
Cena familiar
—Entonces, ¿cómo se conocieron? —la voz de Shinichiro se escucha tras el incómodo silencio en la mesa, nosotros compartimos miradas, luego ambos respondiendo a la vez.
—En la biblioteca de la escuela.
—En la graduación.
Nos observamos otra vez, tu confuso, yo riendo nervioso.
—¿La graduación?
—Hace dos años —abres tus ojos en sorpresa, tu boca igual, de manera sobreactuada, luego Wakasa se encarga de cerrarla por ti, usando su mano para subir tu mandíbula.
—¡¿Me conoces hace dos años?!
—D-de vista sí —murmuro algo apenado, tu aún me ves sorprendido, entonces Shinichiro hablando otra vez.
—¡¿Y estás enamorado de él desde ese entonces?! —se ve que son hermanos...
—Eso creo...
—¡¿Acaso esto es una peli?! —dicen a la vez, Wakasa interrumpiendo su pequeña escena.
—No estamos en una puta estación de policía, Takemichi no ha sido detenido, y ustedes no tienen que interrogarle.
Me cae bien.
—Ya, ¡pero es que son tan jóvenes!, sus vidas amorosas son muy interesantes —dice el ojos negros con emoción, y el de cabello bicolor rueda los ojos desinteresadamente.
—No es interesante para nada, sin contar las mentiras, traiciones, rechazos y malos entendidos —digo, riendo junto a ti.
—¿Y qué me dicen de su vida amorosa? —les apuntas con el cuchillo de mesa, ambos tensándose bajo tu mirada incriminatoria—. ¿Acaso solo follaron y ya?
Pongo los ojos en blanco al escucharte, Shinichiro se ha puesto realmente rojo, y Wakasa no ha hecho más que torcer tu oreja, logrando un quejido de tu parte ante el dolor que provocó.
—M-Mikey, deberías ser más discreto.. —susurro.
—Eso eso, eres un cochino, puerco, asquero-
—Ya vale —es Wakasa ahora quien los interrumpe, en su rostro viéndose cómo comienza a fastidiarse.
Todos guardan silencio entonces, tú y tu hermano solo mirándose con los ojos entrecerrados, él apuntándote con el tenedor, tú con el cuchillo, una tensión entre ambos que parece que en cualquier momento saltarán sobre el otro.
De pronto levantándome gracias a ti, que me jalas del brazo.
—¿A dónde van?
—A mi cuarto, ¿también quieres venir? —observas al de ojos negros desafiante, este solo se encoje de hombros, levemente enrojecido.
—¡No!, y usen protección, que no quiero tener que cuidar bebés aún.
Sus palabras logran hacerme sonrojar hasta sentir mis orejas tibias, ya siendo demasiado tarde para dar una respuesta cuando hemos subido las escaleras, entonces ambos entrando a tu habitación.
—No le hagas caso al tonto de mi hermano —ríes levemente, dejándote caer sobre la cama.
—Eres muy directo —pongo los ojos en blanco por milésima vez, realmente siempre dices las cosas a la cara, sin rodeos y directo al punto.
—¡Es que de verdad!, nunca me ha contado como se enamoraron o algo así, por eso le digo que si solo follaron, es lo que dice mi imaginación —te cruzas de brazos, yo río mientras me siento a tu lado.
El silencio haciéndose entre ambos, y cuando pienso que nada más loco puede salir de tu boca, vuelves a hablar.
—¿Quieres coger?
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