08
IMPRIMARSE ES...
ME QUEDÉ EN BLANCO. Creí que eso ya me había pasado antes, cuando tú mente se desconecta de todo y no queda nada en ella, tus neuronas —ya de por si tengo dos que ni se llevan bien— parecen desconectarse y chocar entre ellas como si no supieran absolutamente nada. Piensas que te pasa en un examen o algo parecido. Pero no. Está vez en verdad estaba en blanco.
No sentía nada. Cómo si mi cuerpo hubiese acumulado y acumulado hasta que ahora explotó con la imprimación y desapareció todo.
-¡Desobedecieron más de cuatro reglas!
Se escuchaban los gritos de Sam totalmente enfurecido, nuestro alfa estaba más molesto de lo que nunca lo habíamos visto, no entendíamos el enorme autocontrol que tenía para no transformarse, pero aún así, estaba temblando de manera demasiado abrupta y sudando.
-¡Hicieron una misión a mis espaldas, arriesgaron el tratado, casi un Cullen de esos fríos pasan a nuestro lado, Leona se imprimó en un frío cuando no se sabía que era posible ¡Y no solo en uno, en todo el clan!, además de que se lastimó, ¿Y todo para que? ¡Para atrapar a Victoria! -Suspiró agarrando su cabello -lo que tampoco lograron.
Sentí mi rostro arrugarse y nuevamente pareci conectar con todo lo que sucedió, las palabras de Sam activaron mis recuerdos y caí en cuenta de lo que sucedió, todo me cayó como un balde de agua congelada mientras estoy en el helado el hogar de los Gigantes de Jötunheim.
-¿Leo? -Jared, hizo que todos me vean y eso logro más peso en mi.
-¿Leona Lahote está por llorar? -escuche susurrar a un sorprendido Embry.
¿Cómo no hacerlo? Hasta la persona más ruda, con problemas de ira, cae en el llanto cuando se siente una diminuta e indefensa criatura que pueden pisar en cualquier momento.
Había vuelto a ver a los Cullen, me imprime en ellos lo que no debía sorprenderme ¿No? Ellos me dijeron que era su compañera. Pero el... El verlos, volver a sentir sus ojos dorados conectados con los míos, el odio que sentí hacía mi en cuanto me di cuenta que me sentía igual que el primer día.
¿Por qué me culpaba de algo que no era mi culpa? Fácil, porque no sabía a quién echarle la culpa.
La imprimación es una mierda. Podría haberlos visto e ignorarlos, pero no, tuve que ver a los ojos a uno por uno y caer de rodillas, volver a mi forma humana y quedar en shock hasta ahora. Agradecía que Leah había llegado a tiempo y me vistió, mi hermano y mejor amigo me cargaron y trajeron.
-Sam, lo siento -susurre y me miró sosprendido -lo siento... Por desobedecer, lo lamento por imprimarme en un frío, pero más te pido disculpas por no poder controlar ni saber que podía estar imprimada en más de una persona... Yo solo quería atrapar a Victoria para... -Inhale queriendo no llorar, pero mi voz salía aguda -Para... Porque ya estaba cansada, quería solucionar al menos uno de mis veinte problemas, pero cuando estoy a punto de hacerlo ¡Se me suman tres más! Y así constantemente.
Comencé a llorar estresada y Allison junto a Marina me abrazaron con fuerza. Estaba adolorida y necesitaba descargarme, no me importaba si era delante de mis amigos, ya estaba cansada de que me vean como alguien fuerte mientras lloro escondida por miedo a sus rostros de pena.
-Leo... -Susurró Marina.
-no, ya estoy harta, no siempre puedo ponerle humor a las situaciones o es que nunca me tomo algo en serio. También sufro, también quiero que me tomen con seriedad porque duele... Y ahora eso se triplica con esta tonta imprimación -Admiti cansada de ocultarlo mientras lloraba. La manada me estaba viendo totalmente transparente.
Era doloroso porque sabía que no tendría más opciones que perseguir a los Cullen para que me acepten y me amen y no podía tener vida propia. Mi lobo había nacido para y por ellos, siendo que yo creci pensando que solo podía estar para y por mí misma. Pero esto lo cambiaba todo. Estaba negada a aceptarlo, no quería que mi razón de vivir sean las personas que me abandonaron.
No quería a Rosalie, ni sus cabellos dorados y ondulados se movían al compás con el tenue viento de aquel pequeño río que corría dividiendo los terrenos entre los Cullen y nosotros.
Ni tampoco esa bella pero aterradora tentación que me pedían volver a ver aquellos ojos ámbar me miraron con preocupación pero a la vez con admiración en el río en cuanto me imprime, esos ojos que me hipnotizaban y eran de nadie más, ni nadie menos que de Esme. Aquel que sería mi amor por siempre. El amor que ella me otorgaba en sus comidas antes de huir después del cumpleaños de Izzie.
Dolor, un gran y jodido dolor de mierda sentía, pues todo fue mentira también por parte de Alice, otra sanguijuela de la que me imprime y que también me abandonó como ellas, pero, y ¿ahora?, ¿se supone que debo saltar de alegría por volver a verla a pesar de saber que puede tener toda la disposición de matarme?
Es como siempre dijo la gente y cómo le dije a esos niños que cuide con Allison en la escuela. Cuando te enamoras y das confianza, prácticamente le das un arma a alguien esperando que no jale del gatillo. Ese arma la tuvieron los Cullen.
Pero ellos ya lo hicieron, me hirieron por meses. Y sé que volverán hacerlo.
Por eso todo está jodido.
Porque no solo ellas tres estuvieron torturandome meses en mi cabeza para hacerlo ahora, desde hace menos de unas horas. También lo hicierln y hacen sus esposos. Mis compañeros, y ahora improntas.
Porque ver la melena de color miel dorada como el sol de Carlisle, tan peinada pero sin brillo, me había dejado atontada ¿por qué se había descuidado de su imagen de doctor perfecto? Aún que aún así se veía tan magnífico como siempre. Su semblante reflejando al preocupación pero la emoción de verme se me habían grabado en la memoria.
Al igual que la de Jasper, de aquel soldado que tenía esa voz hipnotizante, cuánto había extrañado su acento sureño que envolvía mis sentidos y me dejaba en un estado de droga, totalmente embobada. Tonto risitos de oro, decir que no había extrañado molestarlo era una cruel y vil mentira. Porque sus susurros erizando mi piel eran algo que mi cuerpo anhelaba.
Quien no se quedaba atrás pero era el último... Ese oso polar, su espalda fuerte que podría cubrirme y que no me notarán escondido en su pecho, sus brazos fuertes, pálidos y anchos que más de una vez rodearon mi cuerpo para hacerme dar vueltas en el aire con sus abrazos tiernos de un giganton amable. Volvía a llorar de pensar en su sonrisa que marcaba su tiempo hoyuelo en la mejilla.
-dijeron, ustedes -mire a Sam y a toda la manda -que imprimarse y todo aquello es magnífico... si, pero también es doloroso y eso no lo dijeron, porque me estoy quemando, me arde todo el cuerpo por dentro.
-Solo te paso a ti, Leona. No podíamos decirte algo que no nos pasó -Jared se rascó la nuca -Te duele y quema porque son demasiadas improntas y cargas demasiado enojo contra ellas.
Las dos pelirrojas me soltaron y me levanté para ir a la cocina dónde baje mi cajón lleno de galletas. Escuché los pasos de Sam venir hasta que se colocó unos pies a distancia de mi espalda.
-lamento haberte gritado, Lahote. Pero entiende mi sorpresa, fuiste la primera loba, ahora eres la primera en imprimarse en un frío y además tener más de una impronta -Se excusó y comencé a abrir mis galletas.
-Lo entiendo, pero no estoy tampoco feliz -Me defendi viendolo a penas de reojo -no sé que voy...vamos a hacer -me corregí.
