Alpha What? |01
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Narra Minji
Febrero 23 del 2022
Londres, Inglaterra 🏴
—Trata de subir una nota más, Minji — dijo James desde el otro lado del vidrio, señalando el techo con su dedo en alusión a sus palabras.
Toqué el puente de mi nariz, ya bastante cansada, para luego hablar.
—¿No es suficiente con lo que tenemos? — él quiso responderme, pero no le permití hacerlo — Estoy cansada, James. — alcé mis hombros mostrando desinterés.
—Bien, podemos seguir con esto mañana — dijo, girándose brevemente para observar el reloj antes de volver a posar su mirada en mí—. El tiempo pasa muy rápido y ya es bastante tarde, así que ve a descansar. — Soltó estas palabras con un tono dulce, y su acento británico intensificó esa sensación.
Mi carrera no iba como lo esperábamos y eso ponía tensos a muchos. Teníamos apoyo, pero no el suficiente; las ventas, el streaming y el reconocimiento en listas lo demostraban.
Desde que Nova Entertainment decidió separar el grupo del cual formaba parte para convertirme en solista, a muchos de los seguidores no les gustó la idea, mientras que a otros les encantó. Debido a esa división de opiniones, mi primer álbum como solista no tuvo tanto éxito como la agencia lo esperaba, lo que nos llevó a este momento: grabando otro álbum, sin saber si sería otro fracaso total.
Las críticas estaban por todas partes. Algunos me llamaban egocéntrica y malcriada; decían que mi antiguo grupo no me importaba y que solo los había utilizado, pero ninguna de esas cosas era cierta. Claro que había cometido errores, como cualquier persona; solo que, al estar en el ojo público, todo se magnifica y cualquier cosa que digas o hagas será usada en tu contra.
A veces me preguntaba si era más odiada que amada.
Me quité los audífonos y los colgué. Salí de la sala de grabación dirigiéndome a la cabina de control donde el británico me esperaba con mi bolso en mano y, en consecuencia, para despedirse. Lo tomé, y sus brazos me envolvieron inmediatamente. Algo rígida, al principio me resistí, pero finalmente le devolví el abrazo.
—Ya verás que todo saldrá bien, Minji. Tienes un gran talento y la gente lo notará.
Me reí por sus palabras.
—De mi talento no dudo y lo sabes. — le guiñé un ojo y él solo rodó los ojos a la vez que sonreía — Nos vemos mañana, Jay.
James era el ingeniero de sonido. Me llevaba algunos años, pero sin duda era alguien muy amable. Cuando nos conocimos, digamos que la primera impresión que tuvimos el uno del otro fue muy distinta a la actual. Creo que, al pasar casi todos los días juntos durante los últimos dos años y medio, nos volvimos cercanos. Había presenciado muchas cosas que casi nadie sabía, y supongo que eso cambió su perspectiva. Así que sí, podría decirse que es lo más cercano que tengo a un mejor amigo.
Caminé por los pasillos de aquel edificio que siempre estaba en constante movimiento. Tenía una energía muy positiva y me agradaba pasar tiempo ahí. Sin embargo, en ese momento solo quería llegar a casa; necesitaba urgentemente un baño de agua caliente para relajarme y mantenerme positiva ante todo.
Todavía había algunas personas en los pasillos o en sus oficinas preparándose para ir a sus hogares. Cada vez que pasaba junto a ellos, les sonreía y me devolvían la sonrisa con gusto; otros simplemente gesticulaban un "adiós" desde lejos. Entré al frío ascensor, esperando que me llevara al lobby, y así fue. La chica de la recepción se acercó para informarme que el auto que me llevaría a casa ya estaba afuera. Le agradecí y me dirigí a la salida, donde me esperaba uno de los guardias del edificio, llamado Roy.
—Hay muchos paparazzis allá afuera, señorita Park. — dijo a la vez que señalaba la salida con su cabeza.
—Lo que me faltaba... — susurré. Detestaba que siempre me captaran en un mal momento; mi aspecto no era el mejor a estas horas de la noche. Llevaba un hoodie y unos pantalones muy cómodos. Normalmente iba arreglada, pero el día que decidí hacer una excepción, se les ocurrió a los fotógrafos aparecer. Saqué un lip gloss del pequeño bolso que llevaba y me lo apliqué en los labios. Intenté acomodar mi cabello y me coloqué la capucha. —Esto es lo mejor que puedo hacer — dije para mí misma.
Noté cómo Roy me observaba divertido por la situación y se dispuso a abrir la puerta para que pudiera salir. Los flashes se dispararon por todas partes, lo que me hizo cubrir mi cara y bajar el rostro para evitar la luz directa en mis ojos. Roy me ayudó a abrirme paso entre los camarógrafos; algunos decían mi nombre y murmuraban cosas que apenas podía distinguir. Finalmente, llegué al auto y me llevaron hacia Mayfair , el barrio donde estaba mi hogar.
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Después de 30 minutos de recorrido desde Canary Wharf hasta el distrito de lujo de Londres, Mayfair, finalmente había llegado a casa. Aunque esta parte de la ciudad podía ser bulliciosa, si sabías elegir correctamente, sin duda hallarías el rincón perfecto, alejado de todo el alboroto. Las calles, impregnadas de historias antiguas, estaban bordeadas por fachadas georgianas. Aquí, el lujo no era ostentoso, sino sutil y refinado; tiendas con siglos de tradición se alzaban junto a modernos salones de té, donde los aromas del pasado y del presente se entrelazaban. Las noches en este lugar eran inigualables; los faroles proyectaban un resplandor dorado sobre las aceras de piedra, evocando una sensación nostálgica y acogedora.
Al entrar, encendí las luces y respiré con tranquilidad. El ambiente olía a vainilla, y, como si fuera automático, el cansancio se apoderó de mí de manera intensa. Pero antes de haberme quedado dormida, subí rápidamente para cambiarme y ponerme mi bata de baño de color rosa mientras calentaba el agua de la tina. De pronto recordé que debía revisar todos los correos que se habían acumulado durante las últimas dos semanas. Era el momento perfecto para hacerlo.
Corrí hacia la habitación para tomar mi teléfono y regresé a sentarme en el borde de la tina. Comencé a abrir algunos emails, pero la mayoría eran recordatorios de reuniones, ensayos y calendarios que especificaban lo que debía hacer cada día, o al menos una parte de ellos. Otros correos provenían de James o del resto del equipo de sonido. Sin embargo, mi equipo de relaciones públicas me comentó que debía revisar un correo en particular lo antes posible, cosa que había olvidado hacer y por eso dos semanas después me encontraba haciéndolo.
Este correo provenía de una Scuderia llamada "AlphaTauri".
—¿Alpha qué cosa? — exclamé, sorprendida. La curiosidad me venció; lo abrí y empecé a leer.
"Scuderia AlphaTauri – Formula 1
Jeddah, Saudí Arabia – Gran Premio de Saudí Arabia 2022.
Estimada, Minji Park.
Con gran entusiasmo, te extendemos una cordial invitación para ser nuestra invitada especial en el Gran Premio de Saudí Arabia 2022. En AlphaTauri, siempre buscamos celebrar el cruce entre la cultura, el arte y la adrenalina del deporte motor, y consideramos que tu presencia realzaría aún más este importante evento en nuestro calendario.
Detalles del evento:
- Fecha: 25 - 27 de marzo.
- Ubicación: Jeddah Corniche Circuit, Jeddah, Saudí Arabia.
- Agenda:Recepción en el Paddock Club, un tour detrás de escena con nuestro equipo, y un lugar privilegiado para disfrutar de la carrera desde nuestra cabina.
Te ofreceremos todo el apoyo necesario para tu comodidad y seguridad durante tu estancia. Además, si lo deseas, podríamos organizar una interacción especial con nuestros pilotos y equipo técnico.
Por favor, confirma tu asistencia antes del 12 de marzo. Esperamos contar con tu presencia y compartir contigo un fin de semana de emociones, velocidad y pasión por el deporte motor.
Atentamente,
Sophia Delacroix
Directora de Relaciones Públicas y Eventos Especiales."
Nunca había escuchado hablar de un equipo llamado "AlphaTauri". Si bien sabía de la existencia del deporte, desconocía cuáles eran los equipos participantes. Realmente no me consideraba una seguidora o aficionada. ¿Era una buena idea involucrarme en ese mundo siendo tan ignorante al respecto? Probablemente no, pero quise informarme sobre todo lo relacionado antes de tomar una decisión final. Noté que la tina ya estaba llena y me sumergí en ella.
Tomé mi teléfono, de nuevo, y escribí el nombre del equipo en el buscador. Lo primero que apareció fue Wikipedia, pero definitivamente no lo usaría como fuente confiable de información. Deslicé un par de veces y descubrí que era una Scuderia italiana, propiedad de la empresa Red Bull. Según lo que leía, era un equipo que hacía dos años había cambiado su nombre de "Toro Rosso" por AlphaTauri. Aún no habían ganado un campeonato mundial de pilotos o constructores, contaban con 5 podios y 2 victorias.
Sabía que tendría tiempo más adelante para investigar a fondo cada término; en ese momento, solo quería echar un vistazo rápido. Mis ojos se detuvieron en una sección que decía "Pilotos", pues me interesaba conocer quiénes eran. Después de todo, siempre es importante estar informada. El primero en la lista era un tal Pierre Gasly, francés, que había ganado un Gran Premio en 2020. Busqué sus fotos y lo observé detenidamente.
—No está nada mal —pensé en voz alta—, pero no es mi tipo. —Resoplé. En realidad, el piloto francés se veía como alguien agradable, alguien con quien fácilmente te podrías divertir mucho.
Continué mirando más fotos cuando, de repente, me encontré con una en la que Pierre estaba junto a alguien mucho más bajo que él. Leí el enlace de la fotografía para saber el nombre del otro individuo y era Yuki Tsunoda. Supuse que era el otro piloto. Según tenía entendido, cada equipo contaba con dos pilotos principales y uno de reserva. Creo que ya había visto el nombre de este último; me parece que se llamaba Liam.
Quise indagar más acerca de Yuki así que puse su nombre en el buscador y me arrojó mucha información con imágenes incluidas. Era un piloto japonés de 22 años, desde el 2021 estaba con la anteriormente mencionada Scuderia y aún no tenía ninguna victoria. Ostentaba una apariencia afable y lo era, pero según algunos comentarios que había leído, también recalcaban mucho que poseía un carácter bastante fuerte. ¿Sería esto cierto?
Supongo que en algún momento lo comprobaría; no todo lo que había en internet podía ser verdad.
Dejé el teléfono en una pequeña mesa al lado de la tina, contuve el aire y me hundí en el agua. Al cabo de un momento, salí mientras solo me quedé observando la puerta del baño. ¿Debería ir? Además, ¿por qué me habían invitado? Dudaba mucho que lo hubieran hecho sin algún trasfondo. No digo que no me conocieran, claro que me conocían, pero ¿Por qué? ¿Qué podría yo brindarle a AlphaTauri solo con mi presencia?
No lo entendía, pero tal vez Rosie podría aconsejarme. Tomé de nuevo mi teléfono y le marqué; a los segundos contestó, pero no se oyó nada así que hablé.
—¿Rosie? ¿Estás ahí? —se escuchaba como hablaba, pero era indescifrable lo que decía.
—¿Hola? ¿Minnie? ¡Hola! Lo siento, estaba escribiendo una lista de cosas para un evento... ya sabes, organizando todo. —como era de suponerse, en su voz se notó el cansancio.
—¿Y por qué casi no puedo oírte? —pregunté, confundida. El sonido de la llamada era demasiado intermitente. —¿Si sabes cómo sostener un teléfono?
—Claro que sé cómo sostener un teléfono, Minji —una carcajada salió de mí y traté de silenciarla para que la portuguesa no se impacientara—. Sucede que compré una funda para mi teléfono y es muy bonita...
—¿Pero?
—Pero le tapa la bocina y por eso no puedes oírme. —admitió con algo de vergüenza pero rápidamente agregó—. Y antes de que digas algo, no, no se la quitaré.
—Definitivamente no tienes remedio, querida Rosie.
Ella rió suavemente y después murmuró un "lo sé".
—Te llamé porque necesito que me ayudes a tomar una decisión. —resoplé.
—Claro, dime de qué se trata. ¿Tiene que ver con tu nuevo álbum?
—No. En realidad tiene que ver con la Fórmula 1.
Del otro lado de la línea se escuchó un "¿Qué?" demasiado suave y robotizado. Maldita funda.
—Que uno de los equipos de Fórmula 1 me invitó a una carrera. —dije de manera algo fuerte para que pudiera escucharme.
