𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄
❝ 𝙴𝚁𝚄𝙿𝙲𝙸𝙾𝙽 𝙳𝙴 𝙷𝙾𝚁𝙼𝙾𝙽𝙰𝚂 ❞
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A la mañana siguiente, me desperté particularmente nerviosa pero satisfecha. ¡Lo había hecho! ¡Había penetrado en la oficina de Snape y, sobre todo, había salido de allí de una pieza!
Mi preciosa petaca estaba ahora escondida en un lugar seguro.
Me había levantado temprano esa mañana, por eso salí de la sala común cuando todos aún se estaban vistiendo o tomando una ducha.
Rápidamente recorrí los numerosos pasillos y llegué a la entrada. Pronuncié la contraseña y, aliviada, subí las escaleras. Entré a la oficina y encontré a Dumbledore tranquilamente sentado en su silla. Parecía particularmente concentrado en el libro que estaba leyendo. Me aclaré la garganta para hacerle saber que estaba aquí. Él me miró y sonrió.
-Oh, señorita Granger, es madrugadora. ¿Tiene sentido que esté aquí?
Me mordí el labio inferior.
-En realidad, director, me gustaría hablar con usted si está dispuesto.
Dumbledore me miró de arriba abajo y asintió. -Toma asiento, por favor- propuso mientras cerraba su libro y usaba el hechizo para volver a colocarlo en el estante.
-Señor, quería hablar sobre el homenaje de Cedric Diggory. Probablemente haya oído hablar de lo que pasó...
Dumbledore frunció el ceño.
-Hice lo mejor que pude para razonar con Dolores Umbridge, pero me hubiera sido más fácil desviar una bludger con mi barba...
Sonreí a medias y vi a Dumbledore tratando de parecer serio otra vez.
-Lo que quiero decir, señorita Granger, es que la habría detenido si hubiera podido. Como usted sabe, Dolores Umbridge fue enviada por el ministerio. Tengo que someterme a su autoridad.
-Pero quitar ese marco no fue más que un capricho. Este homenaje significa mucho para muchas personas del colegio-, exclamé.
Dumbledore me consideró. -¿Incluyéndote a ti?-, preguntó.
Aparté la mirada un par de segundos y luego me volví hacia él. -Incluyéndome a mí- respondí.
Hice una pausa por un momento. -¿No hay algo que podamos hacer para recuperar el marco?
Dumbledore se levantó de su silla y caminó tranquilamente hacia su fénix y le acarició el pico.
-No hay nada que pueda hacer, señorita Granger- dijo. Me mordí el labio inferior, estaría mintiendo si dijera que no esperaba esta respuesta. -Pero...- añadió Dumbledore, ahora mirándome -sabes, una sola regla se compone de tantas palabras que casi olvidas de qué se trataba todo esto. Todas esas palabras taparon a otras y finalmente no las consideras todas las posibilidades... A veces, sólo hace falta tener buen ojo y encontrar el hueco-. Lo miré de manera confundida. Dumbledore miró su reloj y se encogió de hombros. Adoptó una expresión muy serena. -Debería unirse a sus compañeros de escuela ahora, señorita Granger. He oído que habrá unos deliciosos bizcochos de vainilla esta mañana-. Me dio una gran sonrisa y caminó de regreso hacia el fénix.
¿De qué diablos estaba hablando? Pensé. Lo que acaba de decir no tenía ningún sentido. Por supuesto, había entendido que era una especie de pista. ¡Pero Merlín, qué pista! Pensé que estaba más desconcertada ahora que había hablado con él que antes. Pero asentí cortésmente y me levanté de la silla. Estaba a punto de llegar a la salida, cuando me llamó.
-Señorita Granger, lo que está tratando de hacer para el homenaje del señor Diggory es una hermosa prueba de respeto y amabilidad- se detuvo y se recostó en su propia silla. -Por eso te voy a hacer una sola pregunta y deseo que me respondas con sinceridad.
