
𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎
❝ 𝚅𝙴𝙽𝙳𝚁𝙴 𝙰 𝙴𝚂𝚃𝙴 𝙿𝙰𝚂𝙸𝙻𝙻𝙾 𝙿𝙾𝚁 𝚃𝙸 ❞
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Me desperté con dificultad esa mañana. En realidad, fui despertada por Lavender.
-Hermione. Aún sigues dormida. Vas tarde para la primera clase
Y ella estaba en lo correcto. Decidí sacrificar mi desayuno eligiendo en vez de él, irme a duchar. Miré mi reloj, iba terriblemente tarde para Encantamientos. Corrí fuera de la Sala Común hacia el salón.
El profesor Flitwick me dio la bienvenida con una mueca. Miré hacia abajo avergonzada y me acerque a mi mesa cerca de Harry. Detestaba llegar tarde, y especialmente esta mañana. Tenía planeado visitar el pasillo prohibido cuando todos los estudiantes estuvieran en el Gran Comedor, pero ahora, debería esperar hasta el almuerzo.
-¿Dónde estabas?- Harry susurró.
-No dormí mucho anoche- respondí.
Mi amigo asintió, él no necesitaría más explicación, al menos eso esperaba.
La clase de Encantamientos fue increíblemente larga y aburrida. Cuando la campana sonó, rápidamente me levantó y arranqué hacia la salida. Ahora tenía Transformaciones, pero pensaba en que mientras más rápida estuviera en clases, más rápido ésta terminaría.
Esta vez de nuevo pensé que el tiempo se había detenido, mis dedos golpeaban nerviosamente la mesa de madera. No puse atención a las palabras de McGonagall. Sólo podía enfocarme en mi encuentro surrealista. Fruncí el ceño: ¿por qué surrealista? Yo era una bruja y estaba estudiando en un colegio de magia, rodeada por criaturas y fantasmas. ¿Debería estar sorprendida de encontrarme al espíritu de Cedric Diggory en el pasillo? Era como si hubiera conocido a Myrtle o Nick.
Sacudí mi cabeza. Esto no era lo mismo. Siempre conocí a Myrtle y a Sir Nicholas como fantasmas. Con Cedric, bueno... era diferente, yo lo había visto riendo con sus amigos, sonriéndole a las personas... lo había visto vivo. Y eso hacía la diferencia entre él y todos los demás fantasmas de la escuela.
-Hermione. Es hora- Ron exclamó.
Me sobresalté y sonreí cuando me di cuenta de que era la hora de almuerzo.
Me levanté y estaba encaminándome hacia la salida cuando escuché a McGonagall llamándome.
-Adelántense- le dije a mis dos amigos -Los encontraré en el Gran Comedor
Harry y Ron asintieron y dejaron el salón.
-Señorita Granger. Estoy sorprendida de decir esto pero la quiero completamente enfocada en mis lecciones- dijo la profesora en un severo tono.
-Lo siento... no volverá a suceder- me disculpé.
McGonagall me indicó la puerta y salí rápidamente fuera.
Hoy no era mi día, y tampoco el de Cedric. Cuando estaba por alcanzar el pasillo fui alcanzada por Ginny quien necesitaba hablar de "algo importante". La seguí en el comedor. Me senté y me sentí demasiado hambrienta como para resistirme. Rápidamente comí mi almuerzo y luego me voltee hacia ella.
-Entonces, ¿de qué se trata?- pregunté preocupada.
Ginny agravó su mirada y se inclinó hacia mí.
-Es acerca...- susurró -de Dean Thomas. Pienso que le gusto
Suspiré.
-¿Esa era tu emergencia?- pregunté asombrada.
Ginny asintió. Miré mi reloj.
-¿Y qué exactamente quieres que yo haga?- pregunté.
-¿Tal vez que me puedas dar algún consejo?- murmuró.
Sacudí mi cabeza.
-Ginny, no soy el tipo de chica que sabe montones acerca de chicos. Deberías preguntarle a Lavender
Ginny me miró asombrada como si yo hubiera estado blasfemando.
-Pero tú eres mi mejor amiga. No puedo hablar de esto con nadie más
Rápidamente miré mi reloj. No tendría tiempo de ir y ver al fantasma de Cedric ahora. Solo suspiré y me voltee a Ginny.
-Bueno,- hablé -creo que Dean...
-Shhh- me calló. Se inclinó más hacia mí y susurró -no quiero que Dean sepa que yo sé que le gusto.
Levanté una ceja.
