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Jezabel Petrova era una mujer alta de ojos azules tan intensos como el mismísimo Océano de la Eternidad, de piel blanca y portadora de un cabello rojo como la sangre misma. A lo largo de sus ciento cuarenta años, fue apodada como la gran "Luna Roja". Se decía que aquella mujer de exuberantes curvas, se transformaba en una temible bestia que atormentaba a la civilización con su sed de venganza y sangre, siendo prisionera de una maldición.

Una Luna Roja o también conocida como "Luna de Sangre", se destacaba por ser una mujer en cuyas manos corría la sangre de miles de seres sobrenaturales o mundanos, inocentes o no. Su maldición la obligaba a perder todo rastro de escrúpulo a la hora de cometer sus actos, especialmente las noches donde en el cielo la luna se tornaba como llamas de fuego y despertaba a la bestia a la que todos temían. La maldición que cargaba era tan pesada como un par de gruesas cadenas que estaba destinada a cargar por el resto de su vida.

Jezabel se había convertido en la primera de tres lunas sangrientas, en reinar por sobre todos y cada uno de los seres que habitaban en el continente.

Desde su altísimo trono donde los restos de esqueletos y el oro negro se fundían entre sí, se alzaba su figura imponente.

Hasta que un día, un suceso inesperado la haría salirse del camino que había preparado meticulosamente y con este suceso, el futuro de la reina y de la población entera de las bestias pendía de un hilo.

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