-¡Oh, hermanito! -Emma te saluda calurosamente, con una sonrisa que se expande en su rostro, dejando ver sus dientes.

Todos te observan con cara de: "¡¿Hermanito?!"

Tu solo dejas ver tus mejillas levemente rojas, seguro has sentido algo de vergüenza.

Desvías la mirada, haciendo un pico con tus labios, levantando un poco tu mano en saludo.

Será un día largo.

-Mikey, d-despierta -susurro con una sonrisa forzada, te has quedado dormido desde la mitad de la clase, y ahora que a terminado, me he dispuesto a despertarte. ¡Pero vaya sueño pesado que tienes!

-No va a despertar así -escucho la voz de Emma, le miro, risueña se acerca a nosotros y acaricia tu cabello sin ningún cuidado, como sabiendo que eso no lograría traerte de vuelta de tu mundo onírico.

-¿Qué quieres decir?

-Jaja, su sueño es muy pesado, para despertarle hay un secretillo -le observo con duda mientras ella saca de su lonchera un dulce, bueno, a mi vista, es ese que tanto te gusta, un dorayaki.

-¿Qué harás con eso?

-Solo observa -deja aquello entre sus manos sobre la mesa, tú te encuentras usando tus brazos como almohadas, y de la nada, sacas dos de tus dedos y jalas el dorayaki hasta perderlo de vista.

Pongo los ojos en blanco y Emma ríe divertida.

-¿En serio? -digo al ver algo tan absurdo, más me quedo sin habla en el momento que levantas tu cabeza mientras tallas uno de tus ojos para acostumbrarte a la luz que los ha atacado de repente.

-¿Uh?, ¿Micchi? -dices algo confuso, mis mejillas se sonrojan levemente mientras te sonrío de igual forma.

-Te has quedado dormido -digo en un tono bajo, de la nada viendo cómo acaricio tu cabello, y cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo un inmenso calor se apodera de mis mejillas, tu rostro también está en esa condición, incluso has tragado con dificultad el dorayaki que comías. ¿Por qué he hecho eso?

-A-amm, perdón -rápidamente aparto mi mano con timidez, tú solo niegas con la cabeza, de pronto ya estando demasiado despierto.

-Bueno, ¿y desde cuándo se llevaban tan bien? -Emma te codea con una mirada insinuante que rápidamente te pone los pelos de punta, ya que en primer lugar, no le habías visto o percatado de su presencia.

-¿Q-qué dices? -te inclinas un poco hacia atrás, creando espacio entre ella y tú, desviando la mirada a un punto que no sea ninguno de nuestros ojos.

-Vaya, pero nunca te había visto así -ella sonríe más, y yo me quedo pensativo.

¿Es que nunca te comportas así con nadie?

-¡Oh!, ¡¿él te gusta?!