—¿De verdad? ¿Y a cuál Gran Premio te invitaron? ¿Qué equipo es?
—Arabia Saudita y me invitó AlphaTauri. —del otro lado se escuchó cómo se sorprendió. —Tengo 16 días para responderles, Rosie, pero no sé qué hacer. No tengo idea de absolutamente nada sobre este deporte.—resoplé. Ya comenzaba a estresarme.
—Conociéndote cómo lo hago, ya debiste haber investigado algo, sobre todo a los pilotos —rió— creo que sería algo bueno que te vieran haciendo algo diferente, puedes ir y ver si conectas con ese mundo. Además, es probable que yo asista por invitación de Toto.
—¿Quién?
—Toto es el director ejecutivo de Mercedes, uno de los equipos que compiten, Minnie. —soltó de manera graciosa. —Cómo te decía, si vas, estaremos juntas y te podré guiar.
Lo que acababa de oír me dio paz, saber que no estaría sola y totalmente desubicada, me hacía tener un punto a favor.
—¿Y cómo conseguiste que te invitara? ¿Qué hiciste, Rosemary?
—Nada. Solo le hice un evento a este director y supongo que fui de su agrado, así que me invitó. —me respondió un tono que no me convenció mucho, pero decidí no refutar al respecto.
Luego de unos minutos de charla sobre diferentes cosas, que incluían historias graciosas, encuentros vergonzosos y algún que otro tema sobre trabajo, tomé una decisión y se la comuniqué.
—Creo que sí asistiré. No me hará mal rodearme de nuevas personas. —salí de la tina y me puse de nuevo mi bata. —Tal vez así sabré cómo aquella Scuderia supo de mí.
—Ves, tienes más razones para ir. —dijo de manera alegre— yo también quiero saber cómo es que llegaste a sus mentes.
—Y lo sabremos. —vacíe la tina mientras me dirigía al tocador para peinar mi cabello suavemente. Ya era costumbre hacerlo cada noche antes de irme a dormir.—Oye, Rosie.
—¿Sí?
—¿Crees que mi carrera como solista es un desastre?
Ella no me respondió inmediatamente; hubo un silencio que estaba acompañado de algunos sonidos extraños. Le estaba quitando la funda a su aparato.
—¿Por qué piensas eso, Minji? —su voz se oyó preocupada, suave pero nítida, la calidad del sonido mejoró por completo y me alegré porque había logrado lo que quería.
—Oh, en realidad por nada. Solo quería que le quitaras esa cosa a tu teléfono. —cerré los ojos mientras me reía esperando por su reacción. Del otro lado se escuchó una queja que no logré entender y luego unas risitas.
—¡Por Dios! Ya me había preocupado por ti, incluso le quité mi bonita funda. ¿Si notas cuánto me importas? —finalizó de manera algo dramática lo que me produjo más gracia.
—Me iré a dormir, gracias por contestarme. —dejé el cepillo en el tocador, busqué un pijama y lo coloqué sobre mi cama. —Le avisaré al equipo que confirmen mi presencia. Ya nos veremos en Arabia Saudita, Rosita.
—Está bien, descansa y mantenme informada sobre lo que suceda.
Unas palabras más y la llamada terminó. Me encontraba demasiado cansada como para preparar algo de comer, así que solo me puse mi pijama y me acosté. Las mantas frías abrazaron mi cuerpo mientras la comodidad se apoderaba de mí. Observé el reloj en la pequeña mesa de noche que marcaba las diez y cuarenta y tres; ya debía dormirme si no quería amanecer con grandes ojeras.
Mi teléfono descansaba al lado del reloj y de una lámpara rosa llena de cristales que me había regalado mi madre por Navidad, de fondo se oían sirenas recorriendo la ciudad de un lado a otro, y de cierta manera, ese sonido me tranquilizó poco a poco, cosa que fue interrumpida por una vibración. Estiré mi brazo hasta alcanzar el teléfono y lo traje hacia a mí con la poca fuerza que tenía, ya que sentía que estaba comenzando a dormirme. Noté que era una notificación de Instagram que anunciaba que tenía un nuevo seguidor, un seguidor llamado Yuki Tsunoda.
O eso creí haber visto porque a los pocos segundos caí profundamente dormida.
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