Ya es normal verte cada vez que llego a la escuela, en cuanto cambio mis zapatos por las cómodas pantuflas distribuidas por color según los años.

Normalmente estás con ese chico, y hoy no es la excepción, allí está, Ryuguji Ken, más conocido como Draken.

Mientras aún me encuentro agachado cambiando mi calzado, te observo de reojo, siento mariposas en mi estómago cuando veo como sonríes, sin embargo, algo me molesta, tus ojos son tan brillantes cuando le miras, han de ser muy buenos amigos, ¿cierto?

Usualmente se les ve almorzando, llegar e irse, correr y reír, todo juntos, como la uña y la carne, nunca se separan.

Dicen que Draken también es delincuente, y de ese si me lo creo, tiene esa aura, además, todos le muestran demasiado respeto, le temen a cada cabello de su cabeza.

Y no lo entiendo, ¿cómo alguien como tú puede juntarse con alguien así?

Tengo la esperanza de que voltees y me veas, sin embargo, el timbre te apresura, debes llegar rápido al salón de clases si no quieres llegar tarde. Me pasa igual, por lo que, debemos despedirnos.

Más bien, debo.

Y desde la distancia, en silencio.