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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

❝ 𝙷𝙴𝙲𝙷𝙸𝚉𝙾 𝚈 𝙳𝙴𝚃𝙴𝙽𝙲𝙸𝙾𝙽 ❞

❥๑━━━━━━━━━━━━━━━━━๑❥

A la mañana siguiente, cuando llegué a la sala común, todavía seguía afectada por la conversación con Cedric en el claro. Tomé asiento al lado de Harry, Ron, Ginny y los gemelos.

-Ayer te vimos cerca del lago- espetó Fred.

George lo golpeó en el hombro. -¡Oye! Yo fui el que la vio primero. Se suponía que debía decirlo.

Rodé los ojos.

-Vale, me vieron. ¿Y qué?- pregunté

Fred y George se miraron el uno al otro.

-Bueno, que fue extraño. ¿Qué estabas haciendo sola en esa parte de los terrenos?

-Nada que les interese- dije.

-Has estado actuando muy extraña. Te estaremos vigilando.

Me miraron con sospecha y luego se voltearon hacia Ginny.

Rodé mis ojos y me volteé hacia mis dos amigos. No me importaba la advertencia de los gemelos. Por otro lado, no era como si yo estuviera planeando algo malo, y sabía que ellos jamás se enterarían de lo que yo estaba haciendo: ellos siempre me verían en la biblioteca, sola.

-No te vimos por la noche, ¿Dónde estabas?- le pregunté a Harry.

Mi amigo se mantuvo en silencio y miró hacia abajo.

-Él estaba en detención... con Umbridge- exclamó Ron.

-¡Otra vez!- grité indignada. -Ella realmente me está fastidiando.

Esa Umbridge era realmente una maldición para la escuela y los estudiantes. Además, ella estaba usando a Harry como su chivo expiatorio. Ella necesitaba ser castigada, y yo estaba trabajando en ello, solo estaba buscando el momento correcto. Hasta entonces debería soportar su maldad.

-Habla con Dumbledore... él te ayudaría- dije.

-Y yo ya te dije que no- murmuró un enojado Harry. -A ella eso le encantaría, y no quiero molestar a Dumbledore con pequeñeces.

-¿Pequeñeces?- exclamó, -Harry, ella está acosandote. No puede hacer esto.

Harry me miró interrogante, -bueno, creo que ella está por sobre las reglas, ahora.

Le vi esconder su puño.

-Déjame verlo- grité tomando su mano.

-Déjalo en paz- exclamó Ron.

Antes de que Harry pudiera reaccionar, tomé firmemente su muñeca y descubrí lo peor que podría haber imaginado. La palma de su mano estaba cubierta de cicatrices rojas.

-¿Esto es lo que te hace?- pregunto. Su silencio respondió mi pregunta. -Harry ella te tortura. Eso es ilegal.

-Hermione, no hay nada que pueda hacer- respondió.

-Ya lo veremos- murmuré.

Me puse de pie y salí rápidamente de la sala común. Estaba decidida a vengarme, sabía que Dumbledore no podría ayudarme -aunque él quisiera-, así que tengo que arreglar esto por mí misma. Decidí encontrarla.

Después de que gire por el pasillo Gryffindor, encontré a Cedric esperándome con una sonrisa. Rápidamente esta se tornó en una mirada preocupada cuando vio mi cara y mi determinación.

-¿Qué es lo que ocurre?- preguntó.

-Necesito encontrar a esa cerda gorda... y eso es un insulto para los cerdos- dije.

-¿Quién?- replicó.

Estaba caminando rápidamente y Cedric hacía lo máximo posible para mantener a mi lado.

-Umbridge. Tengo algunas cosas que decir a la cara.

Cedric sacudió su cabeza.

-¡¿Qu... qué?! No, no lo hagas. ¡Es una locura!

-No me importa. Ella ya ha torturado lo suficiente a mi amigo. No aguanto más.

-¿Harry?- preguntó Cedric.

-Ella ha estado acosando a Harry desde el comienzo, y ahora acabo de descubrir que lo tortura con una pluma especial durante detención.

-¡Pero la pluma de sangre está prohibida!- exclamó sorprendido.

-Sí, lo sé pero ella sabe que el ministerio la apoya- dije.

Corrí escaleras abajo.

Cedric tratar de detenerme, pero caminé a través de él. Me congelé, avergonzada.

-Por favor, no lo hagas. Ella va a tomarla contra ti por esto.

-No me importa. No le temo.

Cedric estaba asustado. Sacudió su cabeza, y abrió la boca, seguramente buscando por las palabras que pudieran detenerme.

Escuché ruidos en las escaleras y miré hacia arriba para encontrar a Harry que venía corriendo, tan asustado como Cedric.

-Gracias a Merlín. Pensé que ya había llegado a su oficina- murmuró respirando pesadamente.

-¿Qué haces aquí?

-Estoy tratando de protegerte de tu falta de sentido. ¿Te das cuenta de lo que vas a hacer?- dijo harry.

-Si, voy a ayudarte.

-Sólo vas a empeorarlo todo, Hermione. Ella se pondrá peor- murmuró.

-Él tiene razón- dijo Cedric, -Umbridge es detestable, no quiero que te conviertas en su nuevo blanco.

-Por favor, Hermione- agregó Harry, -La venceremos, pero no ahora, no así.

Miré a los dos chicos que estaban rogándome con ojos de perrito triste.

Tome un respiro profundo.

-Está bien... esperaré.

-¿Lo prometes?- preguntaron ambos a la vez.

Conteste componiendo una mueca.

-Lo prometo.

Harry asintió y se relajó. Levantó sus brazos y me envolvió con ellos.

-Vamos a desayunar- dijo.

-Ve adelante, te encontraré allí- respondí.

Harry asintió y se fue. Me volteé hacia Cedric que estaba sonriendo.

-Harry es un gran amigo- apuntó.

-El mejor- respondí, y luego me detuve, -bueno, lo es cuando no anda de terco, molesto o idiota.

Cedric y yo sonreímos.

-Bueno, bueno...- dijo una voz masculina, -¿qué no es la señorita Granger?

Me volteé para ver a Malfoy, acompañado como siempre de Crabbe y Goyle. Sonrió y dijo.

-Ten cuidado, hay un montón de rumores que dicen que te estás volviendo loca. Hablarle a una muralla no es normal, incluso para una sangre sucia como tú.

-¡Cállate!- gritó Cedric, con voz amenazante.

Miré a los 3 chicos, aún llena de rabia.

-Será mejor que te vayas y te lleves a tus dos perritos falderos a pasear- respondí.

Crabbe y Goyle gruñeron, mientras que Malfoy mantuvo su sonrisa malvada. -No me obligas a hechizarte.

Me volteé a cambiar la espalda y caminé a través del pasillo.

-¿Cómo está Potter?- Malfoy preguntó entre risas, -¿todavía sufre por Diggory?

Me congelé, pero no voltee a ver la cara del Slytherin. Cedric estaba de pie, en silencio, enojado y triste al mismo tiempo.

-Tú sabes... hace dos años, cuando Hufflepuff derrotó a Slytherin, quisimos poder deshacernos de él. Bueno, ahora, eso ya está hecho- rió.

Miré rápidamente a Cedric y vi su mirada triste. No pude contenerlo más. Me di la vuelta y encaré al chico rubio.

-Cierra la boca, Malfoy- saqué la varita del interior de mi túnica y la apunté hacia él -¡Palalingua!

Los ojos de Malfoy se ampliaron de la sorpresa, y pude verlo abriendo la boca. Me di cuenta de que mi hechizo había resultado cuando vi que su lengua pegada a la parte superior de su boca. Malfoy se tensó y comenzó a moverse alrededor. Sacudió frenéticamente a Crabbe y Goyle, seguramente pidiéndoles ayuda.

Me volteé hacia Cedric y sonreí, orgullosa de mi.

