019.
❛ 019. El nuevo amigo ❜
Por fin ultimo día de clases.
Si había algo que le había costado tanto a Olympe, fue tener que adaptarse al colegio con su dislexia y déficit de atención, y si le agregamos que todo era en otro idioma.
En todo el año ningún monstruo la intentó matar, tal vez su suerte empezaba a mejorar.
Que equivocada estaba.
Debió darse cuenta que todo iba a ir mal desde el momento en que Bertram le sirvió un panqueque de espinaca. O tal vez cuando Alexandre apareció raramente amable y feliz.
Nada de eso la hizo imaginarse todo lo que pasaría luego de su clase de lengua y literatura, la última hora.
Sentía que su cerebro le humeaba después de pasarse dos horas en literatura, la materia enemiga de los disléxicos. Aun que no debería echarle toda la culpa a la materia, había más de una razón para que el cerebro le humeara y la cabeza la doliera.
Dejo que todos salieran luego del toque del timbre, no le gustaba la idea de pasar por los pasillos donde estarían todos amontonados.
Solo quedaron ella y la profesora, ojalá no le intentara preguntar qué tal le pareció la clase porque Olympe no prestó ni un poco de atención, como en todas sus aburridas clases.
—Olympe—la llamó cuando Olympe se estaba acercando a la puerta del salón. Respiro hondo, tan cerca y a la vez tan lejos, se dio la vuelta—. Ven, niña.
La manera en la que miraba a Olympe la puso alerta, cuando estuvo a una distancia considerable, se puso la mano de manera disimulada en la cintura, sintiendo su cuchillo.
—¿Si?
—Me di cuenta que no pareces prestar atención en mis clases.
—Eso no es cierto.
Claro que lo era.
—Si, me parece que si es cierto. Me vi obligada a mantenerme a raya pero creo que ya no puedo aguantarme más.
Pronunciaba las S de manera extraña, como si siseara, como si fuera...
Deseo clavarse su cuchillo ahí mismo, por no prestar atención no se dio cuenta de lo obvio.
—¿Disculpa?—prefirió ganar al menos un poco de tiempo mientras lo más disimulado posible intentaba sacar su cuchillo.
—Creo que ya debesss ssaber a que me refiero.
La niebla empezó a desvanecerse y la dracaenae mostró su verdadera y asquerosa forma.
—Tú y tu estúpido campamento perecerán bajo el señor del tiempo.
Olympe sacó su cuchillo mientras se ponía en posición.
—Si... no lo creo.
—Oh, créeme que si, no hay nada que pueda proteger tu tonto campamento.
Y antes de que Olympe le preguntara a qué se refería, ella atacó. Se hizo a un lado justo a tiempo para que no la agarra del cuello, pero su brazo no corrió con la misma suerte porque logró hacerle un arañazo.
—¡Mierda!
Olympe no se quedó atrás y atacó al monstruo, intentó clavarle el cuchillo pero justo se hizo a un lado y casi pierde el equilibrio. La profesora soltó una carcajada.
—Pero bueno, había escuchado que eras mejor que esto.
—¿Acaso tengo un club de fans? Digo para que anden hablando de mi.
Se abalanzó sobre la dracaenae antes de que ella le contestara, estuvo practicando para usar sus poderes y así lo hizo. En su mano se empezó a formar una esfera de energía fucsia y antes de que perdiera la concentración, se la lanzó a la dracaenae dándole de lleno en un brazo. Aprovecho que el monstruo estaba adolorida y cuando se acercó para atracarla, le clavó el cuchillo en el ojo, justo a tiempo cuando le clavo sus asquerosas uñas en su hombro.
—No-puede-ser.
Olympe se dio la vuelta asustada mientras se agarraba el brazo, de la vuelta tan brusca le dio un tirón en su hombro herido.
Ahí estaba parado uno de sus compañeros, Devon Lee. La miraba con los ojos tan abiertos que parodian haberse salido de sus cuencas y la boca abierta como si le diera lugar a las moscas para que entraran.
—¿Que haces aquí?
—¿¡Que hago aquí!? ¿¡Que carajos fue eso!? ¡Vine a buscar mi chaqueta y te veo peleando con... con una cosa!
—¿Tu viste todo eso?
—¡Pues claro que lo vi!
Olympe no sabia quien se encontraba mas confundido si ella o Devon.
—¿Puedes ver esto?
—¡Si! ¡Si puedo ver ese cuchillo!
Olympe cerró los ojos mientras suspiraba, genial. O Devon era un mortal con una gran visión, o era un semidiós.
—¿¡Te vas a quedar ahí!?
—Es cierto. Tengo que irme y tú vendrás conmigo.
—¡No!
—Escúchame, Devon. Sé que estás confundido y que no entiendes nada pero tengo preguntas para ti y tienes que venir conmigo.
—¿Tu tienes preguntas para mi?—pregunto indignado—. Yo tengo preguntas para ti, no puedes ser tan cara dura de pedirme que te siga y te conteste tus preguntas cuando...
—Yo te responderé todas las preguntas que tengas pero primero tú contesta las mías.
Al ver que Devon se quedaba callado empezó a caminar por los pasillos vacíos de su colegio, mientras colgaba su mochila en su hombro sano.
—¿Tienes dislexia o...
—¿Como lo sabes?—cuando Devon corto su pregunta se dio cuenta que no era tan sólo un mortal como ella pensaba.
—...déficit de atención?
—¿Como lo sabes? Nadie en este lugar saber que tengo dislexia y déficit, solo los profesores.
—¿Conoces a tu padre, Devon?
—Muy bien, me canse. ¿Como sabes todas esas cosas sobre mi?
—Creo que eso tiene que responderlo tu madre, pero antes iremos a mi casa a buscar algunas cosas.
•[💌]•
Olympe lleno la mochila que luke le había dado con Dracmas, ambrosia, néctar, dinero, un kit de primeros auxilios y porque no un cepillo de dientes con pasta, además de un cambio de ropa al no tener tiempo de cambiarse su uniforme.
Devon seguía impaciente mirándola guardar sus cosas de manera apresurada, Olympe ya le había pedido a Braian que avisara para que preparen el jet hacia New York.
Para su suerte no había nadie en casa. Mathéo apenas salió del colegio se fue con sus amigos, Bertram no estaba y como era obvio, ni Alexandre ni sus abuelos estaban.
—Vamos a tu casa, tu madre necesita darte explicaciones.
Devon al igual que Olympe vivía en un barrio privado, solo que un uno distinto. Cuando llegaron, Olympe le pidió a Braian que esperara, que no se tardarían.
Devon abrió rápidamente la puerta y entró, dejando que Olympe pasara.
—¡Mamá! ¡Mamá!
Una mujer se acercó, la madre de Devon, tenía un gran parecido a él, la única diferencia era que ella tenía el cabello castaño claro y unos amables ojos verdes claros, a diferencia de Devon que sus ojos expresaban rudeza. Olympe sabia que ella en su momento fue una famosa luchadora de lucha libre.
—Devon, ¿que sucede? ¿por que gritas?—al llegar a ellos se dio cuenta de la presencia de Olympe y lo lastimada que estaba— Oh, cariño, ¿que te paso?
—Esto... si estoy bien.
—No pareces, llamaré a un doctor y...
—¡Mamá! Ella dice que hay cosas que tú debes explicarme, ¿a que se refiere?
La madre de Devon miró impactada a Olympe, antes de mirar a su hijo nerviosa.
—¿A que te refieres, Amor?
—Algo la atacó y ella dice que tú sabes o algo así, no lo sé, no entiendo nada. Mamá, por favor dime.
La mujer miró a Olympe.
—¿Tú... tú eres...
—Si, lo soy. Y por lo que puedo ver, Devon igual.
— Cariño, ven. Vamos a sentarnos hay mucho de que hablar.
—¿Señora? ¿Podría ser rápida y breve? Tenemos que irnos a los Estados Unidos lo más rápido posible.
Cuando vio los ojos de la madre de Devon llenarse en lágrimas, deseo no haberlo dicho.
—Esta bien.—respiro hondo antes de mirar a su hijo—¿Recuerdas lo que te dije de tu padre?
—Que él solo me vio cuando era un bebé y luego desapareció, si lo se, ¿que tiene que ver?
—Hace muchos años luego de una pelea, conocí a un hombre, que era astuto, valiente... y desde el momento en que lo vi, supe que nunca había conocido a un hombre como él en mi vida, luego me di cuenta que no era un hombre como los que había conocido, porque él no era un hombre en sí... era un dios.
—¿Jesús?
—No de Dios, de un Dios, Devon.
Al ver como todo parecía ponerse difícil, Olympe decidió intervenir.
—Las historias que conoces, que nos cuentan en el colegio de los mitos griegos son... bueno, son reales.
Devon soltó una risa nerviosa.
—¿Que? ¿De que hablas? Mamá, ¿por que le sigues la corriente a lo que ella dice?
—Porque es cierto.
—No, no es verdad, son solo mitos.
—Disculpe, señora. ¿Tiene una manguera?
—Em... si, claro en el patio.
—Bien, usted explíquele, yo tengo que hacer algo.
Cuando encontró al manguera, la puso en una posición donde se reflejaría con el sol y cuando vio el arcoíris, lanzó el dracma.
