
Felicidad momentánea
—¿Me vas a contar por qué estás así? —nos encontramos en el patio, un poco alejados de los otros estudiantes, caminando tranquilamente sobre el césped perfectamente cortado—. ¿O por qué haz faltado todos estos días?
—No es algo de lo que quiera hablar ahora... —susurro, con un poco de desánimo adornando mi voz.
—Oh, tranquilo, no tienes que contarme si no quieres.
—¡No es eso! —digo, pensando que se ha sentido ofendida—. Puedo contarte después, pero cuando esté mejor...
—Está bien, lo que importa es que estés bien —me sonríe, entrelazando sus manos detrás.
—La verdad, no sé si a alguien además de Chifuyu le importe —sonrío, sintiendo lastima de mi mismo, nunca creí estar así por querer a alguien.
—¡Todo lo que te pase importa! —exclama de repente, y me detengo, viendo su mirada enfadada—. A mí me importa, si a los demás no, es porque no son tus amigos —dice, tomando mi rostro entre sus manos para obligarme a verle a los ojos, esos color rosa que logran intimidarme, siendo tan intensos.
—Me alegra saber eso —le sonrío levemente, dejando caer mi cabeza contra su frente, con suavidad, logrando obtener un suspiro ahogado en sorpresa y unas mejillas rojas como respuesta—. Eres muy pequeña, ¿sabías? —cierro los ojos, y pienso que fue mi mayor error, porque la imagen de tí delante de mi, aquel día lluvioso, se plasma en mi mente, recordando que también eres de baja estatura, aunque no tanto como ella.
—¿Te estás burlando? —veo como sube su puño a la altura de mi rostro, haciendo una mueca enojada, sacándome una carcajada, entonces alejándome de su rostro.
—Tómalo como quieras —digo risueño, volviendo a caminar.
Tras otros minutos conversando, llega la hora de volver a clases, y aunque no quiero, nos despedimos.
Vuelvo a mi salón con una pequeña sonrisa en mis labios, después de todo si fue buena idea buscarle para pasar el rato.
De pronto, veo a Draken pasar por mi lado, le sigo con la mirada, extrañado de verle aquí, la poca felicidad que llevaba encima esfumándose de repente.
Giro un poco más la cabeza, mis orbes azules chocan con los tuyos negros, tus mejillas están rojas mientras juegas nerviosamente con tus dedos sobre la mesa, ¿qué hacías cuando no estaba?, ¿por qué estás avergonzado?, ¿y por qué siento que me molesta?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro