04
ALEJATE DE MI
HABÍA MANTENIDO mis ataques de ira bajo control, pero ya no más. Cuando encierras a una bestia, puedes controlarla, pero cuando está se enoja cada día un poco más va a querer salir a deborarte. Yo tenía que lidiar con mi propio demonio encerrado, mi lado lobuno molesto, ahora no, en estos momentos deje a mi loba salir e iba a por Edward Cullen.
Yo recordaba aquel cobrizo que desde el principio me cayó mal. De hecho, solamente lo molestaba por Izzie, de cierto modo eso había sido una defensa para cuidar a mi hermana menor, no obstante, me había encariñado con ese tonto vampiro que adoraba llamar por bobos apodos.
Mis patas estaban tensas, pero corrían con rudeza por el bosque, saltando todos los obstáculos que había por en medio de los caminos. Llegué a chocar con algunos arboles pero seguía sin importarme nada, solo veía en rojo como cada vez que me enojaba. Mis oídos pitaban, mas oía unas risas lejanas, eran recuerdos que llegaban solo para hacerme enfadar más.
Escuchaba la risa de Edward mezclándose con la mía, las pocas charlas dónde en verdad hablábamos desde el corazón, sin pelear, también aquellos cortos momentos donde discutíamos solo por diversión, disfrutando de molestar al otro. Dolía que, en cuanto decidí que aquel cabello de estropajo podía entrar en mí vida y ser mí amigo, él se fue dejándome sola.
Tenía a mí mejor amigo, Jared. Tenía a mí refugio, Leah. Mis hermanos estaban ahí para mí, Paul junto a Izzie, siendo que ambos no tenían nada que ver sino fuera por mí. Estaba la manada, ellos eran ya mí familia. Y tenía.... O tuve alguien a quien concideré mí alma gemela, no romántica. Porque a Edward lo vi así, como un soulmate.
A penas cruzas la línea del tratado, ya se siente el aroma. Mí nariz se arrugó en cuanto, un edor asqueroso a muerto mezclado con diferentes olores, la atacó. Podía identificar el olor de Edward, su perfume no había cambiado, ahora había aumentado con una mezcla a discos viejos, perfume caro y lavandas.
Frene mí corrida, comenzando a caminar despacio pero con fuerza, caía hundiendo mis patas en la tierra, sabiendo que eso luego dejaría huella. Agudize mí oído, identificando los pasos de Izzie corriendo por la casa, era obvio que había ido a buscar ropa para mí transformación a humana.
Mis colmillos salieron, junto a gruñidos constantes, mí melena se erizo y solo enfocaba la vista dónde una silueta que no creí volver a ver. Salí totalmente del bosque, viendo a Edward que tenía su mirada fija en mí.
El cobrizo no estaba muy diferente a la última vez que lo vi, pero tenía los ojos abiertos de la sorpresa y retrocedió dos pasos.
-¿Leo?
Hice el amague de morderlo, logrando que retroceda viéndome casi dolido. De reojo vi a Izzie que ya salió con una tanda de ropa y algo apenada.
-Quise ir, pero no me dejó -Se acercó a acariciar detrás de mis orejas, logrando que mí cuerpo se relaje notablemente.
Mire mal al cobrizo ¿A caso mí hermana debía pedirme permiso para lo que debía hacer o no? Él parecía seguir en la sorpresa y estaba por retirarme a volver a mí forma humana, si no fuese porque los recuerdos me azotaron con fuerza. Mí lobo seguía enojado por la traición.
Me separé de Izzie para saltar sobre Edward, tirando al cobrizo al suelo. Trato de levantarse y esquivarme pero volví a azotarlo, casi vi como se formaban unas grietas en su mejilla. Abrí mí hocico dispuesta a morderlo, teniendo inmensas ganas de arrancarle la cabeza al traidor que antes dijo que éramos amigos.
Sus ojos dorados casi se salían de órbita de lo asustado que se mostraba, sin embargo, no parecía dispuesto a lastimarme de misma manera.
-Ya, Leo -Escuche a Izzie. Mire de reojo que no parecía muy preocupada, ambas sabíamos que no era capaz de asesinarlo. Solo de asustarlo.
Salí de encima del cuerpo del apestoso cadáver con olor a putrefacción con perfume y camine hasta donde Izzie para tomar mí ropa e irme detrás de los árboles.
No fueron muchos segundos los que tarde en volver a mí forma humana y vestirme. Salí nuevamente para ver a Edward que seguía en el suelo con la mirada espantada.
-¡Casi me matas! -me gritó levantándose del suelo -Mantuve silencio, yendo hasta donde estaba para darle un buen golpe en la cara.
Impacte mí puño en su mejilla, no trastabilló pero la pequeña grieta en su mejilla aumento, llevó una mano a la herida cubriéndola, me miró sin aliento. Seguía enojada, muy enojada.
-Uy, lo lamento, no fue mí intención hacerlo, solamente saque los colmillos y quise encajarlos en tú cuello accidentalmente, Edward.
Sisee con veneno, rodando los ojos sin disimulo. Izzie se sentó en el capo de la camioneta dispuesta a esperar a que terminemos de discutir, supongo que un deja vú vino a su cabeza, pero nuestras discusiones de antes eran inofensivas y divertidas, ahora era capaz de asesinarlo aún que luego me arrepienta.
Bajo su mano, viendo que su herida ya había sanado.
-¿Edward? ¿Ya no soy más pelos de elote o cabello oxidado? Lamento haberte lastimado pero eres la única amiga verdadera que tengo, no me torturas así -Rogó bajando sus brazos exasperado -Bien, me merecía el golpe. Pero te extrañe ¿De acuerdo? No sabía que Bella iba a verte a ti, tampoco sabía que eras... Una loba.
Frunció el entrecejo girandose a Izzie que se encogió de hombros aplanando los labios, sonreí victoriosa al saber que ella no le había contado de mí “condicion”.
-No me interesan tus excusas baratas, me abandonaste y no solo tú, también tú familia -Intente no llorar delante de él en cuanto devolvió su mirada a mí -Ahora estoy pasando una mal momento y esperaba que mí hermana este ahí para mí, pero no la dejas ¿Crees que así podrías algún día llegar a arreglar nuestra relación? Pues no, porque lo único que logras es empeorarlo más, idiota.
Nos quedamos en silencio, mirándonos fijamente. Ver esos orbes dorados tan característicos suyos y de los Cullen me devolvía un revoltijo al estómago, porque lo único que veía en ellos era a los demás. Llevaba semanas con ellos aquí y no los había visto, nunca creí soportar tanto el no correr a sus brazos.
-Una disculpa no es suficiente, lo sé, ¿Qué debo hacer para que me perdones? -Preguntó después de largos minutos en silencio.
-Alejate de mí.
Pase a su lado para ver a mí hermana, chocando su hombro y escuchando como se quejaba un poco. Ahora era diferente, ahora si podía lastimarlo por tener la misma fuerza.
-Me voy a la reserva, mañana ve -Bese su cabello para comenzar a caminar en dirección a mí casa, luego llegaría al bosque donde me transformaría.
No me gire, pero escuche a Edward intentar llamarme para que sigamos la conversación. No tenía tiempo para eso, solo estaba pensando en llegar a mí hogar, acostarme y abrazar... A Draco, pero mí bebé ya no estaba y me tocaba afrontar los problemas sola.
Edward abrió la puerta del auto y bajo más lento de lo que estaba acostumbrado, cerró la puerta detrás de él y camino a la entrada de su casa, Bella siguió sus pasos pero ambos en completo silencio. El cobrizo trataba de procesar lo ocurrido mientras la castaña no tenía ánimos de discutir.
Ya todo había salido a la luz, se sabía lo más importante de Leo. Suspiró sabiendo que tendría que decirle a todos lo que en verdad ocurría. Tomó su celular antes de entrar a la casa, notando que tenía una notificación de Embry Call dónde le decía que Leo había llegado a la casa de Sam, pero confirmándole que su hermana ya sabía que seguramente Edward iba a decir lo ocurrido y prefería que Bella aclare las cosas.
Leo no quería darle explicaciones a las personas que la abandonaron, así que si lo hacía Bella sería mejor.
Guardo el teléfono en su abrigo y entro a la casa, fue hasta la sala principal donde veía a todos susurrando o murmurando con Edward que estaba siendo ahogado en preguntas... Reconocieron el olor de Leona en él.
-Mi hermana salió de la reserva -Empezó, los Cullen frenaron para verla en silencio.
Bella observó a la familia, sus ojos dorados parecían tener un tono marrón por la sed, tenían una horrible alimentación y por quién más se preocupaba era por Jasper. Su piel blanca que antes le parecía tan llamativa ahora estaba opaca y aveces solía verlos más despeinados de lo que nunca pensó. Le recordaban a Leona a principios de cuando ellos se fueron.
-Ella se enojó... Así que fue a buscar a Edward porque me prohibió ir a la reserva ¿Sabes, Alice? -miro a la castaña que solo desvió la mirada -Pero ya saben que pasa cuando Leo se enoja.
-¿Le agarro un ataque? -Preguntó preocupada, Esme. Se acercó un paso por instinto, temiendo por su compañera.
-¿Un ataque? -escucharon la voz sarcástica de Edward -Peor.
-Edward -Se molesto su novia, no quería que la interrumpa, quería decirlo con calma y tratando de ablandar el terreno -¿Podrías dejarme hablar a mí? Hay muchas más cosas detrás de lo que viste hoy -Aseguró pensando en lo mucho que se perdieron y no les había dicho
-¿Más? ¿Qué puede ser peor que sea parte de la manada de los Quileute?
Un silencio reino el la habitación, donde todos dirigían su mirada a Edward que había hablado, ya teniendo bastantes cabos atandose en su cabeza; quien consideraba su alma gemela era capaz de transformarse en una loba gigante. Lo que no entendía era por qué.
-Edward no estamos de humor para tus malos comentarios -Resoplo Rosalie siendo la primera en hablar, su Leo no podía ser una de esos perros olorosos.
-Estoy diciendo la verdad, Leona Swan es una cambia—formas -Afirmo con voz segura, su familia no podía creerlo.
-No es Leona Swan, oficialmente hace unos meses firmo para ser legalmente Leona Lahote.
Ahora, todos los ojos fueron directos a Bella que se sintió algo intimidada, sus fachadas descuidadas más sus expresiones sin entender les hacía parecer como si hubieran perdido la cabeza. Pero lo habían hecho, sin Leona estaban desorientados.
-¿Lahote? -Repitio Emmett, Bella por primera vez creyó ver un tic en el ojo del pelinegro, sus músculos se tensaron y pareció repentinamente enojado.
-¿Firmar para ser legalmente una Lahote? -Siguio Jasper, alzando su voz.
-¿Por qué mierda Leona ahora es una Lahote como el perro de los Quileute? -Exigio Rosalie, apretando sus puños molesta. Esperaba que lo que estaban escuchando sea algo totalmente diferente a lo que pensaban.
-¿Ella se casó...? -Preguntó el patriarca del clan, siendo la primera vez que hablaba y en un tono bajo. Bella abrió los ojos en grande, notando que no se dió a explicar bien.
-¡No...ella! -quiso explicarse pero la interrumpieron varios gritos de los menores de la familia.
Carlisle abrazo a Esme que se aferró a su cuerpo con la mirada pérdida ¿Su pequeña había conseguido a alguien más a quien amar?; Los demás comenzaron a exigirle a Bella respuestas, pero ella a penas y podía entender las miles de maldiciones que decían, pensando en que Leona ya con veinte años se había casado con Paul Lahote ¿Además de a tan temprana edad?
-¡Ella no se casó! -Grito sobre todas sus voces, viendo los ojos que se habían vuelto negros de cólera. Suspiró pasando una mano sobre su frente -Leona es medio hermana de Paul Lahote, al igual que es mí medio hermana.
Se cruzó de brazos viendo cómo ellos se relajaban un poco, pero seguían tensos.
-Leona sufrió demasiadas cosas cuando ustedes se fueron, estas semanas que los evito fue obviamente porque es mucho más difícil para ella que para mí... no solo la dejó uno de ustedes, la abandonaron todos -Se encogió de hombros, viendo cómo sus rostros se volvía tristes.
Un lazo de compañeros es más fuerte que cualquier cosa en el mundo, era incluso parecido a la imprimación. Ellos habían sufrido un dolor que no le deseaban a nadie, tan lejos de Leona casi les quitaba la vida de sus cuerpos sin alma. Pensar que a ellos les dolía perderla los lastimaba, pero ella perdió a seis.
Estaban cayendo en la cuenta de que la habían lastimado más de lo que pensaron.
-...Y ella paso por muchas cosas sola, ahora volver a abrirse con ustedes va a ser muy difícil de conseguir, más conociendola y sabiendo todo lo que pasó, cosas que ustedes aún no saben -Terminó jugando tímidamente con sus manos, ella tampoco estaba orgullosa de no haber estado con su hermana en sus peores momentos.
-¿No podías habernoslo dicho antes? -Preguntó Rosalie cruzandose de brazos, su faceta intimidante no podía mantenerla mucho, aún que seguía siendo realmente hermosa se veía desdicha.
-Prometí que no iba a decirles, lo siento pero Leona lo quiso así y así quedó -se defendió.
-Esta bien, lo entendemos -Carlisle intento darle una pequeña sonrisa.
-¿Podrías decirnos ahora la verdad? -Murmuro Emmett suspirando sonoramente, no respiraba pero parecía necesitarlo.
-Si
Fue hasta el sofá para comenzar a decirle lo que verdaderamente sucedió en su ausencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro