
[ ✦VEINTICUATRO✦ ]
―¿Enserio? ¿Esto es todo lo que tienes?― Preguntó JiMin mientrás miraba el interior de la nevera. Solo habían comidas rápidas que no eran muy nutritivas, un par de bebidas alcohólicas y también algunas frutas como manzanas, uvas y muchas mandarinas. ―Necesitas comer más saludable...― Murmuró cerrando la nevera.
―Con eso me es suficiente para mantenerme con vida.― Habló Yoongi, recostando en el marco de la entrada de la cocina, observando como JiMin inspeccionaba el lugar.
―Pero no es nutritivo.― Le recordó JiMin. ―Estudias para ser doctor, deberías saber eso mejor que nadie.
―Dicen que los que estudian para ser doctor son lo que más necesitan uno.― Dijo Yoongi simplemente encogiéndose de hombros.
―Bien, como sea, necesitas alimentos que sean saludables así que vamos al supermercado. Tenemos que ordenar esto y mejorar tu alimentación.― JiMin se dio la vuelta para luego caminar hasta donde estaba su príncipe Alfita. ―A partir de hoy me aseguraré de que consumas alimentos saludables.― Dijo cuando llegó junto a Yoongi quedando al frente suyo.
―Te recuerdo que esta es mi casa.
―Y yo te recuerdo que dentro de poco te convertirás en doctor por lo que necesitas cuidar mejor de ti mismo, de tu salud.
―Eres realmente...― Yoongi negó con la cabeza, sonriendo levemente, sin terminar su oración. ―Bien, bien.― Aceptó finalmente. ―Tú ganas.
La conversación terminó ahí y un rato después, ambos se encontraban en el supermercado siendo JiMin el que empujaba el carrito y lideraba las compras.
―Oye, ¡esto es demasiado!― Se quejó el Alfa pelinegro.
JiMin iba unos pasos adelante suyo poniendo todo lo que le llamaba la atención al carrito que ahora se encontraba casí lleno.
―A mi parece poco.― Pronunció JiMin metiendo más cosas en el carrito.
―Ricos...― Murmuró Yoongi. ―Enserio, con esto es suficiente. Ya no pongas más cosas.
―Solo esos filetes de ahí.
―No.
―Ese yogurt...
―No.
―Esos chocolates.
―Solo esos, nada más.
―De acuerdo. Chocolates y nada más.― Aceptó JiMin resignado. Si fuera por él le compraría toda la tienda pero si Yoongi decía que no necesitaba más aparte de lo que ya se encontraba en el carrito de compras y los chocolates entonces no le quedaba otras más que aceptar sus deseos.
―Nada más, ¿eh?― Le advirtió Yoongi.
―Sí, ya entendí.― JiMin agarró una caja de chocolates y la puso al carrito. ―Ahora vamos a pagar.― Dijo antes de ir hacia la caja.
Park no tenía mucho dinero en efectivo en ese momento pero al menos tenía sus tarjetas por lo que terminó pagando con una.
―Que suerte tienes de haber nacido rico, ya quisiera yo tener aunque sea una de esas tarjetas. Mi vida sería mucho más fácil si tuviera una.― Dijo Yoongi mientras salían del supermercado.
―Puedo darte una.
―No gracias, no quiero que tu familia me acuse de hacerte desperdiciar bastante dinero.
―No lo estoy desperdiciando, si es para ti no puede considerarse un desperdicio.
Tan despreocupado como siempre. Pensó el Alfa pelinegro.
―Como sea. Ah, ahí viene un taxi.― Dijo Yoongi deteniendo uno.
Subieron todas las cosas al vehículo antes de subir ellos y regresar al departamento de Yoongi donde ordenaron todo, casí llenando el refrigerador y dejando otras cosas en las repisas de la cocina.
Una vez terminaron todo, Yoongi tomó asiento en el sofá más grande de la sala de star junto a JiMin, encendiendo la TV para ver una de las carreras de motocicletas que estaban siendo transmitidas.
―Ya que estamos viendo esto, ¿cuándo será la carrera en la que participarás?
―En menos de dos semanas.
―¿Puedo ir a verte?
―Necesitas un pase para poder entrar y no he conseguido uno para ti.
―¿Entonces no puedo ir?― JiMin hizo un puchero.
―Puedes entrar a ver si vas junto a mí. Yo tengo pase libre para entrar y si vas como mi acompañante entonces podrás entrar sin problemas.― Explicó.
―¡Genial!― Festejó feliz. ―Entonces vamos juntos ese día.
―Sí, ahora déjame mirar.
―Okay.― Fue lo que dijo sin embargo no pudo mantenerse en silencio por mucho tiempo. ―¿Sabes?― Murmuró JiMin después de un rato mientras sacaba una barra de chocolate de su bolsillo.
―¿Uhm?― Yoongi sin apartar sus ojos de la TV hizo un sonido indicándole que lo estaba escuchando.
JiMin sonrió de forma inconsciente ante esto. Yoongi se veía realmente lindo cuando se concentraba en algo.
―Podría pasar un día entero contigo sin hacer nada y créeme que sería el mejor día para mí.― JiMin habló antes de acercar la mano de su príncipe Alfita a sus labios para dejar un pequeño beso en el dorso de esta.
Yoongi al sentir esto desvió su atención de la TV para dirigirla hacia JiMin quién lo miró directamente a los ojos.
―¿Sabes por qué?― Preguntó esta vez acercándose más al pelinegro, hablando cerca de su oído con una voz más profunda y rodeando su delgada cintura con sus brazos. Atrayéndolo más hacia él. ―Porque estar junto a ti... es lo único que quiero y necesito para ser feliz. Todo lo que me provoca tu presencia y compañía es algo que no se puede comparar con nada en el mundo.― Confesó con el corazón acelerado porque incluso estando juntos no había momento en que su corazón no palpitará con fuerza. Era una prueba de que su amor por Yoongi solo se hacía más fuerte cada día.
Yoongi recostó su cabeza en el pecho de su Alfa rubio y no pudo evitar sonreír luego de escucharlo pero intentó no demostrarlo. ―Deja de ser tan cursi.
―¿Por qué? ¿Te pones tímido cuando lo soy?― Preguntó sonriendo con diversión.
―...Talvez.― Murmuró el Alfa pelinegro en voz baja justo cuando la transmisión de la carrera terminó.
―Lindo.― Mencionó JiMin besando la frente de Yoongi. ―Ya deberías haberte acostumbrado. Soy un Alfa extremadamente cursi.
―Bésame.
―¿Eh?― Murmuró JiMin creyendo haber escuchando mal. ―¿Podrías repetir lo que dijiste?― Si realmente había escuchado bien entonces quería escuchar esa misma palabra de sus labios otra vez.
―No voy a repetirlo.
―Por favor.
―No.
―Por favor, quiero escucharte otra vez.
―No.
―Por favor.
Yoongi hizo un pequeño puchero de forma inconsciente. ―...Bésame.― Al final, terminó diciéndolo de nuevo.
―Con mucho gusto.― JiMin acercó sus labios a los del contrario dando inicio a un dulce beso que fue aumentando de intensidad con el pasar de los segundos. Pronto su lengua invadió la cavidad bucal del Alfa pelinegro para terminar jugueteando con la lengua del contrario en una pequeña batalla que ninguno quería perder.
━━━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━━━
La noche ya se aproximaba, los rayos del sol eran débiles y cálidos dando un contraste agrable al interior del departamento.
Las horas pasaban realmente rápido cuando ambos estaban juntos, era como si estuviera celoso de ellos, pero se las tendría que aguantar porque JiMin no pensaba alejarse de su príncipe Alfita jamás.
―¿Qué te gustaría cenar?― Preguntó el Alfa rubio cuando llegaron a la cocina.
―¿Cocinarás tú?
―Por supuesto, hace un tiempo prometí que cocinaría para ti, ¿recuerdas?― Mencionó haciendo alusión a la primera salida que tuvieron juntos. Aunque no iba a preparar ese plato porque no contaba con todos los ingredientes necesarios en este momento y si compraba algo más, Yoongi podría enojarse con él y JiMin no quería eso.
―Oh, cierto. Lo había olvidado.
―Lo suponía.― Dijo JiMin sonriendo mientras agarraba los ingredientes que necesitaría para luego colocarlos en la mesa. ―De igual forma, quiero prepararte la cena.― Le informó. ―¿Me dejarás hacerlo?
Yoongi miró de pies a cabeza a su Alfa rubio que se encontraba analizando detenidamente los alimentos, asegurándose de que todos estuvieran en perfecto estado y, para ser sinceros, JiMin se veía bien mientras hacía eso.
Extrañamente bien.
Yoongi nunca pensó que un Alfa podía verse tan bien mientras hiciera algo relacionado a la cocina pero JiMin rompía y superaba las creencias que tenía sobre los Alfas.
Park JiMin, su encantador Alfa rubio, sabía como verse bien haciendo cualquier cosa e incluso sin hacer nada seguía viéndose increíblemente atractivo.
No es momento de pensar en eso. Se dijo Yoongi a sí mismo haciendo a un lado esos pensamientos para luego darle una respuesta a JiMin.
―Si tú quieres hacerlo, ¿quién soy yo para detenerte?― Respondió el Alfa pelinegro encogiéndose de hombros. ―Además, incluso si te digo que no lo hagas, al final terminarás haciéndolo.
JiMin se mordió el labio inferior al escuchar sus palabras. Sabía que Yoongi estaba hablando sobre la comida pero su mente no podía evitar encontrarle otro significado a sus últimas palabras.
Está hablando de la comida, no seas malpensado. Se decía el Alfa rubio a sí mismo intentando eliminar los pensamientos nada decentes que llegaron a su mente.
Se carraspeó lo garganta y volvió a hablar. ―Tienes razón, si quiero hacer algo lo haré de una u otra forma.
―¿Por qué siento que ya no hablamos de la comida?
―Por que la comida de la que hablo no la puedo comer todavía...― Murmuró JiMin entre dientes con un ligero sonrojo que intentó ocultar. ―Por supuesto que hablo de la comida.― Mencionó aclarando su voz.
―¿Y que vas a preparar?― Interrogó el Alfa pelinegro con curiosidad.
―Lo descubrirás cuando este listo.
―¿No me puedes dar aunque sea una pista?
―Solo espera un poco, no tardaré mucho.
―Bien.― Aceptó entonces Yoongi. Tenía curiosidad pero, que más daba, lo descubriría después.
No pasaron ni diez minutos cuando Yoongi volvió a preguntarle a su Alfa rubio que era lo que iba a preparar. Bueno, no podían culparlo, era de familia ser curiosos.
―¿Siempre fuiste tan curioso?― Preguntó JiMin con una sonrisa de medio lado mientras cortaba un par de cebollas.
―Supongo― Yoongi se encogió de hombros mientras observaba con curiosidad y asombro a su Alfa rubio. Parecía un experto. Los cortes que aplicaba eran perfectos, precisos y elegantes. Él en cambio, no podía hacerlo de esa forma, cada vez que cortaba algún vegetal u otro ingrediente, siempre le salía todo disparejo.
JiMin dejó escuchar una pequeña risita. ―Eres adorable.― Dijo con una voz dulce antes de terminar de cortar la última cebolla. Se lavó las manos y volvió hacia donde estaba Yoongi, su príncipe Alfita. ―Tengo un chico bastante curioso.― Murmuró tomando su mano y depositando un beso en sus labios. ―Pero me gusta. Es parte de tu encanto.― Otro beso fue dejado en los labios de Yoongi siendo gustosamente correspondido por este.
―Lo sé.― Orgulloso respondió Yoongi en medio del beso. Sus labios aún rozando los de JiMin, su Alfa.
―Lo sabes pero, aunque me encantaría seguir besándote, debo detenerme si quiero terminar de preparar la cena.― Mencionó JiMin soltando la mano de Yoongi no sin antes dejar un pequeño beso en el dorso de esta. ―Así que, no juegues con mi autocontrol, cariño. Soy humano y un Alfa también, no una piedra que no se excita que vez que estás cerca.
―Pero si no hice nada.― Se defendió Yoongi fingiendo un tono inocente.
―Tu sola presencia me vuelve loco, en el buen sentido.― Confesó Park, mirándolo con total adoración y deseo, completamente hipnotizado y hechizado por él.
Yoongi sonrió con diversión y mordió su labio. ―Lo sé. Pero dado que te desconcentro, tendré que esperar en la sala hasta que termines de cocinar.― Dijo escapando con una sonrisa dejando a un JiMin con ganas de besarlo y hacerle el amor hasta el cansancio.
Yoongi parecía disfrutar de jugar con su cordura y autocontrol.
Casí una hora después, la comida ya estaba lista, desprendiendo un aroma demasiado exquisito y delicioso que a haría babear a cualquiera que pasase cerca, preparado con amor exclusivamente para que Yoongi pudiera disfrutarla adecuadamente y sus esfuerzos no fueron en vano.
―La comida estuvo deliciosa.― Mencionó Yoongi al terminar de comer, dejando el plato a un lado.
Park sonrió complacido por sus palabras. ―Me alegro de que te haya gustado.
―Ni que lo digas, estuvo buenísimo. Eres realmente un experto en la cocina.
―Gracias pero, comparado con los chefs profesionales, aún me falta mucho por aprender.
―Lo digo enserio y, no importan los chefs profesionales, para mí, tú ya eres un experto. Y no acepto contradicciones.― Dejó Yoongi en claro.
JiMin sonrió nuevamente, tomando los platos vacíos para llevarlos al lavaplatos no sin antes dejarle un beso en los labios a su príncipe Alfita. ―Gracias por eso.― Murmuró al separarse de él. Nunca se cansaría de estar a su lado, de tenerlo junto a él y poder besarlo sin descanso.
Yoongi era su salvavidas, su paraíso y su ancla, y sin él, JiMin estaba seguro que su mundo no sería otro más que el infierno mismo. Lo amaba a niveles bastante fuertes, inimaginables e inalcanzables para otros. Yoongi era el único dueño de su vida y corazón por lo que JiMin haría y daría todo por él, de eso no tenía ninguna duda.
―No tienes que hacer esto, ya lavaste los platos en el almuerzo así que esos ya los lavo yo.― Mencionó Yoongi cuando JiMin llegó hasta el lavaplatos siendo seguido por él.
―Pero quiero hacerlo.
―JiMin...
―Solo por hoy... déjate consentir.― Pidió con ojitos de cachorro. ―Además, no es mucho así que terminaré rápido.
Yoongi entrecerró los ojos negando con la cabeza. Joder, no podía negarle nada cuando lo miraba así.
―Bien, solo por hoy lo harás pero yo los secaré. Me siento mal viéndote hacer todo tú solo mientras que yo no hago nada.
JiMin no pudo evitar sonreír. ―Bien, yo los lavo y tú los secas.― Aceptó.
Yoongi se acercó hasta JiMin que secaba sus manos. Iba a tomar uno de los platos limpios, pero JiMin alcanzó su mano antes, comenzando a doblar con cuidado el borde de sus prendas. Realizó lo mismo con su otra mano, despejando sus manos para el trabajo. JiMin aún sostenía una de sus manos, acariciándola con su pulgar con una suavidad que Yoongi sintió muy agradable.
―Voy a secar los platos, no era necesario...
―Me gustaría evitar cualquier accidente― Dijo JiMin, sin levantar la mirada de sus manos. ―Tienes unas manos preciosas, príncipe. También son suaves y me gustan mucho por lo que no quiero dejar que nada malo les suceda. Por supuesto, a ti tampoco. Quiero que todo tú esté completamente bien.
―Oh, vamos, ¿qué me puede pasar mientras seco los platos?
―Se te podría caer uno y podrías llegar a cortarte.
―Paranoico.― Murmuró Yoongi, ni siquiera él se preocupaba tanto por sí mismo pero si JiMin lo hacía, ¿quién era él para impedírselo? ―Está bien, tendre cuidado entonces.
Mientras se encargaban de hacer las cosas, JiMin miraba de reojo a Yoongi sin dejar de lavar los platos apreciándolo y admirándolo. Sus facciones eran suaves pero marcadas de masculinidad que resultaba atrayente en todos los sentidos.
¡Era jodidamente guapo!
JiMin podía pasar una eternidad viéndolo y jamás se cansaría de hacerlo.
━━━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━━━
JiMin caminó hacia la puerta. ―Te veo mañana entonces.