—Oh, Iris, diosa del arcoíris, por favor acepta mi ofrenda. Annabeth Chase.
Vio la figura de Annabeth aparecer y casi deseo no verla, estaba totalmente despeinada y herida, además de tener una mirada enloquecida, parecía estar en la calle. Y mientras en Irlanda eran las cinco de la tarde, ahí parecían ser las once de la noche.
—¡Annabeth!
Vio cómo se sobresaltó y se dio la vuelta buscando de donde provenía hasta que la vio, y se le formó una gran sonrisa.
—¡Olympe! ¿Que fue lo que te sucedió?
—Larga historia. Escucha, en unas horas llegaremos a Nueva York, ¿Donde estas?
—Unos... unos kilómetros de Nueva York, tuve sueños con el campamento ¿tú?
—Algo parecido, además una dracaenae me atacó y me hizo saber que el campamento está en peligro, hay que ir a buscar a Percy.
—Oh dioses, entonces por eso estas así. Yo estoy yendo en busca de Percy, te iba a llamar pero me quede sin dracmas.
—Annabeth, resiste lo que más puedas, en este mismo momento tomaremos un vuelo. Encontrémonos en Central Park.
—Adiós, Oly.
—Adiós, Annie.
Corto la llamada y cerró el caño. Entro a la casa y vio cómo Devon era abrazado por su madre y como ella detenía lo que decía cuando la vio entrar.
—Tenemos que ir en este momento.
—¿No pueden irse mañana? Por favor, hay mucho de lo que no le dije.
—Lo lamento, pero no. Mi amiga está en problemas y tenemos que llegar lo antes posible al campamento.
—¿Que campamento?
—¿No le dijo del campamento?
—No me diste tiempo.
—Pero si le di mucho tiempo.—Olympe miró a Devon antes de empezar una discusión—El campamento es el único lugar seguro para chicos como nosotros.
—¿Semidioses?
—Exacto, ahí nos entrenamos para ser héroes y sobrevivir.
—Mamá...
—Cariño tienes que ir, estarás seguro ahí, tu padre quería que fueras ahí.
—No me interesa lo que él quiera, me interesa lo que tú pienses.
—Es lo mejor para ti... Oh, él dejo esto para ti.—Abrió un cajón que parecía tener llave y saco una linterna de bolsillo.
—¿Una linterna?
—No creo que sea una simple linterna, debe ser un arma.
—Exacto, la dejo para ti, para que puedas protegerte.
—Devon, tenemos que irnos, enserio.
Devon abrazo a su madre antes de separarse con los ojos llorosos.
—Adiós, cariño y has todo lo que ella te diga.
Él ni siquiera parecía tener ganas de replicar.
—Adiós, mamá.
•[💌]•
Ya se encontraban en el avión, uno al lado del otro en total silencio. Al menos para uno de ellos si había silencio.
—¿Oye?
Olympe dejó de mirar la ventana para prestarle atención.
—¿Que?
—¿Hace cuánto vas a ese campamento?
—Hace años, muchos años.
—Entonces... eres algo así como ¿antigua?
—Se nos dice veteranos pero si. Tranquilo, es un lugar genial, nos entrenan, nos dan misiones, nos instruyen para sobrevivir en la vida real.
—¿Misiones? ¿Como... las que hacía Hércules?
—Puede que seamos elegidos por los Dioses o por otros semidioses para acompañarlos y ayudarlos, hay que hablar con el oráculo cuando te asignan una misión.
—El oráculo—lo escucho susurrar—. Y tú ¿alguna vez fuiste a una misión?
—El verano pasado fue mi primera misión, fue una locura.
—Cuéntame.
—Es mucho para contar, es muy largo.
—Tenemos mucho tiempo.—Olympe lo miro indecisa— Por favor, me ayudara a entender muchas cosas.
Suspiró cansada antes de acomodarse en su asiento, se sentía mejor luego de comer un poco de ambrosía.
—Bien, pero más te vale no interrumpir.
—Esta bien.
Olympe jamás se imagino que estaría en el avión de su familia junto a su compañero de clase, con quien nunca hablo y nunca tuvo interés de hablar, hacia Nueva York para encontrarse con Annabeth, luego buscar a Percy y así irse hacia el campamento que parecía estar en problemas.
wandi's notes
Comienzo del segundo libro que emoción 🥹🥹🥹
y bueno todo un tema viste, tengo en borradores un fanfic con Percy que ya voy a sacar pero en mi canal de difusión ya voy a mandar así me ayuden a elegir a la prota Jajajaj
Si quieren estar en el canal díganme y les mando el link.
así no es su uniforme aclaró, jamás le pondría a Olympe algo tan feo.
y devon tampoco es así de feo.
no releí el cap así q lo más probable es q después lo edite
xoxo
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