Asentí en silencio y lo miré fijamente. Dumbledore hizo una larga pausa y abrió la boca. "-¿Hay algo que quieras decirme que te concierna a ti o a Cedric Diggory?
Sentí que mi corazón se aceleraba y todo mi cuerpo se calentaba de miedo.
-No, profesor- respondí, asustada de que pudiera notar que estaba mintiendo. No podía contarle sobre el "fantasma" de Cedric y mi plan para devolverle la vida. Lo que estaba planeando hacer no estaba autorizado, podrían expulsarme de Hogwarts e incluso podrían expulsarme del mundo mágico. Dumbledore me miró durante un largo minuto con una mirada maliciosa y medio sonrió. Él asintió con la cabeza sin sorprenderse y me miró.
-Puedes irte ahora- murmuró. Le agradecí. -Ten cuidado, ¿quieres?- preguntó con una voz que no esperaba que yo respondiera. Asentí y me fui.
Rápidamente me dirigí al Gran Comedor cuando, sumergid en mis pensamientos, choqué con un cuerpo alto y firme. Levanté la vista y comencé a disculparme cuando reconocí los rasgos del chico.
-¿Buscas a alguien a quien hechizar, Granger?- dijo, medio sonriendo, medio en serio.
Me mordí el labio inferior y compuse una sonrisa. Aaron me miró de arriba abajo y suspiró.
-No sé qué te está pasando últimamente, pero todos los problemas que tengo que resolver comienzan por tu culpa. Primero tú con Malfoy, y ayer Scott Logan.
Pasé mis dedos por mi cabello y miré hacia otro lado, incapaz de mantener su mirada firme en mí por más tiempo.
-Estoy hablando contigo, Granger. Lo mínimo que puedes hacer es mirarme- dijo.
Hice una mueca y volví mi mirada hacia él. Me estaba considerando con una mirada tranquila pero formal.
-No sabía de la pelea entre Scott y Malfoy.
-Voy a ser breve- dijo. -No me importa que los chicos de la escuela tengan alguna erupción de hormonas cuando te miran, pero evita que se expresen en medio de los pasillos. ¿Te quedé claro?- amenazó.
Sentí que me sonrojaba como nunca antes. Todo lo que quería en ese segundo era esconderme detrás de una pared y no volver a aparecer nunca más. Mis mejillas y probablemente toda mi cara estaban ardiendo de vergüenza.
-E...esto no tiene nada que ver conmigo- murmuré.
-¿Oh no?- Respondió Aaron, sorprendido. -Pelear por culpa de una chica es una buena prueba de una erupción hormonal, ¿no es así?
Miré hacia abajo y me rasqué el cuello nerviosamente.
-Es extraño que digas eso porque conozco a alguien que tuvo una erupción hormonal hace sólo un par de años.
Aaron y yo abrimos los ojos con sorpresa y nos volvimos hacia Scott, que sonreía con orgullo.
Caminó hacia mí y me pasó el brazo por los hombros.
-Cuidado, Logan- McCoy lo amenazó"-O te daré ahora lo que te privé el último día
Scott se rió más fuerte y me miró.
-Déjala en paz, Aaron. Sabes que ella no es una amenaza para la escuela- luego sonrió y se encogió de hombros -y por favor, todos sabemos que Malfoy no tiene hormonas. Estoy prácticamente seguro de que nunca coqueteó con una chica, también lo es preocupado por cortejarse a sí mismo y... a su padre.
Scott sonrió y Aaron nos consideró un par de segundos antes de darse por vencido y luego sonreír levemente ante la broma. No obstante, miró fijamente a su compañero de cuarto y se alejó.
Suspiré con satisfacción y me volví hacia Scott.
-Gracias por ayudarme con él- dije.
Mi amigo sonrió y asintió.
-A Aaron le encanta explotar su rostro severo y ahora su posición de Premio Anual, pero no es diferente de mí o de Cedric. Es un Hufflepuff.- Explicó, orgulloso de su Casa.
-Entonces él no te castigó, ¿verdad?- pregunté, tranquilizada por las palabras de Aaron.
Scott se rió. -Me puso detenido durante dos semanas
Grité de sorpresa. - ¡Dos semanas!
-Oye, él es el Premio Anual y me pilló en una pelea...
-No tenías que hacer esto por mí- murmuré, avergonzada.
Me dio unas palmaditas en el hombro y sonrió -Por supuesto que tenía que hacerlo- respondió -y quién más te habría defendido si no lo hubiera hecho. Obviamente no la pelirroja de tu amiga: lo único que encontró para hacer fue convertirse en rojo de ira...- bromeó.
Me mordí el pulgar para contener las ganas de reírme a carcajadas. Scott se estaba riendo, pero luego me miró e hizo una mueca. -Lo siento, no te lo tomes a mal, sé que es tu amiga y todo...
Sacudí la cabeza y le dije que estaba bien. Luego le di las gracias y entré al Gran Salón. Me senté en la mesa de Gryffindor y comencé a comer. Ron me estaba mirando dagas.
-Primero Logan y ahora McCoy- escupió -¿Has decidido convertirte en uno de ellos?
Lo miré y suspiré. -Hufflepuffs, Ron. Son Hufflepuffs. Deja de parecer tan reacio, son tan geniales como nosotros, tal vez incluso más.
-¿Quizás incluso más?- repitió Ron, ofendido.
-Sí, Ronald. Son más amigables conmigo, que nosotros, los Gryffindors, nunca hemos estado con ninguno de ellos. Realmente no les importan las Casas, les gusta divertirse y se defienden unos a otros y a sus amigos.
Ron me consideró como si acabara de golpearme la cabeza contra el duro suelo.
-¿Qué está pasando?- preguntó Harry, sentándose a su lado.
-Parece que Hermione se ha enamorado de los Hufflepuff- respondió.
Bueno, en realidad me he enamorado de uno de ellos, pensé.
Harry me miró fijamente. -¿Es eso cierto?-, preguntó.
-Me gusta estar con ellos- Me encogí de hombros.
Ron me fulminó con la mirada y luego miró a Harry, que nos estaba mirando a los dos.
-Es una buena idea-, expresó finalmente.
Sonreí mientras Ron gritaba un "¿qué?"
-Sí, tiene razón. Estoy completamente de acuerdo con ella. Los estudiantes deben estar unidos, especialmente ahora que Voldemort ha regresado y que el ministerio está en contra de Dumbledore. Umbridge quiere dividir y conquistar, ¿verdad? Eso no será fácil si todos nos apoyamos unos a otros.
Sonreí y miré con orgullo a mi mejor amigo.
-¡Quieres que seamos amigos de Slytherin!- gritó Ron.
Harry puso los ojos en blanco. - No, probablemente no. Y los Slytherins tampoco lo querrían. Pero al menos comencemos con Hufflepuffs y Ravenclaws
...
Dos días después, salía de la torre de Astronomía con los demás estudiantes, cuando vislumbré una silueta grande y alta.
-Ven a la cabaña, justo después de la escuela. Llama tres veces y abriré la puerta-, susurró la voz, tapándose la boca con una mano.
Asentí y vi la silueta salir de la torre de manera nada discreta, mirando a cada persona que la miraba y caminando por las paredes.
Puse los ojos en blanco y reí. Hagrid puede ser muy divertido a veces. Entendí que se trataba del polvo del cuerno de Unicornio, pero Merlín, no tenía por qué actuar nuestro encuentro como un drama teatral. Pensé que tendría que hablar sobre el comportamiento de Hagrid con Cedric, probablemente él se reiría tanto como yo.
