ming que tenía la cara toda sucia. Mucha paciencia


¡Hola queridos lectores! Aquí está el capítulo de la semana, creí que no iba a terminar nunca, pero ya está.

Como leyeron, Yibo se volvió desconfiando después de todo lo que vivió, y teme equivocarse de nuevo confiando en Xiao Zhan. Esperemos que su relación se vuelva estrecha, pero Yibo cambia de ánimo a cada rato, así que se puede esperar todo de él 😂

Besos.

Y recuerden «No a la lectura fantasma».

🌙Yessie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro