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[ ✦VEINTITRÉS✦ ]

La mañana se abrió paso gracias a los rayos de sol que penetraron entre las tinieblas dando inicio a un nuevo día.

JiMin despertó mucho después de que amaneciera, cerca de las once, viendo a su príncipe Alfita dormir plácidamente a su lado.

―Tan hermoso. 

"Es precioso, humano."

"Por supuesto que lo es. Después de todo, tengo muy buenos gustos."

JiMin quiso darle un beso en la mejilla a su Alfita pero antes de poder hacerlo le dio un mareo al mismo tiempo que escuchó un fuerte pitido resonar en sus oídos, pronto su estómago se revolvió y sintió unas ganas horribles de vomitar. Se enderezó en la cama evitando despertar a Yoongi y con rapidez se puso de pie, volviendo a marearse en el proceso debido al repentino movimiento.

Tropezando con algunos objetos de la habitación de su casí novio, JiMin logró llegar y entrar al cuarto de baño, dejándose caer de rodillas ante el inodoro, expulsando todo lo bebido la noche anterior.

Las náuseas no se iban y las arcadas no paraban, sacando ahora ácido clorhídrico, ácido estomacal. Podía incluso sentir como se asfixiaba debido a las arcadas.

Era horrible, la cabeza le dolía a horrores para este momento y su estómago parecía tener un remolino dentro.

Su cuerpo se sentía del asco, la sensación era horrible. Ni siquiera se dio cuenta del momento en que Yoongi había llegado junto a él hasta que pudo escuchar su voz de fondo, acariciando su espalda de forma reconfortante hasta que finalmente las nauseas se detuvieron.

JiMin no se atrevía a levantar los ojos debido al bochorno y la pena que lo embargaba en ese momento. No quería que Yoongi lo viera en un estado tan deplorable. Quería seguir teniendo la imagen de chico genial frente a él.

Las suaves manos de Yoongi tomando con suavidad sus mejillas y tratando que levantará el rostro le sorprendieron un poco.

―¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor ahora?― Preguntó Yoongi, su voz era suave y se escuchaba algo preocupado. Era increíble como el solo escuchar su voz le hacía sentir mucho mejor.

JiMin asintió levemente sin mirarlo, escuchar la voz de Yoongi fue como una medicina para su malestar que lo hizo sentir mejor en cuestión de segundos.

―No debiste tomar tanto sino estás acostumbrado. Y, ¿hasta cuando vas a evitar mirarme?, ¿estás avergonzado por haberte visto vomitar o por lo que pasó anoche?

―¡No! Por supuesto que no.― Respondió de inmediato mirándolo. ―¿Cómo podría estar avergonzado por lo que pasó anoche?― Negó. ― No es eso, es solo que... temo ya no verme tan genial como antes después de esto.

―Tonto.― Yoongi sonrió lo que pareció más una exhalación negando. ―¿Tienes idea de cuántas veces he hecho el ridículo por estar borracho? Muchas. Esto no es nada comparado a todo lo que yo he hecho. Además, es normal que te pase esto cuando no estás acostumbrado a tomar tanto. Así que, no tienes porque avergonzarte frente a mí por esto. Sin importar qué, para mí seguirás siendo JiMin, mi Alfa coqueto, directo, algo descarado y, por supuesto, atractivo.― Le aseguró. ―Eres genial y siempre lo serás, eso es algo que no va a cambiar porque lo que te hace genial no es ser guapo o todo lo que dije antes, sino defender lo que crees, hacer lo que te gusta y no detenerte hasta lograr tu objetivo. Eso es lo que te hace genial y es algo de ti que nunca va a cambiar. Ahora levántate y ve a lavarte, yo iré a preparar algo para la resaca que te cargas.

JiMin sintió una calidez recorrer su ser antes las palabras dichas por su príncipe Alfita, era tan lindo, amable y hermoso, no solo en apariencia sino también en alma. Tenía un corazón de oro, uno que él estaba dispuesto a ganarse por completo y atesorarlo con todo su ser. Lo amaba demasiado y con cada día que pasaba el sentimiento solo se hacía mucho más fuerte. Sentía como el amor que sentía por él se desbordaba de su propio cuerpo que rebosaba de amor y de deslumbrantes sentimientos hermosos hacía su casí novio, Min Yoongi, el único que había logrado entrar a su corazón y el único que le complementaba tan perfectamente.

―Realmente estoy perdido...― Murmuró JiMin. ―Con cada día que pasa te amo más.― Le confesó, sus ojos brillando de amor puro y sincero.

