¿QUIÉN ESTUVO MAS QUÉ LEAH, PAUL Y JARED?

ME LEVANTÉ respirando algo agitada, mí cuerpo estaba sudado como hace tiempo no lo hacía, mí cuerpo dolía pero no por la transformación o empujones con la manada, era un dolo de incomodidad, mí respiración estaba ajetreada, alterada. Lleve una mano a mí pecho, sintiendo mí corazón que tenía los latidos intranquilos.

Paul entró a la habitación, abriendo la puerta que chocó contra la pared con fuerza. Me miró con nerviosismo y suspiró pasándose la mano por el rostro, caminando hasta sentarse a mí lado.

- Gritaste y me asustaste - Se recostó a mí lado, suspire temblorosamente - Ven aquí, morocha

Me abrace a mí hermano comenzando a llorar sin frenar, por alguna extraña razón, la llegada de los Cullen había vuelto mi cabeza un lío de rompecabezas sin resolver, todo se dersarmaba y volvía a armar, todo se mezclaba, las emociones de a comienzo del año anterior se mezclaban con los sentimientos de este año. Todo causado por la vuelta de los Cullen.

Tenía sueños que parecían pesadillas dónde ellos aparecían, recordándome lo mucho que me amaban o lo doloroso que fue su partida, desde fuera parecía una cosa, pero desde dentro era otra diferente. No había palabras para explicar el dolor de un corazón roto, o lo odioso que era tener que recuperar mi estabilidad emocional yo sola.

No fue solo una persona la que me dejó, fueron seis. Seis personas que debía evitar cuando se acercaban a la línea del tratado para tratar de hablar conmigo, como si yo quisiese verlos. Cuando estaban lejos estaba bien, pero ahora, con mi olfato/oído sobrenatural podía sentir su prescencia a kilómetros, tratando de contactarse conmigo.

Aún que ellos no supieran que yo si sentía su prescencia.

-Tranquila, ya está, ya está -Paul acaricio mi espalda, tratando de dar un gesto reconfortante

Izzie me había dicho que ellos no tenían ni la más mínima idea del por qué me vine a la reserva, para ellos solo me había mudado por comodidad a la hora del trabajo. Nomás no sabían que mi trabajo era patrullar para cuidar de la reserva, para cuidar a las personas de criaturas como ellos.

Si llegaba a cruzarme con ellos ¿Qué haría? ¿Les diría que ya no soy humana lo sentirían? ¿Cómo explicarles que ya no llevo el apellido con el que había crecido? ¿Cómo decirles la falta que me hicieron? Simplemente no quería verlos por las miles de preguntas que rondaban por mi mente, tampoco tendría que darles o pedirles razones de los comportamientos que llevábamos.

De cambiar el celular incontables veces ya no tenía los mensajes que alguna vez me dejaron cuando se marcharon, cuando no tuvieron la valentía para decírmelo a la cara, dejándome a mi con un coraje acumulado en el pecho, con dolor y molestia. Concientes de los ataques que llegaba a tener, los cuales ahora debía controlar por ser una loba, ellos aún así se fueron.

Escuché la respiración de Paul relajarse, volverse pesada. Centre mi oído en los latidos de su corazón que eran a un ritmo constante, siempre en la misma sintonía. Antes me calmaban las palabras, ahora el palpitar del corazón de mi hermano, demostrando que estaba presente.

Cerré los ojos tratando de guardar en un rincón de mi cabeza los pensamientos revoltosos de los Cullen. Queriendo recuperar el sueño como Paul.

Cerré mis ojos pensando en mí forma humana, ya con tanta práctica no me costaba más de un minuto volver a mí cuerpo. Cuando abrí los párpados, lo primero que hice fue saltar un poco para agarrar la ropa escondida en el árbol que me tapaba. Tomé la ropa interior, los shorts y el top deportivo, nuevamente sin nada más que eso y las zapatillas porque sabía que pronto tendría que volver a transformarme.

-¿Lista? -sali viendo a Leah que se estaba terminando de colocar una remera blanca de tiras, ella asintió y comenzamos a caminar en dirección a la casa de Sam que estaba a unos cincuenta metros

Habíamos estado patrullando toda la mañana desde las tres de la madrugada, juntas como todas las guardias que nos tocaba hacer. Hoy también nos tocaba tener que patrullar junto a Jacob, escuchando sus pensamientos dolorosos sobre mí hermana.

Salte los escalones para entrar directamente a la casa de Emily y el alfa, ella me sonrió entrando a la cocina, Leah la miró sin expresión y tome su mano para caminar juntas hasta donde estaban los chicos en la mesa que susurraban entre ellos.

-oigan -Jared nos hablo sentándose en una silla. Embry estaba a su lado, escuchamos la risa de Emily desde la cocina ¿Qué tramaban?

-¿Qué? -murmure confusa cruzándome de brazos, Leah a mí lado imitó mí gesto

Tenía un horrible sueño por las guardias nocturnas y mañaneras, no teníamos horarios definidos aún para patrullar. Así que tener que soportar de mañana las preguntas tontas de nuestros hermanos no era lo mejor.

-¿Ustedes dos se acostaron juntas -preguntó mí mejor amigo, casi sentí que me atragantaba con mí saliva

-¿Cómo? -Esa pregunta me tomó enormemente por sorpresa, no era como si tuviese vergüenza de hablar de relaciones sexuales cuando tuve varias veces, pero no creí que sería algo que hablaría dónde Leah estuviese relacionada

-que si se han enrollado alguna vez -Repitio está vez Embry, mire a Leah sin creer y ella devolvió el gesto pero entreabriendo un poco su boca por la incrédulidad de esa pregunta

-¿Hicieron "la pregunta"? -Paul entró para sentarse a un lado de los chicos, escuché a los lejos a Jacob junto a Sam comenzar a acercarse

-Hey, pero es porque siempre están juntas -se defendió mí mejor amigo -E incluso Leona llegó a hablarte a escondidas de Sam -señaló a Leah que sonrió un poco, yo me encogi de hombros ante su mirada. No mentía

-pero a nosotros lo que nos importa -retomo el tema Embry

-...Y lo que llevamos tiempo queriendo saber -Siguio Emily dejando el plato de comida en el centro de la mesa

-...¿Las únicas dos lobas tuvieron sexo juntas? -Termino Jared tomando un poco, mucho, de alimento para ponerlo en su plato

-Hemos follado, si. Admítelo, Clearwater -Bromee viendo a Leah que rodó los ojos

No, no lo habíamos hecho, no veo a Leah como algo más que una amiga.

-Si -voltee sorprendida de que me siga la broma -Lo que pasa es que ya no es lo mismo. Sonreí tratando de no reírme

-No, la pasión...el tiempo -exagere tomando asiento delante de mí hermano, Leah fingió un suspiro sentándose a mí lado -Ya saben, todo eso

-Venga -Paul chasqueo la lengua rodando sus ojos -Que lo estamos preguntando en serio, da curiosidad

-¿Se acostaron juntas? -Repitio Jared insistente en la pregunta

-Ya, idiota, se te va la pinza, ya -Nego Leah volviendo a su rostro serio, miró mal a Jared por su insistencia en meterse en la privacidad de Clearwater

Ya no aguante la risa y resoplé una risotada tomando un pedazo de pan, mire a los chicos que, en cambio, estaban serios.

-¡Tuvieron sexo! -se burló mí hermano divertido, frunci el ceño confusa. La manada comenzó a reírse e incluso Embry se atragantó con la comida -¡Se acostaron juntas! -comenzo a reír y Leah le arrojó un pedazo de pan

-¡Que no, tarado! -Se molestó, negué divertida siguiendo con la merienda que Emily había cocinado

Justo en ese momento entro Sam yendo directo a llenar el rostro de Emily de besos, como siempre lo hacía. Metí mí mano en el bolsillo para ver un mensaje de Jacob. Mire a la puerta pensando que él había entrado detrás de nuestro alfa, pero no, estaba a unos metros cruzado de brazos.

Me levanté tomando unos sándwiches que había ahí, comencé a dirigirme donde estaba el último beta en unirse. Me hizo una seña con la cabeza y nos encaminamos en dirección a mí casa, ya no se escuchaban risas en la casa de Sam, se habían callado todos.

-¿Qué sucede, mini Black? -pregunte confusa llegando a su lado, él hizo una seña para bajar la voz

-Hemos visto a Victoria hacer otra visita, creemos que es de las última porque con la llegada de las sanguijuelas Cullen ya no pasa. Pero está vez dejo un rastro de sangre -susurró bajo

¿Esa sensación de miedo? Esa fue la que experimente; Victoria nunca se llevaba víctimas, creemos que los desaparecidos de Seattle fueron su alimento, por eso no había víctimas en la reserva o en Forks. Jacob y yo corrimos hasta donde encontraron la sangre.

-¿Por qué no está la manada siguiendo el rastro? -pregunte con la voz comenzando a temblar, me daba terror la idea de que alguien que conozca muera en los colmillos de Victoria

-Porque ya encontramos el cuerpo y Sam le está diciendo a los chicos. Queríamos que lo veas primero -Habló retrocediendo un poco, frunci el ceño más asustada y se escuchó un aullido a lo lejos, junto a otros tres de la manada. Habían entrado en fase y estaban asustados

Seguí la sangre, que eran gotas pequeñas. Jacob me acompaño pero unos metros atrás rascando nerviosamente la palma de su mano. No fueron más de veinte minutos hasta llegar a una enorme roca que tenía mí altura.

-¿El cuerpo? -susurre sin entender

-Leo -Señaló del otro lado -...Lo siento

Mis pasos eran pesados, hundiéndose sobre la tierra húmeda por la lluvia constante de los bosques de Forks, escuché las hojas secas debajo de las suelas de mis zapatillas quebrarse, mis manos se cerraron en puños, volviéndose mis nudillos blancos de los nervios y ansiedad que estaba aumentando en mí cuerpo.

Odie la tensión y suspenso que Jacob le dió, en vez de decirme lo que sucedía, él solo me trajo a seguir gotas de sangre hasta un gran charco del líquido rojo, la manada se había transformado y eso me había asustado, escuchaba las patas de tres lobos correr veloz, acercándose.

Cuando estuve del otro lado, pude sentir que el aire había abandonado mis pulmones.

Desde que tenía dieciseis años, un solo ser había estado más para mí que cualquier otro ser humano, me había visto llorar y reír, me había escuchado gritar o susurrar. Cuando conocí a los Cullen y cuando ellos se fueron, cuando tenía pesadillas o cuando tenía sueños lindos, solo alguien había estado para dejarse abrazar por mi, alguien que nunca me abandono.

“te encontré, Leona”

Sentí mis rodillas debilitarse y chocar contra el cielo, mís rodillas desnudas se ensuciaron con la tierra y grite.

Victoria había escrito un mensaje con sangre en una piedra, con sangre de Draco. Dejando al indefenso e inerte animal en el suelo, a mí bebé allí sin vida.