-Eh, y-yo no...

-No puedo creerme esto Takemichi. Manjiro es solo tu pareja, ¡yo soy tu amigo!. Quien estará ahí cuando se peleen. Quien siempre lo ha estado -su voz comienza a alzarse, haciendo que me preocupe-. En mi caso Kazutora y Baji están en segundo plano, ¡tu estás en primer lugar!. No es justo, Hanagaki.

-Detente, ni siquiera sé, es decir, mierda. ¿Por qué estamos discutiendo?

-Por lo que piensas. Maldita sea, sé que me equivoqué, que por mi culpa Mikey se peleó contigo, que tienes derecho a estar enojado. ¿Pero esto?. Takemichi, hemos sido amigos desde siempre, te amo tanto, y tú vienes con estas idioteces.

-¡No son idioteces, Matsuno! -el enojo poco a poco crece en mí, y solo sé algo, esto no está bien-. E-es complicado, que estemos tan juntos es un problema.

-¡¿Eso crees?!

-¡Por supuesto!. Agh, te tengo demasiado amor, eres un chico hermoso y dulce, y me quieres también. ¡Es difícil resistirse a ti!. ¡Y no quiero que vuelva a pasar nada entre los dos!. ¡Amo a Mikey!

-¡¿Acaso te gusto?!. ¡También tengo esa clase de pensamientos hacia ti!. ¡Pero existe el puto autocontrol si te das cuenta!

-¡Pues si eres sordo, te lo repito, es difícil resistirse a ti, Matsuno!

-¡Entonces si es tan problemático mejor que ya no hablemos! -su grito hace retumbar mis oídos mientras la música se detiene afuera y todos nos ven sorprendidos.

Y sí, vernos, porque Chifuyu ha pateado la puerta del closet tan fuerte que ha logrado abrirla, rompiendo el candado, este cayendo al suelo unos cuantos metros lejos de las puertas por el impacto.

Y ni hablar de la madera rota.

El de ojos verdes sale del lugar totalmente lleno de rabia, acaparando la mirada de todos, Kazutora confundido yendo tras él.

-¡¿Qué mierda le hiciste, Hanagaki?! -Baji me mira con odio, joder, no me mires así.

-Y-yo...

Mi voz... ¿estoy llorando?

El pelinegro también va detrás de mi... ¿amigo?, ya ni siquiera sé si lo seguimos siendo.

-Amor, ¿estás bien?. ¿Que pasó? -te acercas a mí apresuradamente, sosteniendo mi rostro lleno de lágrimas entre tus suaves manos-. ¿Ese idiota te hizo algo?. ¿Acaso te obligó a hacer algo que no querías?

No pasan ni tres segundos cuando rompo en llanto, todas las miradas ahora sobre mí, sin entender.

-Takemicchi... mierda, no llores, ven, salgamos un rato.

Me ayudas a caminar entre los chicos, al salir escuchando como Ran y Sanzu tratan de animarlos para continuar divirtiéndose e ignorar lo que pasó.

Cuando estamos afuera nos sentamos en la terraza, tu delante de mí en el sofá, limpiando cuántas lágrimas se deslizan por mis mejillas.

-Amor, no llores, por favor, odio verte así -murmuras, en ese tono incluso pareciendo dolerte a ti-. Cariño, mírame...

-E-es todo m-mi culpa, l-lo siento, l-lo siento tanto -a penas puedo hablar con el nudo en mi garganta, tu suspiras, abrazándome con fuerza, y solo ahí puedo encontrar la calma, entre tus brazos.