―Sí, sí, como sea.― Yoongi lo ayudó a ponerse de pie. ―Ahora ve a lavarte o date un baño porque dudo mucho que quieras comer así.

JiMin asintió ante esto. ―Lo que tú digas, príncipe.

―Ya no tiene caso decirte que dejes de llamarme así.― Dijo negando con la cabeza. ―Ah, te aviso de antemano que no soy bueno en la cocina pero intetaré hacer algo comestible.

―No pasa nada, sé que podrás hacerlo. ¿Sabes como aprendí yo? En parte por mis padres y también a través de youtube, por medio de tutoriales. Además, si te lo propones podrás hacerlo bien.

―Ya veremos― Fue lo único que respondió Yoongi. Después de todo, la cocina y él no se llevaban muy bien. ―Te dejo para que puedas asearte.― Yoongi estaba por salir del baño cuando JiMin lo detuvo al sujetar su mano. ―¿Qué pasa?

―Yo... bueno, no tengo otra ropa para ponerme.― Explicó.

―Solo coge algo de mi ropa, somos casí de la misma talla así que seguro algo te entra.― Dijo simplemente.

―Como digas, cariño.― Asintió sonriendo antes de soltar la mano de Yoongi y verlo salir del cuarto de baño hasta desaparecer de su campo de visión. Cerró la puerta, se acercó al lavamanos, abrió el grifo y juntó agua en sus manos para mojarse el rostro y, posteriormente, comenzó a lavarse los dientes. No quería quedarse con la sensación amarga y ácida en su lengua y garganta después de todo lo que había vomitado, mucho menos si quería besar a su príncipe Alfita. Necesitaba estar muy bien aseado para él lo que significaba que también necesitaba darse un buen baño.

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Yoongi tomó un plato hondo para vertir un poco del caldo de pollo en el y lo llevó a la mesa, afortunadamente, no había sido muy difícil prepararlo gracias a que siguió cada una de las indicaciones del tutorial que había visto. También dejó un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza en la mesa, eso ayudaría a su Alfa rubio a sentirse mejor.

Un par de minutos después, JiMin hizo acto de presencia en el comedor vistiendo su ropa, un polo blanco y un pantalón negro. No le quedaba nada mal.

―Ya sé que soy guapo― Habló JiMin con voz divertida ante la mirada que su príncipe Alfita le estaba dando. ―Solo no me mires mucho o no podré controlarme.

Yoongi rodó los ojos negando y señaló el asiento al frente suyo. ―Siéntate ya.― Le ordenó.

JiMin lo hizo de inmediato. ―Me gusta cuando me das ordenes.― Confesó.

―A ti te gusta todo lo que tiene que ver conmigo.― Mencionó Yoongi muy seguro de sus palabras.

―Tienes razón, me gusta todo de ti.― Acepta JiMin porque eso era cierto, le gustaba todo lo que involucase a su príncipe.

―Basta de platica, toma eso, te hará sentir mejor.― Le dijo Yoongi señalando la medicina. ―Luego puedes empezar a comer.

JiMin asintió y tomó el medicamento sin chistar. ―¿Tú ya has tomado una?― Preguntó refiriéndose a la pastilla recibiendo un asentimiento por parte de Yoongi.

―Sí, lo hice.

―Debes tener varias pastillas para el dolor de cabeza, ¿no?

―Bueno, suelo salir con amigos a tomar cada que tengo tiempo así que necesito tenerlas sino quiero tener que salir a comprar alguna con un dolor de cabeza horrible.― Respondió Yoongi. ―Ahora deja de hablar y ponte a comer.

JiMin asintió. ―A tus ordenes, cariño. ―Y, dicho esto, le dio una probada al caldo el cual sabía bastante bien a su parecer. ―¡Esto está buenísimo!― Halaga el rubio comiendo con entusiasmo el platillo preparado por su príncipe Alfita.

―¿Enserio?― Para Yoongi aquello sí sabía bien pero de ahí a decir que era buenísimo le parecía una exageración.

―¡Por supuesto! ¿Acaso crees que estoy mintiendo?― Preguntó y el silencio del contrario dio confirmación a su pregunta. ―Deberías creerme y, más importante aún, deberías creer más en ti mismo.

―No es que no te crea, es solo que... la cocina y yo no nos llevamos muy bien.― Explicó. Aunque probablemente eso se debía a que nunca le gusto eso de cocinar pero tuvo que aprender a preparar ciertas comidas cuando comenzó a vivir solo.

―Pues aunque no se lleven bien, lo que preparas te sale bien.― Sonrió. ―Te lo dije antes, ¿no? Eres bueno en todo lo que haces.

―Lo dices tan seguido que ya se ha quedado grabado en mi mente.

―Mejor así, de esa forma lo recordarás siempre.― Dijo llevándose otra cucharada a la boca.

Y así, ambos se entretuvieron conversando mientras terminaban de almorzar. Fue un momento bastante agradable en el que se olvidaron de todo y solo se concentraron en ellos mismo, en disfrutar de la compañía del contrario.

―Tú preparaste la comida, ahora déjame a mí lavar el servicio.

―Solo déjalo ahí, ya más tarde lo lavo yo.

―No, dije que lo haré yo.― Volvió a hablar el Alfa rubio. ―Vamos, déjame hacer esto.

―Te gusta hacer de ceniciento, ¿verdad?

―Prefiero decir que me gusta consentirte y ayudarte con estas cosas.― JiMin sonrió dejando un casto beso en la mejilla de su príncipe Alfita al que tenía aprisionado en un abrazo.

―Bien, si quieres hacer de ceniciento entonces hazlo.― Habló Yoongi, el prefería dejar eso para después pero si JiMin quería hacerlo, ¿quién era él para impedírselo?

―Bueno, este ceniciento está dispuesto a hacer todo por ti.― Otro beso fue depositado en la mejilla de Yoongi. ―Cualquier cosa que quieras o desees, te lo daré.

―Ahora solo quiero ir a ver película que está dando en la TV.

―Entonces ve a verla, yo lavaré esto y cuando termine voy contigo.

―Creo no entendiste...― Murmuró Yoongi demasiado bajo para que JiMin no pudiera escucharlo.

―¿Cómo dices? No te escuché.

―Nada, solo que te apures en lavar eso.

―Sí Señor― Dijo haciendo un saludo militar sacándole una pequeña risa a Yoongi de solo imaginar a JiMin como un soldado, con su uniforme y cabello corto. Se vería guapo, extraño pero guapo.

―¿De qué te ríes?― Preguntó JiMin con curiosidad.

―Nada, nada.― Respondió soltándose del abrazo de su Alfa rubio. ―Te espero en la sala.

JiMin asintió. ―Terminaré rápido e iré contigo.

―Ajá― Fue lo único que dijo mientras caminaba en dirección a la sala para encender la televisión y tomar asiento en el sofá más grande para estar más cómodo.

No pasaron ni diez minutos cuando JiMin apareció en la sala y tomó asiento a su lado viendo lo que se estaba reproduciendo en la pantalla.

―Ugh, no sabía que te gustaban las películas de terror...― Dijo cerrando los ojos cuando algo que no supo si era humano o no apareció de pronto en la pantalla.

―Veo de todo un poco― Dijo Yoongi simplemente. ―Además, esta película es buena.

―¿La has visto antes?― Preguntó abriendo un poco sus ojos para saber si ya había cambiado de escena.

―Sí, de hecho esta es la segunda vez que la veo.― Respondió el Alfa pelinegro concentrado en la película sin notar lo asustado que estaba JiMin.

El brazo de JiMin estaba detrás de Yoongi en el respaldo del sofá y cada que aparecía algo en la pantalla que lo asustaba cerraba los ojos rápidamente y se ocultaba en el cuello de su príncipe Alfa. Sí, era muy miedoso cuando se trataba de películas de terror aún y cuando sabía que nada de eso era real.

Yoongi no podía evitar reír y sonreír divertido por cada una de las expresiones que ponía JiMin ante las diferentes escenas de la película y le daba gracia como se ocultaba en su cuello, como si fuese un cachorrito. Era adorable.

―No te burles de mí.

―No me estoy burlando.― Mencionó intentando contener la risa. Bueno, talvez si lo estaba haciendo.

Momentos después, JiMin se sentía bastante asustado y miraba hacia todos lados con el corazón acelerado cuando Yoongi se había levantado para ir al baño. Sabía que la película era ficción, que esas cosas no podían salir de la pantalla pero aún así sus nervios estaban a flor de piel.

Tranquilo JiMin, tranquilo. Eso no es real. Se decía a sí mismo intentando calmarse pero sus ojos no dejaban de ver a su alrededor lo que solo lo hacía tener más miedo por lo que mejor decidió cerrarlos.

Intentaba dejar de pensar en eso y mejor pensar en cosas lindas, justo como lo era Yoongi, un ser precioso, lindo y hermoso en todo el sentido de la palabra. Su príncipe Alfita era como esos tesoros que solo podías encontrar una vez en la vida y ahora que lo tenía junto a él no tenía pensado dejarlo escapar.

Ahora que lo pensaba bien, ambos estaba solos en el departamento, completamente solos. Debería haberlo sabido ni bien puso un pie en el lugar pero cuando llegó estaba totalmente borracho y cuando despertó tenía una resaca horrible por lo que ni siquiera se había percatado de ese detalle.

Tragó grueso cuando varios pensamientos llegaron a su mente, múltiples escenarios, muchas posibilidades...

Control Park, control. Con lo de anoche ya fue suficiente. Se dijo así mismo justo cuando sintió unas manos en sus hombros y un "Buu" en su oído que lo hizo abrir los ojos y ponerse de pie de un salto, dando un grito poco masculino.

Miró detrás del sofá donde estaba Yoongi riéndose a carcajadas a más no poder a la vez que sujetaba su estómago. Su risa podría escucharse hasta Busan.

―Casí me da un infarto...― Murmuró soltando un suspiro dejándose caer en el sofá, sintiendo sus piernas débiles. Por estar pensando en otras cosas no había sido capaz de escuchar los pasos de Yoongi ni había sentido su aroma. ―Eres cruel, príncipe. Casí te quedas viudo antes del matrimonio.

Al escucharlo decir esto, Yoongi casí se ahoga con su propia saliva pasando de reír a toser. JiMin se pusó de pie de inmediato y fue a traerle un vaso de agua para dárselo. Yoongi lo tomó de inmediato.

―¿Estás bien?― Yoongi asintió. ―Lo siento, no pensé que te pondrías así por decir eso.

―Solo me sorprendió― Dijo el Alfa pelinegro. ―Lo dijiste tan de la nada que me sorprendió. Además, somos muy jóvenes para pensar en el matrimonio, yo aún no tengo planes de hacerlo. Primero debo graduarme y tener un trabajo, ya después de unos años talvez piense en casarme. Por ahora no.

―Bueno, al menos no me estás diciendo que no te casarás conmigo.― Comenta JiMin sonriente. ―Respeto tus planes y te apoyo en todo. Estoy seguro de que lograrás hacer todo lo que quieres, todo lo que te propones.― Dijo, haciéndolo sentar en el sofá. ―Claro que yo podría mantenerte pero tú ya tienes tus propios planes y no me atrevería a interferir en ellos. Respeto y apoyo cada una de tus decisiones y si está en mis manos ayudarte creeme que lo haré porque lo que más quiero es verte feliz.― Confiesa dejando un beso en el dorso de cada una de las blancas y suaves manos de Yoongi.

―Con el dinero que te cargas no dudo que podría tener toda una vida de lujos si me llegara a casar contigo.― JiMin soltó una pequeña risita ante esto.

―Por supuesto que sí, tendrías todo lo que quisieras con solo tronar los dedos.― Comentó el Alfa rubio.

―Pero por ahora quiero seguir viviendo como un plebeyo.― Agregó Yoongi.

―¿Desde cuando volvimos a la era Joseon?― Yoongi negó con la cabeza ante la pregunta de su Alfa rubio.

―Ya, terminemos de ver la película.― Dijo Yoongi tomando el control de la TV para darle más volumen, pues JiMin lo había bajado a casí 0 cuando él había ido al baño.

―No otra vez...― Murmuró JiMin cerrando sus ojos nuevamente e intentando hacer lo mismo con sus oídos pero por alguna razón siempre terminaba abriéndolos. Bueno, la razón era obvia, abría sus ojos solo para ver a Yoongi.

En un momento y sin ser consciente, JiMin se quedó mirando el hermoso perfil de Yoongi, que estaba muy concentrado en lo que estaba en la pantalla. Su mirada de dirigió y centró en los rosados, suaves y carnosos labios de su príncipe, aún podía sentir el sabor y la textura de su labios no solo en los suyos sino también en su miembro que estaba poniéndose duro con solo verlo y recordar lo que había pasado la noche anterior. Algo que por cierto ninguno se había atrevido a mencionar hasta el momento.

¡Diosa Luna! Su cuerpo realmente deseaba poder tener a Yoongi, la imagen de sus expresiones la noche anterior lo estaban calentando, hasta hacerlo suspirar de anhelo. ¡Joder! Realmente lo deseaba.

Yoongi tuvo que haber sentido la mirada de JiMin sobre él, tan intensa y profunda. Apartó la mirada de la pantalla para verlo, sus ojos se encontraron con los de su Alfa rubio quién luego de pasar la punta de su lengua por sus labios no tardó mucho en acercarse a besarlo.

Un beso, que empezó con delicadeza y ternura, pero se tornó mucho más apasionado con el paso de los segundos, que les hizo acelerar el corazón y erizar cada vello de sus cuerpos.

JiMin atrajó a Yoongi más hacía él y lo hizo sentar sobre su regazo, ambos dejándose llevar por el momento. Compartiendo un beso en el que ambos tenían el control, sus lenguas jugueteaban entre ellas y sus respiraciones se mezclaban hasta volverse una sola.

―Besarte se siente como estar en el mismísimo paraíso.― Mencionó JiMin sin romper el beso antes de bajar con besos por el mentón de Yoongi hasta su cuello. El Alfa pelinegro jadeo al darse cuenta que JiMin intentaba de forma desordenada hacerle un chupetón en la piel.

JiMin jamás en su vida había deseado dejar marcas en alguien pero con Yoongi quería hacer eso y mucho más. Yoongi tampoco se había sentido así antes, tan excitado y con ganas de dejar un par de marcas en el contrario.

―¡Ah!― Jadeo Yoongi cuando sintió una mordida en su cuello.

Yoongi llevó su mirada hacia JiMin y este solo le dio una sonrisita antes de volver a besarse. JiMin tomándose un poco de su tiempo en degustar bien esos deliciosos labios provocando que el sonido de sus besos y respiraciones agitadas hicieran eco en el lugar.

Las manos de JiMin vagaron por el pequeño y muy sexy cuerpo de su casi novio, succionó un poco la delicada piel de su cuello, haciendo a Yoongi suspirar. El Alfa rubio sin darse cuenta estaba moviendo su pelvis contra la de Yoongi, haciendo que sus miembros ya muy despiertos se frotaran.

―J-JiMin... espera.― Dijo empujándolo un poco recordando que su prima le había dicho que vendría el día de hoy para traerle dos discos de vídeo de una nueva serie de reencarnación y no quería que lo encontrara en esta situación. ―Espera, JiMin.

JiMin lo miró deteniendo sus movimientos. ―¿Qué sucede?

―Mi prima vendrá el día de hoy y no quiero que nos encuentre así.― Explicó el Alfa pelinegro. ―Ella tiene una copia de mis llaves, no sé como la consiguió pero la tiene y puede entrar cuando ella quiera.

JiMin hizo un pequeño puchero de forma inconsciente. ―Entiendo.― Dijo antes de llevar su vista a su entrepierna donde parecía tener una tienda de campaña. ―Pero... ¿qué hacemos con esto? Ambos estamos...

―Shh, ¡no lo digas!― Dijo tapándole la boca con su mano, su rostro enrojecido. Saberlo era una cosa pero escucharlo era otra.

JiMin sujetó la mano de Yoongi para apartarla de sus labios y dejar un pequeño besito en ella, con una mirada bastante seductora ante los ojos de Yoongi.

―¿Al menos puedo hacer algo para bajar esto?

Era cierto que aún seguían excitados, su miembro estaba duro y dolía por lo que, aún con el rostro enrojecido de una linda forma, asintió. ―Pero no aquí, vamos a mi habitación.― Al menos la llave de su cuarto no la tenía su prima. ―Y apaga la televisión.

JiMin sonrió victorioso. ―Como tú digas.― Dijo tomando el control de la TV para apagarla.

Entre besos fueron hasta la habitación del Alfa pelinegro donde ni bien llegaron, JiMin arrinconó al contrario contra la pared y reanudo el movimiento, frotando sus miembros de forma lenta mientras que Yoongi enredó sus brazos alrededor del cuello de JiMin para seguir besándolo.

Sus ritmos cardiacos estaban tan acelerados que sentían retumbar sus corazones en sus oídos.

Gimiendo y jadeando en la boca del otro sentían que pronto llegarían a su clímax, sus ropas estorbaban, pero era mejor así porque de lo contrario JiMin no podría controlar sus ganas de hacer suyo a Yoongi, de hacerle el amor durante mucho tiempo y besar cada parte de su cuerpo. Realmente lo deseaba pero, por ahora esto era suficiente. Además, él mismo se había prometido que no tendría sexo con Yoongi hasta que este aceptase tener una relación formal con él.

―¡Ah!― Ambos soltaron jadeos en medio de los apasionados besos sintiendo que los dedos de sus pies se curvaban y a los pocos segundos se corrieron cerrando sus ojos por el placer, Yoongi apretando el polo que JiMin se había puesto y JiMin enterrando su rostro en el cuello de Yoongi. Ambos siendo golpeados por los espasmos del orgasmo.

JiMin no podía creer que se había corrido solo frotándose, pero realmente lo había disfrutado y estaba seguro que eso solo fue posible porque era Yoongi, su príncipe Alfita, con quién lo estaba haciendo.

Con su pecho subiendo y bajando, JiMin tomó los labios de Yoongi en un dulce beso. ―Eres mi jodida adicción, príncipe. Mi maldita perdición.

―¿Eso es malo?

JiMin lo miró, sus ojos brillantes y centelleantes de puro amor y deseo. ―Es bueno, muy bueno.

Yoongi sonrió al escucharlo e iba a besarlo de nuevo cuando escuchó el sonido de la puerta ser abierta.

Ambos se miraron unos segundos.

―Creo que tu prima ya llegó.

―Quédate aquí, no salgas por nada del mundo.― Le advirtió Yoongi apartándose de él para entrar al cuarto de baño y cambiarse tanto de pantalón como de ropa interior.

―Entendido.

―Y no hagas ruido.― Mencionó desde el baño antes de salir. ―Y cambiate de pantalón mientras tanto.― Dijo por último, antes de salir de su habitación e ir hasta la sala donde, efectivamente, estaba su prima.

―Oh, creí que estabas durmiendo.― Fue lo primero que dijo Jennie al verlo.

―Como puedes ver estoy despierto. ¿Qué haces aquí?

―Dije que te traería unos DVD'S.― Respondió la Omega mostrándole dos discos de vídeo.

―Y yo te dije que no los quería.― Mencionó Yoongi cruzándose de brazos.

―Sabía que te gustarían.― Dijo poniendo ambos DVD'S en la pequeña repisa que colgaba en la pared a un lado de la TV.

Yoongi rodó los ojos. ―Como sea, ya me los diste ahora vete. Quiero dormir.

―¿Me estás botando?

―¿Tú que crees?

―Y así quieres ser mi primo favorito...― Murmuró antes de notar cierto detalle. ―¿Hay alguién más en la casa?

Yoongi pasó saliva nervioso y miró hacia otro lado. ―No, ¿por qué preguntas?

―Que raro...― La Omega olfateaba el aire como si buscase encontrar algo. ―Puedo sentir un aroma diferente al tuyo. ¿Acaso te has puesto perfume o es que ahora usas velas aromáticas?

―Sí, eso. Eso debe ser.

―Pero aún así, es muy fuerte como para ser solo una fragancia... ¿No será que estás ocultando a alguién?

―No, no― Yoongi se acercó a su prima para sujetarla de los hombros y empujarla levemente hacia la salida. ―Ya deja de hacer preguntas y vuelve a tu casa, te dije que quiero dormir.

―Estás muy raro... Tengo razón, ¿no? Estás ocultando a alguién, ¿verdad?― Jennie sonrió pícara. ―Que bien guardadito te lo tenías, primo.

―Te dije que no era eso.― Decía mientras la empujaba hacia la puerta. ―Ahora adiós.

―Bien, bien. Me voy.― Jennie caminó los pocos pasos que faltaban hasta la puerta donde se detuvo un momento para voltear a ver a Yoongi. ―Te dejo para que puedas "dormir"― Fue lo último que dijo antes de salir y cerrar la puerta.

―Diosa luna...― Murmuró Yoongi dejándose caer en el sofá soltando un suspiro.

―Tu prima es muy perspicaz.― La voz de JiMin detrás suyo le hizo girar la cabeza para verlo y asentir.

―Sí que lo es.

―¿Estás bien?― Preguntó JiMin tomando asiento a su lado.

―Si tener el corazón latiendo a mil es no estar bien entonces no lo estoy.― Respondió el Alfa pelinegro recostando su cabeza sobre el hombro de JiMin, cerrando sus ojos. ―Nunca antes había estado en una situación así.

―Bueno, ya llegué yo para llenar tu vida de mucho amor, adrenalina y emoción.― JiMin dejó un beso sobre el cabello de su príncipe Alfita sacándole una sonrisa a Yoongi.


Mis fairys, lamento no haberles traído el capítulo el día de ayer pero tuve un par de inconvenientes.

De todas formas, aquí les dejo el cap el cual espero que hayan disfrutado y les haya gustado.

Lxs quierx muchx♡.

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