❝ 08. A WHOLE NEW WORLD. ❞
╰►UN MUNDO IDEAL; OCHO.
Miraba a lo lejos como Jay llamaba la atención de Scarlett tocando su hombro y tan rápido como pude me acerqué lentamente a ellos sin intención alguna de irrumpir en su conversación.
-¿Qué estás haciendo, Jay?- le preguntó Scarlett con una sonrisa divertida en el rostro- si mis padres nos ven seguro me matan o bueno, que te matan.
Me escondí aún más entre las sombras cuando la chica miró a todos lados asegurándose supongo que que ninguno de sus padres se encontraran ahí presentes.
-Olvidé pedir tu número de celular, vale la pena morir por el número de una princesa- respondió el chico con gesto dramático.
Scarlett lo miró a los ojos aún con su bella sonrisa alumbrando su rostro y cuando por un fugaz momento los ojos de la chica brillaron sentí que algo andaba mal.
Pude haber interrumpido en ese momento pero aún creía que sería muy raro e innecesario.
Ella le dio su número de celular y ambos se despidieron con una sonrisa.
-¿Te divertiste?- pregunté saliendo de mi escondite, pero al parecer no se alegraba mucho de verme.
-No creo que sea importante- respondió pasándome de largo.
Caminé detrás de ella en silencio hasta que llegamos a su habitación.
Cuando llegamos abrió la puerta y entró quedándose en el marco de la puerta.
-¿Estamos bien?- pregunté con timidez, temiendo su respuesta. A penas la conocía pero no quería quedar mal con ella.
La chica suspiró como respuesta y eso me dejó un nudo en el estomago. Pensar que ese suspiro no decía nada y a la vez podía decir todo me dijo que no estábamos del todo bien.
-Te veo mañana, Ben- se despidió y cerró la puerta sin dejarme decir alguna otra palabra.
Fuí a mi habitación y me senté en el borde de la cama con tantas cosas en la mente que a penas podía ordenar algunas de mis ideas principales.
Jamás me había puesto a pensar en que Scarlett también tenía derecho a enamorarse de alguien como yo lo había hecho de Mal.
Me imaginaba a Scarlett tomada de la mano de Jay, riendo y jugando amorosamente. Me imagine mirándola a la distancia intentando comprender como alguien podría tener el corazón de alguien que para mí significaba un enigma. Sentía felicidad de sólo pensar en la persona que la haría feliz y caí en la cuenta de que esa persona sería yo si aquel tratado se cumplía. Pero yo no podía hacerla feliz porque seguramente ella jamás llegaría a amarme como se debería. Se supone que todas las princesas deberían vivir un "Felices por siempre" y ella no podría hacerlo.
Comencé a imaginarme en el lugar de Jay, sintiendo la mano de Scarlett entrelazada con la mía, escuchando sus miles de ideas, descifrando cada pequeño detalle de ella y su vida.
Aún con Mal pensaba que no tenía idea de la mayor parte de lo que ella era.
Extrañamente conocía a Scarlett hace poco y a pesar de que aún significaba algo desconocido, aún así me parecía conocerla de toda la vida. Quería conocerla más, por mucho más tiempo aún, aún así no me parecía justo arruinar su vida con un matrimonio forzado pero tampoco me parecía hacer a su pueblo caer en guerra por negarme por cualquier razón.
Me levanté de mi cama de un salto no muy convencido de lo que sentía, pero si de lo que haría.
℘
Me encontraba acariciando a Rajah con mis pensamientos divagando en la tarde que había pasado con Jay. Definitivamente él no tenía absolutamente nada de lo que había escuchado era su padre, pero los míos jamás lo creerían. Me divertía lo imposible sólo pensar en como explicarle a mis padres que había pasado la tarde con el hijo del peor enemigo de nuestra familia y no sólo eso, si no que me había dado cuenta que él era diferente. Luego entró la preocupación del hecho del que si ellos se llegasen a enterar de que me familiarizo con él inmediatamente me pondrían a 5 guardias para cuidarme o más probablemente me castigarían por toda mi vida y jamás me dejarían ser gobernante de Agrabah.
También estaba el tema de Ben y nuestro matrimonio arreglado. Él obviamente estaba enamorado de Mal y yo de ninguna manera podría interponerme entre ellos.
Decidida me levanté de la cama y tomé un cuaderno. No iba a permitirme arruinar la vida de dos personas enamoradas porque no se lo merecían así que comencé a buscar clausulas de tratados que me permitieran debatir contra este. Como buena futura reina había memorizado todos los tratados que teníamos con los reinos vecinos así que sólo tuve que empezar a redactar aquello que pudiera proporcionar aquello que Auradon había tenido que hacer.
Iba a mitad del tratado con la Atlántica cuando escuché a Rajah gruñir.
-¿Qué pasa Rajah?- dije sin quitar la vista de mis apuntes, aún escribiendo.
-Perdona la interrupción- escuché y como reflejo involuntario cerré mi cuaderno de golpe.
-Ben...- hablé levantándome- ¿Qué haces aquí? Espera ¿Cómo entraste?- el chico se quedó callado
Rajah se acercó a él con una postura agresiva pero en cuanto lo reconoció se acerco como si fuese un inofensivo gato pegándose a Ben para que lo acariciara.
Aún esperando una respuesta levanté una ceja.
-Siento que las cosas no están bien entre nosotros- contestó.
"¿Tú crees?" Pensé sarcásticamente en mi mente sin decir nada.
-Escucha Ben entiendo que estás con Mal y te prometo que si no logro parar toda está locura estarás con ella. Si Mal te ama tanto como tu a ella no le importará estar contigo en secreto- tomé aire- pero por favor no finjas ser mi amigo sólo porque es lo correcto. Si no quieres pasar el tiempo conmigo está bien, no lo hagas por compromiso.
-Es que no estoy haciendo eso- se acercó- seguro eres una gran chica Scarlett y de verdad quiero ser tu amigo... lamento si te hice creer que me acerco a ti por compromiso.
Se hizo un largo silencio en dónde ninguno de los dos se atrevía a decir algo.
Por fin, después de un minuto de un silencio que parecía eterno Ben se aclaró la garganta y volvió a hablar.
-¿Te parece si salimos?- dijo rascando su nuca nerviosamente.
-¿Ahora?¿A dónde?
-Ya lo verás.
Ben camino en reversa hasta llegar al balcón. Se subió en la barandilla y acto seguido se lanzó de espaldas. Ahogué un grito y mi corazón se detuvo por un momento hasta que la imagen de el chico se dejó ver de nuevo.
-¿Pero qué..?- me acerqué para caer en la cuenta de que Ben se encontraba sostenido por una alfombra, pero no cualquiera: La alfombra mágica- ¿De dónde la sacaste?
-Todas las noches la dejan salir a liberarse y bueno, ser rey tiene sus ventajas- negué con la cabeza riendo- ¿Vienes?
Ben me tendió su mano y algo dudosa la tomé.
Miré abajo y casi se me sale el corazón: Estábamos a más de 70 metros del suelo.
Instintivamente tomé el brazo de Ben pero me retire de inmediato pues no quería incomodarlo.
-Ey, está bien- Dijo tomando mi mano y volviéndola a colocar alrededor de su brazo.
Sonreí tímidamente y apreté mi agarre cuando la alfombra tomó vuelo y despegó.
Tenía los ojos cerrados por el susto y poco a poco los fui abriendo revelado ante mí una vista tanto hermosa como aterradora para alguien que tiene miedo a las alturas.
Por un momento había olvidado que Ben estaba ahí, conmigo.
-¿Ahora tenemos que cantar "Un mundo ideal"?- bromeé para romper el hielo y el rio- ¿Y ahora me dirás que hacemos volando en una alfombra por Auradon?
-He estado pensando mucho y creo que deberíamos ser amigos.
-Pensé que ya lo éramos- levanté una ceja- oh ya, creo que te refieres a los amigos que rompen tratados de matrimonios por ellos- bromeé de nuevo.
-No- negó con la cabeza riendo- me refiero a los amigos que no soy ningún tipo de amigos.
-Ya, te comprendo a la perfección- dije sarcásticamente ahogando una risita.
Pasábamos por un bosque que reconocí al instante y con algo de miedo me asomé para verlo mejor.
-Si quieres mañana podemos ir ahí- habló Ben fijándose hacía dónde apuntaban mis ojos.
-Hoy fui con Jay ahí, de verdad es bellísimo- respondí al instante y sin pensar.
-Con que ahí fueron- sonrió- me alegra que te hayas divertido. En cambio yo tuve que pasarme la tarde con documentos oficiales.
-La próxima vez podría ayudarte- ofrecí- también soy una monarca y podría ser útil.
-Agradecería tu ayuda, de verdad.
Miré el cielo nocturno y me pareció creer que aquella noche en particular había más estrellas de lo habitual.
Jamás había salido más allá de mi reino y jamás había estado con alguien como Ben. Para ser sincera jamás había estado con alguien que no fuera Delila o mis padres.
Pensaba que tal vez aquel tratado absurdo había traído algo bueno a mi vida.
-¿Y tus padres saben que sales con Jay?- preguntó Ben captando mi atención de nuevo.
-No... si ellos lo supieran harían todo para que jamás volviese a relacionarme con él- me encogí de hombros- además sólo salimos una vez, creo que aún es tolerable esconder mi amistad con él de mis padres.
-Tal vez yo pueda ayudarte a suavizar el camino para que lo sepan. Si Jay y tú son amigos no deberían porqué esconderse ¿No crees?
Mi corazón se achicó por un momento. Mi plan de que Ben y Mal se escondieran acababa de irse por las cloacas. No podía hacerle hacer algo que él jamás me haría a mí.
-No hablemos de eso por ahora- dije intentando no sonar fastidiosa.
-Claro, sí. Lo siento- se disculpó sin ninguna razón a mi parecer.
-¿Siempre te disculpas por todo?- pregunto bromeando para liberar el ambiente.
-Creo que sí, lo sien...- antes de poder terminar ríe por su comentario.
Entonces la alfombra dio un giro algo brusco y me aferre a ella con temor. No parecía una muy buena idea para alguien a quien teme a las alturas.
-Baja un poco- le dijo Ben a la alfombra dándole unas palmaditas.
Tal como se le indicó baja la altura y quedamos encima de un puente de un hermosa laguna.
-Parece que Auradon está lleno de lagos y de vistas hermosas- comenté admirando todo lo que tenía enfrente.
-Agrabah también tiene vistas preciosas, algunas de las mejores a mi parecer- contestó y nuestras miradas se conectaron.
Se hizo un silencio en donde el canto de los grillos ambientaba el lugar.
Una brisa fría golpeo suavemente mi rostro y enseguida sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Instintivamente pensé en cubrir mis brazos con mis manos, pero no quería demostrar que tenía frío. No me importaba el frío, sólo quería permanecer ahí un poco más admirando como la Luna se reflejaba en el agua, rodeada de estrellas.
Como si Ben pudiera leer mi mente enseguida se quito su saco y lo puso alrededor de mis hombros.
-No hace falta Ben, en verdad- le dije intentando evitar que siguiera con su tarea.
-No queremos que mueras de hipotermia antes de tu coronación- insiste- sería una lástima que Agrabah se quedara sin una gobernante tan inteligente ¿O no?
-Pero tampoco queremos que el rey de Auradon muera ¿O sí?- bromeo- tal vez debamos regresar- termino regresando su abrigo.
-Tal vez, pero casi nunca tengo momentos como este- dice mirándome a los ojos y enseguida se pone nervioso- quiero decir momentos libres, de calma total.
Ben acaba con el espacio que nos separa uno del otro y nos cubre a los dos con su saco. Tal vez no estábamos cubiertos totalmente, pero éramos ambos y eso lo hacía perfecto.
-Esto es mejor que salir a comprar ropa- digo como broma para aliviar mi tención.
-Es mejor que cualquier otra cosa ¿No crees?
-Si, es mejor. Me gusta- está vez lo miro y ambos sonreímos- ¿Ben?
-¿Sí?
-¿Somos amigos?
-Somos amigos- responde y su sonrisa parece ensancharse.
Rompemos el contacto visual y ambos miramos al frente. El ambiente parece perfecto para aquellos que se aman, pero para Ben y para mí era el ambiente perfecto para saber que el amor se puede presentar de diferentes formas, aunque para ese momento ninguno de los dos lo habría llamado amor.
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