-¿Pero por qué? Sería mejor si él supiera que tú lo sabes, ¿no?
-No porque si él sabe que yo se que le gusto, yo no podría fingir que no lo sé.-" Dijo con una sonrisa satisfecha.
Fruncí el ceño.
-Pero tú lo sabes... así que ¿para qué fingir que no es así?
Ginny suspiró.
-Sí, lo sé, pero es sólo que no quiero que lo sepa
Corrí mi mano a través de mi cabello, yo no era talentosa en relaciones, todas estas cosas de saber/no saber estaban lejos de mí.
-Entonces ahora, no lo llames por su primer nombre. Vamos a tener que usar un nombre clave- Ginny me dio una apreciativa mirada y luego murmuró -director será perfecto
-¿Director?- repetí.
-Sí bueno, Dean... decano... director, ¿lo captas?
Comí mi pastel en silencio: estas cosas de las relaciones definitivamente estaban muy lejos de mí.
Ginny se relajó y habló con firmeza.
-Entonces, ¿qué es lo que piensas acerca del director?- Preguntó.
Mordí mi labio inferior.
-Bueno Dea... el director es fantástico, lindo, agradable, divertido y... guapo- solté.
Neville me miró con los ojos abiertos muy cercano a explotar en risas. Sentí mis mejillas tornándose rojas.
-Sólo come tu maíz, Longbottom- grité.
Ginny me dio una mirada satisfecha.
-Bien Hermione, Lo tienes- me dijo.
Después del almuerzo, afortunadamente le dije adiós a Ginny me uní a Harry y Ron para la siguiente clase. Cuando finalmente sonó la campana, decidí que sería mejor si encontrara el fantasma de Cedric cuando estuviera segura de que el pasillo estuviera vacío. Así que me fui calmadamente hacia la sala común. Hice mi ensayo de Transformaciones y practiqué los nuevos hechizos de Encantamientos. Ya estaba poniéndose el sol cuando dejé mi bolso cerca de mi cama y dejé la sala común.
Caminé a través de varios pasillos, retorciendo mis dedos nerviosamente. Cuando estuve en frente del cuadro, tomé un profundo respiro y esperé. ¿Qué se suponía que debía decir ahora? "¿Hola, soy yo. Sal de esa pared y ven a hablar conmigo?" ¿O tal vez debería suponer que él sabría que yo estaba aquí?
Sintiéndome increíblemente tonta, sacudí mi cabeza y murmuré.
-¿Diggory?
Me mantuve en mi sitio en el corredor y esperé. Miré a mí alrededor. Nada. Vacío. Voltee mi espalda hacia la muralla y jadee de sorpresa cuando vi la sonriente cara del Hufflepuff.
-Lo siento. ¿Te asusté?- preguntó preocupado.
-No lo sé. ¿Luzco asustada?- repliqué.
Cedric me miró de arriba abajo y asintió -Definitivamente si- respondió con una pequeña sonrisa.
Él estaba en lo correcto, yo estaba apoyada contra la muralla, con mi mano apoyada en mi pecho, respirando pesadamente.
-No muerdo, Granger. Puedes relajarte
Me separé de la muralla y tomé un profundo respiro.
-Lo siento- susurré. Hacerlo sentir incomodo era la última cosa que quería.
Silenciosamente nos miramos el uno al otro durante largos segundos.
-Estoy contento de que estés aquí. Gracias- murmuró.
Le sonreí avergonzadamente.
-¿Quieres ir a...?- preguntó señalándome un escaño.
Asentí y me senté sobre la fría roca.
No sabía que decir. No era fácil encontrar las palabras correctas con una persona muerta, los buenos temas también. ¿De qué se suponía que debería hablarle? Me miró y fue como si hubiera leído mi mente, o quizás fue porque mi cara era demasiado elocuente que él dijo.
-Sé que todo esto es demasiado... extraño, pero no espero que hagas algo en especial. No te preguntaré para que vengas a visitarme todos los días o hacer algunas cosas para mí porque me conoces muy poco y además tienes tu propia vida, no puedes usar todo tu tiempo libre en una persona muerta. No quiero ser una carga o un trabajo de rutina... solo necesito algo de compañía, solo necesito saber que existo para alguien. Así que cuando tú pases de casualidad por este pasillo, yo solo te pediré que me saludes, y si quieres, que me digas algunas palabras. Sólo eso sería perfecto.
-Por supuesto que no- exclamé mirándolo.
Cedric se congeló y me miró con sorpresa.
-Bueno, no estás forzada a saludar cada vez que camines por este pasillo- murmuró desilusionado pero con entendimiento.
-No, no habrá un saludo furtivo en el pasillo ni dos o tres palabras si estoy de buen humor. Diggory yo no soy ese tipo de personas. Voy a visitarte todos los días porque yo elijo hacerlo. No puedo verme a mí misma evitando este pasillo porque sepa que tú estás aquí, así que caminaré por aquí tan seguido como pueda porque sé que te encontraré acá. Quiero hablarte, y estoy segura de que voy a disfrutar haciéndolo. Como dije en mi mensaje, me hubiera gustado conocer más de ti, ahora que tengo esta... oportunidad, voy a tomarla. Bueno, si tú estás de acuerdo.
Oh mi dios, ¿por qué tengo que ser siempre tan habladora? Él ahora debería estar pensando que estaba loca, o que era una de sus fans... oh no, no una fan, ¡prefiero ser considerada una loca!
Me sonrió.
-Gracias- dijo. Su cara se iluminó con alegría.
-Es lo mínimo que puedo hacer- murmuré reteniendo mis lágrimas. No pude detenerme de recordar aquel día que dije no, tal vez hablándole podría sentirme menos culpable.
Pasó su mano a través de su no-existente cabello.
-A propósito- agregó, luciendo un poco avergonzado -se podría decir que alcancé a leer tu mensaje.
Le sonreí -¿se podría decir? Diggory, la nota era para ti, no podría esperar por un mejor lector para ella.
Así que este era Cedric Diggory, el popular alumno de Hufflepuff podría ser vergonzoso y diplomático. Aprender más sobre él iba a ser interesante.
-Bueno, aprecio lo que hiciste- replicó -y estoy seguro de que tu Casa piensa lo mismo.
Entendí sus palabras y lo que éstas implicaban: él sabía que yo quería que mi mensaje representara a toda la casa Gryffindor.
-Tienes buenos amigos, Diggory. Ellos preguntaron a Dumbledore para hacer este homenaje. Ciertamente ellos te quieren- respondí, tratando de cambiar el tema. Estaba avergonzada de hablar acerca de los pocos mensajes provenientes de mi Casa.
-Bueno, espero que este cuadro sobreviva a la era Umbridge.
Sacudí mi cabeza.
-No te preocupes, ella no hará nada contra este homenaje. Ella es sólo una profesora en Hogwarts. No tiene autoridad- traté de confortarlo.
Sabía que Cedric se preocupada por este cuadro. Era el último lazo a su antigua vida, la única cosa que le recordaba a él y a los estudiantes que Cedric Diggory había estado aquí.
-Dumbledore lo cuidará. Tus amigos lo mantendrán. Yo lo protegeré- dije firmemente.
Sus facciones se relajaron.
-A propósito, espero que lo que paso anoche no te haya causado problemas con ella.
Hice una mueca de dolor pero seguí sonriendo.
-Creo que va a mantener un ojo sobre mí pero está bien- Estaba segura de que ella ya habría revisado mi expediente y consultado a los otros profesores acerca de mi conducta durante clases.
-Umbridge es poderosa. La he visto en acción. Ella puede ser vil y muy cruel- dijo con una punzada de enfado y preocupación. -Ella fue enviada por el Ministerio incluso si sigo sin entender por qué.
Jadee sorprendida. Por supuesto que Cedric no sabía sobre lo que ocurría afuera, acerca del conflicto entre Harry y Dumbledore contra el Ministerio y sus mentiras. Cornelius quería calmar al mundo mágico, o debería decir mantenerlos en la ignorancia. ¿Cómo podría hablarle a él sobre esas mentiras o acerca del hecho de que el Ministerio estaba escondiendo las reales circunstancias de su muerte?
-Muchas cosas han cambiado después del Torneo. Ya no podemos confiar en el Ministerio
Cedric frunció el ceño.
En ese momento tres Hufflepuffs de segundo año corrieron a través del pasillo.
Cedric alzó la vista hacia ellos.
-¿Qué ocurre?- les pregunté a los estudiantes.
Una chica rubia se detuvo y me miró obviamente sorprendida de ver a una Gryffindor sentada sola en el corredor que conducía a la Sala Común de Hufflepuff.
-Umbridge está cerca. Lucía particularmente molesta. Yo no estaría aquí si fuera tú- dijo la chica. Se unió a sus compañeros y dio la vuelta en el siguiente pasillo.
-Creo que debo irme- dije. Me levanté y lo miré. -Volveré mañana.
Él asintió y me vio caminar hacia las escaleras.
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