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— ¿Tú qué mierda haces aquí? — Preguntó el peliazul con un tono hosco y molesto.

El pelinegro apoyado en el marco de la puerta solo lo observó fijamente a los ojos, alzando una ceja y en su mirada una sonrisa burlesca.

— Debería preguntártelo yo a ti. — Soltó el pelinegro, su tono era suave.

—  Vine a hacer mi trabajo. — Le dijo con el mismo tono, sin dudar un solo segundo que estaba siendo nuevamente engañado por su alumno — Sin embargo, creo que me equivoqué de casa.

Intentó darse la vuelta e irse pero Choi inmediatamente lo giró hacia él, tomándolo del brazo. Estando tan cerca Yeonjun quiso alejarse pero Choi esta vez solo aprovechó la cercanía para robarle un papel que tenía en las manos.

—  Es la dirección correcta. — Le dijo viendo el papel— Supongo que eres el nuevo tutor de Sophie.

—  Sí, soy su tutor. — Admitió con confusión — ¿Y tú qué relación tienes con ella?

—  Es mi hermana. — Yeonjun alzó las cejas con sorpresa — Puede pasar, señor Choi. — Dijo juguetón, mientras abría paso para que Yeonjun ingrese a la casa.

—  Gracias, pero vuelves a llamarme señor y olvido que eres menor de edad.

—  Ya lo olvidaste una vez. — Susurró tras él, en su oído.

— Tu desventaja al ser alto es que mi codo está a la altura que tus huevos, tenlo en cuenta siempre, Choi. — Murmuró entre dientes para evitar ser oído por la mujer que se acercaba a ellos.

— Entonces, ¿tú eres Choi Yeonjun...me imagino? —  Indagó la mujer con una sonrisa.

Era alta, arreglada, se veía delicada pero a su vez prepotente y elegante. Su piel de porcelana hacia contraste con sus labios color carmesí.

 Soobin se enderezó al momento en que su madre apareció.

— Sí, lo soy, es usted la señora ¿Smith? — Dijo con duda lo último mientras estrechaba su mano con la mujer.

— Así es. — Soltó ella.

La mujer sonrió por la confusión clara del joven.

— Veo que conoces a Soobin.

—  Eh-...sí, ¿cómo lo sabe? — Preguntó más horrorizado que dudoso.

 — Oh, mi hijo me cuenta todo. —  Comentó la mujer entre risas y Yeonjun se ahogó con su propia saliva. — Soobin, por dios, tráele agua. 

Soobin volteó a verlo con una sonrisa burlona antes de dirigirse a la cocina.

—  ¿C-cómo? — Preguntó como si no hubiera escuchado bien.

— Eres su maestro y tutor, ¿verdad?

 — Dios...— Murmuró recuperándose de la tos — Lo siento, sí...lo soy.

— No te preocupes. —  Le dijo con una sonrisa y Soobin llegó con el agua que Yeonjun recibió —  Sophie está en su cuarto viendo la televisión, el libro de temas está sobre la mesada, mínimo tres o cuatro tareas puede terminar hoy. 

Yeonjun asentía levemente empujando a Soobin con su codo, ya que este estaba muy cerca a su gusto.

— Si vas a querer el pago extra puedo darte los otros requisitos.

— Claro, no tengo problema con eso.

— Bien, necesita un descanso de veinte minutos después de cada tarea porque su vista es de cansarse pronto y se marea. Ya almorzó así que si tiene hambre puedes darle alguna merienda liviana como yogurt con fruta. Yo vendré del trabajo a las nueve de la noche, puede ver televisión pero no mientras hace la tarea y tampoco de noche ¿Alguna duda?

— No, señora Smith, me quedó claro. 

La mujer asintió convencida.

— Bien, me voy entonces. —  La mujer se acercó a su hijo — Soobin...tú solo pórtate bien y no te pelees con tu hermana. Si tu padre pregunta, aunque lo dudo, solo dile que estás en aquí con tu hermana y yo no estoy ¿bien?

El pelinegro asintió aceptando el abrazo de su madre como despedida.

— Nos vemos más tarde. 

La mujer abandonó finalmente el hogar.

— ¿Puedes llamar a Sophie? —  Preguntó el peliazul algo tímido y Soobin asintió.

— ¡Anciana! — Gritó el pelinegro y Yeonjun pegó un salto aturdido por el grito en su oído.

 — ¿Ahora qué quieres? 

En ese momento una puerta se abrió dejando ver a una niña, quien asomó solo el lado superior de su cuerpo.

— Ya tienes que estudiar. — Le dijo el pelinegro a su hermana.

