13
HISTORIA DE ROSALIE
-ES SOLO una torcedura. Sanará muy rápido.
Carlisle vendaba la herida de mí hermana. Me decidí por acompañarlos a ellos cuando Edward me hizo una seña para que los siga. No tenía ganas de discutir. Un pequeño recuerdo me llegó de cuando Carlisle me curo la mano de la quemadura que me hice con Jared.
-¿Trataste de caminar y mascar chicle al mismo tiempo? -Emmett se sentó delante de Izzie y Edward.
-huele a Leona -Rosalie dijo ceñuda, yendo a sentarse en el sofá y tomar una revista. Salí de dónde estaba viendo los libros y me miraron sorprendidos. Ella había llegado junto a su pareja y Jasper -Leo...
-golpee a un lobo en la cara -solto de repente Izzie, me miró sonriendo. Suspiré por lo bajo riendo, fueron buenas sus intenciones de sacar la atención de mí.
-Genial. Vas a ser una neófita muy dura -le sonrió a mí hermana. Me cruce de brazos pensando en eso. Jacob también lo había mencionado.
-lo suficiente para acabar contigo -Le dijo a Emmett.
Rosalie tiro la revista en la mesa y salió dando pisotones. La mire irse para ver a mí hermana que sonrió un poco.
-tenemos que hablar -le dije acercándome a ella. Afirmó con su cabeza, pero me hizo una seña para ir detrás de la rubia y negué. Me tomo de la mano, obligándome a ir con ella -se supone que soy mayor, hazme caso.
-Es ir o quedarse a oír a Edward quejarse sobre si sabemos algo de lo ocurrido -me susurro de vuelta, aún que su novio la escucho de seguro.
-vamos.
Dije sin pensar, saliendo al balcón donde estaba la rubia viendo la luna oscura.
-ve a otro lado a decir tonterías sobre ser una neófita -miró de reojo a mí hermana. Izzie me sonrió un poco, con aspecto culpable.
En verdad quería transformarse.
Ella pensaba en ser una fría y no pensaba decírmelo, o aún no lo iba a hacer. Suspiré estupefacta, pues no podía creer lo que acababa de oír. Rosalie me miró y sonrió con sorna.
-no se lo dijiste -me señaló negando para volver a ver al frente.
-no encontré el momento, yo... -Izzie balbuceo queriendo hablar pero negué acercándome a un lado de la rubia despampanante que alguna vez bese -Leo, yo... Ahg, gracias Rosalie -la rubia alzó una ceja acusadora, sabiendo que no era su culpa no saber que Izzie no me había contado -Yo sé que me odias, lo que no entiendo es por qué - Rosalie rió con amargura.
-Yo no te odio. Admito que no me agradas por razones como esto pero... -se mordió el labio inferior antes de verme. Yo solo jugué con mis manos incomoda. Barbie se giró a Izzie -Bella, te envidio.
Abrí los ojos sorprendida, observando su rostro. Una tenue capa cristalina se puso sobre sus ojos, relaje mí cuerpo observando sus facciones preocupada. No debería estarlo, pero su estado logró que mí ánimo caiga en picada. Se veía muy triste y sincera.
-¿Qué? Es ridículo -Vi de reojo cómo soltaba una torpe risa. Pero Rosalie no parecía mentir.
-No, no lo es -vociferó con seguridad -Tú puedes elegir, yo no pude. Ninguno de nosotros pero tú si y te estas equivocando, aún que tú vida humana sea miserable.
-Mi vida no es miserable -Balbuceó avanzando unos pasos -Y no es perfecta, ninguna vida es perfecta.
-La mía lo era -Alagó sonriendo levemente -Absolutamente perfecta, quería hacer muchas cosas: casarme, tener una linda casa y un esposo que me besara todos los días, mi propia familia...
Sentí un nudo en mí garganta, no quería oír la historia y no sabía la razón, pero de su garganta cada palabra parecía un martillazo al clavo en mí corazón, arrastraba las sílabas soltando un veneno que erizo mí piel. Esto iba a doler, mí lobo me lo decía.
