1
Luego de una interminable noche, el sol había salido, anunciando que ya había amanecido. Los rayos de luz se filtraban por las cortinas, iluminando la habitación de Taehyun.
Taehyun se había despertado y se dio cuenta de que no había nadie en su casa. Recordó que todos habían venido a la fiesta y ahora le tocaba limpiar el desorden.
Decidió que aún tenía tiempo antes de ir a la escuela, así que se dispuso a limpiar todo. Normalmente, solía hacerlo con la ayuda de su amigo Soobin.
Soobin y Taehyun eran mejores amigos y ambos iban en quinto de secundaria. Aunque Taehyun ya tenía 17 años, Soobin aún no cumpliría esa edad hasta fin de año escolar. A pesar de ser considerados jóvenes para asistir a fiestas universitarias, el hermano de Taehyun les permitía hacer lo que quisieran con tal de mantener la boca cerrada.
Taehyun decidió ir a despertar a Soobin y a la persona que se había llevado a su habitación esa noche. Al acercarse a la habitación, Taehyun notó que su mejor amigo no solía ser sociable ni mucho menos, pero la noche anterior había quedado hipnotizado por un chico. Aunque Taehyun no lo había visto aún, había escuchado a Soobin hablar de lo bien que se veía, aunque no sabía su nombre.
El rubio optó por dejar dormir un poco más a su amigo y decidió ocuparse de la limpieza por el momento.
Mientras tanto, Soobin en realidad se encontraba sentado junto a la ventana, disfrutando del frío viento e inhalando un cigarrillo que había reservado la noche anterior. El peliazul que descansaba en la cama junto a él se removió un poco, dejando al descubierto su espalda desnuda. Soobin volteó hacia él, observando su piel pálida. Luego, volvió su mirada hacia la ventana, esperando a que el otro despertara poco a poco. De repente, escuchó al peliazul moverse bruscamente y hablar.
— Demonios, ¿Dónde estoy? — dijo el peliazul, confundido. Soobin volteó hacia él sin mostrar ninguna expresión en su rostro.
— ¿Acaso no recuerdas cuando llegaste aquí? — el pelinegro rio, apagando su cigarrillo en el cenicero.
Yeonjun levantó la mirada y vio al pelinegro, con una camisa blanca abierta hasta el abdomen y unos jeans negros. Eso lo hizo pensar: "Carajo, ¿me acosté con él?" Comenzó a alterarse y levantó las sábanas lo suficiente para que solo él pudiera ver su cuerpo.
Estaba desnudo.
— Oh, por dios, ¿nosotros... tuvimos...? — Yeonjun se interrumpió a sí mismo, sorprendido por la situación.
— Sí, lo hicimos — interrumpió el pelinegro, confirmando sus sospechas.
"Yeonjun, eres un idiota. Peleaste con tu novio solo una noche y ya te acostaste con otro hombre, por dios", pensó Yeonjun, sintiéndose culpable.
— No, no, eso no... mierda, yo tengo novio — dijo Yeonjun, buscando su pantalón y la ropa que llevaba puesta ayer y colocándolos bajo las sábanas.
— No pareció importarte — respondió el pelinegro, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.
— ¡Demonios, cállate!" — el peliazul se acercó al más alto — Escúchame, esto no pasó, ¿está bien?
El pelinegro solo rio y se acercó aún más al más bajo, quien comenzó a retroceder.
— Seguro — respondió el pelinegro, con una sonrisa en sus labios.
Yeonjun se apresuró a abrir la puerta y se encontró con el rubio frente a él.
El rubio se movió un poco para que Yeonjun pudiera pasar y salir de la habitación. Cuando Taehyun cerró la puerta, se acercó rápidamente al pelinegro.
— ¿Ese es Yeonjun, Choi Yeonjun? — preguntó Taehyun, sorprendido. Estaba bastante sorprendido.
— Oh, ¿así se llama? — preguntó Soobin, aparentemente despreocupado, al menos por fuera.
— Sí, todos lo conocen, Soobin.
— Bueno, yo no lo sabía — respondió Soobin, sin mostrar mucho interés.
— Me sorprendes, tus parejas sexuales suelen tener tu edad, esto es nuevo — dijo el rubio mientras caminaba hacia la cama. Taehyun pensó en sentarse en la cama, pero decidió evitarlo, sabiendo por lo que esa cama había pasado.
— Bueno, él me llamó mucho la atención — dijo Soobin.
— Sabía que habías traído a alguien, pero no estaba seguro de quién era— comentó Taehyun.
— ¿Cómo lo supiste? — preguntó Soobin, sorprendido.
— Las paredes no son tan gruesas, al parecer — respondió Taehyun, soltando una carcajada mientras se sentaba en la cama.
Dios, ¿Taehyun escuchaste todo? — preguntó Soobin, entre risas.
— Por supuesto que no todo — dijo el rubio, deteniendo sus risas — Solo los "plas, plas, plas" y "Oh, más fuerte, justo ahí" — el rubio se burló.
Soobin no pudo evitar sonrojarse ante las palabras de su amigo y le lanzó todo lo que tenía a su alcance.
Cálmate, cálmate — dijo el rubio, tomando un peluche que había en el escritorio.
¿Vas a pegarme con un peluche? — se burló Soobin.
— No, voy a romper el peluche de Kai y diré que fuiste tú — dijo Taehyun, sosteniendo el peluche amenazadoramente.
— Oye, no desafíes a la muerte, Taehyun.
Soobin bajó la almohada y Taehyun dejó el peluche.
— Deberíamos ir a limpiar — dijo el rubio, bajando de la silla.
— Sí, tú recoge todo y yo tomaré una siesta — dijo el pelinegro, volviendo a la cama.
— Ok... ¿qué? — preguntó Taehyun, confundido.
Por otro lado, Yeonjun se dirigió directamente hacia la universidad. Se sentía tan sucio, ni siquiera había tomado una maldita ducha. Aunque nadie parecía haber notado que había tenido sexo la noche anterior, él se sentía como si todos supieran lo que había pasado y que no se había duchado. Se sentía horrible.
Yeonjun posó su mirada en la entrada de la universidad y desafortunadamente vio a su novio Jackson y a su desagradable grupo de amigos. El peliazul trató rápidamente de evitarlos, pero el mayor ya lo había notado y se dirigía directamente hacia él. Fue en ese momento cuando Yeonjun se rindió y simplemente respiró hondo en su lugar, esperando a su novio.
Jackson corrió un poco más hacia él y lo tomó de la cintura, atrayéndolo hacia su pecho. Yeonjun solo hizo una sonrisa incómoda y apartó a su novio.
— Ay Jun, ¿de verdad sigues enojado conmigo? — habló el castaño y rodó los ojos cuando Yeonjun asintió.
— Suéltame, debo ir a clases.
— Yeonjun...
— No, Jackson, tú sabes por qué estoy enojado y lo sabes bien, y ni así tienes las agallas de pedirme perdón.
— ¿Por qué yo debería pedirte perdón? — dijo el castaño. Yeonjun abrió la boca con sorpresa, aún con el ceño fruncido.
— Carajo, ¿hablas en serio? — Yeonjun lo apartó más de su cuerpo — No voy a volver a tener sexo contigo.
— ¿Qué?, ¿por qué? — el castaño volvió a tomar las caderas de Yeonjun, acercándose más.
— ¿Cómo qué "por qué", Jackson? — Yeonjun soltó una risa ingenua y lo alejó nuevamente — Hablaste con tu grupo de idiotas acerca de nuestra intimidad en la cama.
— ¿Y eso qué tiene de malo?, ¿acaso tú no hablas con Beomgyu acerca de eso?
— No, Jackson, yo no le digo a Beomgyu que eres una maldita perra en celo en la cama ni mucho menos — soltó el peliazul, empujándolo esta vez con fuerza.
— Ay, amor...
— Amor nada, maldita sea, tus estúpidos amigos me estuvieron acosando todo el maldito semestre, diciéndome puta y que les gima ¿te parece poco? Los viste ¿y qué hiciste? Te reíste con ellos, maldito imbécil, no es chistoso.
— No lo decían en serio, bebé, solo jugaban para molestarme.
— Bien, no me gusta su juego y mucho menos cuando lo hacen cuando no estás, me siguen hasta en el baño, no es divertido. Eres un idiota y no quiero que sigamos juntos si no te pones un alto.
— Ok, ok, amor, lo siento de verdad, hablaré con ellos y no volverá a pasar ¿está bien?
— No lo sé.
Jackson rió un poco y volvió a acariciar la cintura de Yeonjun, atrayéndolo suavemente hacia él.
— Bien, lo lamento, amor, no sabía que te molestaría. Nosotros jugamos así, ya sabes, somos hombres.
— Hola, soy Choi Yeonjun, un hombre también, imbécil, y eso no justifica tu estúpido comportamiento.
— Bueno, sí, pero es distinto, nosotros somos hombres, hombres.
Yeonjun rodó los ojos y lo empujó nuevamente. A veces Jackson solía tratarlo como si no fuera un hombre real y de cierta manera eso le molestaba.
— Jackson, cállate, cállate si no quieres que te mande directamente a la mierda porque estoy por hacerlo.
— Está bien, perdón, ven aquí.
Jackson volvió a acercarlo y besó los labios de su novio, mordiendo y chupando su labio inferior. Yeonjun colocó sus manos en los hombros del castaño y lo alejó, regularizando su respiración.
— Tengo que ir a clases — dijo antes de correr hacia la universidad.
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