—¿Entonces este imbécil también va? —gruñes al ver que Izana está junto a Emma en la puerta.

—Sí, Chifuyu dijo que invitasemos a los que quisiéramos, y pues yo lo invité —sonrío, viéndote bajar las escaleras con aquel suéter negro y esos jeans ajustados.

Aguántenme que me caigo.

—Agh, pero si ni siquiera conoce a Kazutora.

—¿Y a mí que?. Cuando lo conozca tal vez nos llevemos mejor que tú y él —se cruza de brazos el mayor, restándole total importancia.

—Eso es imposible.

—No lo es.

—Si lo es.

—No.

—Sí.

—¡Ay ya paren! —Emma les interrumpe, abriéndose paso hacia la motocicleta del rubio que le esperaba fuera.

—Sí, por favor —suspiro, viendo cómo Izana rueda los ojos yendo tras Emma.

Llegas a mi lado, siento tus brazos envolver mi cintura y tu aliento acariciar mis oídos.

—Estás hermoso —susurras con una sonrisa traviesa que casi no logro ver entre el rojo que inunda mis mejillas—. Me dan ganas de no dejarte salir, habrá muchas miradas sobre tí, Micchi —te quejas mientras trazas el borde de mi rostro con tus dedos hasta terminar en mis labios.

—No seas celoso —río levemente.

—¿Celoso yo?. Nah, es que opacas mi belleza —peinas tu cabello con tus manos mientras sonríes con superioridad, cruzando la puerta detrás de mí.

—Sí, claro, cómo usted diga —tomo tu mano manteniendo la sonrisa en mi rostro, tú imitas mi acción, entonces ambos subiendo a tu motocicleta.

Los cinco salimos de allí, en el camino parecía haber una competencia entre Izana y tú para saber cuál era el más rápido, pero terminó siendo Draken -ya harto- el que les sobrepasó.

Al llegar pudimos ver a Chifuyu recibiéndonos con esa calidad y hermosa sonrisa que solo él es capaz de hacer, pero no me distraje, tomando su mano y llevándole a unos metros de los chicos.

—¡Cuéntame todo!

—Jeje, ¿todo qué?

—No te hagas, ¡Baji y Kazutora!, ¿qué pasó con ellos? —le sarandeo por los hombros, él solo pareciendo demasiado nervioso.

—¿C-con ellos?. N-no pasó nada...

—¿Por qué no me dices uh? —entrecierro mis ojos, él evade mi mirada, de la nada sintiendo varios pasos rápidos en nuestra dirección.

Volteo y de inmediato el chico de mechas amarillas se lanza sobre mí, abrazando mi cuerpo con euforia.

—¡Takemicchi! —su voz acaricia mis oídos de manera agradable, yo sonrío y le abrazo también.

—Kazutora, muchas felicidades, ¿cómo estás?

—¡Gracias!. Estoy muy feliz de que estén aquí. ¿Cómo estás tú? —vaya, en serio su sonrisa es enorme.

—Bastante bien.

—¿Uh? —Kazutora voltea a su derecha, ahora ambos viendo cómo Chifuyu intenta escaparse—. ¿A dónde vas cariño?, ¡ah, cierto!. Kei me dijo que llegaría en unos minutos con Peke J. ¿Planeabas dejarlo solo en casa? —su tono es de regaño, pero lo que más me sorprende sigue siendo el "cariño".

—N-no, iría más tarde.

—Ah, en fin. Vayamos adentro —suspira, sonriendo otra vez, ahora abrazando mis hombros y entrelazando sus dedos con los de Chifuyu mientras nos guía.