-el consejo está viniendo, pero solo te toca hablar con los Cullen, porque ahora estás obligada a hacerlo o...
-me voy a morir -lo interrumpí y terminé su frase -que alentador -lo mire irónica guardando las galletas.
-no te vas a morir -Paul entró a la cocina y mire sobre su hombro a la manada que seguía detrás. Todos preocupados.
-no sabes eso -Le dije subiendo sobre una silla para volver a guardar las cosas allí. Todo por Leo y la sobrina de Emily.
-No te vas a morir -repitio Jared.
-si, y ya estoy empezando a hacerlo -dije lo obvio, lo que Quil y Leah estaban pensando pero no sé animaban a decir -desde que me imprime y hui de ahí, se sintieron rechazados, sumandole mi desagrado por ellos, mi lobo ya me está matando por dentro hasta que vaya a pedirles perdón -señale lo obvio.
-¿Entonces que esperas? -Embry cuestionó.
Voltee ignorando su pregunta. No iba a ir, iba a morir, porque tal vez me había mostrado ante mi manada vulnerable, pero aún con mis ojos rojos y rostro hinchado por llorar estaba decidida a no ir. Mi orgullo era más grande. ¿Morir antes que ir a pedirles perdón por ¡Ellos! Abandonarme? No. Paso, gracias.
-No puedes evitarlos toda la vida -Paul elevó la voz, delatando mis pensamientos. Lo mire sobre mi hombro.
-Ellos se fueron y me ignoraron -Me defendí.
La imagen de ellos yendose sin despedirse y la de ahora volviendo a verlos, dónde se ven demacrados, tal vez un poco menos que yo, vino a mi mente.
-fingieron que no existía pero ¿Debo disculparlos solo porque se ven como la mierda sin mi? -Sonreí sarcástica.
-Se están muriendo, tú te estas muriendo porque tú orgullo es igual de grande que tú ego. No quiero perderte solo porque quieres fingir ser fuerte, los amas y eso no lo puedes cambiar, Leona -Paul avanzó hasta tomar mis hombros -Los amaste, tal vez eso cambio pero con la imprimación acaba de volver. Los amas.
-no, mi lobo los ama, yo no -saque sus manos.
-ahora si te vas a morir entonces -Miramos a Jared por su comentario -¿Qué? Es la verdad, Leo no va a ir y se va a morir. Porque es una orgullosa de mierda.
-Pudrete -Le saque mi dedo de en medio.
Escuchamos el sonido de motores y el olor de los del consejo, más que nada a libros viejos, cervezas artesanales y pescado junto a él aroma de humedad de bosque.
-eso no lo decidimos nosotros, y Leona no va a morir -Leah finalizó. La mire y Allison fue quien se acercó para limpiar mi rostro.
-No llores, te veas fea cuando lo haces -Sonreí sin poder evitarlo -te sigues viendo fea -Golpee su rostro para alejarla y sonrió.
Caminamos hasta de vuelta a la sala dónde los ancianos del consejo comenzaron a entrar, de solo ver qué la mirada de Billy primero cayó en mi con una sonrisa divertida me puse tensa e incómoda.
-¿Qué hizo Leona ahora? -Mire a Sue que también sonreía.
-te ves horrible -el viejo Quil Aterea me miró. Lo mire fulminante -ayer estabas normal.
-Es que se imprimó.
Eso hizo que alcen sus cejas, me miraron y sentí mis ojos picar. No quería volver a llorar delante de ellos, ya me había relajado. Leah, Allison y Marina fueron quienes lo notaron y me tomaron para alejarnos a una habitación, Sam se encargaría del consejo. Yo de llorar con mis amigas.
-descargate, morocha -Allison se recostó y me abrazó, Marina acaricio mi cabello sentada a mi lado y Leah me abrazó por la espalda. Estaba rodeada de mis amigas que me consolaron.
¿En serio prefería morir que perdonar a los Cullen o fue el impulso que sentí por la impotencia de la situación? No lo sabía.
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