
Escapando de clases
Mi respiración se ha cortado de golpe.
Es decir, ¿qué?
-¡D-deja de decir tonterías! -todos nos están mirando, te has levantado y golpeado la mesa sin darte cuenta, ya que observas a todos confuso.
Nos mantenemos en silencio mientras vuelves a sentarte con las mejillas muy rojas, ¿desde cuándo te sonrojas tanto?, es realmente lindo, para nada me molesta, pero, desde que te conozco nunca te has mostrado avergonzado, ni siquiera frente a Draken, y es algo extraño que pase cuando te hablan de la relación entre nosotros.
-Esto es serio -de la nada Emma está realmente emocionada, observándome intensamente con esos orbes color miel, ya siento escalofríos.
-Me perdí -digo, con unas sonrisa algo nerviosa, rascando mi nuca sutilmente.
-¡En fin! -te levantas y tomas mi mano, obligándome a imitar tu acción, interrumpiendo mis palabras-. Tenemos que hacer el trabajo de Historia Clásica, ¿no?
-¿Cómo se supone que sabes que nos asignaron ese tema a ambos? -pongo los ojos en blanco, sin entender absolutamente nada-. Estabas dormido.
-¿Quién sabe? -sonríes relajadamente, mientras tanto me vas jalando hacia la puerta, colocando en mis hombros mi mochila después de tomar la tuya-. Descúbrelo por ti mismo.
-Ah... ¿Adiós? -Emma se despide, yo apenas he podido ver su rostro con lo apresurado que me llevas.
Y de la nada, aquí estamos, de camino a tu casa, caminas por el muro que está siguiendo la acera, con tus brazos estirados a los lados de tu cuerpo para obtener equilibrio, luciendo algo infantil, aún más con los silbidos que salen de tu boca.
-Mikey, ¿sabías que aún no terminaban las clases? -digo, estando nervioso, porque nunca me he escapado de clases, y tú de la nada me has hecho hacerlo sin ningún trabajo, porque cuando estoy contigo me pierdo de mi entorno totalmente.
-Claro -dices, no pareces estar prestando mucha atención, yo solo suspiro.
-¿Entonces?
-¡Iremos a mi casa y haremos el trabajo de Historia Clásica!
-¿A tu casa? -aparento estar desentendido, aunque ya sabía que era ahí a dónde íbamos, o lo suponía, por la ruta que habíamos tomado.
-Así es.
-¿Por qué hacerlo hoy? -ladeo un poco mi cuello, observándote desde abajo-. Es para la próxima semana.
De repente te frenas, imito tu acción esperando una respuesta convincente, pero vamos, que por mí no hay problema.
Te agachas en tu lugar, aún quedando un poco más alto que yo, pero estando lo suficientemente cerca como para que yo pueda sentir tu respiración chocar contra mis labios, al igual que tus ojos oscuros como la obsidiana clavándose en los míos, fríamente, con esa expresión tan seria.
-Preguntas mucho -dices, tomando con dos de tus dedos mi mentón, levantando mi mirada un poco más.
Debo estar muy rojo...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro