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19

HUESOS

ME TRANSFORME en lobo para que Izzie se subiera sobre mi lomo, se sostuvo con fuerza y asentí en dirección a Edward y Seth. Los tres corrimos a gran velocidad escuchando los pensamientos de mis hermanos. Estaba algo aturdida, pero me sentía bastante orgullosa de oír a Sam decirme que estaba orgulloso de que hubiese acabado con esa sanguijuela.

-«la escena fue epica, la vimos en alta calidad y primera fila» -Embry rió, mostrando que vieron todo a través de los pensamientos de Seth.

Sonreí un poco. Avanzamos el paso e Izzie se sostenía cuando saltabamos grandes alturas. Llegando ya al prado, pude oler el aroma de mis compañeros y me alivie de gran manera al saber que estaban en perfecto estado, igual que la manada. No sabía que hubiese sido de mi si algo le pasaba a alguno.

-¿Cuánto tiempo? -Edward preguntó ayudando a Izzie a bajar de mi espalda.

-pocos minutos, tal vez diez -Alice le contestó, frente a un enorme fuego en el que se quemaban los cuerpos de los neófitos.

-la manada debe irse, los Volturi no honraran el tratado con ellos -Carlisle avisó, asentí yendo hasta donde estaba Leah.

Cuando mire a la loba de gris, ella volteó al otro lado. Un neofito, el último restante, salió de detrás de una roca, aparentemente muy molesto. Leah mostró los colmillos y me asusté cuando se lanzó sobre él en un muy mal movimiento.

-¡Leah, no! -Edward gritó queriendo ir a ayudarla pero reaccione antes.

Cuando el neofito rodeó su cuello con sus brazos, casi a punto de apretarlos y asesinarla, sentí un gran temor, no podía perder a la chica que fue mi refugio. Salte sobre él, abriendo el hocico para morderlo por el hombro y alejarlo de la loba gris.

-«¡Leona!» -oí a Paul junto a Jared.

Mis enormes pues aterrizaron sobre la tierra pero tropecé, él se liberó y me rodeó, rodamos por el suelo, parecía una serpiente escurridiza que rápidamente se movió, hubiese sido más fácil si estaba en forma humana cómo con James y Victoria, pero había cometido el error de transformarme.

Logró llegar a mi espalda y rodearme con sus brazos...

Me quebró.

-¡Leona!

Caí al suelo, sintiendo un enorme dolor. Era cómo mi primera transformación, un poco peor. Cuando te transformas por primera vez, los huesos cambian de forma y se adaptan, pero es tan solo un segundo de esa sensación, este sentimiento de tortura ya había pasado el límite. Grité, grité por la agonía del daño que me estaba provocando. Me dolía cómo un infierno y más.

Ni siquiera supe cuando volví a mi forma humana, pero las lágrimas bajaban a montones, cargadas de pesar y desconsuelo hasta llegar a mojar mis labios. Me doblaba en mi misma, sintiendo a todos rodearme luego de que, aparentemente Jared y Paul acabasen con el neofito.

-¡Leona! -A penas y oí a Izzie gritar.

-Leo...Lo siento, lo siento, yo en verdad... Lo lamento, amor mío -Esme tenía mi cabeza reposando entre sus manos. Pero lloraba, lloraba cómo nunca antes. Probablemente sería la primera vez que lloro, creí antes conocer el dolor, pero nada se comparaba con este -...debimos cuidarte.

-Leona, aguanta, Carlisle te va a ayudar -Edward hablaba preocupado.

-tiene...tiene... -Balbuceaba el patriarca de los vampiros.

-¡Carlisle! -suplicó Emmett.

-tiene la mitad del cuerpo fracturado -Me revisó tratando de no trabarse al hablar.

-Duele... -solloze con a penas fuerza. Mi hermana se lanzó al suelo, poniéndose frente a mi y manchandome en sus lágrimas -duele, Izzie.

-Lo sé, lo sé, shh -Me suplicó limpiando con fuerza sus mejillas -aqui estoy.

-¡Leona, yo ya lo tenía! -Se quejó Leah molesta siendo regañada por Sam.

-¡Leah!

-tengo que acomodar sus huesos... Antes de que... De que empiece a sanar -Carlisle explicó levantado mi brazo, grité por eso -lo siento... Ya empezó.

-hay que llevársela de aquí, no ganaremos la pelea con los Volturi. Si la ven, la terminarán de matar -suplicó Edward asustado.

-vamos a casa de Billy -Sam terminó por aclarar. Me sentía cómo en el mismo infierno, sentí algo ahogándome...

-Va a vomitar sangre ¡Deben alejarla! -Alice casi gritó.

-Ire en cuanto pueda... -Carlisle le dijo a Sam y yo trataba de no ahogarme, ni escupir. Que haya sangre en donde solo debía haber vampiros no sería bueno.

-aguanta, Leo... -Me rogó Izzie alejandose, Esme igual.

Cerré los ojos, siendo el rostro preocupado de Leah lo último que ví. La manada ocupó todo el lugar a mi al rededor y sus manos tocaron mi cuerpo, levantandolo entre todos. No podía gritar y sentía que la sangre estaba acumulándose en mi boca.

-ya está, tranquila -Paul habló, sosteniendo mi hombro, podía escucharlo sorber su nariz y su voz temblar.

-Traten de no tropezar, caminar recto pero rápido, alejarla lo suficiente -Se escuchaban las órdenes de Sam.

-Aguanta, morocha, por favor -Embry murmuraba.

Pocos minutos fue lo que mi resistencia pudo, tuve que comenzar a escupir la sangre y escuché una queja de Quil. Sam les pedía que se apresuren, sabiendo que la casa de Billy era la más cercana. Veía borroso, nublado, tanto que las voces se oían más lejanas y escupí una última vez antes de oír un grito de Jacob pidiéndome que me mantenga despierta. Pero no pude, el dolor era más.

Giré mi rostro a un lado, vomité otra vez y Paul sostuvo mi cabello, Jared acariciaba mi espalda. Estaban los dos sentados conmigo, mi cabeza reposaba sobre el regazo de mi hermano y Jared estaba agachado a mi lado.

-Carlisle la llegó -Jared se levantó, Paul se movió con cuidado pero aún así solté una queja de dolor, llorando -tranquila, ya está aquí.

Abrieron la puerta y baje la vista cómo pude, el doctor rubio cerró los ojos por un segundo antes de acercarse. Los dos lobos salieron, me dejaron sola con él que sacó su maletín.

-Voy a tener que acomodar tus huesos, te dolerá más pero es porque ya comenzaste a sanar y debo evitar que siga haciendo eso -Me advirtió tratando de no mirarme. Le dolía verme de esa manera al parecer.

-hazlo cuánto antes... Te lo suplico -susurre adolorida.

Me colocó derecha, viendo al techo. Mire los ojos de mi impronta, estaban llenos en angustia, pero tener a uno de ellos, en este caso Carlisle, hacía que duela un poco menos. Se relamio los labios y luego... Luego solo el dolor comenzó. Si antes me había roto los huesos ese neofito, ahora Carlisle los estaba volviendo a romper y mover para que se coloquen de la forma adecuada.

Grité.

Mi garganta rasposa, inundada en el líquido rojo y espeso con sabor metálico, emitió un sonido desgarrador. Grité tan fuerte cómo pude entre las alucinaciones, eche mi cabeza hacía atras, no pude llegar a arquear la espalda de dolor cuando Carlisle volvió a repetir el movimiento.

Volví a gritar y antes de terminar, otra vez, otra vez y otra vez.

Carlisle cerraba los ojos con fuerza al hacerlo, la misma fuerza que parecía presionar mi cabeza que comenzó a palpitar del dolor. Llore con fuerza, sintiendo mi espíritu lobuno tratar de defenderse, intentando sanar, pero estaba igual de herido que yo.

Quería removerme, quería quejarme pero tener la mitad del cuerpo fracturado me jugaba en contra. Que noticia. Lo único que llegaba a apaciguar esa agonía eran las manos heladas de Carlisle, era cómo si fueran dos cubos de hielo sobre metal hirviendo, pero no se derretían.

-los últimos, amor, son los últimos -Carlisle me susurró con atisbo de dolor ajeno que se sentía en su cuerpo.

Ahí me si cuenta que a ellos también les dolía, tal vez les dolía menos de la mitad que a mí, pero Carlisle estaba curando mis heridas que a él también le quemaban. Cómo yo estaba atada a ellos, ellos estaban atados a mí dolor.

Escuché la camioneta de Izzie y baje la vista a la puerta, esperanzada de ver a mi hermana, pero baje la guardia ya que Carlisle, por última vez, acomodó lo peor. Mis hombros. Grité abriendo los ojos de manera desmesurada. Tenía los labios resecos pero con sangre seca sobre ellos, Carlisle me observaba abatido y caí con la cabeza sobre el almohada, ningún sonido se emitía de mi boca.

Comenzó a vendar mi cuerpo y se quedó acariciando mi cabello, llore en silencio observandolo.

-hablare con Sam para que vayas a casa, Leona, allí podré tener vigilada la sanación -solo parpadee, él suspiró. Me dió morfina -tú cuerpo la consumirá muy pronto, pero antes de eso la manada te llevará a casa.

-quiero a Izzie... -susurre atontada, era cómo si estuviera en las nubes pero nubes de color gris, enfermo, casi parecía que estaba perdida. Pero el dolor había pasado mis límites.

Sam abrió la puerta, Carlisle solo besó mi frente y se levantó saliendo de la habitación. Las lágrimas bajaban, eran de temperatura alta y se evaporaban antes de bajar por mis mejillas. Aún así, mi piel estaba bañada en sudor.

-Hola, Leo... -Mire a mi hermana. No pude sonreír.

-Hola... -con duda, entró a la habitación y se agachó frente a mi -acuestate a mi lado, Izzie, no tengo una enfermedad contagiosa solo estoy quebrada -ella me miró con regaño pero se acostó a mi lado con cuidado -¿Has visto a Leah? -la observé cómo pude.

-Esta afuera -Señaló con su cabeza suavemente -un poco molesta.

-siempre tan terca, Clearwater -susurre sabiendo que me escucharía.

-es igual a ti -Izzie se encogió de hombros y pude sonreír -Fue... Horrible, creí que te había perdido. No podría... -Mi hermana contrajo su rostro en una mueca, queriendo llorar.

-Izzie, siempre estaré contigo, aún que seas tonta e inmadura y aveces no pueda ni oírte, soy tú hermana -Ella comenzó a llorar -debí verme heroica -ella sonrió, mojando sus labios en lágrimas saladas.

-Fuiste mucho mejor que un vengador -Admitió y negué divertida -Pero las reacciones... Corrí hasta ti viendo a Rosalie entrar en shock, Emmett parecía haberse desvanecido, Alice gritó... Edward fue el primero en llegar junto a Carlisle pero Esme tardó un poco más, casi creí que siendo vampiro se iba a tropezar -se limpió las lágrimas -Jasper estaba mudo. Jared y Paul se lanzaron contra el neofito y luego... Luego llegaron los Volturi.

-menos mal que no los conocí, con todo lo que me dijeron de ellos, creo que asustan -Murmure haciendo una pequeña mueca.

-si, asustan, mucho... -se acomodó a mi lado.

Me quedé recostada con mi pequeña hermana unos minutos hasta que el dolor comenzaba a aumentar, Izzie pareció notarlo ya que se levantó para tomar agua y ayudarme a beberla. Sentí gran alivio por eso.

-Leona, la morfina está pasando -Sam entró cruzado de brazos -debemos llevarte.

Asentí, Izzie se alejó para que Sam y Paul me ayudasen a levantarme pero tuvieron que ingresar también Jared y Embry al no poder hacerlo sin lastimarme. Me subieron a la camioneta, al salir, Leah me miraba con sus cejas fruncidas y Seth mordiéndose las uñas nervioso, estaba todo el consejo. Frenamos frente a Sue que me estiró su mano, tomando la mía.

-gracias, mi pequeña morocha -Me sonrió lagrimeando -pero si Harry estuviera aquí regañaría a ambas por ser tan imprudentes.

-Tío Harry también me susurraría que fui una campeona -Le sonreí de manera pequeña -dile a Charlie que pesqué una gripe.

-Yo lo vigilo -aceptó.

Me subieron al vehículo y viajamos a la casa Cullen.

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