10
Cuando Soobin ve a pasar al peliazul por los pasillos de la escuela, su respiración se acelera y camina rápidamente hacia él.
— Yeonjun. — Llamó en voz baja siendo ignorado — Yeonjun. — Alzó más la voz volviendo a ser ignorado, Yeonjun aceleró sus pasos — Cariño. — Dijo más alto.
— ¡Shh! No me digas así. — El peliazul finalmente volteó, en su rostro había una expresión de enojo — ¿Qué quieres, Soobin?
— Tenemos una charla pendiente.
— ¿Charla? Creo que no sabes el significado de charlar porque cada vez que "debemos charlar" terminas acercándote así y ya no quiero tolerar eso. — El peliazul vuelve a voltearse dispuesto a irse pero el menor sujeta su brazo y lo acerca haciendo que vuelvan a estar cara a cara.
— Bien, lo lamento pero no puedo evitarlo, no es culpa mía.
— Ah, ¿entonces es mía?
— Culpa al corazón. — Dijo con una sonrisa traviesa, quitándole toda seriedad a la conversación.
Yeonjun bufó y rodó los ojos ante el comportamiento del menor.
— ¿Podemos hablar luego entonces? En mi casa, cuando cuides a Sophie.
— Sí, ahora suéltame.
El mayor se alejó de repente desprendiéndose del agarre de Soobin, quien solo se mantuvo quieto y viendo al peliazul alejarse. En ese momento sintió la mano de alguien en su hombro y otra en su espalda, sabía de quienes se trataba.
— Más que "culpa al corazón" tú eres "morir solo" — Dijo Taehyun y Kai frunció el ceño.
— ¿Estás hablando de canciones de Prince Royce? — El rubio asintió.
Soobin volteó hacia sus amigos y recostó su brazo en el hombro de ambos.
— Se supone que tienes ascendencia latina y no conoces la bachata, ¿Qué clase de latino eres? que fraude — Soltó el rubio comenzando a caminar, siguiendo a los otros dos.
— No soy latino y tú para ser coreano hablas como negro. — Soltó el castaño.
— Estás viendo muchas películas de acción y comedia afroamericanas.
— Soobin, di algo ya. — Dijo Huening, harto del rubio.
— Sí, no has dicho que cerremos la boca, eso es raro amigo.
— Exacto. ¿Qué tienes?
Soobin bufó recostándose en una de las columnas de los pasillos.
— Es que yo no quiero ser "aquel idiota" quiero ser "cuchi cuchi" — Y Taehyun hizo una mueca por lo ridículamente triste que sonó aquello.
— ¡Ya deja las putas canciones de Prince Royce, maldición!
— Tranquilo chico Hawaii. — El rubio rió burlón.
— Yeonjun me tiene mal e impaciente. ¿Qué le cuesta olvidarse un momento del resto como lo hago yo?
— La cosa es que tú estás loco por Yeonjun en todo sentido y Yeonjun siquiera sabe lo que siente por ti. — Soltó Kai, seguro de sus palabras y el rubio negó.
— No escuches a este cabeza de piñas y cocos. Yeonjun sí sabe lo que quiere pero tiene miedo y es distinto para él. Tú solo tienes que hacerle sentir cómodo para llegar a lo que quieres porque él te dijo que tienes que ganártelo para llevarlo a la cama. ¡Hazlo y ya! sé atento con él y gánalo.
— Es obvio que Yeonjun no sabe lo que quiere, está totalmente confundido y-...
— Cállate Kai. — Interrumpió el rubio — Sé lo que digo porque-...
— Tú no sabes un carajo.
— ¡Mierda, cállense ambos! — Gritó Soobin ya harto.
— ¡¿Quién tiene la razón?! — Gritaron ambos amigos a la vez.
— ¿Y yo por qué carajos voy a saber? Son terribles para esto. — Soltó el pelinegro y acarició el puente de su nariz buscando alguna solución — Le haré caso a Taehyun.
— ¡Ja! — Se burló Taehyun y Kai lo empujó.
— No puede ser.
— No tengo la menor idea de lo que Yeonjun piensa pero si algo sé es que cuando está conmigo siquiera puede pensar claro y dios, si no fuera por las circunstancias ya me lo hubiera-...
— ¡Shhhh! — Ambos amigos cubrieron la boca de Soobin, Kai incluso casi lo ahoga con su mochila.
La directora pasó frente a ellos, los miró extraños pero conociéndolos prefirió ignorarlos y pasar de largo.
— ¿Qué carajo les pasa?
— No me culpes a mi. — Soltó Kai alzándose de hombros.
— Soy solo una marioneta sin control de su sentidos. — Cantó en voz baja el rubio haciendo pasitos pequeños de baile.
— Lo voy a matar. — Juró Kai y Taehyun se alzó de hombros con una mueca para seguir bailando y enojar a su amigo.
Aún así fue inevitable para Soobin no pensar en qué realmente era lo que pasaba por la mente de Yeonjun al estar cerca. El mayor parecía desconectarse del mundo, sin razonamiento alguno. Prueba suficiente era que al alejarse Yeonjun parecía haber razonado y pensado en consecuencias pero al acercarse nuevamente no había otra cosa que esté en la mente de Yeonjun que no sea su deseo por Soobin.
El pelinegro pensó si Yeonjun sentía un tipo de culpa al estar a solas o si alguien lo hacía sentir culpable de algo. No estaba seguro si era culpa por estar con un adolescente o culpa por serle infiel a su novio.
Para Soobin no era relevante la edad y Jackson mucho menos. Sabía que Yeonjun no lo quería pero aún así estaba con él y quería saber por qué, quería saber todo de Yeonjun.
•bd•
— ¿Seguro que quieres estudiar en la biblioteca? — cuestionó Kai, siguiendo a su amigo.
— Sí, Kai, Taehyun dijo que lo esperemos ahí. Date prisa.
— Yeonjun está hasta las seis, ¿por qué tan apurado?
— Porque en una hora el lugar se llena y quiero molestarlo a solas.
El castaño bufó mientras entraba por la puerta que Soobin ya había abierto. Nadie estaba en el lugar, solo Yeonjun.
Yeonjun en el mostrador los observó disimuladamente sin alzar la cabeza y siguió imprimiendo algunas cosas.
— ¿Qué tal? ¿Me extrañaste? — Indagó el pelinegro apoyándose en el mostrador observando solo la hoja frente a él que Yeonjun estaba viendo, impidiendo que hagan contacto visual.
— Oh sí, estas dos horas fueron aterradoras sin ti. — Soltó con sarcasmo y alejó la hoja frente a él, haciendo contacto visual con el menor.
— Me imagino, cariño. — Yeonjun solo alzó las cejas y frunció un poco los labios, cruzando los brazos sobre el mostrador, por ende estando más cerca del rostro del menor. — Pero ya no tienes de qué preocuparte de que tus labios se sequen.
— Que bien porque estaba muy preocupado.
Soobin no era estúpido y notaba el sarcasmo en su voz, pero también sabía que había un poco de verdad en cada palabra. Confirmó aquello cuando se acercó para dejar un beso en sus labios y el mayor no se alejó, solo bajó la mirada a los labios del contrario esperando aquél beso.
Que nunca llegó porque en ese instante la puerta se abrió.
— Yeonjun, necesito que me ayudes con esto.
Soobin se alejó al oír la voz de Beomgyu.
El recién llegado observó a ambos, quienes ya no estaban cerca. Beomgyu solo carraspeó e ignoró aquello.
— Choi. — Saludó y el menor asintió como saludo, despidiéndose de ambos y dejándolos a solas.
— ¿Con qué necesitas ayuda? — Preguntó Yeonjun hacia Beomgyu.
— Solo necesito que hagas 42 copias, ya te pasé el archivo.
Yeonjun asintió haciendo el trabajo en cuestión de segundos.
Ambos se quedaron en silencio, el único sonido era el de la fotocopiadora trabajando. Yeonjun no podía evitar mirar a Soobin de vez en cuando, aún así le disimulaba bien. Pero Beomgyu lo conocía mejor que nadie.
— Yeonjun.
— ¿Mmh?
Beomgyu tomó la mano de Yeonjun y éste lo observó, luego subió su mirada a Beomgyu de nuevo.
— Soobin es un chico que no está bien. Todas las cosas que hace... solo tiene 16 años. — Yeonjun asintió levemente. — En lugar de perjudicarlo deberías ayudarlo y ver qué está mal con él, qué está pasando. ¿No crees? Intenta ayudarlo.
— Creo que...tienes razón.
— ¿Él te gusta?
— ¿Qué? No, solo... él no me gusta.
— No hay nada que te impida ayudarlo, es mejor camino.
Yeonjun asintió, convencido.
En ese momento la puerta vuelve a abrirse, dando la bienvenida a otro alumno.
— Hola maestro Choi. — Soltó el rubio hacia Yeonjun y luego observó a Beomgyu — Hola lindo.
— Profesor Choi, para ti. — Corrigió con desagrado y luego volteó hacia Yeonjun — Si ya terminaste puedo irme.
— Claro. — El peliazul le entregó a su amigo los documentos y este agradeció con una sonrisa y pagó las copias para irse, no sin antes despedirse del rubio con una mirada de pocos amigos que hizo sonreír al rubio.
Soobin por otro lado tampoco puede despegar la mirada del peliazul cada tanto. Incluso cuando Kai estaba hablándole.
— ¡Soobin hazme putas caso! — Gritó el castaño y el peliazul volteó hacia los jóvenes.
— ¡Shhh! — Los calló.
— Lo siento. — Se disculpó Kai, sintiéndose avergonzado. Taehyun y Soobin solo rieron bajo. — Ya, ¿pueden dejar de prestar atención a ellos y ayudarme con este trabajo? Sabía que no era buena idea estudiar aquí.
— Tú y tu latino falso culo me hartan. — Soltó el rubio y el castaño solo hizo un gesto con su dedo que hizo reír al rubio.
— Kai tiene razón, Taehyun.
— Aún así tenga la razón en todo no pienso darle el gusto.
— Chicos, hay que estudiar.
— Los idiotas estudian, si estudias es porque dudas de tus conocimientos.— Soltó el rubio haciendo gestos que hicieron reír a Soobin mientras negaba con la cabeza y desviaba su mirada a Yeonjun una vez más.
— Ya cállate y estudia o llamo a Beomgyu. — Amenazó burlón el castaño.
— Hazlo, me tiene miedo. — Dijo el rubio, indiferente a las palabras de su amigo.
— Te tiene asco. — Se burló el pelinegro entre risas.
— Solo sabe disimular bien.
Ambos amigos notaron la mirada perdida de Soobin y se miraron a los ojos por unos segundos antes de volver su vista a su amigo.
— ¿En qué tanta mierda piensas? — Soltó el rubio.
— Nada... es que, Yeonjun actúa raro.
— ¿Raro cómo? ¿Raro bueno o raro malo? — Preguntó el castaño.
— ¿Raro como Kai? Porque ahí tendríamos un problema. — El rubio rió cuando recibió un golpe del mencionado en el hombro — Los puños de tus peluches han de ser más duros.
— Olvídenlo.— Soltó el pelinegro sin ganas.
•bd•
Soobin dejó ir el aire en sus pulmones y observó la hora una vez más.
Su madre se acercó mientras guardaba algunas cosas en su cartera.
— No esperaba verte aquí de nuevo. — Dijo sin ver a su hijo.
— ¿Ya no puedo estar en tu casa, mamá?
— Claro, pero sueles venir una vez cada tres meses. — Le dijo, casi como reproche.
— Bueno, tal vez al fin sienta la necesidad de estar más tiempo.
— Me alegra. ¿Sabes por qué Yeonjun no llega? Se me está haciendo tarde para ir al trabajo.
En el momento en que Soobin estaba por hablar, alguien tocó la puerta.
La mujer la abrió sin apuro, dejando ver a un Yeonjun sonriente y con su respiración agitada. Soobin dejó escapar una pequeña risa con ternura.
— Lo lamento, en serio. Quise apurarme pero la señora Hwang me pidió un favor y fue imposible decirle que no.
— No te preocupes, Sophie está en su cuarto y sus tareas las dejé en su escritorio. Está un poquito enferma así que mañana si no mejora no la lleves a la escuela.
— ¿Cómo? ¿Llevar?
— Sí, no volveré hasta mañana en la tarde.
— Pero-...
— Si es por el dinero no te preocupes, claro que hay extra. Soobin va a mostrarte la habitación.
Yeonjun observó al menor, sentado en el sillón y con una sonrisa que lo enojó al segundo y estaba esperando poder borrársela.
— P-pero señora Smith-...
— Cualquier cosa llámame. Tú igual, Soobin.
— Okay, mami. — Soltó el menor con una sonrisa.
— Avísame si Soobin hace algo malo. — Dijo por último la mujer antes de abandonar la casa.
La puerta se cierra frente a Yeonjun y este se voltea rápidamente hacia el menor, con una expresión furiosa.
— ¡¿Qué carajos hiciste?!
Soobin solo se alzó de hombros y rió.
— ¿Por qué insinúas que hice algo?
— Porque eres un-...¡Ah! Eres odioso, en serio.
— No hice nada esta vez. — Soobin se levantó del sillón ahora, sin borrar esa sonrisa.
— Tú cara me dice lo contrario, te estás burlando.
— Sí, me burlo porque me da risa que todo te salga mal. El destino quiere vernos juntos, cariño.
El menor se acercó lentamente, haciendo retroceder al peliazul.
— ¡Aléjate! Deja de ser t-tan-... — Yeonjun se calló de la pura vergüenza, sus labios temblaban más que sus piernas al tener tan cerca al menor. La mayoría de las veces quería golpearlo.
Como esta vez, y lo hizo.
Soobin siquiera lo notó hasta segundos después, el ardor en toda su mejilla subió de golpe. Soobin siquiera pudo reaccionar.
— Si no lo hacías tú lo hacía yo. — Ambos llevaron su mirada a las escaleras, era Sophie. — Pero no le pegues, no fue él. Yo le dije a mamá que te quedaras.
Yeonjun suspiró y se acercó a la niña.
— Sophie, debiste hablarme de eso primero. No puedo abandonar a mi mamá así, ¿entiendes?
— No lo sabía, perdóname.
— Bien, solo déjame avisarle. — La niña asintió con la mirada baja mientras el mayor se alejaba hacia la cocina para hacer una llamada.
Soobin se acercó también a la niña y esta levantó la cabeza para verlo con burla. El pelinegro frunció el ceño y abrió los labios sorprendido y a la vez indignado.
— Eso que hiciste está mal, ¿lo sabes no?
— Te parece mal porque no se te ocurrió a ti.
La niña se rió de forma burlesca y subió las escaleras hacia su habitación.
— Esta vieja mocosa es más inteligente que yo.
— No le digas mocosa. — Soobin pegó un brinco del susto al escuchar a Yeonjun tan cerca — ¿Y por qué le dices vieja?
— Porque de bebé era arrugada como una vieja, y porque se comporta como una señora de 65 años.
Yeonjun rió suavemente mientras negaba con la cabeza, Soobin observó detalladamente su rostro en esos tres segundos.
— Eres hermoso, ¿Lo sabes? — Soobin sonrió sin mostrar los dientes mientras se apoyaba por la escalera, como si estuviera débil por la belleza del contrario.
— Lo sé, no tienes que decírmelo. — Se burló el mayor y le dió unas palmadas en el hombro antes de rodearlo y subir por las escaleras, siendo aún observado atentamente por el menor.
— ¡Sophie, si puedes convéncelo de ponerse unos shorts!
Yeonjun volteó el rostro hacia el menor y este solo hizo como si no hubiera gritado a tres escalones del mayor.
— Eres un idiota.
— Lo sé, no tienes que decírmelo.
El peliazul giró los ojos y volteó nuevamente para seguir subiendo hacia la habitación de Sophie.
Soobin sonrió y volteó hacia los lados, buscando qué hacer mientras Yeonjun estaba ocupado.
Yeonjun subió y observó a la niña acostada.
— ¿Te sientes bien?
— Sí, solo que...no quiero hacer tarea.
— Mm...bueno, vamos a ver cuántas tienes.
El mayor caminó hacia el escritorio y observó las hojas.
— Oh, solo dos. Una de matemáticas y otra de inglés. La terminaremos en un segundo.
La niña asintió y se sentó mientras Yeonjun acomodaba las cosas y comenzaba a explicarle los ejercicios de multiplicación.
— ¿Qué pasa? — Le preguntó ella.
— Nada, solo tengo calor. — Dijo el mayor y se quitó su abrigo. — Bien, ¿entendiste eso?
— Ujum.
— A ver, hazlo tú ahora.
Yeonjun se apoyó en la pared mientras la pequeña escribía los números.
— ¿Vas a dormir conmigo? — Yeonjun rió.
— No, Sophie. Tu mami me dejó una habitación. — La niña hizo un pequeño puchero — ¿No te parece suficiente el que duerma aquí hoy?
— La verdad, no.
— ¿Te da miedo dormir sola? — Ella asintió — Entonces puedes dormir con tu hermano.
— Pff, prefiero dormir con los monstruos.
Yeonjun carcajeó un poco al ver la expresión de la niña.
— Es un molesto. — Dijo ella.
— Y sí que lo es. — Estuvo de acuerdo el mayor — Iré a la cocina por agua, ¿Quieres algo?
— ¿Puedo comer frutas con yogurt?
Yeonjun asintió, salió de la habitación y bajó a la cocina.
Al momento de entrar pudo ver a Soobin pero lo ignoró.
— ¿Siempre que vienes vas a traer tops? — Le preguntó el menor y ahora el mayor volteó.
— ¿Te importa o molesta? — Dijo de mala gana mientras abría la heladera ya funcional.
— De molestar no me molesta, solo pregunto. ¿Por qué tan agresivo?
Yeonjun lo observó unos segundos y dejó el yogurt en la mesada.
— Lo siento, el calor me pone de mal humor.
— Mi habitación tiene aire acondicionado, aunque igual podrías tener calor.— Comentó el menor sonriendo y no pensó que el mayor le lanzaría una manzana en la cara.
— Ya cállate. Mejor ve y búscame ropa para dormir, no traje.
— A sus órdenes. — Soltó con sarcasmo mientras acariciaba el puente de su nariz — ¿No crees que es mucha violencia de tu parte hacia mi por hoy?
— ¿No crees que es mucha idiotez lo que sale de tu boca hoy?
Yeonjun volvió a ignorarlo mientras cortaba las frutas para preparárselas a Sophie.
En cuestión de segundos su paz se acabó.
— No encontré ropa que te quede. — Comentó el menor y Yeonjun volteó hacia él.
— ¿Cómo no va haber nada que me quede? ¿No tienes camisas o qué?
— ¿Y qué vas a usar abajo?
— Cualquier cosa.
— Podrías usar una-... okay, lo siento. — Se Interrumpió a sí mismo cuando el mayor hizo el gesto de que le arrojaría otra manzana y esta era más grande. — Ahora te traigo algo.
Yeonjun finalmente terminó el yogurt de Sophie y tomó agua fría del congelador. Nuevamente el silencio se fue al carajo en segundos.
— Listo, mejor cámbiate ahora para no tener calor. — Sugirió el menor entregándole la ropa.
— Bien, ¿Dónde está el baño? — Preguntó el mayor.
— Clausurado. — Bromeó el pelinegro.
— Bien.
El rostro del menor se transformó de traviesa y burlona a una de asombro y confusión. Yeonjun había comenzado de deshacerse de sus prendas.
Deslizó aquél top negro por su pecho y clavículas, dejando a la vista todo sus pezones y abdomen. Yeonjun siquiera lo observó, como si no estuviese ahí. Entonces desabrochó los botones de sus jeans y bajó el cierre hasta que los dejó caer por sus largas piernas.
Soobin siquiera podía dejar pasar saliva porque estaba seguro de que si lo hacía podría morirse ahogado. Sus ojos se movían de arriba abajo, totalmente indeciso, sorprendido y atraído. Su torso, su cintura, caderas, piernas, hombros, brazos, cuello. Yeonjun era totalmente perfecto, sus manos ardían por la necesidad de sentir como lo hacían sus ojos.
Ahora el mayor tomó los shorts de un tono celeste claro y se los colocó, sorprendido por el tamaño.
— Son bastantes pequeños para ser tuyos, ¿de quiénes son? — Soobin no respondió. — ¡Soobin!
— ¡¿Eh?! — Reaccionó el menor de golpe — Eh... sí, son míos. Quiero decir, eran míos cuando tenía como 11 o 12 años.
— Oh, hace no tanto. — Se burló pero Soobin siquiera prestó atención a ello. Se colocó ahora la camisa larga que cubría el short y levantó su ropa del suelo — Gracias. — Susurró hacia el menor mientras pasaba a un lado suyo y acariciaba su hombro en ese segundo. Soobin por poco cae hacia atrás.
— De nada, cuando quieras te presto ropa interior. — Soltó riendo un poco mientras el mayor tomaba el yogurt y subía las escaleras.
Yeonjun sonrió inconscientemente mientras subía las escaleras. A mitad de ellas se detuvo, ahora confundido de lo que acababa de hacer.
"Dios, ¿por qué?" — Se regañó mentalmente mientras negaba, Soobin escuchó algunos sonidos de molestia y rió.
Cuando Sophie terminó sus tareas, Yeonjun las observó para corregirla pero estaba todo perfecto.
— Wow, Sophie lo hiciste muy-...bien. — Sonrió sin mostrar sus dientes al ver a la niña completamente dormida con la cabeza en el escritorio.
Como pudo la alzó hasta dejarla en su cama y bajó las escaleras hacia la sala de estar, donde Soobin estaba pareciera que esperando algo.
— ¿Y tú qué haces que no te has acostado ya? — El mayor se cruzó de brazos, apoyándose por una pared.
— ¿Tengo hora de dormir yo también? — Atacó con otra pregunta mientras se acercaba al mayor.
— Deberías, parezco más niñero tuyo que de Sophie. — Yeonjun trató de mantenerse firme ahora, ya que parecía ni estar intentándolo.
— Tal vez necesite uno, ¿o no dices siempre que estoy fuera de control?
— Un poco. — Soobin terminó acercándote casi por completo. — Es bueno pero opino que hay momentos en los que está bien y momentos en los que no.
— Cada vez que estas conmigo estoy fuera de control, ¿es un buen momento?
El peliazul inconscientemente sonrió y ladeó la cabeza. De todos los chicos con los que había salido o tenido algo de una noche, Soobin es el único que intenta y logra hacerle sentir un deseo especial, un sentimiento fuerte.