Sin embargo, me sentí increíblemente emocionada y nerviosa. Estaba muy cerca del final y este ingrediente fue uno de los últimos.
Después de la escuela, me dirigí a casa de Hagrid y, para satisfacerlo, llamé tres veces. Me sentí tentado a golpear por cuarta vez, pero luego pensé que probablemente lo asustaría muchísimo. Hagrid estaba en ese momento demasiado nervioso para sonreír ante la broma, y quién sabe qué pensaría: tal vez eran algunos Dementores o algo peor.
Hagrid abrió la puerta y miró cuidadosamente alrededor de la cabaña antes de hacerme entrar.
Tomé asiento y Hagrid caminó para tomar su caja de té.
-No quiero té, Hagrid. Gracias de todos modos- murmuré.
Hagrid no escuchó lo que dije porque me entregó la caja y la abrió. Clavó sus dos dedos en él y atrapó un paquete de papel que podía pasar a mi palma. Me lo extendió con una mirada preocupada. Lo tomé y lo desempaqué meticulosamente.
Descubrí un hermoso polvo brillante, blanco como la nieve fresca. -¿Viene de una hembra?- pregunté.
Hagrid se sentó en su silla y asintió. -De la más bella- respondió orgulloso de él.
Cubrí el polvo con el papel y lo guardé en mi bolsillo.
-Gracias, Hagrid. Lo que acabas de hacer por mí es maravilloso. Nunca lo olvidaré, ni él tampoco- susurré.
-¿Quién?- preguntó Hagrid al escucharme.
-No importa- murmuré -Él mismo te lo agradecerá en el momento adecuado.
Hagrid me miró con una mirada confusa. Le apreté la mano, le di las gracias y salí de la cabaña.
...
Era de noche y todavía no estaba dormido. Tenía un ensayo que escribir y me llevó toda la noche terminarlo. Cuando me sentí lo suficientemente satisfecho con mi trabajo, silenciosamente recogí el libro grande de debajo de mi cama y regresé a la sala común.
Leí atentamente el capítulo para asegurarme de no olvidar ningún detalle. A primera vista, toda la lista estaba completa, excepto la sangre del humano. Pero Cedric me había dicho que podría haber encontrado una solución. Pasé las páginas y seguí leyendo. Entonces mis ojos captaron un prólogo que no había notado antes.
Leí cada línea con atención y luego se me hizo un nudo en la garganta cuando leí las palabras. Levanté la vista y fruncí el ceño: no había considerado esta parte del hechizo. Pero, ¿fue suficiente para detenerlo todo, para decirle a Cedric "Lo siento, no puedo hacerlo. Buena suerte con esta vida fantasma 'incompleta'"?
"-¿Qué estás leyendo?-" Escuché a Cedric murmurar en mi oído.
Salté hacia atrás en mi silla y rápidamente cerré el libro. Me volví hacia Cedric y compuse una sonrisa.
—Nada. Sólo estaba revisando las últimas modalidades
Me dio una tierna sonrisa y se sentó en la mesa frente a mí.
-Cedric- murmuré, escondiendo el libro detrás de mi espalda para asegurarme de que nadie pudiera verlo, ni siquiera él -¿Tienes miedo?- Le pregunté. Él levantó una ceja. -Nos estamos acercando a la fecha. ¿Te asusta?
Cedric sonrió. - En realidad, estoy emocionado- dijo con franqueza.
Sacudí la cabeza, con un dejo de amargura pero mucha satisfacción. Cedric notó mi estado de ánimo no tan feliz. Sus rasgos se tensaron y su mirada se suavizó.
-¿Qué pasa? ¿Hay algo de lo que quieras hablar?- preguntó acercándose a mí. -Sabes que puedes decirme cualquier cosa...cualquier cosa— añadió.
