-¿E-eh? -apenas puedo hablar, tu respiración hace erizar mi piel, la cual estaba fría solo hace unos segundos, ahora está tibia, y en el fondo, dejando atrás los nervios y la vergüenza, no quiero que esa calidez termine.

Escucho una risita cerca de mi oreja, para luego sentir como me levantas hasta sentarme encima del sofá, el cual estaba solo a medio metro de ambos, y la verdad no sé cómo has podido cargarme.

-¿Q-qué haces...? -murmuro de manera temblorosa, viendo como te subes encima de mí y me haces retroceder hasta quedar acostado.

No haces el más mínimo esfuerzo cuando colocas mis muñecas a los lados de mi cabeza, porque mi cuerpo no pone resistencia a ti en ningún sentido.

Tu rodilla roza con mi entrepierna y tu boca se encarga de dejar una marca a un lado de mi cuello. No puedo evitar soltar un gemido de sorpresa, y tapo mi boca de inmediato, avergonzado, mientras observo como sonríes con malicia, viéndome tan intensamente.

-Neh, Takemichi~ -llamas mi nombre manteniendo la expresión divertida en tu rostro, como si te gustase hacerme perder la cabeza, porque estoy seguro que se ve en mis ojos lo perdido que me siento, incluso puedo escuchar los latidos de mi corazón ante mi ritmo cardíaco acelerado-. ¿Sabes por qué supe que teníamos un trabajo extra-clase cuando se supone que estaba dormido? -la curiosidad me inunda, pero todo pensamiento se vuelve nada cuando tú pulgar acaricia sutilmente mi labio inferior y observas en esa dirección, si no te detienes pronto moriré aquí mismo. Niego repetidas veces, confuso, y otra de tus risitas se hace presente. Te acercas a mi oído, susurrando-. Estaba observando lo hermoso que eres.

Mi respiración se corta de golpe, puedo sentir como estoy sudando frío, ¿acaso quieres matarme?

-¿C-cuándo?, es decir, ¿y-yo?, p-pero... -ni siquiera puedo formular una oración correctamente, miras hacia mis manos, estas se agarran al sofá entre nervios y temblores. Tomas una de ellas y la acaricias, luego subiendo en un toque suave dos de tus dedos, a lo largo de mi brazo, hasta llegar a mis clavículas y bajar a través de mi pecho, deteniéndote en mi abdomen bajo, rozando con mi pelvis, me tenso de inmediato, el calor en mi cuerpo es insoportable.

Me observas, una sonrisa burlona adorna tu rostro en una expresión demasiado sensual combinada con tus acciones.

-M-Manjiro... -murmuro tu nombre en un suspiro ahogado cuando cuelas tu mano por debajo de mi pullover.

¿Qué piensas hacer...?