La niña bufó y salió de la habitación.

Yeonjun la observó, tenía ojos grandes y su cabello era rubio natural, no era nada parecida a Soobin, quizás sí por sus labios.

— Hola, Soy Yeonjun, tu nuevo tutor. — Yeonjun se agachó un poco a su altura, cubriendo sus rodillas con sus palmas para atajarse.

La niña lo miró fijo y sorbó su nariz.

— No seas asquerosa, vieja. —  Le dijo Soobin —  Saluda al señor Choi-...¡Ah! — Yeonjun se levantó de golpe lastimando a Soobin con toda la intención.

— Hola señor Choi, soy Sophie. —  Murmuró bajo.

Yeonjun notó por su tono de voz que tenía gripe.

Soobin rió burlón porque no fue el único que le había dicho señor.

— Eres insoportable, Soobin. —  Susurró Yeonjun.

— Si Soobin te cae mal ya me caes bien. —  Le dijo la niña con una sonrisa.

El peliazul le sonrió también y nuevamente se agachó a la altura de la niña.

— En ese caso...supongo que nos vamos a llevar bien. 

El pelinegro solo rió mientras se alejaba un poco de disimuladamente de Yeonjun para observarlo.

— Bien, vamos a estudiar entonces.

En ese momento Soobin pensó que lo mejor era encerrarse en su habitación pero el timbre interrumpió sus pasos y caminó hacia la puerta para abrirla.

— No me dijiste que vendrías. —  Le dijo Soobin a su amigo frente a él.

—  ¿Tengo que hacerlo?

—  Creí era distinto en la casa de mi mamá.

—  Acá y en la casa de quien sea donde estés puedo venir cuando se me de la gana.  — Le dijo con un tono humorístico.

— Pasa. —  Soobin notó su mejilla roja pero no pensaba preguntar nada aún.

El pelinegro abrió paso a su amigo, quien alzó las cejas con sorpresa al ver a el maestro Choi.

— Vamos arriba, Sophie hace tarea.

— Hola Sophie. — Saludó Taehyun y la niña le sacó la lengua haciendo una mueca, cosa que Taehyun imitó —  Vieja. —  Le susurró antes de subir a la habitación de Soobin. 

Cuando subieron, Soobin se dejó caer en su cama estirando sus piernas y Taehyun se sentó en el escritorio.

— ¿Por qué tienes la cara así? —  Preguntó el pelinegro sin ver a su amigo.

— Soy así de lindo siempre. —  Le contestó y Soobin carcajeó.

—  Parece que al fin alguien te puso en tu lugar.

— Cállate.

— ¿Quién fue? 

—  Beomgyu.

Soobin rió más alto y se sentó de golpe en la cama.

 — ¿Qué mierda le hiciste? — Soltó entre risas.

— Lo besé.

Taehyun bufó cuando su amigo carcajeó de nuevo, entonces le tiró un lapicero de goma de Sophie.

— No te rías.

—  Es que eres un imbécil, ¿de verdad piensas que Beomgyu te haría caso?

—  Obvio, me siguió el beso.

— Ajá.

— ¡Lo juro! —  Taehyun saltó del asiento acercándose a Soobin — Estoy más avanzado que tú en esto.

— En primer lugar, mi Yeonjun no es una competencia y en segundo lugar, ¡Yo me lo cogí! No lo compares con un besito.

— Sí pero no con todos sus sentidos, básicamente te lo violaste.

— ¡Él me llevó arriba! ¡¿Qué querías que haga?!

— Como sea, estoy más adelante.

— A mi Yeonjun nunca me ha golpeado. — Le dijo divertido —  Además, si te siguió el beso ¿por qué te golpeó?

— ¿Qué se yo? Está loco, me encanta.

— Y tú eres un simp.

— El menos indicado para decírmelo eres tú. — Soltó entre risas y Soobin solo alzó los hombros.

— ¿Jugamos algo?

—  Bueno, mientras no seas minecraft...

—  No sabes nada de los placeres de la vida. — Le dijo Soobin.

—  El que Yeonjun esté aquí es causa tuya, ¿no es cierto?

Soobin alzó su mirada hacia su amigo y sonrió levemente. 

— Entonces sí fuiste tú.

— Me dijo que con este trabajo por fin iba a deshacerse de mi, me estaba desafiando.

— O te estaba diciendo que le tienes harto y que te odia.

— Na, es más fácil de leer de lo que crees.

— Y eso es lo único que lees. — Soobin miró mal a su amigo pero ignoró eso dicho.

— Él no me lo quiere decir, pero estoy seguro que quiere repetir esa noche.

— Siquiera lo recuerda-...

— Por esa razón. — Interrumpió el pelinegro — Tiene curiosidad y yo también.

Taehyun solo alzó las cejas, sin creer una sola palabra.

— Creo saber algunos de sus gustos en la cama, cosas que ni él sabe porque el idiota de tu hermano seguro apenas lo hace llegar al orgasmo.

— ¿Por qué me obligas a imaginar a mi hermano cogiendo? — Preguntó Taehyun, con una clara muesca de desagrado.

— Nadie te obliga.

— Como sea, planeaste esto y no te veo molestando a Yeonjun.

— Voy a esperar un poco más, es todo.

•bd•

— Muy bien, ¿entonces nueve multiplicado por nueve?

— Ochenta y uno.

— ¡Eso! ponlo en la casilla entonces. — Dijo Yeonjun con una sonrisa.

— ¿Puedo descansar? Tengo hambre?

— Claro que sí, Sophie, tan solo falta la última casilla y para ti es fácil, eres una niña lista.

La niña asintió y completó con "90" la casilla de :9x 10"

— Muy bien, entonces quédate aquí mientras te traigo el yogurt con frutas.

Yeonjun se levantó y caminó hacia la cocina, abrió el refrigerador y alzó las cejas con sorpresa al ver que no había absolutamente nada.

— ¡Soobin! — Llamó alto y en cuestión de segundos el adolescente se encontraba ahí junto a Taehyun que siguió su camino hacia el baño.

— Dime.

— ¿Dónde está el yogurt y las frutas?

Al adolescente se le secó la boca con tan solo ver al joven, al parecer la bendita calefacción lo había acalorado un poco, por lo que ya no tenía ese suéter que aunque le quedaba hermoso, Soobin prefería esa remera que dejaba su ombligo y hombros a la vista, obvio junto sus brazos.

— Eh-h...

Se sintió un completo virgen, no es como que haya perdido la virginidad hace mucho pero para él era suficiente.

— ¡Ah sí! El refrigerador tiene un problema así que sacamos todo, las cosas están en el congelador ese.

Yeonjun volteó hacia el freezer.

— Oh, gracias, puedes subir de nuevo.

— No, no... voy q prepararme algo para mi y Taehyun también.

— Dijiste que no tenías hambre. — Soobin pegó un salto por el susto de la repentina aparición de su amigo.

— Pero seguro tienes hambre.

— No. — Dijo éste mientras abrochaba su pantalón.

— Bueno, ahora me dió hambre. Sube ya, tarado.

Taehyun solo hizo una mueca hacia su amigo y subió a la habitación.

Yeonjun carcajeó suavemente y Soobin volteó a verlo.

— Eres un buen actor. — Le dijo y caminó hacia él congelador.

— Lo sé.

Soobin observó como Yeonjun abrió el freezer y se agachaba cada vez más para alcanzar las cosas.

— ¿Seguro que aquí hay Yogurt?

— S-sí, un poco más abajo está.

El adolescente rio un poco y se acercó.

— Hace bastante calor, ¿te gustaría la idea de ponerte algún Short?

Ahora Yeonjun sacó la parte inferior del cuerpo del freezer con el Yogurt y fresas en mano.

— ¿Para que me veas mejor el trasero? No gracias, Soobin, estoy cayendo en muchos juegos tuyos, ya no necesito más. — Soltó entre un suspiro mientras zarandeaba un poco la cabeza para retirar aquellos molestos mechones de su frente.

— ¿Entonces sí sabes que veo? Eres un malvado.

— Y tú un pervertido. Claro que lo sé, no necesito ser un genio.

Yeonjun caminó hacia la mesada y dejó las cosas ahí.

Soobin se acercó y colocó ambas manos en la mesada, dejando a Yeonjun encerrado.

— Y aún así siquiera puedes decirme algo.

— No eres el único que solo observa, Soobin. — Casi susurró — Mientras sea lo único que hagas... y va a ser así, como dije; ya no necesito más.

Y trató de zafarse pero una sola movida de brazo de Soobin lo devolvió en su lugar.

— No, cariño, tú no caes en mis juegos. — Dijo, Yeonjun arqueó una ceja — Tú te lanzas solo.

— Sigue siendo igual porque yo me lanzo pensando que no estarás detrás de todo siempre, eres un mocoso peligroso.

Yeonjun sintió su corazón acelerarse cuando el pelinegro comenzó a acercarse. Pero fue como si se hubiera detenido de repente cuando Soobin se detuvo estando a un suspiro de él.

— ¿No vas a empujarme y decirme que soy un desubicado? — Indagó con gracia.

Yeonjun no dijo nada, siquiera parpadeó, solo se mantuvo en su lugar, observando a Soobin a los ojos y con sus labios entreabiertos.

— Dijiste que tenías hambre. — Yeonjun dijo, queriendo cambiar el tema.

Y Soobin tomó aquello como una invitación, colisionando sus labios con los ajenos, aprovechando cada segundo para saborearlos, antes de que Yeonjun recuerde la situación.

Como supuso; Yeonjun aceptó el beso, con sus labios temblando. Soobin tomó su cintura dejando todo su deseo y lujuria en ese beso, como si en ese beso quisiera confesar lo que sentía y que de una maldita vez el mayor pueda entender el gran deseo que lleva consigo. Yeonjun perdió la timidez al sentir la lengua de Soobin en el interior de su boca, había pasado mucho desde la última vez que había besado a alguien de ese modo.

Yeonjun enredó sus dedos en el cabello de Soobin mientras Soobin acariciaba sus piernas, con la intención de subirlo a la mesada, hasta que una voz infantil Interrumpió la candente escena.

— ¿Estás bien, Yeonjun? ya pasó como 20 minutos.

El mayor alejó rápidamente al adolescente, haciendo que este se golpee la cabeza con uno de los estantes. Yeonjun lo escuchó pero lo ignoró para escuchar a la niña.

Soobin se sobó haciendo una mueca.

— ¿Yo? Sí, linda, estoy perfecto.

— ¿Qué hacías con mi hermano? — Preguntó la niña haciendo una extraña expresión que Yeonjun no pudo interpretar como un sentimiento fijo.

— Él... em-

— Le estaba sacando un moco. — Dijo Soobin y Yeonjun volteó hacia él y Soobin se sintió como un prisionero de la edad media siendo observado por su verdugo.

— No, no es eso, tu hermano solo quería-... ¿Quieres tu yogurt con durazno o fresa? — Preguntó de repente.

— ¡Ambas! — Dijo la niña con una sonrisa.

— Claro, enseguida... voy a-... — Yeonjun observó a Soobin y este sonrió por la forma en que el mayor trataba de hablar sin aire suficiente en sus pulmones — Iré al baño.

Soobin ahora rió bajo relamiendo sus labios, su hermanita se acercó a él y parecía enojada.

— Te vi. — Le dijo con el ceño fruncido mientras pellizcaba su pierna — ¡Yeonjun es mío!

— Yeonjun es 15 años mayor que tú.

— Y es 7 años mayor que tú. — Ahora dijo ella.

— A mi me falta poco para tener 18.

— ¿Y qué? algún día yo tendré 18 también.

— Sí, y él 33.

La niña bufó y Soobin le dio el plato sirviéndole el yogurt y las frutas.

— Ahora vete anciana.

— Si soy una anciana puedo estar con Yeonjun.

— A Yeonjun no le gusta las viejas.

— Tampoco los niños feos que no se bañan.

Y la niña se fue.

En ese momento Yeonjun salió del baño, sin intención de mirar a Soobin, pero este tomó su brazo y lo acercó.

— Fue suficiente, Choi, estás robándome tiempo de trabajo. — Yeonjun sostuvo los brazos del adolescente.

— Solo necesito saber si después del trabajo tienes un momento para hablar conmigo.

— No, ¿Qué tengo que hablar contigo?

— Por favor, y dejaría de molestarte.

Yeonjun lo observó fijo y con duda.

— Lo juro.

— ¿Por qué confiaría en ti?

— Es una buena pregunta, ¡pero te lo juro! ¡Lo juro por mi madre!

— Dios, bien, ahora déjame que tengo que trabajar.

Soobin lo soltó sonriendo feliz y triunfante. Luego subió a su habitación rápidamente.

— ¿Y la comida?

— Yo ya comí. — Soltó antes de dejarse caer en la cama

•bd•

— Mm, bueno, según esto solo falta uno de naturales por hoy.

— Yeonjun... tengo sueño. — Murmuró la niña, casi sin ganas.

— ¿Ya tienes sueño, corazón? Pero apenas son las ocho y media.

— ¿Puedo dormir? — Preguntó y el joven asintió.

— ¿Te llevo a tu habitación?

La niña asintió alzando sus brazos, Yeonjun sonrió y la alzó.

— Estás algo grande para que te cargue. — Le susurró el mayor y la niña negó adormilada.

Yeonjun con una mano sacó los juguetes de la cama, levantó las mantas, la acostó y le quitó los zapatitos.

— Buenas noches. — Le susurró y la niña balbuceó algo inentendible.

Cuando Yeonjun bajó tuvo la mala suerte de encontrarse con Soobin despidiéndose de Taehyun.

— Creí que me quedaría a dor-...

— Otro día, Tae. — Interrumpió Soobin tratando de cerrar la puerta.

Cuando Taehyun vio que Yeonjun asintió y se alejó, Soobin se lo agradeció con la mirada.

— Ya estoy aquí, ¿de qué quieres hablar?

— De hecho...quería proponerte algo.

— No volveré a ser tu tutor. — Prometió de ante mano y Soobin rió negando, mientras se acercaba al mayor.

— No, cariño, es una propuesta más indecente.

Yeonjun bufó esperándose lo peor.

— Tampoco sexo a cambio de dinero.

— ¿Vas a escucharme, maldición? — Yeonjun asintió lentamente.

Soobin tomó sus manos y las acarició, observándolas, amando la suavidad de su piel.

— Quiero...repetirlo. — Dijo ahora viéndolo fijamente a los ojos.

— Olvídalo. — Yeonjun alejó su mano repentinamente y luego su cuerpo, como si quisiera escapar.

— Yeonjun... — El menor lo acercó de nuevo — Deja la vanidad de lado, cariño. — Susurró en su odio — ¿Vas a negar que solo con un beso te he robado más oxígeno que cualquier otro que te llevó a la cama?

— ¿Y tú qué sabes de mi relaciones?

— ¿Cómo no voy a darme cuenta? Siquiera haz de conocer tus fetiches.

— Yo no tengo fetiches o cosas así, no necesito nada de eso. — Soltó Yeonjun con seguridad.

— Eso piensas tú, Yeonjun, no sabes lo que te gusta en el sexo.

— ¿Y tú si? — Preguntó Yeonjun sin esperar una respuesta en realidad.

Pero de nuevo, se lanzó sin darse cuenta.

— ¿Quieres ver?

— Tss, no lo decía en serio. — Dijo con un tono que Soobin lo interpretó como humorístico.

— Bueno, yo sí. Estoy interesado en tí, Yeonjun, y mostrarte cosas que no te han mostrado antes.

Yeonjun negó carcajeando levemente.

— ¿Tú qué vas a saber, Soobin? Eres un niño, por dios, ya-

— ¿Puedes olvidar eso un segundo?

— No sé, ¿debería?

— Podríamos empezar con algo leve, si te gusta seguimos.

— Hasta que termine en la cárcel, supongo.

Soobin sonrió sintiendo que lo estaba convenciendo.

— O tenga 18, estamos a dos meses de terminar el año, cariño, y a un mes de mi cumpleaños 17.

Yeonjun suspiró pesadamente, sin creer que estaba pensando que podría aceptar, después de renegar tanto en el baño por haberlo besado.

— Está bien. — Dijo de repente, sin creerse el mismo y sin creer que los ojos de Soobin se habían iluminado — Eres un virgen.

— Estoy listo para demostrarte que no. — Soobin se acercó repentinamente para volver a devorar esos labios carnosos completamente como quiso hace unas horas pero Yeonjun lo detuvo.

— No pienso hacerlo aquí, y mucho menos en mi casa ¿de acuerdo? Consigue un lugar, niño maduro. — Dijo con burla y abrió la puerta principal para finalmente salir.

Soobin sintió cosquilleos en todo el cuerpo y con nervios pensó en sí debía seguir su jodido instinto hormonal.

Y así lo hizo, abrió la puerta y en el momento en el que Yeonjun volteó aturdido, tomó su brazo como de costumbre y lo acercó para devorar esos labios dulces como quería.

Yeonjun como siempre al principio se quedó algo inmóvil, pero más tarde se dejó llevar, disfrutando de como el chico lo manejaba a su antojo.

Sus labios contra los del mayor mantuvieron el mismo ritmo por unos segundos más, a veces más rápidos, a veces más lento, hasta que Yeonjun comenzó a sentir que se acumulaba saliva en su boca y alejó al mejor.

Soobin rió con el mayor entre sus brazos, quien estaba nuevamente agitado, tanto como él.

— ¿Seguro que no quieres subir? — Preguntó Soobin y tragó saliva.

— No, Soobin... — Soltó mayor con la voz que pudo — Ya te dije lo que debes hacer.

— ¿Y aquí en el patio? ¿O en la casa de madera de Sophie? Donde quieras.

Yeonjun rió levemente y negó.

— No, tengo que irme...Soobin, adiós.

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Cap concluido el jueves 20 de octubre del 2022 a las 19:21

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