―Espera― Yoongi caminó hacia él. ―En lugar de gastar tu dinero usando el transporte público, ¿no sería mejor si te llevo yo hasta tu casa? Además, es tarde y puede ser peligroso. No quiero que me culpen si te pasa algo de camino para allá.
JiMin se sintió demasiado feliz de que su príncipe Alfita se preocupase por él, por lo que no pudo evitar sonreír.
―Si tú quieres llevarme, ¿quién soy yo para negarme?
Un rato más tarde, la motocicleta del Alfa pelinegro se estacionó fuera de la casa de JiMin.
―Gracias por traerme.― Habló el Alfa rubio una vez que se bajó de la motocicleta, sintiendo un vacío en sus brazos ahora que ya no podía seguir abrazando la cintura de Yoongi.
―No es nad- ¡Ah!― Se sobresaltó cuando JiMin lo sujetó de la cintura y lo levantó de la motocicleta. ―¡Oye! ¡Pensé que iba a caerme!― Se quejó Yoongi aferrándose al cuello del Alfa rubio como un Koala.
―Jamás te dejaría caer.
―Como sea, ¡bájame ya!― Pidió Yoongi. Sus pies no lograban tocar el suelo y tenía miedo de caerse.
JiMin no pudo evitar reír divertido por la reacción tan adorable de su príncipe Alfita.
Era... ¡Demasiado lindo!
―Está bien― Dijo bajándolo un poco hasta que los pies del contrario llegaran a tocar el suelo pero, no lo soltó todavía.
―¡Avisame cuando hagas algo así! Realmente pensé que me iba a caer.― Mencionó Yoongi, con la voz ligeramente nerviosa, sin intentar soltarse del agarre de su Alfa rubio.
―No sabía que te asustarías así, lo siento.― Se diculpó el JiMin. ―Perdoname por ser tan impulsivo, prometo que no volveré a hacer algo así jamás a menos que tú me lo permitas. No te enojes conmigo, ¿sí?
―No estoy enojado...
―Lo siento.― Volvió a decir abrazándolo con fuerza y dejándole un par de besos en la mejilla.
Unos minutos después, Yoongi cortó el abrazo y se soltó del agarre de JiMin.
―Yo... me tengo que ir.― Informó dándose la vuelta para subir a su motocicleta.
JiMin lo detuvo sujetándole la mano. Yoongi volteó a verlo. ―Envíame un mensaje cuando llegues a tu casa.― Pidió el Alfa rubio. ―Quiero dormir tranquilo sabiendo que estás bien.
―Bien. Te enviaré un mensaje apenas llegue.― Respondió el Alfa pelinegro.
Luego de escuchar su respuesta, JiMin soltó la mano de Yoongi no sin antes darle un dulce beso en los labios como despedida. ―Estaré esperando tu mensaje.
―Sí, sí.― Habló Yoongi mientras se colocaba el casco. ―Nos vemos mañana.― Dijo antes de subir en la motocicleta recibiendo un asentimiento por parte de JiMin.
Yoongi le dio una última mirada a su Alfa rubio y encendió la motocicleta poniéndola en marcha para regresar a su casa.
JiMin por su lado, ingresó a su casa y fue directo a su habitación con una gran sonrisa en el rostro. Ni bien llegó se dejó caer en su cama y no se durmió hasta que recibió un mensaje de su príncipe.
Príncipe Alfita
Ya llegué a casa.
Duerme de una vez.
No quiero que me culpen si
para mañana resultas con
ojeras.
23:05
Una sonrisa se formó en sus labios al leer sus mensajes y de esa misma forma le respondió.
JiMin
Como digas, cariño.
Ahora mismo voy a dormir
solo para soñar contigo.
Y no te preocupes, nadie va a
culparte por quitarme el sueño.
23:06
Príncipe Alfita
Duerme ya.
23:07
Una pequeña risita escapó de sus labios de solo imaginar la expresión que tendría Yoongi ahora mismo.
JiMin
Okay.
Duerme tú también.
Ten dulces sueños
y si es posible sueña conmigo.
Buenas noches.
23:08
Príncipe Alfita
Buenas noches.
23:09
Fue lo último que escribió Yoongi antes de desconectarse.
JiMin sin perder la sonrisa de su rostro dejó el celular en la mesita de noche y se dispuso ahora sí a dormir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro