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El peliazul dejó escapar un suspiro frustrado mientras buscaba el aula asignada para su clase. Aunque aún era temprano, el peliazul dejó escapar un suspiro frustrado mientras buscaba el aula asignada para su clase. Aunque aún era temprano, sentía la presión de encontrar el lugar correcto. Sin embargo, su ánimo se iluminó al ver a su amigo a lo lejos. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba.

— ¿Acabas de terminar tu primera clase? — preguntó, esperando confirmación. Su amigo asintió, y él continuó con curiosidad — ¿De qué año escolar?

— Eh... quinto de secundaria — respondió su amigo, y el peliazul asintió, procesando la información.

— ¿Dónde está? — preguntó, colocando sus manos en los hombros de su amigo, buscando orientación.

Su amigo intentó darle indicaciones, pero las palabras se mezclaron en su mente, causando confusión. Trató de seguir las instrucciones, pero todo parecía un laberinto complicado. Antes de que pudiera aclarar las direcciones, su amigo se disculpó y se despidió apresuradamente.

El peliazul se encontró con un problema. Murmuró para sí mismo mientras vagaba por los pasillos, buscando una señal que lo guiara. Bufó de frustración al encontrarse con dos escaleras, una al final del pasillo y otra cerca de él. Necesitaba encontrar una salida desesperadamente.

Finalmente, encontró el aula que buscaba. Una mezcla de emociones se agolparon en su estómago. Con nerviosismo, ingresó al salón y fue recibido por las miradas curiosas de los estudiantes. Trató de mantener una sonrisa en su rostro, a pesar de que nadie respondió a su saludo inicial.

— Buenos días — dijo con una sonrisa forzada, sintiéndose incómodo por la falta de respuesta — Mi nombre es Choi Yeonjun y hoy estaré sustituyendo al profesor de literatura, el Sr. Min — intentó sonar seguro de sí mismo, a pesar de los nervios que lo invadían.

Tomó asiento en el escritorio y buscó la planilla de asistencia. En ese momento, un hombre entró al salón.

— Buenos días, chicos... profesor — saludó el hombre, entregándole el registro.

Yeonjun le agradeció al hombre, tomando el archivo en sus manos. Mientras tomaba la asistencia, se detuvo en un nombre que le resultaba familiar. Sus mejillas se tiñeron de un ligero rubor.

— Presente — respondió el alumno cuando su nombre fue mencionado.

— B-bien... Kang — trató de sonar calmado, rezando para que el rubio no lo reconociera.

Con la asistencia tomada, decidió comenzar la clase. Preguntó si alguien recordaba lo último que habían visto con el profesor Min. A pesar de las miradas del rubio, Yeonjun se mantuvo firme y profesional durante toda la clase, aunque una pequeña dosis de nerviosismo persistía en su interior.

Cuando finalmente la clase llegó a su fin, los alumnos salieron del aula para el receso. Yeonjun notó cómo el rubio se acercaba a él, pero mantuvo su mirada en sus manos, concentrado en guardar sus pertenencias.

— Hola — saludó el rubio con una sonrisa falsa.

— Hola — respondió el mayor, devolviendo la sonrisa — ¿Tienes alguna consulta?

El rubio asintió y dejó de lado su amabilidad habitual.

— No sabía que eras tú el que se acostó con Soobin ayer.

Yeonjun trató de mantener una sonrisa inocente mientras guardaba sus pertenencias.

— Oh, ¿así se llama? No sabía que lo conocías — respondió, intentando ocultar cualquier indicio de incomodidad.

— Ya terminó la clase, ahora puedes ser tú mismo — dijo el rubio, cambiando su tono de voz.

— Bien — Yeonjun borró automáticamente la sonrisa de su rostro — Deja de meterte en mis asuntos, ¿de acuerdo?

— Oh, no soy yo quien se mete en tus asuntos.

— Nunca te importa lo que haga, ni siquiera lo que le haga a tu hermano. ¿Qué demonios quieres, Taehyun?

— Está bien, está bien. No te pongas agresivo — el mayor bufó, esperando la petición del contrario — Quiero el contacto personal de tu amigo.

— Olvídalo — dijo el peliazul, tratando de zafarse del otro.

— Eso o le diré la verdad a Jackson — agregó el rubio con una sonrisa desafiante.

— Me importa un comino tu hermano.

El rubio rió, enarcando una ceja de manera desafiante.

• bd •

El peliazul soltó un suspiro frustrado mientras suplicaba a su amigo, con las manos juntas, que le hiciera un favor.

— Por favor, Beomgyu — rogó, buscando la compasión en los ojos de su amigo.

— Dios, no quiero hacerlo, es un fastidio — respondió el castaño, mostrando su resistencia.

— ¿Cómo puedes saberlo si ni siquiera lo has conocido? — preguntó el peliazul, desesperado por convencer a su amigo.

— Porque le he dado clases particulares, es un chiste... uno muy malo. No voy a darle mi número personal — se quejó Beomgyu, dejando en claro su negativa.

— Hazlo por mí — suplicó el mayor, tomando las manos de su amigo y mirándolo con ojos suplicantes.

— La próxima vez, ten más cuidado con dónde te metes, Yeonjun — se quejó el castaño, y Yeonjun sonrió porque sabía lo que vendría a continuación — Bien... ¡solo esta vez!

— ¡Gracias! — exclamó el mayor, con una sonrisa, abrazando a su amigo.

— Dios, qué desventaja puede ser ser tan demoníacamente guapo — soltó el castaño, y Yeonjun rió.

— Qué ego, Gyu.

— No es por nada, pero... ¿por qué te importa tanto que Jackson se entere? — indagó el menor, mientras caminaban separados — Es un imbécil... y tú lo sabes mejor que nadie.

— Tú no lo conoces. Si se entera de esto, me hará la vida imposible, y no quiero eso ahora — explicó el mayor, suspirando — Solo voy a dejar que las cosas sigan su curso y luego terminaré con él.

— ¿Cómo sabe Taehyun que te acostaste con alguien? — ambos comenzaron a caminar juntos — ¡¿Te acostaste con él?!

Ante el repentino grito, el peliazul no pudo evitar golpear a su amigo en la cabeza por el susto.

— ¡Shhh! — lo reprendió el mayor — Por supuesto que no.

— ¡¿Entonces?! — insistió Beomgyu.

— ¡Deja de gritar! — dijo el peliazul, colocando su mano sobre la boca del castaño — Sé que te dije que no recordaba quién fue, pero...

— ¿Me mentiste? — interrumpió Beomgyu, apartando la mano de su amigo.

— No... bueno, sí, pero es que no quería que pensaras mal de mí — explicó el mayor, más relajado — No es que no recuerde quién era... simplemente no sabía quién era hasta que Taehyun me lo dijo.

— ¿Quién era? — preguntó el castaño.

— Un tal Choi Soobin.

— ¡Oh! Él está en mi clase — confirmó Beomgyu.

— ¿Cómo sabes si es el mismo?

— Alto, cabello negro, mirada seria, labios redondos... — enumeró el castaño.

— Sí, es él — dijo el peliazul, colocando sus manos en sus caderas.

Ambos se miraron lentamente.

— Es él... — susurró el mayor — ¡No puede ser él!

— Yeonjun, tiene malditos 16 años — exclamó el menor, regañando a su amigo.

— ¡Shhh! Harás que me lleven a la cárcel antes de lo esperado — dijo el peliazul, callando a su amigo — Dios, no, no puede ser él — lloriqueó el mayor, recostándose contra una pared.

— ¿Siquiera recuerdas lo que sucedió entre ustedes? — preguntó el castaño.

— Sí, lo recuerdo todo — respondió el mayor, aunque su voz era apenas audible debido a que aún no había quitado sus manos de su rostro.

— Entonces no estabas tan borracho.

— Al parecer no, pero no recuerdo cómo llegamos a su cama.

— ¿Y recuerdas lo que pasó después? — indagó el castaño.

— Sí, eso sí lo recuerdo. Estaba demasiado excitado para detenerlo — admitió el peliazul, alejándose de la pared y continuando su camino junto a su amigo.

— ¿Y te gustó? — preguntó Beomgyu.

— ¡Beomgyu! — exclamó el mayor, avergonzado.

— Shhh, no me regañes solo porque quieres evitar una pregunta incómoda — dijo el castaño — ¿Si la policía te pregunta "¿Te gustó?", le vas a decir "Shhh"?

— Supongo... — respondió Yeonjun, jugueteando con las mangas de su camisa mientras su amigo esperaba la respuesta — Sí.

— Es un niño — le recordó el castaño.

— ¡Yo no lo sabía! — afirmó el mayor entre dientes — Incluso pensé que era mayor que yo. ¿Has visto su altura? No puede ser que tenga 16 años y sea más alto que yo. ¿16 años de verdad? 16 años en la cárcel tendrá.

— ¡Ja! Tú serás el que tendrá 16 años en la cárcel por abuso. — bromeó Beomgyu sin gracia.

— No me digas eso — lloriqueó el mayor, dando saltitos en forma de berrinche.

— Si te lo digo — dijo el menor, imitando la acción de su amigo.

— Bien... solo tengo que... no tengo que hacer nada. Solo fue una vez y ni siquiera sabía la verdad, así que está bien. No creo que se lo diga a nadie y... ya sabes, está bien.

— Yeonjun... — se quejó el menor — Cada vez que dices "está bien", algo malo sucede.

— No es cierto — respondió el mayor, pero el menor lo observó, enarcando una ceja, y estuvo a punto de hablar hasta que el mayor lo interrumpió — ¡Bien! A veces pasa, pero será la excepción.

• bd •

La clase de literatura había llegado a su fin, y Soobin salió antes que los demás, sin decirle nada a Taehyun. Dejó su mochila sobre el sillón y estiró los brazos, sintiendo el cansancio acumulado en su cuerpo.

— ¡Soobin! — bufó al escuchar el llamado de atención de su madre. Giró hacia ella y la observó con curiosidad.

— ¿Dónde estuviste ayer? — preguntó su madre, con una mezcla de preocupación y reproche en su voz.

— Estuve en la casa de Taehyun, puedes preguntarle si no me crees — respondió Soobin, tratando de sonar tranquilo.

— No, Taehyun siempre me miente. Llamaré a sus padres — dijo su madre, decidida a obtener respuestas.

— No están en casa — informó Soobin, sabiendo que eso complicaría las cosas.

— Entonces llamaré a Jackson — decidió su madre, marcando el número en su celular.

Soobin suspiró, apoyándose en el barandal de la escalera que conducía a su habitación. Sabía que Jackson no sería de mucha ayuda, especialmente si estaba bajo los efectos de las drogas.

— No digas eso — pidió Soobin, tratando de evitar que su madre llamara a Jackson — Él me dirá la verdad.

— O mentirá porque no le agrado — respondió su madre, con cierta desconfianza.

— Se comporta bien cuando viene aquí con Taehyun — intentó convencerla Soobin.

— Ya dije que... — comenzó a decir su madre, pero fue interrumpida por una llamada entrante en su celular.

— ¡Jackson! — exclamó su madre, respondiendo a la llamada — Hola, quería saber si habías visto a Soobin ayer.

Soobin rodó los ojos, sintiendo una mezcla de molestia y resignación mientras escuchaba la conversación de su madre con Jackson. Sabía que no obtendría ninguna respuesta clara.

— Oh... está bien, gracias — dijo su madre, colgando el teléfono y observando a Soobin con los ojos entrecerrados — Bien, puedes subir a tu habitación.

— Al fin — murmuró Soobin, aliviado, mientras subía las escaleras hacia su habitación.

Una vez que estuvo solo, sacó su celular del bolsillo y vio que su amigo le había enviado una nota de voz. Soobin escuchó el mensaje y luego respondió con un mensaje de texto.

"— Hey, tu mamá llamó y le dije a Jackson que te ayudara para que vengas a la fiesta de hoy, también le dije que no le diría a mamá si me ayuda."

Soobin esperó unos minutos y su amigo respondió con una llamada.

"— A las 8, Beomgyu estará ahí" — dijo su amigo.

— ¿Mi profesor de literatura? — preguntó Soobin, sorprendido.

"— ¿Es tu profesor de literatura?" — preguntó su amigo, confundido.

— Sí, bueno, es un suplente — aclaró Soobin.

"— Bueno, como sea... él estará ahí, debes venir" — insistió su amigo.

— ¿Y a mí qué me importa él? — respondió Soobin, tratando de ocultar su curiosidad.

"— Vas a arrepentirte si no vienes" — advirtió su amigo, con un tono de misterio en su voz.

— Si es una estupidez tuya... — comenzó a decir Soobin, pero su amigo lo interrumpió.

"— No, no. ¡Maldita sea, Choi! ¡Solo ven!" — exclamó su amigo, con cierta impaciencia.

— Está bien, está bien. A las 8 te veré entonces — accedió Soobin, resignado.

Soobin bufó, tratando de encontrar alguna idea de qué planeaba su amigo. Sabía que podía terminar golpeándolo por hacerlo perder su tiempo, o agradeciéndole por hacerlo perder su tiempo. Todo dependía de qué se tratara la fiesta y qué sorpresas le esperaban.


Actualización hecha el viernes 27 de agosto del 2021 a las 22:14

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