
Amanecer
En la mañana me despierto debido al sonido lejano del timbre, confuso me siento en la cama, viendo a Chifuyu luciendo como un ángel dormido.
Entonces escucho el sonido de una notificación proveniente de mi teléfono, lo tomo entre mis manos, leyendo lo que pone en la pantalla.
Mikey <3:
Hey, abre la ventana. 🙂
Mis ojos se abren en sorpresa, de pronto creando teorías en mi cabeza muy locas, que no podrían ser verdad.
¿No?
Me levanto confuso, abriendo la ventana más cercana, entonces viéndote allí, con una sonrisa relajada a través del cristal, el cual quito de mi camino para poder hablarte mejor.
-¿Mikey? -es lo único que logro pronunciar ante la sorpresa, tu ríes suavemente.
-¿Me vas a dejar pasar o no, Micchi? -dices, con un tono juguetón y descarado que logra hacerme enrojecer.
-Ve por delante, ahora te abro -digo, para entonces suspirar, viendo cómo te alejas, caminando con lentitud.
Y es que decido alzar mi mirada al cielo, a penas está claro, quizás ni sean las siete de la mañana.
-¿Se puede saber qué hac-? -no puedo terminar de hablar, ni siquiera me es posible abrir la puerta por completo, de pronto teniendo los labios tuyos sobre los míos en movimientos desesperados y deseosos, haciéndome retroceder torpemente hasta chocar con el sofá.
Haces que me deje caer, y de repente tus manos están en todas partes, tocando todo lo que pueden.
Casi no puedo seguirte el ritmo, sintiéndome en el cielo sin siquiera volar, mi corazón latiendo tan rápido que siento que saldrá de mi cuerpo en cualquier momento, mi piel ardiendo ante tus toques lujuriosos, pero vuelvo en mí cuando introduces tus manos bajo mi pullover, acariciando mi abdomen sin pudor.
-M-Mikey, Chifuyu podría venir -digo entre besos, intentando separarme, pero me es imposible cuando intentas continuar, menos si amo tanto tus besos.
-Me importa una mierda Chifuyu -dices, en un tono seductor y posesivo cerca de mi oído, repartiendo besos y mordidas en mi cuello que logran hacerme gemir en voz baja, yo tratando entonces de callar mi voz.
-Pero Mikey... -digo en un suspiro ahogado en el placer que siento cuando tus manos comienzan a bajar, tocando en todas partes, haciendo erizar mi piel.
Y solo quiero más, dejándome llevar y rindiéndome ante tí, porque me es imposible negarme a algo que mi cuerpo desea tanto, porque tus besos son tan dulces y fogosos a la vez, siendo tan tentadores, tan atrayentes a dejarme arrastrar por los deseos precaminosos.
No puedo evitar sentir escalofríos en mi interior, con algo de miedo de lo que pienses hacer, y que yo no ponga resistencia ante eso, porque me gusta tanto.
-¡Si van a coger en mi casa por lo menos avisen! -observo con sorpresa a Chifuyu, este manteniendo el susto en su rostro enrojecido, entonces tapando sus ojos, dándose la vuelta.
-¡Ch-Chifuyu! -rapidamente trato de apartarme de ti, y tú suspiras con frustración, dejándome libre entonces.
-Ni para esto nos dejan tranquilos.
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