Lo miré. ¿Podría decirle? ¿Tenía derecho a decírselo? ¿Podría simplemente quitarle su felicidad? No, probablemente no. Eso sería demasiado egoísta de mi parte, y conocía a Cedric lo suficiente como para estar seguro de que él mismo detendría todo el proceso si le contaba lo que acababa de leer. No pude hacer eso. Estábamos tan cerca del éxito. Tuve que correr el riesgo. Vale la pena. Cedric se lo merece.
-No, estoy bien. Sólo estoy un poco preocupada por la muestra de sangre.
Cedric sonrió y levantó la mano para acariciar mi mejilla. Se detuvo antes de hacerlo.
Esta vez desvió la mirada, un poco avergonzado.
-Dijiste que podríamos usar la sangre de cualquier humano, ¿verdad?- dijo.
Asenti. - Sí, pero como te dije, es una elección muy importante.
-Lo sé, lo sé- dijo, mirándome fijamente. "+-Pensé que podríamos usar tu sangre... si estás dispuesto- Agité mis pestañas con sorpresa. -Hermione, me encontraste, me has estado apoyando, has sido la compañía más maravillosa que podría desear, y yo... tengo fuertes sentimientos por ti. Así que, lo siento si suena un poco espeluznante, pero. ..- sonrió -No quiero la sangre de nadie más que la tuya
Me reí incluso si sentí que mis ojos se humedecían. Cedric nunca me había dicho que me ama, pero yo no necesitaba que lo hiciera. Simplemente lo sabía. Y quería que él estuviera completamente seguro de sus propios sentimientos.
antes de decirme las tres palabras.
Cedric sonrió y puso su mano sobre la mía. -Lo siento, siempre te estoy pidiendo que hagas algo, pero te juro que es la última vez. Y estoy bastante decidido a cambiar nuestras posiciones...
Le sonreí, saboreando la vista de su tierna y torcida sonrisa.
-Sonará un poco espeluznante, señor Diggory- dije, -pero le daré un poco de mi sangre.
Ambos nos reímos y nos miramos en silencio. Cedric me miró profundamente a los ojos y, tras una pausa, abrió la boca vacilante.
-Hermione-se interrumpió -hay un impulso que no soy capaz de aguantar más- Fruncí el ceño pero me mantuve concentrada en sus palabras. -Sé que no tendrá el mismo efecto que me gustaría pero...
Lo vi acercarse cuidadosamente a mi cara. Mi corazón latía rápido cuando entendí a qué se refería. No podía culparlo por eso porque yo también lo quería. Me quedé quieto y dejé que se acercara. Pronto, su cara estuvo a un centímetro de la mía. Separó ligeramente sus labios carnosos pero impalpables y delicadamente los acercó a los míos.
Cerré los ojos y traté de concentrarme en la sensación de ser besada por el chico que amaba, incluso si la sensación no estaba ahí. Levanté la mano y la apoyé lo más cerca que pude en su mejilla.
Permanecimos en este momento de silencio un par de segundos y finalmente nos separamos. Cedric me miró fijamente, un poco avergonzado.
-Me gustaría poder darte un beso más apropiado- murmuró.
Sonreí y acaricié mis labios con las yemas de los dedos.
-Me gustó- le aseguré.
Él sonrió. -A mí también me gustó- me murmuró.
Se sentó a mi lado y hablamos de todo menos del hechizo de renacimiento. Había hecho mi elección, sin importar lo que haya leído en este prólogo. Lo haré. Por supuesto, no había tomado una decisión ingenua, sabía lo que implicaría, pero lo afrontaré. Me preocupo lo suficiente por Cedric como para lanzar el hechizo... a toda costa
Hola mis bolas de piojos, como han estado?
Una disculpa por tanta demora, no daré explicaciones de porque mi tardía en actualizar porque ya lo hice en mi tablero, así que solo disfruta de este lindo capitulo, comenta y vota por el. Nos estaremos leyendo en este u otras de mis creaciones o traducciones.
Se despide…
VENUS 💌
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