-Royce King era el soltero más codiciado del pueblo, apenas lo conocía pero yo era joven, estaba enamorada de la idea del amor -mordí mí labio inferior aferrando mis manos a la barandilla de la alcoba -La última noche de mi vida, salí tarde de la casa de una amiga, no estaba lejos de casa.
“La última noche de mí vida” sus ojos dijeron más que mil palabras, solo bastó la siguiente oración para confirmarlo.
-Me dejaron en la calle pensando que estaba muerta. Yo hubiera preferido eso.
Sentí mis ojos picar de la impotencia. Rosalie podía haberse ido y dejarme, pero ni por eso le hubiera deseado algo tan horrible cómo eso. Me recordó a cuando con Izzie nos acorralaron luego de ir a una librería y Rose fue la que más pendiente estuvo. Ahí estaba la razón, una razón que le dió un puño directo a mí alma.
-no me miren con pena, no la quiero -me observó fríamente, relamí mis labios tratando de no gruñir, llorar o convertirme en el peor de los casos -tampoco tú preocupación, no busco tú lástima.
-no me das lástima. Me pareces fuerte al hablar de eso -Murmure encogiéndome de hombros. Ella sonrió un poco y dutativa estire mí mano para tomar la suya.
Su roce frío era perfectamente equilibrado con mí tacto hirviendo. Entrelazo nuestros dedos y sentí calma. Quería llorar al pensar en lo que tuvo que pasar, lo que sintió era algo que no me podía imaginar. No solo era ella, fueron demasiadas las que tuvieron su destino pero no una oportunidad para vivir y salir adelante, muchas eran olvidadas en las calles.
El día a día de todas las mujeres, temiendo a salir siendo algo tan rutinario. ¿Cómo algo tan simple cómo volver de la casa de tú amiga podría costarte la vida?
-Carlisle me encontró, olió toda la sangre, creyó que me ayudaría -dibujo líneas imaginarias con su mano libre sobre el dorso de la mía, pronto sonrió con orgullo, pareciendo recordar algo -Me vengue de todos ellos. Uno por uno, dejé a Royce para él final para que supiera que iría. Era un poco teatral en ese entonces...
Sentí un peso bajar de mis hombros al saber que habían pagado, pero un pequeño malestar en el pecho al no poder dejar a mí lobo enterrar sus colmillos en sus gargantas. Ese tipo de hombres no debería existir, siquiera llamarlos humanos.
-Aún así todo mejoró cuando encontré a Emmett, pero siempre estaremos así... Estancados, nunca avanzamos. Eso es lo que más extraño, las posibilidades, estar sentada en el patio de alguna casa, Emmett envejecido a mi lado, rodeado de nuestros nietos, oír sus risas... -levanto sus dorados ojos para verme -luego llegó Leona y por fin teníamos algo fuera de nuestra rutina, algo que llenó ese vacío que las posibilidades que jamás tendría habían dejado. Me sentía... Y me siento completa cada vez que la veo.
Baje la mirada a nuestras manos. Ella estaba mostrando su lado, posiblemente, más vulnerable y yo enojada con ella por unos meses alejada. Aveces no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, muy pocas veces vuelve y ella lo hizo. No sabía si seguir enojada, pero lo más probable es que si. No entendía mis pensamientos, mucho menos mis sentimientos. Aveces sentía que debía seguir molesta, otras veces que debía perdonarlos y cada vez diferente.
-Entiendo que eso es lo que tú quieres pero nunca voy a desear nada más que a Edward -gruñí al oír a mí hermanita “ay, Eddie” ni que fuera lindo el cabello de virulana roja.
-Te equivocas, cuando hayas cambiado hay algo que desearas más, algo por lo que matarás -Corrigió usando su voz sombría para soltarme. Sentí mí mano quemar en cuanto se separó -Sangre.
Rosalie avanzo, queriendo entrar dentro de la casa y puse las manos tapando mí rostro, frustrada mientras me apoyaba sobre el balcón.
-Leona... -gire para ver cómo Rosalie tenía un pie fuera. El titubeó en sus labios demostraba que peleaba sobre si decirlo o no, pero sonrió suspirando por lo bajo -Ódiame, está bien. Pero yo te amo, pulgosa.
Reí sin gracia, las pulgas las tenía Embry no yo.
-no tengo pulgas, Barbie -Resople volteando a ver la noche. Podía imaginar a Rosalie terminar por entrar con una sonrisa.
Mí hermana se puso a mí lado, los segundos de cada minuto pasaban en silencio.
Me pase las manos por el rostro sintiéndolo temblar. Mire a Bella que me observaba nerviosa, intentando decir algo.
-ya tienes tú momento, habla ahora o me voy a enojar -Baje las manos y me las tomé, apoyando mis codos sobre el frío metal.
-los Vulturi ordenaron que debía transformarme, por eso me perdonaron la vida, si no lo hago van a matarme y a los Cullen -Susurró intentando explicarse y me mordí el labio con fuerza.
-¿Lo haces por eso? ¿Solo porque está la vida de los Cullen en riesgo? -pregunte pensando en ir a arrancarles la cabeza a esos fríos de un mordisco. No sabía si me refería a los Vulturi o a los Cullen.
-no, yo quiero la mordida también. Se la pedí a Edward en el baile de graduación porque... Yo quiero pasar el resto del tiempo del mundo a su lado -Se encogió de hombros -es una locura por amor y dejaría a papá y mamá, a todos, pero... No sé. Ellos simplemente se ven diminutos a un lado de Edward.
Sabía lo que sentía, mi imprimación era una prueba de eso. Me arrepentía de las veces que trate mal a Bella por su amor por Edward, cómo cuando minimice su sufrimiento cuando esté se fue y ella acudió a Jacob. Tal vez mi hermana hacía las cosas por la manera fácil y no la correcta, pero la entendía.
Además, yo estaba condenada a la inmortalidad en cuanto me imprime en los Cullen, así que sería hipócrita decirle que lo que hacía estaba mal. La única diferencia y la que me causaba escalofríos era que su corazón no palpitaría cómo el mío, se alimentaria de sangre humana y su piel sería fría.
-Leo, dime algo -Pidio y la mire, admiré el rostro pálido de mi hermana menor que se notaba en desesperación.
Lo que siempre adore de Bella es que ella era demasiado expresiva sin hacerlo a propósito. Podía ver cómo rogaba por una respuesta y no pude evitar sonreír.
-Me condene a vivir por siempre, Bella -Me sincere encogiéndome de hombros -Y sonará egoísta, pero si siendo vampiro voy a tenerte a mi lado toda mi vida, entonces hazlo. Sé que no fui la mejor hermana pero no puedo vivir sin ti.
Ella suspiró tapando su rostro, notablemente aliviada y la traje para poder abrazarla.
-no llores, te ves más fea que Thanos cuando lo haces -hice una mueca chistosa escuchándola reír.
-gracias.
Nos separamos y me prometí tratar de discutir con ella lo menos posible, después de todo sería lo único de mi vida que voy a conservar. Desde que ella nació estuvo conmigo, y juntas íbamos a estar por toda la eternidad.
-te amo mucho -me susurro dándome otro corto abrazo y reír suavemente. Gruñí sintiendo el mal sabor, que me había dejado la charla con Rosalie, en la garganta.
-yo no -me encogi de hombros y ella se quejó golpeando con suavidad mí brazo -oye, te vas a quebrar la mano buena. No es recomendable golpear a una loba después de romper tú mano golpeando a un lobo una hora atras.
Negó bufando y pase mí brazo sobre sus hombros para ir dentro de la casa. A penas nos introducimos, Esme entraba al cuarto con una bandeja que llevaba comida encima, mí estómago gruñó delantando mi hambre y aplane los labios avergonzada.
-ten, cielo -dejó la bandeja allí, retrocediendo para dame mí espacio.
-gracias, Esme -Murmure sentándome en el sofá con Izzie.
Mí hermana me sonrió cortamente y comencé a comer cómo si llevará en el servicio militar seis meses en el desierto. Peor aún, como Tony y Nebula atracados en la nave. Consecuencias de ser metamorfo.
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