— ¿Ahora? — El mayor dio unos pequeños pasos más, hasta que estuvieron tan cerca que sus pechos pudieron tocarse, Yeonjun alzó los brazos hacia el cuello de la camisa de Soobin, fingiendo arreglar la prenda. — No estoy muy seguro, contigo cerca no puedo pensar claro.
Ahora el sonriente era el pelinegro, quien rodeó la cintura del mayor con sus manos y se acercó casi de golpe, causando que Yeonjun se sostenga de sus hombros. La respiración del menor chocaba contra los gruesos labios de Yeonjun. Soobin sintió esa intensa mirada en sus labios y se los relamió, la cercanía era tanto que el mayor pudo sentir la húmeda lengua del más alto rozar sus labios. Soobin subió sus ojos a los de Yeonjun, y solo con la mirada pidió permiso, Yeonjun contestó con una sonrisa y el menor no perdió ni un segundo, devorando sus húmedos labios mientras lo sostenía y sentía a Yeonjun desvanecerse en sus brazos, aferrándose a él como si fuera a caerse, sus uñas se clavaron en sus hombros pero aquello solo intensificó más el beso.
El mayor estaba seguro que al darle el permiso Soobin no sería bajo ningún término suave con él, pero incluso siendo consciente se llevó la sorpresa. El beso fue húmedo, apresurado, ruidoso e incluso erizó cada vello de su piel, ante la sensación Yeonjun subió una de sus manos hacia el cuello del menor y terminó enredando sus dedos en su cabellera negra. Soobin hizo lo que quería hacer desde que el mayor llegó; morder sus labios como si fuera un dulce y sin pensar lo hizo.
— Soobin...— Gimió bajo, solo por el hecho de que hablar claro le era imposible.
Soobin bajó sus besos y mordidas hasta el cuello del mayor y sus manos subieron hasta su espalda. Ninguno de los dos notó que estaban dando pasos, Soobin hacia el frente y Yeonjun por inercia hacia atrás, lo notaron cuando Yeonjun cayó en el largo sofá y sus piernas quedaron levemente alzadas y entreabiertas gracias al apoya brazos del sillón. El menor sonrió y comenzó a quitarse la camisa mientras volvía a devorar los hinchados labios de Yeonjun. Soobin supo que el mayor no estaba actuando con ninguna claridad cuando él mismo lo rodeó con sus piernas y comenzó a besarlo desesperadamente.
El menor se separó de los labios del mayor, para empezar a besar sus clavículas y seguir bajando mientras desabotonada la camisa que Yeonjun llevaba.
La silenciosa sala, que estaba llena solo de sonidos húmedos, jadeos y gemidos se vio corrompida por una molesta canción. Soobin alzó la vista hacia el mayor, confuso y enojado por la interrupción.
— Es mi teléfono. — Aclaró el mayor y tomó su celular para ver quien carajos estaba llamando a esas horas. — ¡Mierda! Es Gyu.
Empujo al menor y se sentó en el sillón para atender.
— ¿Gyu? ¿Qué pasa? ¿Por qué llamas a esta hora? — Yeonjun observó unos segundos a Soobin, quien tenía una expresión de querer matar a todos en este preciso momento.
— Vine a tu casa, a buscarte por si te quedaste con algunas copias porque no las encontraba y me encontré con un Jackson furioso hablando con tu mamá. — Explicó desde la llamada y Yeonjun cerró los ojos buscando paz.
— Ese imbécil. — Soltó, haciendo reír un poco al menor aún casi desnudo junto a él. — ¿Qué dijo mi mamá?
— Que estabas durmiendo en otra casa.
— Tienes que estar jodiendo.
— Nop, lo dijo y obvio con la intención de bromear pero conoces a tu novio. En fin, va a ir a buscarte.
Los ojos de Yeonjun fueron hacia la puerta cuando el timbre sonó.
jiji ya tengo q dormirme
Avisen errores porfis.
Cap concluido el viernes 24 de marzo a las 00:50am
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