-Ciertamente es la mejor cosa que he hecho esta mañana- dije tanto para él como para mí.

-Yo no diría lo mismo- murmuró una grave voz masculina. -50 puntos menos a Gryffindor- agregó Snape, -y detención conmigo esta noche

Ni siquiera me miró antes de voltear rápidamente hacia Malfoy. -Llévenlo a la enfermería- le dijo a Crabbe.

Aún sonriendo, le susurré a Cedric. -No importa la detención, realmente valio la pena.

[...]

Cuando llegué al Gran Comedor, encontré a Harry y a Ron conversando y riendo. Cuando tomé asiento, Harry se volteó hacia mí, sonriendo.

-¿Es verdad? ¿Tú y Malfoy?- preguntó.

Asentí mientras llenaba mi plato.

-Sí, usé uno de los hechizos de Sirius... lo siento.

Harry rió.

-¿Estás bromeando? Estoy muy contento de que lo hayas usado.

-Combina perfectamente con la sucia boca de Malfoy- agregó Ron.

-Sí, eso es precisamente lo que pensé- sonreí.

-¿Por qué me fui tan rápido? Podría haberlo visto- se quejó Harry.

Después de la última clase, fui a la mazmorra de Snape. Lo encontré sentado frente a su escritorio.

-Llega tarde, Granger. ¿Tal vez debería transformarla en un reloj para que aprenda a ser puntual?

Rodé mis ojos. Snape se levantó y apuntó hacia las mesas.

-Quiero que limpie todo este desorden- dijo.

Abrí mis ojos en shock. ¿Qué le había ocurrido a este salón? Lucía como si los estudiantes se pelearan con algunos Mortífagos.

-Los Slytherin tuvieron una clase ligera hoy- apuntó con una sonrisa y volvió a su asiento.

Suspiré cuando vi todas esas pociones regadas sobre las mesas y el suelo.

-Debería comenzar ahora si quiere poder irse a dormir temprano-dijo Snape.

Puse mi bolso en el suelo y tomé un estropajo.


[...]

-¿Qué tal estuvo la limpieza?

Me sobresalté de la impresión mientras golpeaba la puerta del salón de Pociones, -¡Me asustaste!- le dije a Cedric.

Levantó sus manos hacia mí intentando calmarme.

-Lo siento- exclamó, -no quería hacerlo

Sacudí mi cabeza.

-Bueno, fue cansador- escupí.

Estaba caminando hacia la sala común de Gryffindor con Cedric a mi lado.

-Lo siento, fue mi culpa- murmuró.

-¿Que?- preguntó, -¿qué quieres decir?

-Vi tu cara, no quisiste hechizar a Malfoy hasta que él habló de mí. Cuando viste mi reacción a sus palabras tú decidiste realizar el hechizo.

Fruncí el ceño y me mantuve en silencio un par de segundos.

-Es... verdad- respondí, -pero Malfoy necesita aprender a mantener la boca cerrada. Así que no te sientas culpable, si no lo hechizaba hoy, lo hubiera hecho cualquier otro día

Cedric sonrió un poco, pero no pude ignorar sus palabras. Él estaba en lo correcto, yo había hechizado a Malfoy al ver la tristeza de Cedric, y eso era aterrador. Me estaba sintiendo tan protectora con Cedric, primero Umbridge, luego Harry y ahora Draco. Las palabras de Malfoy contra Diggory me habían herido más que todas las veces anteriores que me habían llamado "sangre sucia"

Por supuesto, Cedric estaba muerto e indefenso, y era mi deber el protegerlo tanto como pudiera. Sacudí mi cabeza y tomé este pensamiento como la perfecta explicación para mi conducta.



Palalingua: por si algunos no sabían de este hechizo, es el conjuro de un embrujo que pega la lengua de la víctima a su paladar. Se sabe que funciona tanto en humanos como en espiritus. Posiblemente haya sido inventado para evitar que alguien hable o diga un hechizo en voz alta.

Creador original del embrujo: Severus Snape.

¡Gracias por leer!

VENUS 💌

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